Creas o no en los fantasmas, adentrarse en una casa habitada por un ente paranormal es una idea de locos. Lo cual, por otro lado, no impide que el propio concepto de Phasmophobia y el modo en el que el propio juego nos convierte en cazafantasmas sea una verdadera genialidad.
Porque el horror en los videojuegos se manifiesta a través de multitud de formas, pero descubrirlas puede llegar a ser más terrorífico que enfrentarnos a ellas. A fin de cuentas, el juego de Kinetic Games no solo busca que nos adentremos en lo desconocido: su mayor hito es la manera con la que debemos interactuar con lo que está más allá de la propia vida.
En un año extraño, en el que las grandes ideas están teniendo su oportunidad de brillar con luz propia, Kinetic Games ha logrado una experiencia de juego capaz de ponerte los pelos de punta desde la primera partida o su tutorial, hacerte sentir cierta angustia y, poquito a poco, elevar la tensión hasta el sobresalto. y eso que -como juego- está muy verde. ¡Verde espectral!
Sobre el papel, la propuesta jugable es terriblemente simple: Phasmophobia es una experiencia de terror cooperativo para cuatro jugadores en la que, en esencia, deberemos adentrarnos en una casa o unas instalaciones, observar y escuchar lo que está pasando, hacer unos cuantos experimentos y, una vez reunidas las pruebas suficientes, abandonar el edificio. ¿Eso es todo?
La teoría es simple, pero la práctica supone el verdadero desafío. Armados básicamente con linternas, libretas y cámaras de fotos, deberemos exponernos a una presencia con el fin de descubrir su naturaleza. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Si bien se puede decir que los sobresaltos forman parte del juego, lo verdaderamente aterrador se manifiesta cuando perdemos la cordura. Literalmente.
Dicho de otro modo, la verdadera esencia de Phasmophobia reside en tres pilares:
- Se trata de un proceso de investigación en equipo que nos expone completamente a lo desconocido, de modo que cada fantasma actúa con lo que podemos considerar una identidad generada al inicio de la partida. Algunos serán tímidos y otros... Todo lo contrario.
- Por otro lado, al tratarse de un juego cooperativo, la manera de adentrarnos como grupo y a nivel individual en la atmósfera de cada edificio y el modo en el que cada jugador reacciona a las manifestaciones, las sutiles y las más explícitas, acaba asentando el tono de cada investigación.
- Finalmente, existe un elemento esencial en Phasmophobia: el tiempo. Mientras más tardemos en reunir las pistas o entender qué está pasando, estaremos expuestos a más manifestaciones y actividad paranormal. Es decir, es entonces cuando a los jugadores le entran los agobios.
Llegado el momento, el fantasma se manifestará de manera corpórea, y eso solo significa que, literalmente, habremos perdido la Cordura. Y que nuestra vida está en juego.
El caso de Jennifer García, el fantasma de la calle Tanglewood
Es de noche y está lloviendo. De pronto, la oscuridad solemne se ve interrumpida por un potente relámpago que ilumina un barrio residencial. Más allá del sonido de la tormenta no se escucha un alma. Al menos, de momento.
A las afueras de una pequeña casa ubicada en la calle Tanglewood, tres investigadores repasan su plan de acción. Yo soy el cuarto, y de todos los extraños objetos y cachivaches que llevo en lo alto solo hay uno que no me inquieta: la linterna.
Según se puede leer en la pizarra, el fantasma responde al nombre de Jennifer García. Desafortunadamente, según la información facilitada, al llamarlo por su nombre responderá de manera violenta. Deberemos tenerlo en cuenta si no conseguimos avanzar en nuestra investigación durante los primeros cinco minutos.
La casa cuenta con una única planta, un garaje y un sótano. Entre los cuatro no deberíamos tardar demasiado en encontrar, al menos, un indicio. En casos similares hemos encontrado una tabla de Ouija, con lo que siempre podemos arriesgarnos y usarla. Lo cual no significa que me haya terminado de acostumbrar a ver cómo la lente se mueve sola.
Además de averiguar a qué tipo de entidad paranormal nos enfrentamos, se nos dan tres objetivos extra, incluyendo limpiar el aura usando Varillas de incienso y que al menos uno de nosotros sea testigo de un evento paranormal. Algo me dice que el último de los tres será el más sencillo.
Salimos del camión, cogemos las llaves de la casa y nos desplegamos por ella. Localizamos el cuadro de electricidad, por si Jennifer decide apagar las luces, y -tal y como me veía venir- justo al lado de las lavadoras hay una Ouija. Pasados tres minutos no hemos encontrado nada, así que toca usarla.
Usando el micrófono, hago la primera pregunta. ¿Hay alguien ahí? Acto seguido, una puerta se cierra dando un portazo. Nos ponemos nerviosos, sí, pero no habíamos logrado nada. Es el momento de provocarla y digo con mermada determinación al micrófono: Jennifer García, ¿dónde estás? La lente sobre la tabla se mueve sola y me revela que está en la misma habitación donde me encuentro yo.
Tras comunicárselo al resto del equipo, dejo un libro y un lápiz sobre las lavadoras: Jennifer no tarda en hacer uso de ellos y los garabatea. Ya tenemos una de las pruebas. Solo necesitamos otras dos, y yo en esa habitación ya no quiero pasar otro minuto más. Entonces, empiezo a escuchar ruidos.
Rápidamente, empezamos a esparcir incienso por el suelo. No solo por el objetivo, sino porque eso, en teoría, frenará al espíritu.
Una compañera grita eureka: ha encontrado unas huellas dactilares. Acto seguido, salimos los dos corriendo hacia el camión: hemos estado muy expuestos y en cualquier momento se nos va a manifestar.
Mis otros dos compañeros no han tenido tanta suerte. Jennifer está enfadada y comienza a tomar forma. Su aspecto corpóreo ya deambula con cierta libertad por la casa. Uno de ellos se esconde como puede en el interior de un armario. El otro, no sobrevivió a la experiencia.
Desde el PC que hay en el camión, y usando remotamente la cámara que dejamos sobre uno de los muebles, vemos a nuestro compañero. El medidor de EMF que lleva en la mano ha alcanzado el grado cinco, lo que significa que hemos resuelto el misterio de Jennifer García, pero todavía no hemos logrado escapar de la pesadilla.
Juntando las pruebas podemos deducir que se trata de un Revenant, de modo que si pasamos desapercibidos tendremos una oportunidad. Salgo del camión y entro de nuevo en la casa intentando encender las luces. Gran error: el Revenant saboteó el cuadro de electricidad.
Por suerte, bajé del camión con una linterna extra para mi compañero. Consigo pasársela y nos dirigimos a la entrada y de ahí al camión, cerrando la puerta entre gritos y emociones. Corremos como si fuésemos dos chiquillos que acaban de tocar el timbre de un vecino. El motor del vehículo se enciende y volvemos a casa. Tres de nosotros sobrevivimos.
Más allá de la pantalla de nuestro PC, los cuatro tenemos la misma reacción: queremos jugar de nuevo.
Phasmophobia: Expediente Warren para cuatro en clave de realidad Virtual
Phasmophobia en un juego de terror y supervivencia en primera persona, pero también una especie de simulador de fenómenos paranormales. Un particular ticket hacia el inquietante mundo de los seres y demonios que se manifiestan en el mundo de los vivos y que podemos ver en sagas como The Conjuring. Una experiencia de miedo bastante lograda, todo sea dicho.
El modo en el que cada fantasma se manifiesta en la partida y la truculenta ambientación de cada una de las siete localizaciones le dan el toque creíble a la experiencia. Y lo mejor es que el título también está pensado para jugarse a través de los sistemas de realidad virtual.
La clave del incuestionable éxito de Phasmophobia no reside únicamente en cómo Kinetic Games consigue que cada jugador se sumerja en su propia experiencia, sino en su manera de generar la identidad de cada fantasma, de modo que por muchas partidas que llevemos por delante no sabemos cómo va a reaccionar o a qué nos estamos enfrentando realmente.
En la versión Early Access de Phasmophobia hay más de una decena de tipos de fantasmas y una cantidad indeterminada de variantes en cuestión de comportamientos. Lógicamente, Kinetic Games sabe cómo darle café a los muy cafeteros con dos grados de dificultad más altos que, por cierto, están mejor recompensados. Y ahí es cuando se manifiesta el sistema de progresos.
Cada caso y cada acción lograda se traduce en una cantidad de dinero. Si resolvemos objetivos extra, conseguimos pruebas y hacemos fotos de fenómenos extraordinarios recibiremos una bonificación económica. Y eso se traduce en la posibilidad de poder adquirir mejores herramientas para nuestro siguiente caso.
No todo el sistema de progresión se basa en la obtención de dinero, claro. también hay un sistema de niveles de jugador. Con todo, Phasmophobia ofrece a los cazafantasmas novatos un modo Entrenamiento con el que familiarizarse con las mecánicas por su cuenta y sin exponerse al límite de tiempo de cada partida.
Dicho lo cual, Phasmophobia se encuentra en fase de Early Access, y eso se nota. No solo porque es poco intuitivo, especialmente de cara a los recién llegados, sino porque a veces su control es demasiado tosco y, salvo que vayas guiado por alguien con más experiencia, para averiguar cómo sacarle el partido a cada herramienta necesitarás pasar por una fase de ensayo, acierto y error.
En lo técnico, por otro lado, tiene sus propias flaquezas y están muy marcadas. Si bien la ambientación está lograda, lo cierto es que los modelos de los personajes necesitan un severo empujón. El sistema de físicas podría mejorarse y el sistema en el que se gestiona la interfaz y el libro de pruebas nos lleva a los juegos de hace varias décadas.
Quizás lo anterior sea parte de la identidad del juego, pero es algo que se puede hacer mejor y, en cualquier caso, merece la pena estudiar maneras más acertadas de hacer que los jugadores se desenvuelvan. Aunque claro, siendo sinceros, llega un punto en el que desesperarse al usar una herramienta acaba formando parte de la propia experiencia.
La opinión de VidaExtra
Phasmophobia es toda una experiencia paranormal enfocada al multijugador. Como esas películas de terror que hacen que te tapes la cara - pero no puedes dejar a medias- te atrapa irremediablemente, haciéndote encadenar una partida tras otra. Y pese a que todavía le queda bastante para estar realmente pulido, es una de las incuestionables revelaciones de 2020.
Por delante, una hoja de ruta que incluye más mapas y contenidos. Pero también la promesa de que se pulirá la experiencia jugable. De hecho, el primer parche post-Halloween afianza la jugabilidad en realidad virtual o la manera de gestionar nuestro inventario.
El juego de Kinetic Games no es la experiencia de terror definitiva, pese a que es capaz de despertar verdaderos sobresaltos. Pero logra invitarnos a vivir y experimentar con los sucesos paranormales, y con nota. Uno de esos juegos que se disfrutan entre amigos, pero que también resultan todo un espectáculo siendo simplemente un espectador más.
Pese a que no lo verás escrito, Phasmophobia es esa clase de título que pide ser jugado con la luz apagada y entre amigos. Capaz de levantar de la silla a los que no creen en los fantasmas, y dejar petrificados al resto. Y, sobre todo, una fuente inagotable de malos ratos, emociones y anécdotas.
Por lo pronto, su promesa principal, que es la experiencia de compartir investigaciones paranormales entre amigos y desconocidos, ya la ha cumplido. Ahora solo toca pulir la fórmula de cara a la versión final.
Seguiremos de cerca la evolución de este juego, aunque eso nos cueste más de un disgusto. A fin de cuentas, en el momento en el que nos subimos al camión de Phasmophobia ya sabíamos a lo que veníamos.
Phasmophobia
Plataformas | PC |
---|---|
Multijugador | Sí |
Desarrollador | Kinetic Games |
Compañía | Kinetic Games |
Lanzamiento | 18 de septiembre de 2020 (Early Access) |
Precio | 11,59 euros |
Lo mejor
- Sustos y tensión asegurados
- La acertadísima atmósfera de cada escenario
- Su manera de aprovechar la experiencia multijugador
Lo peor
- Técnicamente, su Early Access está muy verde
- Poco intuitivo al inicio y algo tosco en los controles
- Hay una diferencia abismal entre jugar con amigos y con desconocidos
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