Análisis de Pentiment, la macanuda obra de arte que me ha llevado las manos a la cabeza y ficha como lo mejor de 2022

"El arte imita a la muerte". Una de las frases sobre la que Pentiment construye su historia y un enunciado que ha permitido a Obsidian dar forma a uno de sus proyectos más revolucionarios. No tanto por la propuesta en sí, sino por comprobar cómo los creadores de Fallout: New Vegas, Grounded y el futuro Avowed demuestran una vez más su capacidad multidisciplinar.

Esta vez nos meten de lleno en una clase de historia, pero no para aburrir dando la chapa. No, aquí aprenderemos sin darnos cuenta, investigaremos con ahínco y descubriremos que lo que puede suceder en un minúsculo pueblo de los Alpes bávaros es un cuento que debe ser contado.

Bienvenido, maestro Maler

Principios del siglo XVI. El Sacro Imperio Romano Germánico domina buena parte de Europa central bajo las consignas del Antiguo Régimen. Los campesinos labran la tierra, los panaderos sacan la faena diaria, los herreros forjan nuevas herramientas y la Iglesia siempre observa desde lo alto para que los impuestos lleguen a donde deben: su bolsillo.

Una tónica que dominó el Viejo Continente durante siglos, pero en Pentiment se nos coloca en un momento clave de la historia de la humanidad con la invención de la imprenta. El amigo Johannes Gutemberg se la sacó de la manga para facilitar la difusión de obras de todo tipo, aunque la impresión a mano perdura en estos tiempos.

Es ahí donde entra en juego nuestro protagonista, Andreas Maler, un joven artista que se traslada al minúsculo pueblo de Tassing para trabajar en el monasterio de Keirsau. Una época compleja en la que vivir de este oficio y mucho más lo será cuando Maler se vea envuelto en un asesinato que conmociona a todos los habitantes.

Este será el punto de partida para la acción, pues nuestra labor será descubrir quién es el que ha perpetrado tal fechoría. Eso sí, antes de nada debemos definir quién es exactamente Maler. Si bien hay una serie de hechos de su vida que son inalterables, Pentiment nos permite escoger algunos de sus trasfondos.

¿Somos expertos en naturaleza, teología o manualidades? ¿Es conveniente que nuestro pasado esté ligado a Venecia, a Salzburgo o que tengamos una capacidad de persuasión única? Cada una de estas características definirán a Maler y nos ofrecerán variantes a lo largo de las algo más de 15 horas de partida. Y es que nos tocará escoger multitud de líneas de diálogo y escoger otras tantas.

La historia que quiere contar Obsidian se alarga durante muchos años en Tassing y la gente se acuerda de todo lo que hayamos hecho. Las decisiones que tomemos tienen un impacto real, no solo en los acontecimientos más cercanos, sino en los que están por venir en el horizonte. Hay que estar atentos de antemano en todo momento, pues el juego no avisa de cuándo estamos ante una decisión crucial. Para no fastidiarla o para acertar de forma más sencilla, Pentiment nos echa un cable.

Y es que son unas cuantas decenas de personajes los que pueblan Tassing, cada uno hijo de su padre y de su madre, y con historias que no son baladí. Para ello, el título dispone de un glosario que, con un simple botón durante las conversaciones, nos muestra el rostro del personaje del que se está hablando.

De la misma forma sucede con referencias históricas o contextuales de la época que no seamos capaces de descifrar. Hay muchísimos términos de la Edad Media, así que se agradece que con un simple vistazo quede registro en el glosario de lo más importante. Y es gracias a esta herramienta donde absorbes una cantidad de información descomunal.

En serio, seguro que vosotros termináis echando un vistazo a algunos datos, instituciones o cargos a los que se hace referencia en Pentiment. La riqueza histórica que demuestra la obra es colosal, muy consciente de la época que nos muestra, y refleja que el trabajo de Obsidian ha sido colosal en este aspecto.

Además, veremos cómo los dilemas sociales se retuercen con los políticos, los religiosos con los económicos y cómo todo depende del punto de vista de cada uno. Muchas veces servirán como excusa para que la trama siga en marcha, pero ello no le exime de una calidad sobresaliente.

Un libro abierto

A lo que hay que dedicarle un capítulo es al apartado artístico. Dicho de forma simple, es una pasada. Pentiment es distinguible a kilómetros, único en su especie y todo gracias a nutrirse de lo mejor de su época. El equipo de Obsidian ha tomado como referencia Las Crónicas de Nuremberg para dar forma a todo el universo del juego.

Por tanto, nos encontramos con un título que parece un libro medieval con ilustraciones en movimiento. Kiersau, Tassing y cualquier rincón es realmente bonito, muestra una cantidad de detalle y cariño brutal. Lo mismo podemos decir de todas las personas que vemos en pantalla. Aunque los cuerpos de todos son en 2D, no se puede decir lo mismo de sus caras.

Y es que los rostros de los personajes se muestran en 3D, lo cual es un acierto absoluto. Esto permite ofrecer una variedad de emociones y expresividad realmente buena, lo cual se complementa con detalles sutiles, pero que son de los que demuestran que el esmero ha sido la clave para dar forma a Pentiment.

Por ejemplo, los personajes más ancianos y vinculados a la xilografía presentan un dibujo mucho más gastado, con puntos blancos que representan que el color desaparece de sus vidas. Al contrario sucede con los recién nacidos o los niños, los cuales muestran una viveza cromática potente.

Pero hay mucho más. En un guiño genial a esa competencia entre la imprenta y los impresores manuales, veremos que el texto de los primeros aparece impreso con las galeras y un poco menos marcado en los bocadillos. Al contrario, tenemos al resto que escuchamos el sonido de alguien escribiendo a pluma, viendo poco a poco cómo van apareciendo las letras en el bocadillo.

Ciertas palabras están representadas en colores distintos, ya sea el rojo para las vinculadas a la religión o las verdes al compromiso. Al menos es así cómo ve el mundo Andreas Maler, porque su cosmos interior es otro terreno a explorar y que tiene su importancia durante la aventura.

El ojo inquisidor

Una vez definidos los trazos principales de Pentiment, toca adentrarse en materia. Estamos ante un título narrativo, con una capacidad de ramificarse excelente, pero con matices. Bien es cierto que podemos escoger qué camino tomar en muchas ocasiones, pero no es menos cierto que el destino suele ser el mismo.

Un ejemplo de ello sucede al principio con la familia Gertner. Son los campesinos más humildes de Tassing, aunque eso no es obstáculo para mostrar una hospitalidad enorme hacia Maler acogiéndolo en su casa. Con todo, debemos pagar la estancia en su hogar y Clara, la matriarca, nos ruega por un adelanto de la cuota.

Esto implica que nosotros mismos debamos sugerirle al abad que afloje el bolsillo antes de tiempo, lo cual tiene sus riesgos para nuestra posición. Podemos decidir hacerlo o no y las consecuencias para los Gertner pueden ser unas u otras. En ese abanico de posibilidades navegamos, pero nada evitará que los Gertner sigan siendo pobres.

Y es que el verdadero eje a la hora de tomar decisiones se encuentra en los asesinatos. Hay varios, ya que la trama se alarga durante años, lo cual desemboca en que el tiempo no es misericordioso con nadie. Tassing cambia, la gente cambia, unos van, otros vienen y nada será lo mismo, excepto por la sombra del mal que siempre acecha.

En esa vorágine de situaciones tenemos enfados, traiciones, amor, esperanza y situaciones surrealistas. Más de una, dos y tres veces he dejado el mando de la Xbox encima de la mesa, me he llevado las manos a la cabeza y he reído sin parar. O frotado los ojos, absolutamente perplejo. La retahíla de escenarios que dibuja Pentiment es fenomenal y ninguno de ellos es imposible; remoto, pero plausible.

No será difícil toparse con unas cuantas. El juego bien sabe cómo crear obstáculos naturales para encauzar todo en una dirección o nos tienta continuamente con tramas bien apetitosas. Nunca queda claro qué es lo mejor que podemos hacer y hay que tenerlo bien claro, ya que el tiempo es limitado.

Andreas se maneja como un ser humano más de Tassing, con responsabilidades y necesidades que atender. Hay horarios que cumplir, como comer o cenar, y ello es una oportunidad única para conocer en mayor profundidad a los personajes. Las comidas son un punto de encuentro y conciliación, así que es importante saber con quién te sientas a la mesa para zampar uvas, almendras y queso.

A su vez hay espacio para pequeños minijuegos como jugar a las cartas, recoger madera en el bosque, acumular lana o resolver algún que otro acertijo. Siempre con la finalidad de conocer la verdad de lo que ha sucedido, para lo cual he sentido que en alguna ocasión me han llevado demasiado de la mano.

Entiendo la complejidad a la hora de crear un argumento e integrarlo en una obra de estas características narrativas, pero no se entiende que algunos personajes hablen conmigo refiriéndose a datos o hechos que desconozco. Hay un hueco por pulir en ese apartado, que me lo he encontrado pocas veces, pero se ha presentado por sorpresa.

La opinión de VidaExtra

Pentiment es una obra de arte de arriba a abajo, pasando por todas sus páginas. La joya que ha creado Obsidian puede que pase desapercibida entre tantos bombazos como God of War Ragnarök o Pokémon Escarlata y Púrpura, pero es una historia entretenidísima y llena de giros que os espera.

Que llegue de lanzamiento a Xbox Game Pass es un punto a favor enorme para darle un tiento en cualquier momento. De hecho, diría que es un título que invita mucho a echar partidas ocasionales, a avanzar lentamente y que hacerlo con Xbox Cloud Gaming a través del móvil puede ser ideal.

Independientemente de ello, Pentiment es prácticamente una enciclopedia cultural. La riqueza y densidad tanto narrativa como histórica que demuestra en cada ocasión es brillante. La rejugabilidad es absoluta, con muchas tramas por descubrir y pruebas que hacer para descubrir qué se ha dejado atrás el maestro Maler.