Análisis de Octopath Traveler 2: la excelencia en bruto y el irresistible encanto de los JRPG atemporales

La excelencia en bruto y el encanto de los clásicos frente a la genuina sensación de aventura atemporal. Octopath Traveler 2 es la mejor cara de esa Square Enix que sabe regresar a sus propios orígenes sin quedarse atascada en el factor nostalgia. La que no tropieza al plantear, a veces con descaro y otras con sutileza, esos clichés que tanto nos gustan. La que acierta de lleno a la hora de zambullirnos en batallas por turnos sin perder la perspectiva sobre lo que es verdaderamente esencial: sus personajes e historias deben tener un calado especial y distintivo en el jugador. Algo que se manifiesta desde el primer al último minuto.

Y, en el proceso, a través de la exquisita secuela del juego que nos enamoró en 2018, Square Enix vuelve a dar lecciones sobre algo que domina como muy, muy pocos: la capacidad de llegar a quintaesencia del JRPG y, desde ahí, exponer todo que diferencia los mejores del resto.

A partir de aquí, un aporte: la mayoría de los elementos y puntos fuertes de Octopath Traveler 2 no nos pillan exactamente de nuevas. Eso es así. No es algo malo, que conste, pero eso deriva en que el impacto generado a través de su cuidadísimo apartado artístico y sonoro o esas mecánicas propias de acciones de Senda o Ruptura y Impulso (ya llegaremos a ellas, no te preocupes) no sorprenden del mismo modo que el original. Sin embargo, el Team Asano y ACQUIRE se guardan sus propios ases en la manga.

Octopath Traveler 2 equilibra la balanza entre lo novedoso frente a lo ya visto a través de una aventura apasionante que transcurre en un nuevo mundo creado para ser descubierto. Incluso de nuevos modos o en momentos distintos. Y, en el proceso, revalida los aciertos del original sin que uno solape al otro en excelencia. Lo cual no es nada fácil. Como resultado, frente a nosotros tenemos un nuevo clásico.

Un JRPG que no solo está a la altura del Octopath Traveler, lo cual ya es un listón alto de por sí, sino que se sostiene como juego y se disfruta sin depender de éste. Siendo completamente independiente el uno del otro. De hecho, uno de sus grandes hitos es cómo, incluso partiendo de esa base, nos permite experimentar una vez más todos y cada uno de sus aciertos, sus hitos y aquellos elementos que convirtieron al original en un nuevo molde para una manera de experimentar el atemporal rol Made in Japan que nos encandiló en NES, SNES y los sistemas de 32 bits bien entrados en el nuevo milenio.

Pero, como veremos, también es un estupendo lienzo en blanco para embarcarnos en nuevas aventuras. Y, como verás, lo de embarcarnos va en el sentido más literal de la expresión.

Dos continentes, ocho héroes y un destino

Una nueva era de grandes revoluciones comienzan a brotar a lo largo y ancho del mundo de Solistia. En la región de las Tierras Radiantes, dónde al menor descuido desaparece tu cartera, o en las Tierras Portuarias se ha iniciado una revolución industrial que, poco está transformando la sociedad. Aunque no siempre es para bien: las maravillas de la ciencia, el conocimiento, la tecnología o la mera prosperidad se ven opacadas por los intereses o la codicia de unos pocos frente al bien de muchos.

Hay excepciones en aspectos muy puntuales, claro, como las exóticas zonas habitadas de la región desértica de Hinoeuma en la que el tiempo y las costumbres pasan a su propia velocidad, o una curiosa isla en Toto'haha habitada por criaturas semihumanas llamadas terios. Regiones relativamente aisladas con un elemento en común con el resto: en estos tiempos de grandes cambios se necesitan héroes más que nunca.

Impulsados por el destino y las circunstancias, ocho viajeros inician su travesía a través de los dos continentes de Solista. Un guerrero, un mercader, una cazadora, una boticaria, un erudito, un clérico, una bailarina y, como no, una ladrona con unas habilidosas manos capaces de sacarnos las castañas del fuego. Ninguno de ellos es consciente de que en algún momento de su viaje acabarán compartiendo una aventura todavía mayor con el resto. Y tampoco son conscientes de que lo que hay en juego es mucho más que sus propios motivos.

A diferencia de otros JRPGs, y como pasaba con el original, en Octopath Traveler 2 no hay un protagonista principal. Se trata, más bien, de ocho aventuras que entrelazan los destinos de sus protagonistas y de manera progresiva, según va evolucionando el juego, acaban siendo parte de una historia mayor. La primera gran diferencia frente al juego de 2018, por cierto, es que ahora los destinos de nuestros héroes no solo están interconectados, sino que viven aventuras en conjunto.

Si bien comenzaremos eligiendo a cualquiera de los ocho héroes y la historia comenzará a partir de él (o ella), poco a poco se nos irá expandiendo el contexto conforme vayamos viajando. De este modo, intercalaremos los nuevos capítulos de unos con la continuación de los que ya teníamos. Hasta ahí todo igual que en Octopath Traveler. Sin embargo, en esta entrega se habilitan nuevas historias que solo aparecen al llevar a determinados viajeros.

Sin entrar en demasiados detalles, Osvald (el erudito) y Partitio (el mercader) acabarán metidos en un nuevo lío al toparse con un astrónomo. Fomentando más y mejor la química y la dinámica entre los propios personajes y, en el proceso, abordando uno de los aspectos que merecían tener más peso y estar mejor planteados del original. Invitándonos a exprimir más y mejor las posibilidades del juego. Sobre todo ahora que podemos viajar de nuevos modos.

Puro RPG clásico. Novedades que aportan nuevos matices

El apartado artístico de Octopath Traveler 2 es sencillamente exquisito. Es un regalo para la vista y, a la vez, tiende lazos con los clásicos del JRPG a base de combinar de pixel art tradicional y entornos 3D a juego. El resultado es un mundo que parece de miniatura, casi como un diorama, que se luce más y mejor con la maravillosa banda sonora cuyas partituras corren por cuenta de una de las estrellas de la casa: Yasunori Nishiki firma otras obras como Final Fantasy VII Remake o Kingdom Hearts III y siempre acierta. En esta ocasión, directamente lo clava.

Si bien es justo decir que de un tiempo a esta parte nos hemos medio acostumbrado al estilo 2D-HD por parte de Square Enix, la calidad, los planos y el empleado del mismo que se le da en Octopath Traveler 2 está a otro nivel muy superior al de la primera entrega y otros RPGs de la casa.

No solo en el terreno narrativo o a nivel de generar una ambientación en la que de gusto perderse, que también, sino porque además de lo anterior, en esta secuela se busca mucho más la dualidad.

En  Octopath Traveler 2 podremos alternar entre el día y la noche con un botón. Y eso importa. Primero, porque eso afecta a los acontecimientos, los enemigos y los personajes que nos vamos a encontrar en el transcurso del juego. Pero es que, además, nuestros héroes tendrán diferentes habilidades únicas, llamadas acciones de senda, en función de si brilla el sol o se amparan bajo la luz de la luna.

De este modo, si jugamos con Throné Anguiss (la ladrona) en su historia o en la de cualquier otro héroe durante el día tendremos acceso a la acción de Robar, lo cual nos permitirá meter la mano en los bolsillos ajenos, aunque si la pifiamos perderemos reputación. Esto ya pasaba en el primer juego. Lo interesante es que de noche la misma Throné cambia la habilidad de senda por Emboscar, lo que le permite deja inconscientes a otros personajes. Abriendo muchas más alternativas a la hora de jugar o continuar la historia.

Los cambios y las novedades de esta dualidad se suman a un sistema de combates por turnos muy bien planteado, en el que el delicioso Pixel Art de los enemigos se complementa con un sistema de ataques muy sencillo, intuitivo y con un trasfondo estratégico acertadísimo en el que no solo podemos potenciar nuestras iniciativas, sino sacar partido a nuestras clases. Y, como novedad en esta secuela, se le suma el Potencial: cada héroe dispone de una característica especial capaz de darle un giro a cualquier acontecimiento.

Si bien, no afecta tanto a las mecánicas de juego como a la propia exploración, otro de los grandes aciertos de Octopath Traveler 2 pasa por los viajes a través del agua. Primero en canoas y pequeñas embarcaciones y, posteriormente, a bordo de nuestro propio barco. Uno que, por cierto, podremos personalizar. Algo que no solo hará mucho más interesante viajar a través de los dos continentes, sino que nos abre la puerta a nuevas historias, nuevas islas inexploradas, nuevos tesoros y, por extensión, nuevas aventuras de cara a un JRPG que ya va sobrado de horas. Y de decisiones.

Porque en Octopath Traveler 2 lo que elijamos a lo largo del desarrollo de cada historia individual importa. El destino de todos los viajeros puede que esté escrito, pero son los matices los que lo hacen diferente. Llegados a cierto punto, y por poner un ejemplo, Ochette deberá elegir cual dos de sus compañeros de aventuras de la isla de Toto'haha la acompañará a lo largo de la gran historia. Uno de ellos funciona mejor de día y el otro de noche. Una vez lo tengamos claro, no hay marcha atrás.

Elementos diferentes que le dan carácter y un valor propio a la propia aventura, la hacen mucho más personal y que, sumados, redondean un JRPG que colmará las expectativas de los fans. Un nuevo clásico en todos y cada uno de sus aspectos.

La opinión de VidaExtra

Octopath Traveler 2 revalida la base, la esencia y la grandeza del JRPG. Demuestra que es posible alcanzar la excelencia y encandilar de principio a fin a los fans del género a través de esas sensaciones que hasta hace no demasiado parecían reservadas a los clásicos de 16 bits. Y pese a que no sorprende tanto como el original en lo artístico, pese a superarlo, afianza todo lo que ya te gustó del mismo y sabe aportar personalidad propia.

Si bien, no se puede decir que sea un lienzo en blanco, ya que muchos de sus aciertos son directamente heredados del juego de 2018, sí encuentra un estupendo equilibrio entre lo nuevo y lo que ya funcionaba de maravilla. En parte, gracias a un sus héroes, bien dibujados, con carisma propio y múltiples matices. Con historias humanas con un punto de melancolía y suficiente margen para el optimismo. Con una gran trama que se va hilando a nuestro propio ritmo y que nos acabará obsesionando con cada nuevo avance.

No todo es perfecto, que conste, ya que Octopath Traveler 2 se tropieza con una piedra que ya estaba muy presente en el original: a veces hay tramos excesivamente contemplativos (que se pueden sortear con un botón) y en otros su dificultad se dispara de manera incomprensible. Nada que no se solucione dando un par de rodeos extra para conseguir nuevas armas, mejores trabajos y algo de dinero con el que adquirir, regatear -o robar- mejores armas.

En cualquier caso, Octopath Traveler 2 es un ejemplo de cómo y por qué los buenos JRPGs calan tanto y tan bien en el jugador. De cómo una saga puede avanzar en la dirección correcta, partiendo de cero a nivel de contenido y sin prescindir de nada lo que mucho que nos enamoró. Algo de lo que solo pueden prescindir los grandes juegos hechos con madera de clásico atemporal.