Tras pasar un tiempo con la beta y publicar nuestras primeras impresiones con Anno 1800, lo primero que hice fue ir de cabeza a probar ediciones anteriores. Siendo un neófito en la saga, no sólo lo hice con la intención de prepararme de cara al análisis, también por ganas de exprimir una franquicia que aún no entiendo cómo había dejado pasar por alto.
Los que ya habéis pasado por varios de sus títulos seguramente estaréis de acuerdo en lo fascinante que resulta lo camaleónica que puede llegar a ser la saga, especialmente cuando nos centramos en los cambios que, por ejemplo, hay entre Anno 2205 y este Anno 1800.
El salto de calidad de Anno 1800
La evolución de sus mecánicas y el enfoque que Anno 1800 le da a muchas de ellas, son razón más que suficiente para que sus creadores tengan que frenar al usuario, envolver su intención entre gráficos y guión, y presentarle un tutorial que sea capaz de englobar todas las nuevas ideas -y revolución de las viejas- que vienen incluidas en esta edición.
Porque sí, ya sea a nivel espacial o con la dualidad entre el Viejo y el Nuevo Mundo, esto sigue siendo lo mismo: un city builder en el que crear grandes urbes con el ojo puesto en el comercio naval entre ciudades, tanto con otros rivales o NPC como con puertos que tengas desperdigados por el mundo.
Cada uno de ellos tiene sus necesidades, su potencial a nivel de recursos y, por descontado, también un pueblo destinado a crecer para cumplir tus objetivos. Interesantísimo aquí el concepto de, con la Revolución Industrial como excusa, tener que equilibrar tu población mientras saltas tu población de una clase social a otra.
Sumando ahí conceptos como el comercio, la eficiencia de trabajo y transporte, o las expediciones en busca de materiales y animales con los que adornar tu museo o tu zoo, era imprescindible crear un tutorial que sirviese, a su vez, como excusa para una campaña y guía inicial de cara al modo sandbox.
Una historia que sirve como magnífico tutorial
Los tutoriales nunca suelen ser algo a lo que acabes aplaudiendo. De hecho la mitad de las veces nos resultan pesados, lentos o poco efectivos. Tal vez por eso la sorpresa con lo vivido durante mis partidas con Anno 1800 ha sido tan gratamente sorprendente.
Con tres niveles de dificultad a los que acceder y entre seis y siete horas de historia y misiones por delante, el juego va desgranando todo lo que engloba Anno 1800 con una historia shakesperiana que acaba resultando mucho más interesante de lo que nadie podría preveer desde la pantalla principal.
Un conflicto familiar en el que hay hueco para la esclavitud, el ataque a la corona, las primeras protestas por explotación laboral y hasta una secta de pirómanos que te tiene haciendo de arquitecto y policía a la vez. No ganará un premio al mejor guión, tampoco nos flipemos, pero no se me ocurre una forma más atractiva e interesante de meterte en el juego.
A través de misiones que irán desde salvar esclavos hasta volar por los aires montañas para hacerte hueco en la isla, el juego llega a un clímax en el que, después de todas esas horas, aún hay hueco para más sorpresas, evoluciones y la siempre agradable opción de coger tu partida y continuar creciendo en un epílogo en el que tú marcas el camino. Nunca antes un tutorial me había enseñado y enganchado tanto a la vez.
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