He vuelto a Cyberpunk 2077 más de un año después de su lanzamiento. No lo había vuelto a tocar hasta ahora, pero volver a él para comprobar hasta qué punto había cambiado todo con su parche de nueva generación de consolas me parecía lo más justo con el equipo que se ha estado matando a currar en ello.
Lo he hecho, además, desde PS5, donde las mejoras gráficas van más allá de lo que en su día daba de sí mi PC y, por descontado, para comprobar hasta qué punto los añadidos del DualSense podían mejorar la experiencia de jugar a Cyberpunk 2077 un año después.
Un juegazo cuyo error fue salir demasiado pronto
No os voy a engañar. A Cyberpunk 2077 le metí tantas horas antes de su análisis que la mera idea de volver a él se me hacía muy cuesta arriba. No por no haber disfrutado lo vivido, creo que ya quedó claro en su momento lo que opinaba de él y es algo que sigo manteniendo a día de hoy: es un juegazo cuyo error fue salir demasiado pronto por culpa de cuatro inversores trajeados que no se han acercado a la realidad de un desarrollo en su vida.
No, en realidad no había vuelto a él porque ya lo había exprimido hasta la extenuación. Pocas veces vuelvo atrás para tomar otras decisiones y comprobar hasta qué punto puede cambiar el final de un juego -normalmente acabo tirando de YouTube para ver las otras cinemáticas y poco más-, pero con este incluso me tomé todo el tiempo del mundo para revivir sus últimos momentos y comprobar qué otros caminos había dejado atrás.
Tuve la suerte de ser uno de esos pocos casos en los que los bugs y los problemas de rendimiento rara vez asomaron su hocico durante mi partida y, cuando lo hicieron, no fue de forma más preocupante que en cualquier otro juego de mundo abierto que haya jugado. Nada que ver con lo que días después de publicar mi análisis sufrirían otros usuarios, especialmente los de consola.
Sin embargo, siempre hay margen de mejora, y estaba claro que Cyberpunk 2077 podía acabar dando mucho más de sí en no pocos aspectos. He vuelto a Night City para comprobar si el juego ha cambiado lo suficiente para justificar que tú también vuelvas a él.
Cómo es jugar a Cyberpunk 2077 en PS5
Con una sonrisa tontona que se dibuja al recordar los primeros compases de la historia y volver a ver a viejos conocidos virtuales, mi camino en Cyberpunk 2077 para PS5 empieza con el modo resolución para ver a qué viene tanto jaleo con el raytracing. Por su infinita colección de luces de neón y charcos, es uno de esos escenarios que se presta mucho a la tecnología.
¿Se ve de pelotas? Sí. ¿Me ha cambiado la vida? Hombre, pues la verdad es que no. El embrujo de Night City siempre ha estado ahí, pero ahora es una ciudad más creíble que deja de romperte la experiencia cuando ves a muchos ciudadanos repetidos o actuando de forma extraña.
El empaque que tiene ahora la ciudad con las nuevas multitudes es realmente espectacular. Da gusto salir de un edificio y que te ciegue el sol mientras ves cómo las calles están pobladas hasta los topes, sobre todo en las zonas más concurridas del juego.
También cómo reaccionan cuando pasas haciendo el cabra con el coche o te lías a pegar tiros porque la policía se ha puesto de culo contigo. Después de ver tantos vídeos de bugs centrados en todo eso, da gusto ver cómo la gente se suma a los tiroteos y cómo la policía ahora sigue estrategias para rodearte o se acuerdan de ti si hace poco que has pasado por ahí liándola.
Mejor más fluido que más bonito
Sin embargo, esos dos últimos ejemplos, los de conducir y disparar, son la principal razón que me han hecho abandonar relativamente rápido el modo gráfico avanzado. Más allá de lo complicado que es hacerse a los controles al inicio del juego por culpa del retroceso de las armas y la falta de habilidades desbloqueadas -me ha hecho gracia ver sensaciones similares al releer mi análisis y recordar cómo cambia la cosa poco después-, los 30 fps a los que te limita el trazado de rayos hacen de esa experiencia un hueso mucho más duro de roer.
Es curioso hasta qué punto puede cambiar un juego al disfrutarlo en 60 fps, y comprobando de primera mano que todo se sigue viendo de pelotas, yo os recomendaría encarecidamente que apuntéis a ello tras bichear un poco con la otra opción. Los tiroteos y la conducción son mucho más cómodos y disfrutables en el modo rendimiento.
Me da bastante rabia la gente que juega con la intención de ir a romper el juego haciendo cosas que no harías en una partida normal -colocar vehículos y obstáculos para encerrar personajes no jugables y cosas así-, así que lo que puedo asegurarte es que, en condiciones normales, en todas las horas que pude echarle ayer no me crucé con ningún error. Creo que, viendo de donde venía el juego, ya es un avance más que notable.
A nivel jugable lo más sorprendente que me he encontrado es tal vez un ligero cambio en la IA de los enemigos. El gunplay ya me parecía excelente en su primera versión, pero tal vez ahora gocen de algo más de inventiva a la hora de intentar flanquearte y podría llegar a palparse algo más de agresividad. Nada totalmente revolucionario pero, como decía, ya en su día era una experiencia muy recomendable.
Excusas para volver a Night City
Entre las nuevas opciones como la posibilidad de modificar tu aspecto desde el apartamento, adquirir más casas en otras zonas de la ciudad o ver cómo tus relaciones amorosas tienen algo más de recorrido en el juego, en realidad no hay nada lo suficientemente potente como para invitarte a volver sólo por ello.
Se agradece que hayan puesto empeño en ir un poco más allá además de mejorar lo que debían, pero son detalles que tampoco revolucionan la experiencia. Dicho de otro modo, no vuelvas al juego pensando en lo nuevo, sino en ver cómo ha mejorado todo lo que ya viste en su día.
Más allá de los que ahora podrán disfrutarlo en condiciones y, espero, darle algo más de amor a un proyecto que sin duda mereció más suerte -y mejores gestores-, la excusa de volver a Cyberpunk 2077 para quienes ya lo superamos en su día no va mucho más allá de tomar caminos que en su día no recorriste o volver a disfrutarlo, esta vez en todo su esplendor.
Están las cucamonadas del DualSense de PS5, que transmiten cuando el coche cambia de revoluciones o te hacen sentir la presión del gatillo al disparar -ambas son sensaciones excelentes-, pero no es menos cierto que son mejoras a las que te acostumbras rápido una vez superada la sorpresa inicial.
Es un juego que nunca dejaré de recomendar porque me parece un puzle que encaja piezas como trama, tiroteos, escenarios y ambientación de una forma magistral, así que ahora que todos pueden disfrutarlo en condiciones es el mejor momento para descubrirlo. O redescubrirlo si, por suerte, no llegaste a quemar Cyberpunk 2077 tanto como yo.
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