Análisis de Mario Strikers: Battle League Football, la saga se marca un hat-trick con uno de los mayores juegazos del verano

Mario y el resto de personajes del Reino Champiñón han demostrado siempre ser unos grandes aficionados a los deportes. Los hemos visto jugar al baloncesto, al tenis, al golf o al béisbol, pero si hay un deporte que siempre les ha sentado muy bien ese ha sido el fútbol, como bien quedó claro en Game Cube con Super Mario Strikers y más tarde en Wii con el lanzamiento de Mario Strikers: Charged Football. Dos títulos que han logrado reunir a una buena legión de aficionados a esta serie.

Sinceramente, no es para menos, porque ambos han demostrado ser títulos excelentes, de lo más divertidos y con los que siempre entraba ganas de disputar un partido más. Desde entonces se ha pedido a gritos que la saga volviese algún día con una tercera entrega, algo que ha tardado nada más y nada menos que 17 años en hacerse realidad, como sucederá a partir de este viernes, 10 de junio, con Mario Strikers: Battle League Football.

Días atrás os conté las primeras impresiones que me generó tras probarlo durante un par de horas, pero ahora he podido jugarlo a fondo para hacerme una mejor idea de cómo es el título en todos sus apartados. Si bien esto me ha servido para que mi opinión sea más positiva en ciertos aspectos, también ha provocado que no vea tan buenos ojos otros tantos. Aun así, estamos frente al que será, sin ninguna duda, una de las grandes bazas de Nintendo Switch para este verano, como podéis leer en el siguiente análisis.

Practicando que es gerundio para ganar

La última vez que tuve el mando en mis manos la jugabilidad no me terminó de cautivar demasiado, porque la encontraba demasiado complicada. Cualquiera que comience a dar sus primeros pasos lo lógico es que pase primero por el tutorial para hacerse una mejor idea de todo lo que se va a encontrar, pero en esta nueva toma de contacto me ha servido para darme cuenta de que, por muy completo que sea este modo, no acaba resultando demasiado útil a la larga.

Me explico con un claro ejemplo. Cuando vas a clase o intentas sacarte el carnet de conducir te explotan la cabeza con miles de conceptos, libros para leer y textos que debes aprender, pero lo cierto es que con el paso del tiempo no hay nada mejor como pasar a la práctica, para así ganar experiencia y entender mejor lo que debes hacer en cada situación. Naturalmente es indispensable disponer de una base teórica, pero como mejor se aprende es practicando. Pues bien, eso es exactamente lo que ocurre en este Mario Strikers.

El tutorial tiene decenas de técnicas que te empiezan a enseñar una detrás de otra que pueden provocar que te acabes perdiendo un poco con los botones a pulsar, porque los tiros se pueden ejecutar de diferentes maneras, así como los pases, las entradas o los hipertrallazos. No es lo mismo rozar el botón que presionarlo un poco, cargarlo del todo o ejecutarlo en un momento exacto. Sin embargo, el mayor problema no es aprenderse bien todo esto, que también, sino el hecho de que los encuentros son demasiado caóticos y al final no es tan sencillo trasladar al campo todo lo aprendido por su jugabilidad tan frenética.

Por mucho que el tutorial te enseñe perfectamente a realizar con éxito todas y cada una de las numerosas técnicas, que no son especialmente pocas, los partidos de verdad son los que te obligan a aprender bien. Principalmente porque hacerse con la victoria no es nada fácil, así que estás obligado a jugar correctamente y no a lo loco si quieres tener una oportunidad de no salir del estadio con la cabeza agachada tras sufrir una goleada. Podéis tener claro que la inteligencia artificial no se anda con tonterías, y los jugadores del modo online menos todavía.

Asimismo, se nota claramente cuando alguien juega de una manera básica contra alguien que tiene muy claro lo que debe hacer, porque por ejemplo los tiros al golpear el balón pueden ir con efectos dependiendo de cómo se coloque el stick del mando de control. También hay que estar pendiente de una barra de energía para que los personajes no acaben agotados y arrastrándose por el campo si se ponen a correr, mientras que las esquivas no resulta igual zafarse de un adversario sin más a hacerlo en el momento justo antes del impacto para así ganar un breve turbo.

Esto no son más que unos pocos ejemplos para que os hagáis una idea de la profundidad que hay detrás de la jugabilidad, por lo que se podría decir que tal vez no sea el juego de Mario más accesible para todo el mundo. Aun así, sí que es uno de los más apropiados para echarse unas partidas con amigos y familiares porque la diversión está garantizadísima desde el primer minuto, aunque la historia cambia por completo si se quiere jugar en serio e ir a por todas a convertirse en alguien imbatible a los mandos.

En mi caso con los primeros partidos, pese a que me encantan los juegos de fútbol arcade, pensaba que este título en concreto no era para mí porque no conseguía unos resultados óptimos en el campo de juego. Fue entonces cuando pensé en jugar más tranquilamente, con un poco más de cabeza al realizar cualquiera de las acciones, y a partir de ese momento logré darle la vuelta la tortilla. No quiere decir en absoluto que ahora sea un crack, ni muchísimo menos porque todavía me queda mucho por aprender, pero al menos a base de jugar muchísimos partidos he empezado a ganar experiencia y a actuar de determinadas maneras según lo que vaya sucediendo en lugar de hacerlo a lo loco.

Los partidos de fútbol más disparatados

Anteriormente señalaba que los partidos son tremendamente caóticos y uno de los mayores causantes de esta situación es el tamaño tan reducido del campo. Este se divide en dos con diferentes temáticas, como el Castillo de Peach, una casa encantada o una jungla, entre otros, aunque no afecta en absoluto a la jugabilidad, ya que se trata de un simple cambio estético sin más. No obstante, las dimensiones tan reducidas provocan que al final te estés liando a golpes constantemente con cada uno de los rivales.

La cuestión es que cada equipo está compuesto por un total de cuatro personajes a poder elegir entre un máximo de diez. Entre todos ellos tenemos a algunos más rápidos y débiles, a otros más fuertes y lentos y a otros más equilibrados, pero lo que se nota es que no hay ningún árbitro, porque aquí está permitido moler a palos a cualquiera que se cruce en tu camino. Las patadas y los empujones están totalmente permitidos y os aseguro que estarán a la orden del día, porque al estar tan juntos los jugadores unos de otros, es fácil acabar golpeándose sin parar con tal de hacerse con el balón a cualquier precio.

En momentos he llegado a tener la sensación de estar jugando a un modo alternativo de Super Smash Bros. por el caos que se forma en algunas ocasiones, sobre todo cuando hay objetos de por medio. Aquí es donde también entra en juego el machacar a los contrincantes, porque la mejor manera de que los aficionados del público arrojen una caja de objetos como la del Mario Kart es que te hagan un entradón cuando no tienes el balón, porque en ese momento el público se apiadará de ti y te ofrecerá una pequeña ayuda en forma de conchas verdes, plátanos gigantes y hasta bombas que harán saltar todo por los aires.

Por eso mismo, entre los golpes y los objetos, resulta tan complicado a veces ejecutar una bonita jugada con pases, tiros perfectos, etc. Además, por si no fuera suficiente, de vez en cuando surge una bola de energía que también recuerda a la del Super Smash Bros., porque el equipo que logre pillarla primero se cargará de energía y eso le permitirá realizar los poderosísimos hipertrallazos, los disparos más demoledores y prácticamente imparables. De hecho, para hacerlos más espectaculares todavía, vienen precedidos de una secuencia única para cada personaje.

Eso sí, no es que sean imparables, porque aquí dependerá principalmente del que cargue el tiro, ya que ahí deberá confiar en sus reflejos para pulsar en unas pequeñas barras de color que son las que influirán en la potencia. Así pues, cuanto más preciso sea, más fuerte irá, hasta el punto de que acertar de pleno en las barras azules provocará que el balón entre en la portería 100% seguro. De lo contrario, serán los jugadores los que deberán machacar los botones del mando para tratar de que balón no llegue a introducirse en la portería, sobre todo porque los hipertrallazos cuentan como un doble gol.

Lo que sí dije en las impresiones y sigo manteniendo es que en determinados momentos me he pasado más rato pegando patadones que estando pendiente de pillar el balón, porque también resulta una buena estrategia dejar neutralizados a los rivales para que luego sea más sencillo hacerse con el balón y pasárselo a los compañeros. Naturalmente ahí depende de la forma de jugar de cada uno, pero las cosas como son, el juego está pensado para que reine el caos en todo momento y sin duda eso es otro de los aspectos que provocan que los partidos sean tan disparatados y divertidos al mismo tiempo.

Una ausencia muy notable en la cantidad de modos de juegos

El que no todos los personajes sean idénticos tiene su buen motivo, como es el hecho de que hay que formar un equipo lo suficientemente equilibrado. De nada sirve llevar a cuatro pesos pesados si no vas a conseguir llegar al balón o no disponen de la suficiente habilidad para realizar un tiro a puerta en condiciones. Del mismo modo, tener a un grupo de cuatro personajes rápidos tampoco es la mejor de las ideas porque saldrán disparados por los aires muy fácilmente en cuanto alguien les haga una embestida.

Pero no os preocupéis, por eso no significa que no vayáis a poder jugar con vuestros personajes favoritos. Es ahí donde entran en juego los artículos para personalizar a los personajes, que básicamente son unos objetos cosméticos con los que se modificará la apariencia de todos ellos y al mismo tiempo sus estadísticas. Gracias a ello se puede conseguir que alguien que era muy lento se desplace a toda pastilla o que alguien que no tenía fuerza con los disparos convierta sus piernas en unos cañonazos.

Por supuesto todo esto también resulta de lo más útil para obtener un equipo más equilibrado todavía, aunque hay que tener en cuenta que del mismo modo que algunas estadísticas subirán, otras descenderán, de forma que ese punto también hay que tenerlo presente para no empeorar a alguien demasiado en un apartado determinado. En cualquier caso, tampoco es que este tipo de artículos sean demasiados, aunque no me extrañaría demasiado que con el tiempo se acaben añadiendo temporadas o se introduzcan más todavía para obtener unas skins bastantes chulas.

Y donde se nota también que no estaría nada mal que con el tiempo se vaya ampliando el contenido es en los modos de juego, porque da la impresión como si este Mario Strikers estuviese incompleto por la falta de opciones a la hora de pasar el rato. Tan solo cuenta con tres modos de juego diferentes: partido libre, copas y el club Strikers, nada más. Sobre todo, eso es algo que apreciarán aquellos que prefieran disfrutar de una experiencia en solitario, porque solo tienen las copas, las cuales son un torneo en el que hay que combatir contra la inteligencia artificial en una serie de partidos.

Si bien un solo jugador puede disputar partidos normales, al final viene a ser lo mismo que ya está disponible en la copa, por lo que en líneas generales se nota que el título está orientado principalmente para el entretenimiento con otras personas, ya sea por el Club Strikers, una especie de liguilla en la que se irá ascendiendo posiciones a base de ganar partidos, o por los propios partidos libres, dado que la experiencia gana más puntos cuando se comparte con otros jugadores.

Aun así, en cuanto a contenido el juego se queda muy corto, porque tampoco existe un modo espectador para ver partidos online de los amigos y tampoco faltan personajes muy clásicos de Mario, ya sea Daisy, Bowsy, Diddy Kong o Floro Piraña, que estuvieron presentes en la anterior entrega. Por todo ello, queda claro que si Nintendo quiere mantener el título con vida durante mucho tiempo deberá prestarle más mimo a todos estos detalles para que merezca la pena más todavía volver en cualquier momento más allá de para echar una pachanga con los amigos.

En cuanto a su multijugador online, la verdad es que todos los partidos que he disputado hasta el momento han ido como la seda. Quizás en algún momento puntual he notado un pequeño tirón, pero ha sido tan puntual que para nada ha estropeado la experiencia, así que sin duda es algo de agradecer que las partidas vayan tan fluidas, porque incluso jugando de forma local el juego luce muy bien en general. No es que sea de lo mejor que existe en Nintendo Switch en cuanto a gráficos, pero tampoco creo que sea eso lo que busque mientras la jugabilidad rinda a la perfección, que sin duda es lo más importante de todo.

La opinión de VidaExtra

La primera impresión que me causó Mario Strikers: Battle League Football fue muy positiva y se ha incrementado más todavía con su versión final. Estoy deseando reunirme con los amigos en alguna casa y pasar una tarde repleta de risas y piques con estos partidos tan frenéticos y caóticos que han sabido mantener perfectamente la diversión de esta saga que tanta gente estaba deseando que regresará.

Por desgracia, no se puede decir que lo haya hecho por la puerta grande por su considerable falta de modos de juego y eso sin duda es algo que no juega a su favor, especialmente para los que busquen una experiencia en solitario, porque no cabe duda de que el título está pensado para jugar en compañía de más personas en una misma casa o a través de su multijugador online, sobre el que hay que recalcar que funciona correctamente.

Dicho esto, Mario Strikers: Battle League Football es un título ideal para los que anden tras la búsqueda de un nuevo party-game. Desde luego tiene toda las papeletas para coronarse como el auténtico rey de la fiesta de este verano con esos locos partidos en los que, pese a que exijan que seamos hábiles a los mandos, siempre nos dejarán con las ganas de decir "¿echamos otra?".