Con el boom indie se revitalizaron algunos géneros que prácticamente podríamos decir que habían sido relegados a un segundo plano durante años. Ya he hablado sobre ello alguna vez, pero creo que el que más beneficiado ha salido de todo esto (si no contamos el roguelike) ha sido el de los puzles.
Me atrevería a asegurar que, aunque antes estuvo Portal, fue Braid quien encendió la mecha de los rompecabezas indies en 2008 con su sensacional mecánica de control del tiempo. Al igual que el título de Valve, se centró en una sola idea y la exprimió hasta sacarle todo el jugo de múltiples e inesperadas formas. Una filosofía que marcaría el camino del género durante los siguientes años. Ahora que prácticamente podríamos decir que lo hemos visto todo en este sentido, ¿realmente hay espacio para la sorpresa?
Manifold Garden es uno de esos que a simple vista dan la sensación de ser "otro juego de puzles con mecánicas locas que quiere ir de trascendental", pero diría que no es culpa suya. Aunque me encanta que los rompecabezas hayan resucitado y encontrado su lugar gracias al indie, se aprecia un cierto desgaste, o al menos, una pérdida del factor sorpresa que tenían hace diez años.
Y es fácil extrapolarlo a cada nuevo juego que sale, pero en realidad eso sería como quedarnos con el árbol y no ver el bosque. Hay mucha calidad en lo que propone la obra de William Chyr.
Siete años que le han permitido evolucionar
De hecho, podríamos considerar a Manifold Garden como un miembro de esas primeras oleadas de indies de puzles, ya que empezó a desarrollarse en 2012. A su autor le ha llevado la friolera de siete años terminarlo, hasta que finalmente salió para Apple Arcade y Epic Games Store a finales del año pasado. Ahora llega también a consolas, ocasión que he aprovechado para probar de primera mano su propuesta.
Es importante mencionar la trayectoria de Manifold Garden porque los cambios que ha ido experimentando con el paso de los años forman parte de su ADN. En un principio se iba a llamar Relativity, en honor al famoso cuadro de M. C. Escher que Chyr utilizó como inspiración para crear las mecánicas de manipulación de la gravedad del juego. Si vemos una escalera paralela a la pared, podemos pasar a caminar por la pared y subir la escalera, o incluso caminar por el techo y atravesar una puerta que solo se encuentra ahí.
No obstante, el autor decidió cambiarle el nombre al darse cuenta de que el propio concepto del juego había evolucionado mucho más allá del cuadro de Escher. Su otra gran baza son esos (literalmente) infinitos escenarios en los que unos mismos elementos se repiten continuamente vayamos en la dirección que vayamos, trasteando a veces con lo no-euclidiano para crear puzles bastante sugerentes.
Los puzles nos invitan a jugar con el espacio
La primera vez que salimos al exterior es absolutamente sobrecogedora. Después de haber resuelto un par de rompecabezas pequeños en sitios cerrados a base de caminar por las paredes y el techo, cuando parece que el juego en solo unos minutos ya nos ha dicho casi todo lo que tenemos que saber sobre su gimmick y parece que no hay mucho más, de repente nos sorprende con esto.
El primer pensamiento que se me pasó por la cabeza fue "¿si me tiro al vacío pasará algo?". Y lo hice, y vi que caía infinitamente. Y entonces me di cuenta de que todas esas torres que había en el horizonte a las que podía llegar sin ninguna limitación, en realidad eran la misma. A partir de ahí, Manifold Garden despegó.
Cuando más brilla es al aprovechar estos espacios inconmensurables, combinándolos con las mecánicas de cambio de la gravedad para crear rompecabezas a gran escala. Ese escenario que a priori escapa a toda comprensión hasta que, de repente, empieza a cobrar sentido; a actuar como un espacio que nos acoge y como herramienta de conocimiento para superar los distintos desafíos.
Pero incluso así, no es un juego sin altibajos. No todos los puzles son tan buenos. Manifold Garden sufre especialmente cuando nos obliga a encorsetarnos entre cuatro paredes y antepone la lógica al descubrimiento. Los mejores niveles pasan por un proceso de deducción que se basa en aprender algo nuevo y sorprendente, y en cómo podemos aplicarlo; los peores son los que integran mecánicas que ya tenemos más que asimiladas, a las cuales solo les añade una capa más de dificultad.
Es algo que se empieza a notar especialmente en la recta final del juego, que casi parece que ha sido alargada bruscamente por alguna especie de complejo. Como si sintiera la necesidad de terminar con una ronda intensiva de puzles enrevesados justo antes del clímax, el equivalente a un jefe final en cualquier otro tipo de juego.
En lo personal además, me habría gustado ver más puzles de portales, y me entristece un poco que se le haya dado más prioridad a otras mecánicas que se llegan a agotar más rápido de la cuenta. Los portales no son algo nuevo (de nuevo, ahí está la saga Portal), pero al combinarlos con estos escenarios infinitos y la manipulación de la gravedad dan muchísimo juego. No para exprimirlos a base de repetición, sino para explorar montones de ideas más.
Comprender lo incomprensible, replantear lo irreplanteable
Pero, a pesar de todo esto, prácticamente todos los rompecabezas de Manifold Garden resultan estimulantes y se disfrutan, así que incluso sus puntos bajos se le pueden perdonar con facilidad. Después de todo, es un juego que sabe echar el freno más o menos a tiempo para no durar más de cuatro horas.
Además, en lo personal veo algo positivo en que la introducción de nuevas mecánicas no vaya necesariamente acompañada de progresivos aumentos de dificultad. A veces sí, a veces no; el caso es que no importa. El criterio que sigue Manifold Garden no es el de "tengo que ser cada vez más complejo", aunque a veces lo haga, sino más bien el de "tengo que encontrar nuevas formas de sorprender". Y eso lo consigue con total soltura.
Al fin y al cabo, el juego trata sobre asimilar conceptos casi marcianos con lógica de videojuego. La obra de William Chyr va de encontrar un sentido cuando a todas luces parece no haberlo; supeditar unas normas al terreno de lo conocido, de lo tangible.
En ese sentido, uno podría argumentar que en realidad las virguerías espaciales de Manifold Garden no son más que un mero truco estético para colar unos cuantos puzles. Y en sus peores momentos es así, pero como decía antes, la mayoría de las veces logra anteponer el descubrimiento y la sorpresa a la sublimación artificiosa.
La opinión de VidaExtra
Manifold Garden acaba teniendo éxito en lo que pretende: replantearnos todo cuanto creemos saber sobre el funcionamiento de nuestro entorno. Lo que antes estaba arriba ahora está abajo, pero también sigue estando arriba, y a la izquierda, y a la derecha. Es una obra donde no hay que dar nada por sentado.
Lejos de usar la lógica de puzles y videojuego para la apropiación de estos espacios, Chyr prefiere que los entendamos. Son lugares de tránsito, y es en este donde sentimos su auténtica naturaleza.
La sensación de que todo es demasiado inabarcable, imposible, y nosotros solo una pequeña mota de polvo, se esfuma para dar paso al entendimiento mutuo. Lo que antes parecía extraño es en realidad comprensible si nos implicamos con ello y le damos una oportunidad. Todo es mucho más grande que nosotros, pero en lugar de aislarnos, se nos invita a jugar en la inmensidad. Lo infinito se vuelve cercano, y viceversa.
Volviendo a lo que comentaba en los primeros párrafos, puede que a Manifold Garden le pese a nivel de repercusión haber salido tan tarde, cuando parece que ya está todo dicho en los puzles. Pero no os dejéis engañar por esa percepción. Es un juego que tiene mucho que decir, y al que no le faltan maneras de sorprendernos a cada instante.
Manifold Garden
Plataformas | PC, iOS, Xbox One, Nintendo Switch y PS4 (versión analizada) |
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Multijugador | No |
Desarrollador | William Chyr Studio |
Compañía | William Chyr Studio |
Lanzamiento | 18 de agosto de 2020 (en consolas) |
Precio | 17,99 euros |
Lo mejor
- La propuesta de los espacios infinitos y la gravedad, abarcando lo inabarcable
- Puzles que sorprenden constantemente con nuevas formas de entender sus reglas
- La progresión se basa más en el descubrimiento que en aumentos exponenciales de dificultad
Lo peor
- Aunque algunos puzles solo son versiones más difíciles de los anteriores y no aportan demasiado
- La recta final está estirada de la peor forma
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