Ocho protagonistas, un destino compartido y una pregunta que se formula de manera brillante a través de perspectivas muy, muy diferentes: ¿cuánto odio se necesita para que un héroe vaya más allá de sus convicciones? Live a Live no solo irradia la exquisita esencia de los clásicos atemporales, sino que permite que el jugador encuentre su propia respuesta mientras se embarca en una aventura de enorme calado. Consagrándose en el proceso como un JRPG absolutamente imprescindible.
Live a Live es un relanzamiento, un remake y un soplo de aire fresco frente a las fórmulas clásicas y reutilizadas hasta la saciedad de los RPGs acuñados en el país del sol naciente. A todos los efectos, se trata del mismo juego publicado en Super Famicom (La SNES nipona) completamente reconstruido en 2D HD. Pero hay algo que prevalece ante lo ya visto y conocido: además de aportar buenas ideas sabe dejar una huella especial en el jugador. Algo que, desafortunadamente, ocurre en cada vez menos juegos.
Lo cual no quita lo evidente y consabido: se trata de una oportunidad de oro para descubrir un clásico rolero que jamás salió de Japón, que fue reeditado pero nunca traducido. Y pese a que su acogida comercial original fue modesta en un ya muy lejano 1994, su influencia está muy presente y a la vista en un juego histórico como Chrono Trigger (ambos juegos dirigidos por Takashi Tokita) o el reciente Octopath Traveler. Palabras mayores.
Así, Live a Live es la respuesta a la eterna pregunta que siempre nos hacemos los apasionados por los JRPGs que ya peinamos canas: los clásicos no eran mejores por simple nostalgia, sino por su excelencia. Por el cariño puesto en ellos y el empeño por romper las limitaciones de los sistemas de videojuegos en los que nacieron con el propósito de ofrecer al jugador una aventura capaz de transmitir algo especial. Abrazando los clichés con un descaro especial y acertado; pero dando gran peso y un valor insólito a la voz del jugador.
Elementos que al sumarse consagran Live a Live como una cita obligadísima para los apasionados por el legado de Squaresoft y el rol Made in Japan, pero con el gancho suficiente como para cautivar a cualquier jugador que simplemente quiera conocer el destino de ocho héroes rebosantes de carácter que no solo proceden de épocas diferentes, sino que aportan al jugador mecánicas de juego completamente únicas diseñadas de manera específica para sus respectivos episodios.
Delegando ese destino compartido al propio jugador. A sus decisiones, a la implicación en cada aventura y, en última instancia, a su destreza a la hora de enfrentarse al odio encarnado.
El renacer de un clásico con ideas rematadamente buenas
Un apasionado luchador callejero del presente. Un disciplinado ninja que decidirá el futuro de Japón. Un sabio maestro de las artes marciales de la China Imperial que desea pasar el testigo a una nueva generación. Un discreto forajido del lejano oeste. Un diminuto robot recién ensamblado que deberá hacer frente a una tragedia espacial sobre patines de ruedas. Un joven de la prehistoria con un sentido del olfato alucinante. Un rebelde procedente de un futuro no muy lejano con increíbles poderes psicocinéticos. Todos comparten protagonismo y destino en Live a Live, pero lo verdaderamente interesante es que sus similitudes acaban justo ahí.
En Live a Live convergen el pasado, el presente y el futuro del JRPG clásico. No solo en lo que respecta a su propuesta de juego, que también, sino a su premisa inicial: nada más comenzar la partida tendremos a nuestra disposición los siete primeros capítulos del juego, cada uno protagonizado por un héroe, y podremos abordarlos en el orden que nos dé la gana. Es más: podremos alternar entre uno y otro al salto y desde el propio menú de juego, de modo que si nos quedamos atascados en la historia del Infiltrado, durante el Ocaso del periodo Edo, podemos irnos derechitos y sin complicaciones a ver qué se cuece en la nave de carga Cogito Ergo Sum del Futuro Lejano.
Y lo que es mejor: como comentamos, cada historia tiene su propio tono, sus escenarios ofrecen mecánicas de juego únicas y en todos los capítulos hay una infinidad de opciones en las que el jugador tomará parte activa a base de explorar, curiosear o simplemente pelear más de lo estrictamente necesario para llegar hasta el final de la historia. De hecho, seremos nosotros quienes dictaremos el final de cada capítulo, aunque todo se manifiesta en la partida de manera tan natural que incluso pensaremos que Live a Live es simplemente así.
De hecho, uno de los elementos más fascinantes de Live a Live es cómo éste decide descartar con descaro aspectos como la gestión de los puntos de magia a la hora de estructurar los combates o la compra de artículos para nuestro inventario o la adquisición de mejores armas o equipo. No solo no lo necesita, sino que no lo echaremos de menos. Lo cual no quita que las batallas por turnos tengan un peso muy especial en el desarrollo de cada capítulo y de cara al crecimiento y evolución de cada personaje.
A partir de aquí, un apunte: la duración de cada capítulo de Live a Live durante esta primera mitad del juego es la justa para dejar la impresión deseada en el jugador. No estira los contenidos de los episodios de manera artificial, sino que aporta lo esencial de cara al segundo tramo del juego. Es decir, presentar a cada héroe, definir cuáles son sus motivaciones y qué aporta a la gran trama en la que desembocan sus destinos.
En consecuencia, veremos que las historias de El Lejano Oeste o la del futuro Lejano en una nave espacial apenas tienen batallas y se centran en otros aspectos muy diferentes, mientras que la historia de El Más Fuerte, en el presente, se centra exclusivamente en los combates.
- Si jugamos como El niño del Anochecer, descaradamente inspirado en Clint Eastwood, estaremos ante una réplica en clave de JRPG de los Siete Magníficos en los que deberemos preparar a los habitantes de un pueblo del salvaje oeste para una invasión, colocando trampas antes de que suenen ocho campanadas.
- Por otro lado, si preferimos ponernos en la piel del luchador Masaru Takahara, en el presente, se sigue un esquema de juego exactamente igual al de las recreativas de lucha (al estilo Street Fighter) pudiendo elegir rivales y reduciendo la trama a lo mínimo y necesario. Eso sí, nuestro héroe podrá aprender las técnicas de combate de sus adversarios, con lo que igual merece la pena recibir un par de golpes que sean más certeros contra otros rivales.
- Y pese a que Cube parece un personaje sacado de las historias más divertidas de Akira Toriyama, lo cierto es que es un tributo a montones de películas de ciencia ficción que van desde Alien hasta Tron. Diferenciándose por completo de las dos historias anteriores y de las otras cuatro que redondean esta primera etapa del juego.
Superados los primeros siete capítulos se desbloqueará Oersted, el octavo héroe y la trama despegará hacia la segunda y más emotiva mitad centrándose en una historia de fantasía rolera en la que los clichés y los tópicos envuelven una amenaza abrumadora que poco a poco desemboca en unos actos finales del juego que atan todas las historias en una misma historia y, en el proceso, se le da todavía más peso a las decisiones tomadas del jugador. Y a las que está a punto de tomar.
Algunos de los capítulos duran muy poquito y otros requieren una tarde para ser completadospero, como decimos, la sensación acaba siendo muy positiva: sin entrar en detalles, en Live a Live puedes elegir tu propio desenlace; pero eso no quita que puedas buscar alternativas, hacer las cosas de otro modo, inclinarte por opciones diferentes o simplemente atreverte a ser ser más experimental en otra ranura de guardado. Compensando la duración del propio juego con una soberbia rejugabilidad.
Live a Live, un JRPG dónde las decisiones importan. Y mucho
Como comentamos al principio, la temática de Live a Live se podría sintetizar en cómo el odio puede llegar a moldear las convicciones de cada personaje. En este caso, las de los ocho héroes del juego. Pero a todos los efectos es una respuesta que el propio jugador debe resolver a su gusto.
Si decidimos abordar el Ocaso del periodo Edo con el ninja Oboromaru se nos dará una mecánica única que consiste en infiltrarnos en una especie de castillo feudal. A partir de ahí hay montones de disyuntivas que pasan por las aniquilaciones que hacemos o si usamos una especie de capa de invisibilidad para atravesar sin ser detectados, reduciendo los combates por delante a lo justo y necesario, de modo que:
- Oboromaru lleva la cuenta de cada enemigo y residente asesinado tras cada combate, resultando al final del capítulo en un cómputo final. Como referencia, repartidos por el castillo hay cien almas deambulando. Pero lo interesante es que, por otro lado, mientras en más batallas tomamos parte, más poderoso se volverá nuestro personaje.
- Sin embargo, si decidimos ir por la vía pacífica estaremos más expuestos al participar en los combates inevitables, dado que lógicamente nuestro nivel de personaje será inferior y nuestras técnicas menos ofensivas. El juego es consciente del desafío y nos da recursos para equilibrar las cosas, pero se prima más el ingenio y la exploración. La habilidad en combate no dependerá de nuestras estadísticas, sino de nuestra destreza.
- Y pese a ello, simplemente perdiéndonos por el castillo podremos acceder a zonas nuevas, evitar acontecimientos desastrosos, conocer a personajes nuevos (algunos especialmente divertidos) y hasta encontrar curiosos aliados que se sumarán a la causa.
Dicho de otra manera: lo mejor de Live a Live es cómo rompe drásticamente con el esquema clásico de atravesar una zona de punta a punta eliminando enemigos fijados o aleatorios: nuestra implicación en la partida como jugadores se hace patente, pero también se adapta por completo a la trama y la mecánica de cada episodio.
Hay capítulos en los que nuestras decisiones más sutiles tendrán un impacto enorme en el desarrollo de los acontecimientos, y otros en los que habrá que saber escuchar y elegir las respuestas que nos parezcan más interesantes. Porque en Live a Live no hay finales equivocados, sino consecuencias a nuestros actos. Algunas nos beneficiarán a la hora de avanzar y otras promoverán que el desafío que se abre ante nosotros sea más interesante.
Lo cual nos lleva a otro de los aspectos claves del juego: el sistema de combate. Pese a que a simple vista podría parecer un juego de rol táctico como Triangle Strategy, pero Live a Live es un RPG con combates tradicionales y por turnos en todos sus aspectos con interesantes aportaciones a la fórmula como el uso de la movilidad en cuatro direcciones o un sistema de turnos en el que la velocidad con la que ejecutaremos nuestro siguiente ataque dependerá de las características del anterior.
Es decir, si usamos un movimiento capaz de generar un enorme daño es posible que tardemos en volver a atacar, pero -como ya dijimos- no hay puntos de magia ni restricciones a la hora de usar nuestro repertorio de movimientos especiales.
Los combates son sencillos de entender y, al igual que el resto del juego, tienen propiedades únicas para cada personaje. No es lo mismo el estilo del rebelde del futuro cercano con poderes mentales que el del luchador del presente, aunque no tardaremos en ver cómo, cuando sus destinos se cruzan, algunos personajes se acaban compaginando de maravilla.
El mejor 2D HD de Square Enix: así es cómo se le debe dar nueva vida a los clásicos
Hay un aspecto concreto de Live a Live que no podemos dejar pasar y merece tratarse de manera especial: el sublime apartado artístico. Si bien, el juego es prácticamente el mismo que el cartucho original de Super Famicom, lo cierto es que Square Enix deslumbra con el grado de maestría alcanzado con el estilo 2D HD, ofreciendo no solo un aspecto que evoca los clásicos de la época, sino usándolo para ofrecer elementos narrativos cautivadores.
Live a Live convence en pantallas y gana puntos enteros en movimiento gracias a una recreación de escenarios en Unreal Engine que llenan el ojo. A caballo entre la estética de los RPGs clásicos de la Squaresoft de los 90 y miniaturas creadas a mano. Usando efectos con píxeles y una narrativa excepcional para redondear el conjunto.
Es más, la manera en la que se integran y animan los sprites de los héroes, los protagonistas secundarios, los enemigos y hasta los enormes jefazos finales juega muchísimo a su favor. Y el grado detalle puesto en los elementos más sutiles está tan cuidado que no pasa desapercibido.
Mención muy especial a la localización: Live a Live no solo ha localizado todos los textos, tal y como se espera dada la importancia de las decisiones del jugador, sino que ha doblado los diálogos al inglés, logrando aportar nuevas texturas al juego. Desafortunadamente, y como en los anteriores juegos de 2D HD de Square Enix, nos quedamos sin las voces en la lengua de Cervantes.
Eso sí, como se espera de los juegos de Nintendo Switch, la localización vuelve a ser de diez. Logrando que nuestra implicación con los héroes protagonistas y sus acontecimientos sea genuina.
A esto hay que sumar otro elemento trascendental: cada uno de los episodios tiene su propio estilo, temática y estética. En el juego original Squaresoft implicó a ocho autores de manga para que diseñasen los personajes y el estilo de cada capítulo, y pese a que el remake de 2022 unifica la estética, las formas, la personalidad y la esencia de cada historia prevalece y le aporta una mayor riqueza al conjunto.
No menos importante es la banda sonora del juego, la cual también sobrepasa nuestras expectativas: además de piezas creadas para cada personaje y época, tenemos enormes sorpresas que incluyen versiones cantadas que elevan la emoción del momento, así como piezas sueltas que nos obsesionarán durante semanas.
Square Enix lo sabe muy bien y, para la ocasión, al terminar cada capítulo desbloquearemos la correspondiente selección de temas para la Gramola. Todo un regalo para los melómanos.
Un dato a considerar: una de las piezas originales y restauradas del juego es Megalomanía, la cual sirvió de confesa inspiración para Toby Fox y su icónica Megalovania de Undertale. Así de influyente fue el Live a Live original, y así de bien se ha restaurado por la actual Square Enix.
La opinión de VidaExtra
Durante mucho tiempo me he preguntado si los JRPG de antes eran mejores o sencillamente no soy capaz de ver los actuales con los mismos ojos. Live a Live es la respuesta que llevaba años buscando y en el proceso se catapulta a mi ranking de JRPGs imprescindibles. Uno de esos juegos pixelados que jamás dejaré de recomendar a los apasionados por el rol Made in Japan.
Live a Live tiene sus propios defectos, que conste. La duración de determinados capítulos iniciales es muy breve y eso que hay mimbres para hacer más contenidos y sacarle más partido a sus héroes. Pero, por otro lado, no tendría ningún sentido extender o alargar innecesariamente una historia que en el fondo está al servicio de una trama mayor, más emotiva y que no dejará indiferente al jugador.
Live a Live está hecho de la misma pasta que los grandes JRPGs atemporales. Y eso hace que me cuestione abiertamente por qué Square Enix no le ha dado el mismo tratamiento a las versiones pixel perfect de Final Fantasy y me hace soñar con un remake de Chrono Trigger similar. Porque el tratamiento dado derrocha trabajo, talento y devoción por el original. Y el resultado, a diferencia de otros remakes de la casa, no divide opiniones, sino que refuerza más y mejor sus aciertos y los revalida para ser disfrutados por nuevas generaciones de jugadores.
Lo dijimos en nuestras impresiones iniciales y lo reafirmamos: Live a Live tiene todo lo necesario para ser tu JRPG clásico favorito. Tiene todos los elementos que te apasionaron si viviste la dorada época de Squaresoft en los sistemas de 16 bits, pero un encanto atemporal arropado por buenas ideas. Poniéndolo todo al servicio del jugador mientras le regala el ojo y el oído. Demostrando, en última instancia, que el éxito de los clásicos roleros de los 90 no es una cuestión subjetiva o basada en la nostalgia, sino que nace de la pura y genuina excelencia.
Imprescindible
Live a Live
Plataformas | Nintendo Switch |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Square Enix / historia Inc. |
Compañía | Square Enix |
Lanzamiento | 22 de julio de 2022 |
Lo mejor
- Una joya atemporal que ha sido restaurada en 2D-HD con un mimo sin precedentes
- Ocho historias muy diferentes entre sí con mecánicas únicas, grandes ideas, una enorme rejugabilidad y protagonistas que irradian carisma
- Las decisiones y la curiosidad del jugador acaban teniendo muchísimo peso en la trama
- Una segunda mitad colmada de fuertes emociones, como ocurre en los mejores JRPGs
Lo peor
- Algunos capítulos se hacen muy cortitos, y eso que tienen un potencial enorme para ofrecer más
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