Jamás habríamos imaginado que un clásico de 1999 como es Age of Empires II: The Age of Kings, por medio de su remake actual (Age of Empires II: Definitive Edition), fuese a contar con un modo a lo Battle Royale, pero así es, como descubrimos hace unos días. Y tras jugar varias partidas, podemos decir que esta fórmula (que aún sigue de moda) funciona a la perfección dentro de este RTS.
Nada hacía presagiar lo contrario, puesto que no deja de ser una variante del clásico "todos contra todos", pero erradicando la opción de crear bases, haciendo que los recursos sean automáticos y limitando las dimensiones del mapa de manera gradual. Y sí, es lo que estás pensando: la batalla final es puro caos.
Así son los primeros pasos en Batalla Campal
Con cinco mapas disponibles en esta actualización gratuita para Age of Empires II: Definitive Edition (Batalla sobre el hielo, El Dorado, Caída en Aksum, Caída de Roma e Imperio Mayapajit), toda partida comienza igual: cada uno de los ocho jugadores (como máximo) se colocan automáticamente en un extremo del mapa y tienen que capturar campamentos de recursos y diversos edificios militares.
La captura es automática cuando eliminamos la presencia del enemigo, sean de la propia IA para hacer bulto o del resto de jugadores, viendo cómo suben de igual modo los recursos una vez capturemos alguno. Madera, comida y oro empezarán a subir gradualmente, pudiendo gestionar de modo más eficiente los recursos cuando capturamos algún mercado, para vender el excedente que no haga falta.
Capturar es de vital importancia, puesto que la partida la iniciamos con un número extremadamente reducido de unidades, teniendo que explorar y descubrir esa clase de edificios para poder desplegar más unidades en plena batalla. Y claro, con la niebla de guerra, no sabremos si hay algún enemigo por la zona hasta que nos acercamos, por lo que la tensión va en aumento, que el que no corre, vuela.
Podemos marcar una civilización como favorita para tener más opciones de jugar con la que más nos guste, o bien ir de modo completamente aleatorio, a lo que surja, por el simple placer de meterse en un fregado de este calibre. ¿Lo bueno? Que nunca hay un ganador claro hasta el final de cada reyerta. Ni siquiera el que asegure la zona central antes que el resto. No todo es tan sencillo como parece.
Además, la disposición de cada mapa es distinta, al no ser todos sobre tierra, puesto que habrá algunos donde el agua estará muy presente, como en Batalla sobre el hielo, con una zona central completamente plagada de puertos para capturar y que la batalla final tenga mucha más presencia de barcos de guerra.
Aquí la única preocupación será no descuidar ninguno de los edificios que vayamos capturando, contar con una producción fluida de unidades y tener paciencia, sin ir a lo loco, que las tornas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos. La clasificación en tiempo real no nos asegura la victoria, en definitiva.
Este modo está para quedarse en Age of Empires II
Al fin y al cabo, esa clasificación, tal y como sucede en los modos estándar, no deja de ser informativa en relación al poder de nuestro ejército, con la suma de los recursos. Y si no sabemos escoger bien qué unidades sacar, o no tenemos suerte a la hora de capturar ciertos edificios con otras unidades, se nos complicará la tarea cuando se empiece a achicar el mapa, que por algo es un Battle Royale.
Los extremos irán desapareciendo, arrasando sin miramientos con todo lo que se ponga en su camino, con un círculo que se irá haciendo cada vez más pequeño y donde se acabarán formando unas batallas campales la mar de caóticas y divertidas en un espacio reducido, rodeados por castillos, para ver quién supo escoger mejor sus cartas. Y mientras haya edificios, hay esperanza, desde luego.
Poco importa si nos matan a todas las unidades en una partida, como me sucedió en una de ellas a los pocos minutos de empezar, tras emboscada, que si hemos capturado algún edificio y ningún enemigo lo reclama, podremos seguir sacando unidades y recomponernos en segundos gracias al flujo constante de recursos.
Yo, más habituado a la táctica de la tortuga en los RTS, tomándomelo con calma, sin ningún tipo de prisas, he experimentado una montaña rusa de sensaciones, puesto que por momentos parecía que no iba nada mal en la partida hasta toparme con la cruda realidad en los últimos minutos de este Battle Royale.
Es, sin lugar a dudas, un modo que casa muy bien con el estilo de Age of Empires II, al no renegar del toque estratégico (hay que saberse al dedillo las fortalezas y debilidades de cada unidad, por supuesto; no vale contar con una masa) ni tampoco del estilo frenético de sus combates, cuando se juntan varias personas.
¿Y lo mejor de todo? Que es gratis, sí. Forma parte de la actualización 42848, entre otras novedades de menor relevancia. Y no conviene olvidar que el propio Age of Empires II: Definitive Edition viene de serie con Xbox Game Pass en PC.
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