Durante las últimas semanas se ha convertido en uno de los juegos más deseados de Steam y comparte hueco con esperados bombazos como Silksong o Starfield, pero este simulador de vida está a kilómetros de distancia de lo que proponen juegos como esos.
Se vende como un simulador de superviencia realista y, pese a las muchas veces que nos han colado eso como maniobra de marketing, en esta ocasión no podría ser más acertado. Nobody: The Turnaround es el juego más duro y cruel que te puedes echar a la cara. Como la vida misma.
Un dramón basado en historias reales
La idea detrás de Nobody no difiere mucho de lo que ya hemos visto en multitud de simuladores de vida social. Ten un trabajo, paga las facturas y cuida tu higiene para no convertirte en el apestoso que tus relaciones empezarán a repudiar.
La diferencia, en cambio, es que aquí abandonamos los colores pastel y los subidones de alegría por una trama basada en historias y estudios reales -hay hasta un examen de capacidades básicas- en la que todo constantemente parece estar en nuestra contra. Todo por culpa de un padre que, tras hipotecar nuestra vida en las apuestas, ha escapado dejándonos a merced de la mafia.
Si no queremos que nuestra hermana acabe en una red de trata de blancas deberemos pagar cada noche una pequeña parte de la gran deuda que ha contraído nuestra familia. Sin embargo no es lo único contra lo que nos tocará luchar en nuestro día a día.
De hecho, llegar al final de la jornada con el dinero suficiente para vivir otro día acaba siendo lo de menos. Trabajar en la obra o vendiendo chatarra, subir de nivel para conseguir puntos que nos permitan acceder a nuevos trabajos, hacerlo lo mejor posible para aprovechar el sobresueldo en una habitación individual en la que asearnos al terminar el día.
Encontrar trabajo es fácil, completar sus minijuegos de forma manual entretenido y pasear por el parque y sumarte a la danza de yoga de unas abuelas puede ser hasta relajante, pero sobrevivir a lo que la vida nos tiene preparado a cada paso es realmente lo más duro de todo.
Un juego en el que pasarlo mal
Trabajos de mierda en los que la mafia te explotará a base de palizas y robarte parte del salario prometido, accidentes laborales que te dejarán al borde de la quiebra y buscando una forma de llegar al cupo diario mientras las horas vuelan en una angustiosa contrarreloj, sentimientos de culpa que te abordan durante la noche y no te dejan descansar...
Cualquier mínimo problema será más que suficiente para convertirse en la gota que colme el vaso y, de rebote, te haga caer en una depresión que te lleve a tomar decisiones equivocadas como, por poner el ejemplo más suave, dejarte parte de tu sueldo de forma involuntaria en ir a un cibercafé a echarte unas innecesarias partidas al LoL.
Para cuando el análisis nocturno que el juego hace de tu situación empezó a plantear que el suicidio empezaba a ser un camino para mi personaje, ya estaba tan dentro de su dinámica que tuve que obligarme a parar.
Entiendo el mensaje, la denuncia social que hay detrás e incluso puedo llegar a encontrar divertida su mezcla de minijuegos y bucle de mejoras constantes hasta llegar a un ansiado final feliz, pero lo que propone Nobody es demasiado duro como para querer caer en ese pozo.
La vida ya es lo suficientemente jodida como para querer amargármela detrás de la pantalla, pero si alguno de vosotros tiene curiosidad y quiere probar su demo antes de que llegue en algún punto de 2022, podéis encontrarlo disponible en Steam.
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