El casco de PS VR2 no deja de parecerme una puerta de entrada demasiado prohibitiva para la gran mayoría de jugadores y, como relataba el compañero Alberto Pastor en Twitch, es el capricho del capricho. Pero al César lo que es del César, lo de Gran Turismo 7 en la realidad virtual de PS5 es otro nivel.
Puede que aún no sea el juego que te invite a replantearte tu opinión sobre PS VR2 de forma definitiva, hay puntos en los que merecía algo más de cariño, pero si este es el camino que le espera a este cacharro, los fans de la realidad virtual van a disfrutar muchísimo con lo que está por venir. Gran Turismo 7 en VR ha demostrado que lo de soñar con un Half Life: Alyx de Sony ya no es tan descabellado.
No es el juego que te convencerá sobre PS VR2...
Todo dependerá del presupuesto que Sony quiera invertir en algo así, claro, y de hecho esperamos que sea un poco más de lo metido en Gran Turismo 7. A la adaptación de los menús le habría venido de perlas un mejor aprovechamiento del seguimiento de ojos, sin ir más lejos, tanto como herramienta para movernos por los menús como para enfocar correctamente las zonas a las que apuntamos con la vista.
Las esquinas, por lo general, quedan bastante borrosas, peor en cualquier caso la calidad de la pantalla de cine que se muestra ante tus ojos ha ganado varios enteros desde la última vez que la probé con un juego no adaptado para PS5. Aquí el sistema que utiliza su modo cinemático es el mismo, pero la definición está a kilómetros de lo comentado en mi análisis y aquél misterioso granulado ha desaparecido por completo.
Superada esa pequeña traba, nada que vuelva la experiencia injugable pero innegablemente varios puntos por debajo de todo lo demás, toca centrarse en lo importante. Ponerte el casco de realidad virtual antes de jugar a Gran Turismo 7 es como entrar en un parque de atracciones. La risa tonta con la que sales de una montaña rusa es la que me vino a mí justo después de quitarme el casco.
Por definición de la imagen, por la iluminación, por las sensaciones al estar adelantando en medio de una curva y ver a tu rival quedándose atrás mientras giras la cabeza. A esto huele una nueva generación, a sorprendernos con algo que no se parezca en nada a lo que veníamos jugando desde hace 10 años. Nada de “se ve mejor y más fluido”, eso se debería dar por supuesto, sino algo capaz de hacerte cambiar la forma de ver un videojuego.
... pero está muy cerca de serlo
Diría incluso que los gráficos son lo de menos. Ayuda a hacer de la experiencia algo lo más espectacular posible, pero está lejos de un techo visual que te haga pensar que va a ser difícil ir más allá.
No es en absoluto escandaloso, de hecho no alcanzo a discernir si es que se ve mejor en la tele o en realidad estás lo suficientemente cerca para apreciar mejor las aristas que antes no veías. Pero en cualquier caso no estamos aquí por eso.
La inmersión que ofrece al ver los edificios pasar, el panel de control de cada coche, detalles de los circuitos en los que ni siquiera habías reparado. Es una celebración para los fans de los juegos de coches, sin ninguna duda. Siendo más fan de lo arcade que de la simulación, creo que voy a soñar con un Forza Horizon adaptado a la realidad virtual. O un nuevo MotorStorm. Ya va tocando, Sony.
Estar dentro del vehículo mientras ves los pedales o el retrovisor deja bastante en pañales a lo de jugar a un juego de coches desde la pantalla de cine de las Quest, y además aquí el tema del cable está fuera de la ecuación. Para aquellos que no se hayan acercado a la realidad virtual de PC y lo que puede dar de sí al más alto nivel, lo de Gran Turismo 7 y PS VR2 va a parecerles brujería.
El empujón ha sido firme y nos ha dado razones para la esperanza. Ahora toca mantener el ritmo. Veremos si el State of Play consigue hacer que la bola siga girando y esos cinco nuevos juegos para PS VR2 están a la altura. Y si por algún casual lo de MotorStorm no cuela, Sony, sería de locos no aprovechar el tirón actual de The Last of Us con una adaptación. Démosle una vuelta a la idea.
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