Uno de los juegazos que más me impactó de todos los que se publicaron el año pasado fue Final Fantasy XVI. El viaje de Clive por el mundo de Valisthea me resultó simplemente sublime. Disfruté muchísimo los combates, su trama, su magistral banda sonora, su impresionante apartado gráfico y más a lo largo de las más de 80 horas que llegué a jugar, así que el anuncio de que Square Enix pretendía ampliar su contenido con dos expansiones no pudo encantarme más.
La aventura principal me dejó con un excelente sabor de boca, pero no voy a negar que el saber que ese no iba a ser el punto y final de la aventura fue todo un bombazo. Sin embargo, me quedé con la duda de qué haría la compañía con estos DLCs, ya que no se había puesto a trabajar en ellos hasta lanzar el juego en las tiendas, lo que me hacía dudar si cumpliría con las expectativas.
Después de que el contenido principal dejara el listón tan alto, tenía claro que quería disfrutar de algo que mantuviese la misma calidad. Lo cierto es que Echoes of the Fallen, la primera de las dos expansiones, la he gozado bastante, aunque se ha notado en exceso que el poco tiempo de desarrollo con el que ha contado ha pesado demasiado en el resultado final.
Una buena excusa para volver a reunir al grupo de protagonistas
Para poder acceder a este DLC hay que tener en cuenta varios factores importantes. El primero es que hay que pasar por caja, ya que no se trata de un contenido gratuito y por lo tanto hay que comprarlo por separado por 9,99 euros o en su defecto adquirir su pase de temporada por 24,99 euros. Además, hay que avanzar hasta casi el final de la historia principal y haber finalizado las misiones secundarias "La promesa de un padre" y "Mi tesoro".
Si sois de los que habéis cumplido todos estos pasos, entonces nada más iniciar vuestra partida se desbloqueará automáticamente la misión que os dará acceso a la historia de Echoes of the Fallen. Por lo tanto, esto es vital que lo tengáis en cuenta para todo lo que vais a leer a continuación, dado que puede haber spoilers relacionados con el argumento.
Los nuevos acontecimientos se producen en cuanto el grupo de protagonistas encuentra un conjunto de misteriosos cristales oscuros que se están vendiendo en el mercado negro. No obstante, son un tanto frágiles y algunos de ellos se destruyen con facilidad, pero lo importante es conocer cuál es su procedencia, momento en el que Clive y compañía empiezan a temer que puedan pertenecer a un nuevo Cristal Madre del que no tenían constancia.
A partir de ahí, el grupo formado por Clive, Jill y Joshua tratarán de buscar respuestas y en su camino se cruzarán un grupo de extraños traficantes que parecen estar detrás de todo esto, lo que les llevará a adentrarse en la llamada Torre de los Sabios. Es en este lugar donde transcurre prácticamente toda la expansión, lo que nos invita a visitar una enorme mazmorra un tanto lineal que desde luego es la zona perfecta para aquellos que prefieran la acción por encima de cualquier otra cosa.
El diseño de esta torre es una pasada por estar rodeada de cristales por todas partes. Asimismo, las últimas habitaciones ofrecen un cambio radical para mostrar un lugar bastante más lúgubre y hasta un poco sanguinario. En cambio, la exploración está muy limitada, pero al menos merece la pena no dejar ningún rincón por examinar, ya que hay nuevas piezas de equipo muy poderosas y anillos que ofrecen capacidades especiales muy útiles para afrontar las batallas más duras del juego.
Sacando músculo a base de combatir sin parar
Como decía anteriormente, los que busquen acción pura y dura se sentirán más que satisfechos con esta expansión, porque es lo que predomina la mayor parte del tiempo. A lo largo de las diferentes salas van desfilando diversas hordas de enemigos que ya han aparecido anteriormente, pero con nuevas versiones más poderosas.
Un caso similar ocurre con algunos minijefes a los que hay que derrotar, con nuevos patrones que tampoco es que sean demasiado complicados de aprender. De hecho, ninguno de ellos me costó demasiado, porque también he de decir que a base de jugar tantísimas horas el nivel que había alcanzado con mis personajes era muy similar al de las criaturas que se interponían en mi camino.
En general la mazmorra está diseñada para que pongáis a prueba las diferentes habilidades aprendidas hasta ese momento, combinaciones de ataques, piezas de equipo, etc., porque la verdad es que no ofrece ninguna novedad que no se haya visto hasta ese momento. No obstante, el jefe final de la mazmorra sí que me parece algo a destacar porque me ha parecido una de las peleas más alucinantes y la más complicada de todo el juego, por encima de cualquier otra de la historia principal.
No solo me costó más de un intento, sino que encima en el intento que me hice con la victoria me llegó a consumir todas mis pociones y al final logré hacerme con la victoria muy por los pelos. Aun así, este enfrentamiento lo disfruté una barbaridad por los efectos y por la gran cantidad de ataques tan diferentes con los que contaba este enemigo tan descomunal. Desde luego, más vale que vayáis preparados y calentéis las manos, porque os vais a hartar de machacar los botones hasta llegar ahí y en esta última batalla.
Después de todo esto, ¿merece la pena hacerse con Echoes of the Fallen? Por lo que vale no está mal. Es una buena forma de seguir jugando a Final Fantasy XVI, pero también se nota el poco tiempo que ha estado en desarrollo, como he señalado previamente, dado que las únicas novedades residen en la propia mazmorra y algunos jefes prácticamente, y mayoritariamente está enfocada para los que prefieran la acción.
Apenas dura unas tres o cuatro horas, así que es de esperar que la siguiente expansión, The Rising Tide, en la que tocará enfrentarse al Eikon de Leviathan, ofrezca un contenido más completo e incluso más largo. Habrá que esperar a su publicación para comprobarlo, así que, hasta entonces, este primer DLC merece más la pena si no aguantáis la espera hasta que podamos ofrecer el veredicto final del pase de temporada al completo.
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