Impresionante, maravillosamente cruda e intachable tanto en su ejecución como en sus formas. Fallout en Prime Video marca las pautas para las futuras series postapocalípticas con o sin zombis apoyándose con firmeza y devoción en la esencia de los videojuegos y la saga con los que comparte nombre. Siendo una legítima expansión de ese mundo caótico y sin redención que ha cautivado a millones de jugadores. Pero si en los últimos 25 años no has jugado a ninguno de videojuegos no te preocupes: te lo vas a pasar B.O.M.B.A.
La saga de Bethesda se adapta a la pequeña pantalla abriendo el universo Fallout al gran público cual puerta de refugio, pero no olvida lo esencial: darle al fan todo lo que espera encontrar y debe exigir. Colmando sus mayores expectativas y regando cada uno de sus ocho episodios de exquisitas referencias, a veces descaradas y otras sutiles, que jamás distraen a quienes simplemente vienen buscando algo entretenido que ver. Acertando de pleno con ambos perfiles de espectador y metiéndoselos en el bolsillo desde los compases iniciales hasta su broche.
Los primeros tres aciertos de Fallout en Prime Video te los digo ya: Amazon MGM Studios ha apostado muy fuerte por que a la producción no le falte de nada. Por hacer casi tangible ese mundo propio de los videojuegos y recrear la estética, la ambientación y la ambición de cada entrega. Por que lo caricaturesco funcione en pantalla y lo explícito también luzca creíble. Y eso se nota y suma puntos adicionales. Además, Bethesda ha tenido voz y voto en el proceso creativo. Pero lo que ha marcado la diferencia es que a la productora Kilter Films le encanta la saga de videojuegos Fallout.
Jonathan Nolan asume el proyecto de producir, guionizar y hasta dirigir varios episodios de esta odisea. Una responsabilidad que cae en buenas manos tras regalarnos los libretos Interstellar o la Trilogía del Caballero Oscuro junto a su hermano Christopher o, ya por su cuenta, darle a HBO su Westworld. El estandar de perfección de los Nolan se nota, pero no te preocupes: esta serie no ambiciona ser cine de autor sino esa entrega de Fallout que puedes disfrutar sin ratón ni mando. Porque como nos dijo Jonathan, en su día se obsesionó tanto con Fallout 3 que casi le cuesta su carrera cineasta. Y ese nivel de devoción es lo que acaba marcando la diferencia.
A partir de aquí algo que es clave para entender el doble mérito de la serie: todo lo que ocurre en Fallout en Prime Video es original. A diferencia de la serie de The Last of Us en HBO, que lleva la misma historia a otro medio, estamos ante un salto casi sin red hacia lo desconocido que no se apoya en la trama de ninguna entrega y, además, es canon dentro del universo de los videojuegos. Algo que da margen a que se aborden conceptos o historias que pillarán por sorpresa tanto a quienes han dedicado cientos de horas a vivir aventuras en el páramo, como a quienes están a punto de descubrir lo cruel y despiadada que es la vida en él. Lo cual nos lleva a la primera gran cuestión: ¿de qué va Fallout en Prime Video?
La moradora, el aprendiz de caballero y el necrófago
¡Bienvenido al fin del mundo! Pero no te pongas muy cómodo: el agua es radioactiva, la gente es arisca, las mutaciones están al orden del día y si por un casual alguien te trata medianamente bien seguramente le tiene echado el ojo a alguno de tus órganos. O te quiere comer. Lo bueno es que en caso de que acabes el día sin alguna parte de tu cuerpo puedes hacer el apaño y vivir un día más si llevas las suficientes chapas encima. O un reactor nuclear en el bolsillo con el que puedas hacer trueque. Porque en el mundo de Fallout puede pasar cualquier cosa, pero rendirse nunca es una opción.
Hace más de 200 años hubo una catástrofe nuclear que arrasó con la superficie del planeta. Todo lo que queda son escombros, chatarra, mutaciones salvajes y supervivientes sin ningún tipo de moral. A lo largo de ese tiempo el yermo ha consolidado su propia regla de oro: te pondrán palos en las piernas a la mínima ocasión. Sin embargo, un grupo muy reducido de ciudadanos tiene el privilegio de vivir una vida civilizada: los moradores de refugios.
Antes de que la catástrofe derrumbase los cimientos de la sociedad y el mundo moderno, la corporación Vault-Tec creó unos refugios aislados y enterrados en la tierra que mantuvieron a sus huéspedes aislados del caos y la miseria de la superficie, viviendo muchos de ellos en una burbuja autogestionada esperando a que la radiación se disperse y repoblar la Tierra.
El primer problema de Lucy MacLean (interpretada por Ella Purnell) es que su tranquila vida como moradora se ha ido al traste: en un asalto sorpresivo al refugio su padre, el supervisor de su comunidad, ha sido llevado a la superficie. Los moradores tienden a ser cobardes y hogareños, así que deberá salir del refugio en solitario. El segundo problema es que, pese a estar instruida en todo lo que tiene que ver con la supervivencia más allá de la puerta, no ha tenido en cuenta que lo más peligroso de ese mundo son precisamente aquellos que se han adaptado a él y quienes le han dado forma. Una lección que aprenderá a las malas y a base de palos y desengaños.
Maximus (Aaron Moten) tampoco lo tiene fácil. De niño sobrevivió milagrosamente a una gigantesca explosión que arrasó su ciudad y desde entonces ha sido acogido e instruido en la Hermandad del Acero, una orden de Caballeros que trata de imponer con mano de hierro (nunca mejor dicho) el orden en lo que queda del mundo. Con suerte, dentro de unos años será ascendido a Caballero y vestirá una de las servoarmaduras, las cuales funcionan con energía atómica. La otra realidad es que Maximus es el epicentro de todas las palizas en los cuarteles en los que trata de instruirse. Y, siendo justos, la teoría en la academia tampoco se le da muy bien.
El destino de Lucy y Maximus quedará atado tras la entrada en escena de un Necrófago (Walton Goggins) de más de 200 años. Un cazarrecompensas que sobrevive a base de ingestas absurdas de sueros y drogas, pero que viene de vuelta de todo. Quizás su brujula moral esté escacharrada, pero cuenta con una puntería infalible. Un viejo cowboy apocalíptico con la cara y el cuerpo desfigurados pero que, a diferencia de los otros dos, conoce y se desenvuelve en el nuevo mundo como pez mutado en el agua radioactiva.
¿Qué tiene este desagradable tipejo que ver con la moradora y el aprendiz de caballero? Los tres siguen la pista de un científico. O más bien, la cabeza sin vida de un tipo tan desgraciado como ellos, pero que contiene un conocimiento capaz de transformar la vida en el yermo. Ninguno de tiene claro para qué sirve, pero todos saben que aquel que consiga esa cabeza recibirá la vida que ansía. El problema en el mundo de Fallout es que siempre hay que tener extremo cuidado con lo que se desea. Entre otras cosas, porque puede hacer realidad.
Una producción I.M.P.E.C.A.B.L.E
Fallout en Prime Video no es la típica serie que nos plantea un post-apocalipsis genérico con supervivientes cortados por la línea de puntos, y eso juega siempre a su favor. La manera en la que logra esto es sencillo: los protagonistas están en primera línea, pero al final -como ocurre en los juegos- todo acaba girando en torno al cruel y áspero mundo de Fallout. Un mundo que contrasta con la reconfortante utopía de los refugios dando pie a esa analogía que da sentido a la saga: ¿es peor una verdad cruel o una mentira que nos de seguridad y confort?
El gran logro de la serie es cómo logra meter al espectador en ese mundo, ante esa disyuntiva, y capítulo a capítulo, convierte la incertidumbre que ronda a sus protagonistas en caos. En personajes que tropiezan con un mundo que les es hostil y les transforma desde dentro y hacia afuera. Y, en el proceso, se plantea una trama que se tuerce y deshila con resultados inesperados.
De hecho, el diseño de la acción y el drama de Fallout en Prime Video (con McGuffin incluido) no es muy diferente a cómo se plantean las misiones principales de los juegos de RPG de Bethesda. Siendo el personaje de Lucy lo más parecido al rol que suele adoptar cada jugador al comenzar cada partida, pero con dos tratamientos especiales: tiene voz propia y no se deposita toda la carga de la serie en sus hombros. Lo cual no implica que sea la que más golpes de realidad se acabe llevando a lo largo de esta temporada inaugural. En el sentido figurado y en el literal, que conste.
De hecho, pese a que la mayoría de los episodios exceden la hora de duración, en ningún momento se siente que se hayan hecho las cosas apresuradas o se hayan dispersado los acontecimientos de manera artificial. Y eso juega a favor de un ritmo que sabe cómo cambiar los registros de la trama con cada perspectiva de la historia (en función de sus protagonistas) y cuándo y cómo ser cruel con ellos y darles dónde más les duele. Poniendo el dedo en la herida mientras le queda claro al espectador cómo funciona el mundo de Fallout.
Con todo, y pese a que Lucy encara el desafío de llevar las riendas de lo que ocurre en serie, quien de verdad se luce en pantalla es Walton Goggins como el Necrófago. Un tipo que en muchos aspectos, y como nos comentó el propio actor, viene a ser el equivalente al poeta Virgilio del Infierno de Dante. Luciéndose en cada plano y tendiendo lazos, dada su prolongada muerte en vida, con los acontecimientos previos a la catástrofe previa al apocalípsis.
Arrojando luz y contexto a los otros protagonistas y al espectador sin interrumpir el ritmo cuando lo hay, la tensión cuando se requiere y la incertidumbre entre un capítulo y el siguiente. Algo que se redondea con una producción I.M.P.E.C.A.B.L.E.
Lo que Fallout hereda de los juegos, y lo que le aporta a la saga
Los ocho capítulos de Fallout en Prime Video son un derroche de medios y recursos dentro de las series de televisión ejecutados con acierto y puestos al servicio de un objetivo claro: llevar el universo de los videojuegos a un nuevo formato. Para quien lo desconoce y también para los fans. Mezclando la temática de los cómics pulp que arraigaron la paranoia post-nuclear de los años 1950 con esa imagen que todos tenemos interiorizada de lo que sería un mundo tras el apocalipsis. Desarrollando un universo tangible en él que se plasma a la perfección con lo mostrado en los juegos... Pese a no estar basado en ninguno en concreto.
De hecho, la violencia y la crudeza de los videojuegos de Fallout está muy presente. Puedes ver contenido explícito en forma de cráneos reventando o extremidades amputadas o hechas puré sin que esto llegue a ser ni caricaturesco ni que eclipse los otros hitos de la producción. Los tiroteos y el humor cínico de la saga de Bethesda están presentes e integrados como un recurso clave a la hora de dar identidad a esa pesadilla y los que viven en ella.
Y, siendo justos, todo acaba jugando a favor del personaje del Necrófago, quien pese a sus desagradables métodos, acaba siendo el guía definitivo de cualquier espectador para adentrarse en lo que Fallout es y simboliza como franquicia. Incluyendo su crítica a la sociedad del mundo real con gruesas pinceladas de sarcasmo.
Como en los juegos, la estética de esa realidad alternativa con tecnología retrofuturista creada para la ocasión juega un papel esencial a la hora de plantear los dos mundos que convergen en una misma historia: la cuidada estética de los refugios es una replica exacta a lo visto en Fallout 4 sin llegar a parecer una parodia de las sitcom de hace 70 años. Y los planos exteriores y escenarios crean vistas alucinantes y a la vez entornos diseñados para el ojo de los jugadores.
Una estética que trasciende a la imagen: la selección musical que impera en los tráilers de cada entrega y la imagen colectiva de que se tiene de la saga añade texturas al conjunto y, de vez en cuando, se añaden temas extraídos directamente de los juegos como Inon Zur que le dan matices adicionales al fan y a quien alguna vez ha jugado, quienes encuentran en Fallout en Prime Video exactamente lo que vinieron a buscar.
El triunfo de Fallout en Prime Video no es solo su propuesta como serie, sino en cómo se transforma ese empeño de llegar a ambos perfiles de espectador en uno de sus motores y da sus frutos desde el primer episodio. Dando identidad a ese universo, empapando al espectador en su ambientación, el tono general y hasta la manera de construir a los personajes y hacerlos evolucionar. Algunos a base de golpes y traiciones, y otros a través de flashbacks bien tirados y que abren la puerta a momentos que no se habían mostrado en los juegos, pero que muchos sabíamos que estaban ahí. Porque, y esto es esencial: todo lo que ocurre en Fallout en Prime Video es canon. Y eso le da un valor especial tanto a la iniciativa como a los videojuegos.
La opinión de VidaExtra
Fallout en Prime Video no es una entrega numerada de la saga de videojuegos, pero lo logrado con su primera temporada la pone al mismo nivel como si fuese un spin-off creado a medida para el formato televisivo. Con todos los aciertos de su universo y aquello que le da identidad a la franquicia.
Todo lo que se muestra en pantalla, desde su narrativa a su estética, pasando por la manera en la que se han construido el mundo y sus habitantes, se siente genuino. Auténtico pese a ser un medio diferente. Poner el mismo empeño y cuidado que al crear un videojuego para que haya una consistencia ha dado sus frutos.
A través de los ojos de la moradora, el aprendiz de caballero y el necrófago se crea una expansión de ese universo de los videojuegos y, a la vez, se aprovecha para llevar la acción a un contexto prometedor y novedoso que transcurre unos 10 años después Fallout 4 y en las proximidades de Fallout New Vegas. Tomando prestados elementos de manera cuidada para rendir homenajes a las producciones anteriores sin distraer a quien solo quiere ver qué pasa. Poniendo en aprietos a personajes muy diferentes y que dan mucho juego en pantalla.
Sería injusto decir que los tres protagonistas brillan con la misma luz. Ella Purnell logra transmitir la candidez e ingenuidad de los moradores y reconstruye su personaje sobre ello de manera magistral. Y no te lo voy a negar: Fallout en Prime Video hace bien en guardarse varias de las cartas que llegaron a las manos de su protagonista en el último episodio para impulsar una segunda temporada con una base prometedora.
Por su parte, Walton Goggins aprovecha cada ocasión para elevar el personaje del Necrófago a un estatus de icono apoyándose en esos antihéroes de los espagueti westerns, pero tal y como se ha trazado el personaje todo encaja de maravilla. Dicho lo cual, no se hasta qué punto es intencionado que cueste creer que Aaron Moten merezca llevar la icónica servoarmadura de la Hermandad del Acero.
En cualquier caso, la temporada inaugural de Fallout en Prime Video acaba siendo una lección magistral de cómo plasmar el espíritu de los videojuegos de Bethesda a la pequeña pantalla. No como una gran adaptación de un juego específico, sino enriqueciendo la franquicia, expandiéndola en contenidos y contexto y haciéndola llegar más lejos y a más público evitando ser condescendiente con el espectador que asoma sin pretensiones.
Dándole al fan de la franquicia Fallout todo lo que vino a buscar. Y más. Aprovechando para sorprender con un Fallout: Los Angeles que puedes disfrutar sin el mando. Salvo el de la tele, claro.
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