La devoción que Arc System Works profesa a la obra de Akira Toriyama viene de lejos: mucho antes de volarnos la cabeza con Dragon Ball FighterZ, los de Yokohama se atrevieron a llevar las apoteósicas batallas de Goku y compañía a las portátiles de Nintendo con las dos entregas de Supersonic Warriors y, tras un amplio lapso de tiempo, Dragon Ball Z: Extreme Butoden, un juego de lucha que, además de dar continuidad al legado de la saga Butoden, sacaba a relucir lo mejor de los creadores de Guilty Gear.
DBZ: Extreme Butoden es, ante todo, un juego de lucha por derecho propio en la que sus comandos simplificados o los autocombos no restan profundidad a la colisión de saiyans, terrícolas, androides y criaturas del espacio.
Una experiencia que se amolda a sí misma para ofrecer al jugador combates individuales o por equipos y que ha sido elaborada a medida para la Nintendo 3DS. Con lo bueno y lo no tan bueno que eso supone.
Porque Arc System Works supo llevar la premisa a su terreno, combinando sprites elaborados con un gusto estupendo con escenarios tridimensionales. Viendo su trayectoria con Blazblue, Persona 4 Arena o el referido Guilty Gear, estaban en su salsa.
Y, sin embargo, en lugar de dejar su impronta o barrer para casa, se volcaron por completo en actualizar y dar continuidad al legado de la saga Butoden, afianzada por TOSE y Bandai desde los tiempos de los 16 bits. Y lo hicieron la mar de bien en el mejor momento posible.
A fin de cuentas, DBZ: Extreme Butoden llegó en un 2015 muy dulce para Dragon Ball y sus fans:
- En febrero de 2015 llegó Dragon Ball Xenoverse, una entrada por la puerta grande de la Patrulla del Tiempo de Trunks en consolas.
- En abril de ese mismo año se estrenó el largometraje DBZ: La resurrección de F, reventando las taquillas japonesas e incluso estrenándose en las salas de cine Españolas.
- Y, como remate de un año excepcional, en junio se estrenó el primer episodio de Dragon Ball Super, la continuación animada del manga con el propio Toriyama implicado en el proyecto.
Una alineación de astros que hacían todavía más irresistible la propuesta de lucha de Arc System Works. Pero lo mejor de todo es que supieron aprovechar esa oportunidad dorada, regalando a los fans un Butoden excepcional, con una cantidad ingente de luchadores y asistentes y triple ración de fanservice.
Lo mejor de la saga DBZ: Butoden, acertadas pinceladas de Budokai y el toque ASW
Da igual si jugaste a los clásicos Butoden de SNES, repartiste Kamehamehas en los sistemas de 32 bits o descubriste el Dragon World de Toriyama a través de la serie Budokai: Extreme Butoden toma prestados los elementos clave de cada uno, desde los animaciones muy concretas a modos enteros, y los ata a una misma experiencia sólida y bien ensamblada.
A fin de cuentas, los Butoden de SNES y Mega Drive fueron en buena medida los cimientos de la mayoría de experiencias de lucha en 2D protagonizadas por Goku y compañía, incluyendo las más recientes. Pero también es posible ver generosas pinceladas del DBZ: Hyper Dimensions a la hora de dar carácter e identidad a cada personaje seleccionable.
Y si, las colisiones de energía sucedidas por una intensa competición de botoneos dicen presente.
Además, y como en DBZ: Ultímate Battle 22, en Extreme Butoden se hace uso de luchadores elaborados en 2D que se desenvuelven en escenarios poligonales. Lógicamente, con un nivel de detalle mucho mayor (lo cual no tiene un mérito especial) y hasta un curioso sistema de scaling en función de lo que ocurre en pantalla mucho más acertado.
Eso sí, nuestros Guerreros Z se mueven en pantalla con mucha más fluidez. Incluso más que la del Shin Butoden de Saturn.
Como en los títulos de Bandai para los sistemas de 32 bits, Extreme Butoden cuenta con su propia apertura animada y sí, al igual que Final Bout, desechó la idea de que hubiese dos planos de juego (tradicionalmente en aire y tierra) aunque es posible proyectar a gran distancia a nuestro enemigo e incluso lanzarlo al aire hacia el suelo con un fuerte remate tras un combo.
Dicho lo cual, uno de los elementos clave de Extreme Butoden es el modo de ejecutar los Super Especiales y los Meteor Attack: deberemos acertar una cadena de golpes que se ejecutan de un modo muy similar al de los DBZ: Budokai. Es más, Arc System Works aprovechó para sumar a la fórmula los asaltos, los despertares (sparkings) y un sistema de evasión que le añade un importante factor táctico al conjunto.
Con eso por delante, los de Yokohama también sumaron a este acertado combinado de elementos algo propio. O más bien, de sus títulos Supersonic Warriors: aprovechando la pantalla táctil de 3DS podemos ejecutar relevos o solicitar refuerzos de una cantidad ingente de asistentes en cualquier momento de la partida.
¿Y en cuanto a opciones jugables? Extreme Butoden ofrece de todo y ningún modo flaquea en lo suyo:
- Existe un modo Historia Z que repasa fielmente todos los acontecimientos desde la saga de los Saiyans a la batalla del planeta Kaioshin con diálogos intermedios e ilustraciones creadas para la ocasión.
- Además, el modo Aventura da un paso más allá ofreciéndonos el clásico mapa con casillas inspiradas en todas las etapas de Dragón Ball en las que deberemos superar toneladas pruebas temáticas. Y no solo eso, también seremos puntuados y podremos usar y adquirir artículos que reforzarán nuestras capacidades.
- Si queremos luchar libremente tenemos un modo Torneo Mundial Extremo, un modo de Combate libre y un muy necesario Versus que, tras el lanzamiento, sumó multijugador online.
- Y si todo lo anterior no fuera suficiente, Extreme Butoden es compatible con StreetPass, incluye una galería de personajes y hasta ofrece un registro de combate.
Sobre el papel, Dragon Ball Z Extreme Butoden es una apuesta ganadora, pero ¿y a la hora de jugar?
Animaciones exquisitas al servicio de los pequeños detalles
Los combates de Dragon Ball Extreme Butoden se adaptan muy bien al jugador, y de modo que podremos disfrutar del modo historia sin que nadie -ni los menos acostumbrados a los juegos de lucha- se quedarán atrás, mientras se ofrece una experiencia más exigente e intensa desde los niveles finales del modo Aventura o el Torneo Mundial Extremo.
De poco serviría su muy bien afinada dificultad si el conjunto quedase lastrado por la experiencia jugable. Por suerte, los creadores de Guilty Gear son un referente dentro del género de la lucha.
Si bien los movimientos especiales y los más poderosos se ejecutan a través de las mismas sucesiones de golpes y combinaciones de botones en todos los luchadores (descartando la tradicionales secuencias popularizadas por Street Fighter), cada uno de los 24 personajes seleccionables tiene su propio estilo y rol.
Es más, existe un intencionado desequilibrio de fuerzas, de modo que en circunstancias normales la fuerza y los puntos de salud de Krillin le ponen en clara desventaja frente a Cell, Majin Buu o Bills, el dios de la destrucción. No es que sea imposible vencerlos por separado o en un mismo equipo, claro, pero deberemos ser conscientes de nuestra inferioridad.
Lo cual no quiere decir que Extreme Butoden haya renunciado a su elemento competitivo: cada luchador y asistente tiene un valor medido en DP (Dragon Points) de modo que, salvo mejoras y en los modos libres, existe un límite de puntos a la hora de hacer un equipo. Y es entonces cuando podemos escoger:
- Un luchador muy fuerte con muchos asistentes o con pocos asistentes fuertes.
- Dos luchadores fuertes con dos asistentes o uno muy fuerte.
- Tres luchadores normales sin asistentes.
Un planteamiento más o menos similar al de Capcom vs. SNK y que, por cierto, ya nos adelanta la importancia de los asistentes (o personajes de apoyo) en Extreme Butoden.
Y no solo estamos hablando de una barbaridad de personajes de apoyo -más de 100- sino que cada uno ofrece un servicio único, incluyendo ataques, mejoras, recuperación de salud, golpes sorpresa e incluso estorbando al enemigo en pantalla. Y, lógicamente, desbloquearlos todos desde el modo Aventura también es la sal del juego.
Mover toda esta locura en pantalla podría resultar desesperante, pero lo cierto es que el ritmo y el apartado visual también son formidables. No se trata de un milagro técnico, sino todo lo contrario: Extreme Butoden es un juego elaborado a base de mucho cariño, con personajes exquisitamente pixelados, dinámicos en movimiento y capaces de desplegar toda clase de efectos y malabares.
Elevando puntos enteros el valor de la propuesta de juego de Arc System Works con combates rápidos e intensos y un sistema que podría pecar de simplificado si no fuese porque es posible experimentar y descubrir combos verdaderamente potentes. Sin alcanzar las sensaciones de arcade de Dragon Ball FighterZ (o Marvel vs. Capcom), pero haciendo evolucionar magistralmente el estilo Butoden.
Una experiencia redonda que se corona a sí mismo con un inusual crossover
Si te fijas en los vídeos y capturas que hemos incluido sobre estas líneas no tardarás en llegar a la misma conclusión: además de los luchadores, muchos de los golpes, combos, especiales e incluso escenarios escenarios de Extreme Butoden han reaparecido en Dragon Ball FighterZ. A fin de cuentas, ambos juegos beben de las mismas fuentes de inspiración.
Lo que cuesta un poco más encontrar es el grado de detalle que se puso en el juego de 3DS. No solo en cuestión de guiños y referencias, sino en elementos tremendamente sutiles como, por ejemplo, que se crease una galleta específica para cada luchador su usamos el especial de Majin Buu. Algo que ya vimos en DarkStalkers y que volveremos a ver en DB FighterZ.
No solo estamos hablando del cuidado con el que se elaboró cada animación del juego o la fidelidad con momentos específicos del manga y el anime de Dragon Ball, sino del modo en el que se ha integrado el conjunto para, junto con el sistema de puntuación de cada luchador, dar carácter e identidad a todos y cada uno de los personajes del juego.
Algo que se palpa desde el inicio hasta la correspondiente animación de cierre, y se hace todavía más interesante con las presentaciones especiales que tienen lugar al iniciar los combates con dos personajes concretos, haciendo guiños a los momentos clave del manganime como la transformación de Goku en Super Saiyan si lo enfrentamos a Freezer.
En este aspecto, los asistentes merecen una mención muy especial al realizar acciones que iban desde el humor y la locura de las primeras aventuras de Goku hasta ataques tácticos que buscan la sorpresa o tardan intencionadamente en desplegarse. O lo hacen de manera escalonada, como el efusivo grito de la mujer de Goku que acaba llenando toda la pantalla superior.
De hecho, si usamos a Shenron como asistente podremos resucitar a uno de nuestros aliados caídos.
Y ahí no acaba la cosa. Tras el lanzamiento del juego Bandai Namco lanzó hasta cinco sets de asistentes extra sin coste añadido con personajes de Dragon Ball Super, Dragon Ball Xenoverse e incluso Super Dragon Ball Heroes, de modo que Goku con su atuendo de granjero (tractor incluido), Broly en Super Saiyan 4 o los personajes del Universo 6 del Torneo de Champa se sumaron al festival de mamporros y explosiones.
Sin embargo, la mejor de todas las novedades de post-lanzamiento (además del multijugador online) fue la más inesperada de todas: Dragon Ball: Extreme Butoden se actualizó para ofrecer juego cruzado con el juego One Piece: Great Pirate Colosseum, con lo que los jugadores podían hacer colisionar en 3DS a los personajes de Toriyama y Eiichirō Oda.
Un crossover tan explosivo como apoteósico.
Elevando, en un mismo movimiento, la rejugabilidad de Extreme Butoden hasta el infinito. O, al menos, hasta nuestros días.
Por qué Dragon Ball Z: Extreme Butoden sigue siendo excepcional en 2020
Como habrás podido ver, no es ningún secreto que Dragon Ball Z: Extreme Butoden fue el germen de Dragon Ball FighterZ. Su ritmo y jugabilidad y sus mecánicas de juego son muy distintos, desde luego. Y pese a que muchos de los escenarios regresaron actualizados, los sprites de sus luchadores fueron la mejor manera de encontrar la insuperable dirección artística que se logró en el juego de 2018. Sin embargo, el título de 3DS sigue teniendo mucho encanto propio a día de hoy.
Estamos de acuerdo en que el diseño de la portátil de dobles pantallas de Nintendo no está pensado para los juegos de lucha, y eso prácticamente justifica el sistema de botones en lugar de las secuencias. Y, pese a ello, gracias al carácter de cada luchador en pantalla y la infinita variedad de posibilidades que ofrecen los asistentes es posible hallar profundidad en su propuesta de combates individuales o por equipos.
Dragon Ball Z: Extreme Butoden podría haber estado limitado por el hardware de 3DS y, sin embargo, supo aprovechar al máximo cada una de sus posibilidades. Y no solo eso, Arc System Works encontró el modo de ofrecer un crossover insólito entre dos juegos pertenecientes a universos distintos, pero con demasiados puntos en común como para dejarlo pasar.
Lo cual no quita que, pese a todo lo anterior, sigue se siendo totalmente fiel a la serie Super Butoden con la que muchos nos criamos hace más de 25 años. Algo que le da otro tipo de valor especial.
Más todavía si tenemos en cuenta que Bandai Namco incluyó con la reserva del juego, y de manera exclusiva, una copia digital del clásico Dragon Ball Z: Super Butoden 2 de SNES. Aquello fue una cita obligada para quienes vivimos las aventuras de Goku en su día.
Quizás Dragon Ball Z: Extreme Butoden no sea el mejor juego de lucha basado en Dragon Ball, pero supo condensar el legado anterior de Goku en ese terreno, innovar y establecer las bases del que es, por derecho propio, uno de los títulos más exitosos dentro de todo el género.
Poniendo toda la carne en el asador en cuanto a posibilidades y, lo más importante, ofrecer una inagotable cantidad de fanservice capaz de saciar el infinito apetito de los fans de los saiyans de Toriyama.
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