Nuevas transformaciones, viejos enemigos y dos súper-héroes muy poco convencionales. Tras años entrando y saliendo del banquillo, Son Gohan y Piccolo aprovechan su titularidad incondicional en la película Dragon Ball Super: Super Hero para recordar cómo y por qué en la gran obra de Akira Toriyama jamás deben faltar el humor sencillo, los personajes coloridos y los celebradísimos combates explosivos. Batallas eufóricas que llevan al espectador hacia esos clímax con marcadisima denominación de autor y momentos que nos fascinaban hace 30 años, hoy siguen funcionando y seguiremos celebrando en el futuro.
Y pese a que el superguerrero Son Goku y su rival Vegeta asoman solo un poquito en los 100 minutos que dura Dragon Ball Super: Super Hero, su aportación obedece más a la anécdota y al llamado fanservice que al ritmo de una película creada para los fans de Dragon Ball. A los de siempre, a los nuevos, y a los que nunca dejaron de serlo. Especialmente a aquellos que, de manera más que justificada, esperaban un regreso por la puerta grande del más poderoso saiyan mestizo, para mayor orgullo de su diabólico maestro y deleite de su propia hija.
Una pequeñísima Pan que, como veremos, extiende una generación más la pasíon por las artes marciales de su familia y la hace contagiosa hasta llevarla al espectador.
¿Es posible condensar todo lo anterior en una hora y cuarenta minutos? Justo ahí es donde entra en juego la nueva amenaza a la que deben hacer frente los protagonistas. Villanos pintorescos, con un punto estrafalario, y grandes amenazas que solo aparecen cuando todos los peones y el resto de las figuras clave de la partida ya no están en el tablero. Elementos que delatan la autoría y el estilo de un Toriyama que firma el guión y los diseños de personajes.
Decidido a darle más cancha a personajes muy queridos para él mismo y rescatar esa dualidad de la naturaleza de Son Gohan que ya vimos desde su debut en el manga: la del pacífico terrícola dedicado en cuerpo y alma a los libros, y la del saiyan invencible con un poder latente todavía más abrumador que el de su padre.
Eso sí, pese a que todo transcurre en 100 minutos de metraje, Dragon Ball Super: Super Hero no es una historia de relleno y contexto propio, como tantas OVAS, sino una sucesión de acontecimientos dirigidos a una gran batalla y que, de hecho, están plenamente integrados dentro del canon de la obra. Traspasando las pantallas, como en su día lo hicieron Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses o La resurrección de Freezer, y plasmándose en el papel a través del trabajo conjunto de Toyotaro y el propio Akira Toriyama.
Mostrando, en ambos medios, nuevas facetas de los personajes conocidos y recordándonos muchas de las etapas más explosivas del manga original de Dragon Ball y el anime clásico de Dragon Ball Z; así como elementos muy concretos únicamente vistos en las películas o en Dragon Ball Super. Eso sí, no necesitarás ponerte al día con la nueva serie o el manga para meterte de lleno en la película. Tanto Akira Toriyama como Toei Animation, la productora, introducen los acontecimientos y las novedades para que en apenas cinco minutos te dejes llevar por lo que ocurre. Un doble acierto, se mire como se mire.
A partir de aquí una pregunta de rigor: ¿qué es lo que ha pasado para que el pacífico Gohan vuelva a vestirse con las ropas del clan de los demonios y desate su cólera? Bueno, como veremos, el propio Piccolo llevaba tiempo queriendo darle un empujón para que espabilase. Pero será el inesperado regreso de una amenaza del pasado lo que derivará en explosivas batallas, reencuentros inesperados y una rotunda sensación de déjà vu. Todo muy intencionado y bien planteado. Entre otros motivos, para devolvernos al que fue es y sigue siendo uno de los mejores momentos de todo Dragon Ball.
El destino del mundo pasa a estar en manos de medio terricolas, demonios... ¡Y súper héroes!
Hace muchos, muchos años, un jovencísimo y extraordinario luchador con cola de mono destruyó con su fuerza y sentido de la justicia a la organización militar más poderosa y temida del planeta: el ejército de la Red Ribbon. Impulsado por la pasión de las artes marciales, con la ayuda de sus amigos, mucho entrenamiento y unas esferas mágicas capaces de conceder cualquier deseo, aquel niño llamado Son Goku logró salvar la Tierra y el universo entero. Y, en el proceso, formó una familia que le acompañará en sus aventuras y heredará su enorme fuerza. Sin embargo, y a diferencia de Goku, su hijo mayor Son Gohan prefiere la paz y refugiarse en los libros.
Gohan también tiene una pequeña familia, y lo cierto es que su vida es bastante menos ajetreada que la de Son Goku y su hermano adolescente Goten. Es un científico que, además de dejarse la vista en los libros, vive por y para su mujer Videl y su hija Pan. Desafortunadamente, su trabajo le tiene tan ocupado que ya no tiene mucho tiempo para entrenar o para recoger a la pequeña de la guardería. ¿Quien mejor que el hijo del Rey de los demonios para cuidar de ella?
Piccolo estaba destinado a ser la reencarnación del mal y enfrentarse a muerte con Son Goku. O eso pensaba antes de averiguar que sus verdaderos orígenes no son estrictamente demoníacos, sino extraterrestres: su aspecto verdoso y sus curiosas antenas se deben a su raza namekiana, y lo mismo se puede decir de su abrumadora fuerza. Con el tiempo, Piccolo no solo acabó luchando junto a Goku, sino adiestrando a Gohan desde que éste tenía apenas cinco años. Ahora que su alumno es un científico, no solo hace de canguro para la pequeña Pan, sino que la ha comenzado a entrenar viendo su enorme potencial y el mismo entusiasmo por las artes marciales de su abuelo.
Piccolo es feliz entrenando a Pan y viéndola mejorar. Lo cual no quita que le reproche a Gohan su falta de disciplina. Incluso, ante el conformismo de él: si ocurriese algo verdaderamente grave, el poderoso Goku saldrá triunfante una vez más. Como siempre. O, al menos, como hasta ahora.
Tras años en las sombra, el ejército rojo de la Red Ribbon ha resurgido usando como tapadera la mayor compañía farmacéutica para financiarse y expandirse por todo el mundo. Al frente de ambas iniciativas está Magenta, el hijo del General Red y heredero de sus recursos, su voluntad de conquistar el planeta y esa venganza irresoluta durante años hacia Son Goku y sus amigos. Ahora, Magenta cuenta con un nuevo aliado capaz de saciar todas esas intenciones.
El Dr. Hedo es un científico brillante y un todavía mayor fan de los super-héroes. Pero es que, además, es el nieto del Dr. Gero, quien creó a los Androides y el poderoso Cell que combatieron a Goku, Piccolo y el pequeño Gohan hace muchos años en el pasado. De hecho, y esto es trascendental, la derrota de Cell no fue ni a manos de Piccolo ni de un Goku superado en combate, sino que fue posible gracias a que Gohan pudo desplegar una significativa cantidad de su colosal poder latente al aparcar su carácter pacífico. El gran plan actual de Magenta es que engañar a Hedo y apelar a su sentido de la justicia para que construya para la refundada Red Ribbon androides todavía más poderosos.
Ampliamente inspirados en los super-héroes clásicos, los androides Gamma 1 y Gamma 2, creados por el Dr, Hedo para la Red Ribbon, atacan a Piccolo como demostración de fuerza. Sin embargo, el namekiano ve en esta amenaza una oportunidad para volver a despertar la pasión por la lucha de Son Gohan. Y lo más divertido de todo: de algún modo, el poderoso y serio demonio convence a una no tan indefensa Pan para que le ayude en un disparatado plan, ahora que Goku está entrenando a galaxias de distancia de la Tierra.
Lo que ninguno de ellos sabe es que una amenaza todavía mayor se está desarrollando en las instalaciones del ejército rojo.
El destino de la Tierra ya no está en manos de los nacidos en planetas remotos, sino en los terrícolas. Independientemente de si su ascendencia es namekiana o medio saiyan. Pero, ¿será suficiente la fuerza de Gohan, la astucia de Piccolo y las Dragon Balls para contener ese peligro?
Dragon Ball Super: Super Hero, animación digital con guión de Akira Toriyama
El estilo de dibujo de Akira Toriyama no ha parado de evolucionar desde su etapa anterior a Dr. Slump y, pese a ello, es reconocible en el mundo entero. Como película, Dragon Ball Super: Super Hero da un paso al frente desmarcándose de los 20 largometrajes anteriores, siendo una extensión de su técnica actual y sus nuevas ideas e influencias. Pero también en su manera de reflejar la tensión quieta, las situaciones de humor absurdo y las frenéticas batallas.
Un doble hito en lo artístico que cuenta con un hándicap: por primera vez en la franquicia, Toei Animation ha apostado por la animación digital en lugar de la tradicional. Eso sí, desmarcándose de otras producciones de CGI de la casa aferrándose a un acabado con bordes, colores más o menos planos y efectos que en todo momento evocan las ilustraciones más recientes de Toriyama.
No es que no hubiese otras películas de Dragon Ball creadas a base de ordenadores, ahí tenemos el caso de la atracción japonesa Dragon Ball Z: The Real 4-D lanzada en 2016. Sin embargo, también es cierto que en en anteriores películas como Dragon Ball Super: Broly se habían confiado las escenas más explosivas y los planes de acción más delicados a la animación digital con buenos resultados. Y, siendo sinceros, lo visto en juegos como Dragon Ball FighterZ y DBZ: Kakarot sacaba los colores a la gran mayoría de episodios de Dragon Ball Super creados de manera artesanal.
Como resultado, Dragon Ball Super: Super Hero se siente como una legítima extensión tanto de la obra como del actual estilo de Akira Toriyama en la gran pantalla y sabe sacar partido a las nuevas puertas que se le abren ofreciendo escenas de lucha bajo la lluvia, planos mucho más largos y un ritmo que beneficia tanto a los momentos de acción como a la comedia y todo lo que hay entre medias.
Y, en el proceso, nos muestra un episodio que tiene lugar entre la batalla en el planeta kaioshin de Dragon Ball Z, lo ocurrido en Dragon Ball Super (sin entrar demasiado en ello) y los episodios finales del manga Dragon Ball publicados en 1994. Mostrando qué ocurrió solo un poquito antes de que Goku se despidiese de los fans, aunque dejando margen para contar nuevas historias jamás contadas tras la conclusión de Dragon Ball Super: Super Hero.
Por supuesto, todo lo anterior caería en saco roto si el guión, establecido por Akira Toriyama aunque perfilado por Tetsuro Kodama (el director de la cinta) y cinco escritores más, no estuviese a la altura de lo que esperan los fans de Dragon Ball y aquellos que, simplemente, quieren ver personajes superfuertes viendo tollinas cósmicas y cañonazos de energía estallar en pantalla. Reservando esos momentos para el final del metraje mientras se le proporciona al espectador una mirada privilegiada al Dragon World cuando Goku y Vegeta, los protagonistas de esta nueva etapa, sencillamente están a otras cosas.
Aferrándose en última instancia a los clichés que todos conocemos, faltaría más, y también recuperando a enemigos del pasado con sorpresas que evocan a esas sensaciones que toda una generación vivió a flor de pie hace tres décadas. Pero también sabiendo introducir pedacitos sueltos de ese tono más costumbrista con el que Toriyama nos conquistó en Dr. Slump, Sand Land o Cowa. Siendo la pequeña Pan el tercer eje de la película, la heredera legítima de la pasión del pequeño Son Goku y a la vez, la gran revelación de este capítulo tan singular creado a medida para que Gohan y Piccolo se luzcan. Y a lo grande.
Porque entre tantas aventuras y combates por el cosmos de Son Goku y Vegeta, es inevitable llegar a la conclusión de que durante demasiados años los acontecimientos de Dragon Ball han acabado orbitado en torno a dos personajes con mucho carisma y una única obsesión: ser el más fuerte. Sin embargo, ese es solo uno de los muchos temas que se abordan en obra de Akira Toriyama. Precísamente por ello, Dragon Ball Super: Super Hero supone un pequeño soplo de aire fresco sin salirse por la tangente y, a la vez, un reflejo de la etapa más apoteósica de Dragon Ball Z.
Dejando claro, para quienes deseaban una película más tradicional, que ni Goku ni Vegeta tienen la intención de cambiar. Y no lo vamos a negar: como obra, Dragon Ball debe evolucionar, pero estos dos saiyans son incorregibles. Y así queremos que sean.
Es imposible acertar con todo el mundo, pero sí darle a los que no son tan fans de Dragon Ball Super una buena dosis de emoción manganime. Y a quienes ven el manga y el anime como algo tan propio como especial una historia que condensa en 100 minutos la genialidad del Akira Toriyama apasionado por las películas de artes marciales, de la ciencia ficción y del humor más simplón.
Si a todo lo anterior le sumas que esa pasión por los superhéroes que el propio Gohan ya mostraba con desparpajo como el Gran Saiyaman, y que Toriyama ya mostró con descaro en su obra anterior o al crear a las fuerzas Ginew, el resultante es Dragon Ball Super: Super Hero. Una película rebosante de clichés, escenas cotidianas y sorpresas colocadas de manera estratégica a lo largo del metraje de modo que, al final, siempre acaba dando exactamente lo que se espera, pero todavía más y mejor de lo que promete. Como en las mejores sagas y películas de Dragon Ball Z.
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