Todos los fans de God of War llevamos esperando el DLC de Valhalla de God of War Ragnarök desde hace 13 años, al menos aquellos que siempre hemos visto más allá del gore, las tollinas y una violencia desmesurada por parte del espartano. Os hablo de asuntos sin resolver que quedaron en el aire tras el epiquísimo final de God of War III en 2010.
God of War (2018) supuso un cambio enorme (y muy acertado) para la franquicia con la nueva ambientación nórdica y su panteón de dioses. Además, Kratos estaba extremadamente cambiado: mayor, templado, sabio, casado y con un hijo. Todos sabemos cómo se desarrolló esa historia y cómo continuó en Ragnarök. El choque de dioses era inevitable... pero el espartano demostró que no es el mismo hombre.
Y precisamente ese es el asunto que Santa Monica Studio ha mantenido pendiente desde el final de God of War III hasta el DLC Valhalla, anunciado recientemente en los The Game Awards 2023. Aunque la nueva rama histórica es increíble, trata de puntillas el pasado de Kratos y siempre hemos querido verlo afrontar realmente todas sus acciones... y solo el Valhalla tiene el poder para someter a Kratos.
He acompañado a Kratos en su periplo por el Valhalla, completado su historia y puesto a prueba mi temple para contaros qué tal está el DLC gratuito de God of War Ragnarök. Más allá de lo mencionado en los primeros párrafos, NO encontraréis spoilers ni destripes de sorpresas en este análisis. Dicho esto, os cuento qué es exactamente y cómo ha sido mi experiencia.
La llamada del Valhalla en God of War Ragnarök
El DLC Valhalla de God of War Ragnarök se presenta como un nuevo modo de juego independiente a la campaña y un epílogo en cuanto a la historia. El propio juego nos advierte que es necesario haber jugado a las anteriores entregas, incluida la presente, para comprender los eventos que se tratan. Y es cierto: los eventos mostrados se remontan al God of War original de 2005.
Kratos debe afrontar su pasado de una vez por todas para ser el dios que realmente quiere ser y solo puede hacerlo en el Valhalla... o al menos en un jardín trasero del mismo. Y resulta curioso porque el modo de juego elegido para materializarlo casa muy bien con lo que dice la mitología: los guerreros debían luchar una y otra vez en su Valhalla personal para superar y asimilar sus vidas antes de entrar en el Salón de Odín. ¡Lo que viene siendo un roguelite!
Debo admitir que no soy fan de los roguelite. Se me hacen pesados y me dan mucha pereza, pero he tenido suerte con God of War Ragnarök porque no es un roguelite tan bestia como imaginaba. Posee las clásicas mecánicas de morir y volver a empezar, preparar y personalizar el equipo antes de entrar en el Valhalla, y mejorar las habilidades y armas de Kratos mientras avanzamos. Todo esto y el combate es lo que más hacemos en el DLC, pero no es el plato principal.
Santa Monica Studio no se ha olvidado que estamos en God of War Ragnarök, así que plantea un modo roguelite muy centrado en la narrativa, llegando a ser lineal en muchos momentos. Digamos que la estructura del Valhalla es la siguiente: base principal, entrada del Valhalla en forma de pasillo, bifurcaciones en diferentes reinos (nórdicos) con opciones de exploración, encuentros con varios jefes y recta final en forma de pasillo.
Por otro lado, el modo de juego cuenta con selector de dificultad y podemos cambiarla cuando queramos. No importa cuál elijamos, porque el Valhalla se irá complicando a medida que avanzamos y volvemos a entrar, pero se adaptará a lo que elijamos para que el desafío sea más o menos brutal.
- Si no os gustan los roguelites y/o solo os interesa la historia, optad por el primer o segundo modo de dificultad,
- Si queréis un desafío, elegid la tercera o cuarta dificultad. Os van a matar más de una vez, creedme.
- Si estáis locos, elegid la quinta dificultad. Es la clásica pesadilla hardcore a lo God of War.
En cuanto al apartado técnico y jugable, hay poco que decir: God of War Ragnarök sigue viéndose de escándalo, su rendimiento es sublime y el combate es exactamente el mismo que en el modo campaña... aunque en el Valhalla debemos adaptarnos a lo que nos toca. Mi consejo es que si tenéis un arma predilecta, como es la Lanza de Draupnir en mi caso, la uséis siempre porque el juego tenderá a daros habilidades y mejoras para la misma.
Los asuntos sin resolver de Kratos de Esparta
La historia del DLC Valhalla es el plato principal y personalmente no hubiese optado por un modo roguelite para contarla, por muy contextualizado que esté en el mundo que habitamos. No digo que luzca mal ni que afecte negativamente, pero creo que este capítulo merecía el estilo del modo campaña y muchas más apariciones memorables. Al ser un roguelite, la repetición es muy evidente... aunque gracias a Odín que cuenta con la duración ideal para no extenuar.
Tal y como dije al comienzo de la publicación, no voy a entrar en spoilers/destripes de sorpresas y dedicaré otra publicación a contaros mi experiencia al detalle. Basta decir que soy un fan de God of War desde sus inicios y que llevo combatiendo fielmente junto a Kratos desde aquella horrible hidra del mar egeo.
En este sentido, solo os diré que el DLC Valhalla ha conseguido hacerme llorar de pura nostalgia y emoción. Ver cosas (como concepto general) del pasado de Kratos creadas con la tecnología actual ha sido demasiado para mi corazoncito espartano. Realmente siento que Santa Monica Studio ha cumplido con los asuntos pendientes del Fantasma de Esparta... aunque espero que no sea el final.
Este DLC no solo ha resuelto asuntos pendientes, sino que ha revelado nuevas historias y posibles caminos para Kratos en el futuro. Como detallito muy pequeño, en ciertos momentos críticos he visto tres armas de culturas no exploradas por Kratos. No diré más. Sabemos que su odisea continuará en el próximo God of War, aunque no se me antoja imposible un nuevo DLC de historia para tratar los asuntos que se presentan en esta aventura.
En conclusión, God of War Ragnarök: Valhalla es una carta de amor y violencia al estilo espartano para todos los fans de la franquicia que llevan más de una década combatiendo fielmente junto a Kratos. Es un viaje profundo y complejo a la mente del Dios de la Guerra. Vais a saltar de la silla, gritar de emoción, sentir cómo vuestro corazón se derrite... y seguro murmurar: "¡Una vez más!", frente a la puerta del Valhalla. En lo personal, ¡seguiré explorando cada rincón del Valhalla!
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