La cita bianual con el Rally de Codemasters trae de vuelta una de las entregas más aclamadas de su extensa trayectoria automovilística: Dirt Rally 2.0 es mucho más que el regreso de unas exitosas siglas, es una manera de entender las competiciones profesionales de vehículos todoterreno en consolas y PC.
Si bien las grandes sagas de automovilismo, como Forza o Gran Turismo, apuestan por incluir el máximo número de competiciones y categorías dentro de su oferta, la filosofía de los desarrolladores británicos se centra en diversificar la experiencia en entregas dedicadas a la conducción arcade, la Fórmula 1 y el Rally.
Una decisión arriesgada en lo comercial, pero tremendamente acertada de cara a los apasionados de cada disciplina.
Como resultado, de aquel Dirt Rally que se lanzó en calidad de Early Access en PC, con un declarado aspecto experimental, vemos hoy una secuela muy sólida en cuestión de contenidos y que aspira a hacer las delicias de los apasionados de la simulación más purista.
¿El secreto para conseguirlo? Escenarios tremendamente desafiantes, unas físicas severas e implacables que pondrán a prueba nuestra precisión y el hecho de añadir un extra de profundidad a la experiencia a través de ajustes que realmente tienen un impacto en nuestro vehículo.
Ajustes que, por otro lado, nos permitirán comenzar a ganar la carrera antes de posicionarnos en la línea de salida. Aunque claro, contar con un coche adaptado al próximo tramo es determinante siempre cuando nuestros reflejos se estén adaptados al ritmo, la respuesta de nuestro coche y el tipo de circuito que tengamos por delante. Y, por cierto, el factor climático también ha quedado acentuado en Dirt Rally 2.0.
En este aspecto, el eje de esta propuesta de Codemasters está en su EGO Engine, un motor de juego que nunca había sido tanto y tan bien exprimido. No solo en cuestiones de jugabilidad, que también, sino -como puedes ver- de cara su presentación.
Contar con la licencia está bien, pero el énfasis vuelve a estar en sus físicas
La secuela de Dirt Rally no te va a dar una cálida bienvenida a sus competiciones. Si bien antes de acceder a cada uno de sus modos se nos ofrecerá una explicación, una vez entres a competir se te exigirá que sepas desenvolverte al volante del coche.
Siendo algo más concretos, no estamos hablando del comportamiento de la IA. De hecho, es posible ajustar la dificultad fácilmente paseándome por el menú de pausa. Nos referimos a que un volantazo mal dado puede acabar destruyendo nuestro vehículo, descalificándonos en el acto. A lo que hay que sumar que incluso es posible recibir daños letales si lo habilitamos en opciones.
Dicho de otro modo, el primer rival con el que te enfrentarás serás tú mismo y lo que tengas interiorizado de otras propuestas de conducción, y el precio a pagar será la cantidad y el nivel de daños que recibirá tu vehículo durante las primeras partidas, así como el modo en el que éstos afectarán de manera gradual a la competición en la que que nos apuntemos.
Codemasters prometió el regreso de su mejor simulador, y eso se refleja en el modo en el que ha profundizado en el sistema de manejo, la sensibilidad y la precisión con las que hay que contar a lo largo de cada tramo y el modo en el que afectan las superficies y el entorno a la propia experiencia de juego.
Algo con lo que muchos -especialmente los que vengan del primer Dirt Rally- se sentirán cómodos, aunque también es cierto que se dan demasiadas cosas por sentadas. Por dar un ejemplo básico, salvo alguna indicación puntual, en pantalla se sobreentiende que los gatillos funcionan como freno y acelerador y el botón Y (triángulo en PS4) te permite alternar entre los tipos de cámara.
Detalles menores aparte, el mimo con el que Codemasters ha recreado cada tramo, cada sonido y cada impacto y golpe que recibe coche es magistral. Veremos -y sufriremos- las consecuencias de una curva mal tomada en la chapa, pero también en el desgaste de las ruedas o el motor, lo cual pasa desde lo visual hasta el sonido, haciendo especial énfasis en la jugabilidad.
Más allá de las físicas, el mimo con el que Codemasters ha recreado cada tramo, cada sonido y cada impacto es magistral
¿La solución? Si no dispones de un volante, practicar de manera constante, competir en el máximo número de tramos posibles y ser conscientes de que las físicas pueden jugar tanto en nuestra contra como a nuestro favor.
Tal y como se prometió, el sistema de progresión es estricto, pero una vez encarrilados en la curva de aprendizaje se encuentra la experiencia satisfactoria que despliega el verdadero valor de la propuesta de Dirt Rally 2.0. ¿El Dark Souls de los juegos de Rally? No exactamente, aunque aquellos que lleguen de nuevas van a rodar y ser eliminados con más frecuencia de lo deseado.
No es su máximo reclamo, pero Codemasters saca partido a la licencia de la FIA
En cifras, el número de entornos que tendremos a nuestra disposición en Dirt Rally 2.0 incluye nada menos que seis ubicaciones de Rallies reales (Nueva Zelanda, Argentina, España, Polonia, Australia y Estados Unidos), los cuales estarán a nuestra disposición desde el principio, así como más de 50 vehículos actuales e históricos que, según el modo, deberemos desbloquear.
Por delante, competiciones clásicas con vehículos históricos, los modos de carreras a medida y contrarreloj de rigor, y una competición específica dedicada en exclusiva a la FIA World Rallycross championship.
Eso sí, el enfoque de esta entrega girará en torno al modo evento, de modo que tendremos acceso a competiciones y desafíos periódicos, algunas de carácter diario y semanal, que nos permitirán acceder a algo más pragmático que un podio: recompensas que serán las que usaremos para adquirir nuevos automóviles e incluso un equipo humano más y mejor especializado.
Con todo, es justo admitir que, pese a que puedes crear tus propias competiciones y preparar sesiones de entrenamiento desde el modo A Medida, un modo academia, un tutorial o algo similar similar se hubiera agradecido enormemente a la hora de dar la bienvenida a aquellos que quieran empezar desde lo básico.
La opinion de VidaExtra
Dirt Rally 2.0 es un juego desafiante y el simulador de rally soñado por cualquier fan por las carreras todoterreno: coches reales e históricos que recrean unas físicas espectaculares, circuitos que exigirán toda nuestra atención y la máxima precisión que podamos ofrecer y un sistema de progresos muy bien ensamblado que te invita a regresar de manera periódica, bien sea para mejorar como piloto como para obtener recompensas.
El Dirt más difícil y realista regresa aspirando a dar ese café para los muy cafeteros que buscan los apasionados por el motor.
El punto flaco es el de cualquier juego que requiere este nivel de exigencia: adaptarnos a las físicas que nos ofrece Codemasters es realmente un proceso de aclimatación. Uno que, sin duda, garantiza una satisfacción a medio y largo plazo.
El Dirt más difícil y realista regresa acentuando todo lo que nos cautivó de la primera entrega y desmarcando del resto de propuestas de conducción, aspirando a dar ese café para los muy cafeteros que buscan los apasionados por el motor.
A favor
- Las físicas y cómo éstas afectan al vehículo
- La ventaja de contar con la licencia de la FIA World Rallycross championship
- Una mayor apuesta por el realismo en todos los apartados
En contra
- Si buscas un título de conducción amigable, Dirt Rally 2.0 no es tu juego
- Si no dispones de un volante la experiencia se te puede hacer demasiado cuesta arriba
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