Da igual que llueva a mares, haga un sol cegador o tengamos que adaptarnos a la oscuridad de la noche: atravesar Linjiazha Hills a 90 millas por hora es un gustazo en DIRT 5. Incluso desde un Porsche 959 que está a solo dos golpes de ser considerado una chatarra con ruedas.
Porque, quizás, nuestro flamante bólido luce muy deteriorado tras duros baches, violentos impactos y colisiones forzadas. Incluso hemos perdido una puerta por el camino. Pero eso es solo por fuera: su motor sigue rugiendo como un león.
Lo que hace grande la nueva experiencia de conducción todoterreno de Codemasters es precisamente su manera de abrirse a cualquier jugador y dejarlo constantemente fascinado. Incluso en las circunstancias más extremas.
Lo logra a través de la deslumbrante belleza de sus paisajes naturales, sus entornos que atraviesan puntos urbanos y sus retorcidas gymkanas; pero, sobre todo, a través de unas soberbias sensaciones al mando. Dándole a través de éstas un extra de carácter a todos los puntos clave de la experiencia.
Porque DIRT 5 maravilla desde la primera partida sin que eso le impida ser desafiante. Te hace enfrentarte a severas ventiscas atravesando montes y colinas nevados de Noruega en mitad de la noche, perderte en un frondoso e impredecible bosque de China y hasta a dominar el derrape haciéndote sentir el crujido del extremadamente resbaladizo hielo del congelado East Rivel de Nueva York.
Y lo hace tan bien que en ningún momento notas que estás frente a una verdadera prueba de destreza y resistencia.
Con eso por delante, merece la pena hacer un inciso: aquellos que busquen una experiencia de simulación ambiciosa con la que poner a prueba su dominio del volante tienen la alternativa en su saga hermana DIRT Rally 2.0.
Es decir, el enfoque de DIRT 5 no es competir frontalmente con la otra gran apuesta todoterreno de Codemasters, sino ofrecer al apasionado del motor un enfoque igual de intenso y profundo. Menos desafiante, sí, pero con atractivos propios.
Dicen que en la variedad está la diversión y DIRT 5 es la prueba de ello: en cuestión de disciplinas no solo podremos poner a prueba la resistencia y velocidad de coches de rallies, sino que también nos pondremos al volante de camionetas, buggies, Rallycross, iconos de GT e incluso sprint cars de 900 CV de potencia. Poniéndonos por delante más de 70 rutas repartidas en 10 ubicaciones internacionales para que los llevemos más allá de sus límites.
Entonces, ¿qué clase de juego es exactamente DIRT 5? Definitivamente no es un simulador. De hecho, el listado de volantes compatibles llegará tras su lanzamiento. Y calificarlo como un arcade en la línea de los clásicos SEGA Rally tampoco sería justo. Lo más acertado sería incidir en que se trata de un regreso por la puerta grande de la saga numerada de DIRT.
La afianzación definitiva del concepto DIRT de motor todoterreno. Y, también, un juegazo con el que te volverás a enamorar del género de la conducción.
El desafío de convertir la conducción todoterreno en toda una experiencia
Regresamos a la embarrada competición de la exótica Linjiazha Hills. Ya ha pasado el amanecer y, pese a que el cielo es de un azul muy intenso, la fina lluvia ha formado unos enormes charcos y ha humedecido la tierra. En ese contexto tropical, una docena de coches irrumpen como si fueran una manada de bestias. Nosotros vamos a la cabeza, pero con un margen muy estrecho.
La belleza de cada una de las rutas del juego es incuestionable. Sin embargo, no hay tiempo para pararse a contemplarla: un golpe mal dado nos pondrá a la cola, una mala entrada en un bache nos puede dar un susto y un derrape desacertado nos costará el podio.
Por suerte, el control es tremendamente preciso con un mando tradicional. Lo suficiente como para que incluso los fanáticos por el motor en consolas y PCs nos podamos permitir el lujo de jugar con las vistas externas.
Un aspecto clave de DIRT 5 es que, a diferencia de otros juegos de automovilismo, no hay mejoras o tendremos que ajustar las características de cada coche. Hay eventos que podremos abordar únicamente con una clase determinada de vehículo, claro, pero no deberemos preocuparnos de gestionar el tipo de rueda o aumentar la potencia.
Y lo mismo se aplica a los desperfectos de nuestro coche: pese a que lo veremos severamente castigado al finalizar la carrera, lo encontraremos impoluto para la siguiente. Es más, desde el propio juego se nos invita a que seamos agresivos: el modo campaña de DIRT 5 (llamado Trayectoria) ofrece una serie de desafíos alternativos que consiste, literalmente, en intercambiar pintura o golpear a los rivales en mitad de un salto.
De hecho, eso es precisamente lo que vamos a hacer con el BMW que nos pisa los talones: acertar un coletazo brusco en mitad de un gran salto o un derrape puede acabar decidiendo las primeras posiciones del podio. Fallar a esa velocidad también nos puede costar la posición, claro, pero sin riesgo no hay recompensa.
Pasamos del barro a la graba y, de ahí, a la carretera. Atravesamos una humilde zona urbana mucho más despejada y, dependiendo de nuestra orientación, los rayos de sol iluminan con una enorme intensidad el terreno mojado. ¿Un obstáculo más? Bueno, se puede decir que es parte de la propia experiencia. El brutal sistema de climatología variable sumado a la maestría con la que se ha realizado cada ruta es uno de los máximos aciertos del juego.
Es más, en el modo Arcade podremos configurar las condiciones meteorológicas e incluso la velocidad a la que transcurre el tiempo. Y en DIRT 5 mientras más adversas son las condiciones, más interesantes son las carreras.
Estamos en la parte final. Llevamos una ventaja demasiado moderada que se va estrechando poco a poco. Un solo fallo y nos quedamos fuera del podio. La IA del juego no es precisamente agresiva, al menos con los ajustes predefinidos, pero tampoco perdona las flaquezas. Así que toca jugársela, frenar menos e intentar no soltar el acelerador. Vamos flechados a por el primer puesto y el efecto de las gotas de lluvia intensifica el momento.
Con emoción y un enorme suspiro atravieso la línea de meta. El primero y por poco. Subo de nivel, mis patrocinadores recompensan mis locuras y desbloqueo nuevos diseños.
Porque en DIRT 5 no podrás colocar alerones o ponerle luces de neón a los bajos, pero en cuestión de detalles de personalización es una pasada: darle toda la personalidad que quieras a tu coche a través de tramas, estampados, pegatinas de patrocinadores, efectos de color y prácticamente todo lo que se te ocurra.
Hacer que un BMW o un Porsche sean exageradamente horteras, pero también que un buggy o una mastodóntica camioneta que inevitablemente acabarán llenos de barro sean fugazmente elegantes.
¿Y después qué? DIRT 5 está diseñado para que no quieras soltar el mando y siempre quieras jugar un poquito más. Repetir circuito o cambiar de clase de coche y experiencia de conducción. En el modo campaña se logra de manera natural a través de sus comentaristas, los cuales te guiarán mientras desbloqueas nuevas rutas.
A lo que hay que sumar su acertadísima apuesta por la pantalla partida para hasta cuatro jugadores: basta con encender otro mando, elegir el modo de juego que quieras y decidir con qué coches quieres lanzarte al barro, a la nieve, al desierto o a la carretera.
Y pese a que DIRT 5 no es precisamente Mario Kart 8, su acertadísima jugabilidad se corona haciendo que cualquiera pueda abordar la experiencia. Logrando intensos silencios que desembocan en risas en los momentos de mayor tensión.
Variedad y diversión al servicio de una jugabilidad sobresaliente
Si bien hay simuladores y experiencias de conducción que apuestan por que memoricemos cada circuito y desarrollemos cierta memoria muscular en los puntos clave, en DIRT 5 se recompensa constantemente nuestra capacidad de adaptación a lo imprevisible. No solo por el diseño de cada ruta, sino por su sistema de climatología variable.
A veces tocará ir casi a ciegas y de noche, otras enfrentarnos a la niebla y otras deberemos prepararnos para lo peor al derrapar sobre nievo y hielo.
También hay circuitos clásicos. Un ejemplo de ello son las competiciones a 900 CV de sprint cars. Pero también hay gymkanas en las que podremos poner a prueba nuestra pericia sorteando retorcidos tramos con derrapes, grandes saltos e incluso loopings. Y ahí es donde se luce una de las máximas adiciones de esta entrega: el modo PlayGrounds.
Además de las pistas cerradas creadas por Codemasters, el modo PlayGrouds sirve como espacio para editar y compartir nuestros propios desafíos de atravesar puntos de control, acrobacias y destreza e incluso desafíos en los que deberemos golpear objetas a cambio de puntajes.
Una manera de elevar una rejugabilidad imbatible hasta el infinito, si contamos con el espacio creado para descubrir y puntuar las creaciones de otros jugadores.
Es más, el modo PlayGrounds de DIRT 5 nos hará sugerencias en función de las valoraciones que hagamos y nos recomendará los que están mejor remunerados, lo cual es todo un detallazo.
Tanto en la variedad jugable como en el nivel de detalle de DIRT 5 nos deja unas postales impresionantes. Y Codemasters es consciente de ello. Y pese a que no hay un sistema de repeticiones, ha introducido un modo Foto completísimo que no solo nos permite acomodar con enorme libertad la imagen y aplicarle ajustes, filtros y efectos -incluyendo colocar focos de luz o cambiar la hora y las condiciones- sino que procesa el resultado si dejamos que pase un poquito de tiempo.
Y para muestra, todas las capturas que verás en este análisis han sido tomadas desde la versión de DIRT 5 del primer modelo de Xbox One.
De hecho, llama la atención que incluso en Xbox One Codemasters permita al jugador elegir entre un modo rendimiento o calidad de imagen desde el principio. Sobre todo, cuando el juego luce tan bien en ambos con una excepción bastante razonable: al jugar en pantalla partida.
Haciendo que especulemos desde ya en cómo lucirá DIRT 5 en los sistemas de nueva generación. Mejorando en muchos aspectos lo que ya de por sí es casi inmejorable.
Hay peros, desde luego. DIRT 5 es modesto en cuestión de modos online , ofreciendo un modo carreras y otro con partidas de grupo. Nada de ligas, eventos online o alternativas a las que el formato del juego se presta bastante bien. Lo cual no hace que nos olvidemos de la caja de pandora que supone el modo PlayGrounds para los jugadores.
Y, pese a todo, se trata de una propuesta redonda. El juego de conducción todoterreno más espectacular e intenso que, de manera tan intencionada como acertada, se atreve a desmarcarse de los simuladores de Rally. Y lo logra con gran acierto.
La opinión de VidaExtra
DIRT 5 no es la excusa que necesitabas para estrenar volante, ya que no lo necesitarás para disfrutarlo al máximo. Pero es, ante todo, un juegazo. Una apuesta por la conducción que retiene lo mejor de los clásicos y lo ata a una presentación y jugabilidad propias de los títulos de conducción de la nueva década. A los de los referentes del género en las consolas actuales y, como veremos, de las que que están por venir.
Sus escenarios, su climatología variable y su soberbia manera de mantenerte sujetando el mando y disfrutando de todos los obstáculos y desafíos que se te ponen por delante son su mayor logro. Desde luego. Y su arma secreta es su manera de invitarnos a compartir partidas y sofá o invitarnos a descubrir nuevas creaciones.
Codemasters son uno de los máximos referentes en cuestión de conducción, y han sabido poner toda la carne en el asador con DIRT 5. Ampliando la horquilla de jugadores más allá de los apasionados por el género, pero a la vez ofreciendo sensaciones que llenarán a los fanáticos por el motor y los apasionados por las disciplinas todoterreno.
Hay aspectos con los que DIRT 5 parte con desventaja frente a otras alternativas. Por ejemplo, que no ofrece opciones para jugarse en Realidad Virtual, lo cual viendo el acabado de los escenarios, resulta una oportunidad perdida. Sin embargo, abraza sus propias sensaciones de juego y sabe sacarles partido para ofrecer al jugador una identidad propia. Una experiencia que además es tremendamente satisfactoria.
Merece la pena indicar que DIRT 5 se beneficiará de la llegada de la nueva generación de consolas. Las copias de Xbox One sacarán partido del Smart Delivery acomodándose a los sistemas de Microsoft para sacarles el máximo partido y, además, ´las copias de PS4 recibirán una actualización gratuita para PS5 añadiendo un salto visual y, además, amplificando sus sensaciones al mando a aprovechando la tecnología del DualSense.
Un conjunto de elementos que sumados nos llevan a una conclusión muy clara: DIRT 5 es por méritos propios un imprescindible dentro del género de la conducción. Uno de los últimos de cara al ocaso de los sistemas actuales, uno de los primeros con vistas al amanecer de las nuevas consolas, y además tiene lo necesario para convertirse en un clásico instantáneo para los jugadores que lo aborden desde PC. Coronándose como uno de los mejores juegos de Codemasters, lo cual no es precisamente poco.
Imprescindible
DIRT 5
Plataformas | Xbox One (versión analizada), PS4 y PC. Próximamente en PS5, Xbox Series X y Xbox Series S |
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Multijugador | Sí, local y online |
Desarrollador | Codemasters |
Compañía | Codemasters |
Lanzamiento | 6 de noviembre de 2020 |
Precio | 69,90 euros |
Lo mejor
- Su espectacular jugabilidad, incluso con mando tradicional
- Sus escenarios y su climatología variable
- Dar el salto al multijugador en pantalla partida es sencillo sino y muy divertido
Lo peor
- Su propuesta online competitivas es modesta
- A diferencia de otras propuestas de Rally, no ofrece soporte para VR (pese a que los escenarios se prestan de maravilla)
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