Cuando leía de pequeño recopilaciones de las mejores historietas del teniente Blueberry, nunca me cuestioné quién había dibujado aquello. Por el trazo y estilo que había visto en otras obras como Corto Maltés imaginé que se trataba de un autor europeo de relumbrón, pero poco me importaba cuando podía fijarme en las aventuras creadas por Stan Lee y John Romita Sr.
La primera vez que vi Sable, me cautivó al instante. Puede que estuviese ante un juego que hace aguas por todas partes, pero esas obras de arte en movimiento te hacen clavar la mirada en la pantalla. Cuando investigas de dónde proviene ese arte visual, sorprende ver que se trata de Moebius, el seudónimo que utilizaba Jean Giraud para sus obras de ciencia ficción. Sí, el mismo que ilustró al famoso teniente.
Ahora, con la demo de la obra de Shedworks disponible para disfrutar durante el Summer Game Fest Demo de Xbox, he navegado por sus dunas y explorado por todo los rincones. Las expectativas estaban altas y he sido completamente correspondido.
Un bello paisaje lleno de contrastes
Las imágenes promocionales nos transmiten una idea desde el comienzo: exploración y viaje. Esas son las dos palabras que acompañarán a Sable, nuestra protagonista, durante todo su trayecto. Su tarea es la de completar su rito de iniciación del planeo y para ello tendrá que visitar enormes parajes e impresionantes maravillas de todo tipo.
La obra combina dos elementos tan antagónicos como atractivos en su conjunto, siendo el primero de ellos los templos antiguos. Desde un primer momento, aparecemos en el interior de una de estas construcciones, con Sable meditando y mostrando las habilidades básicas. Aquí es donde Shedworks demuestra lo mucho que ha aprendido de Breath of the Wild, pudiendo agarrarnos a cualquier superficie y trepar sin problemas.
El rombo de energía nos indica cómo debemos tomar el siguiente paso, para evitar caer al vacío, hecho que no implica daño, ya que, no existe una barra de vida. Adiós a otros factores a tener en cuenta durante la aventura, puesto que no nos encontraremos combates de ningún tipo. Se fomenta la exploración, el misterio y el descubrimiento ante todo.
Una vez salimos al exterior, un brutal destello de luz nos recibe. El sol, el desierto, el calor y la arena rodean todo el paisaje, en una estampa digna de colgar en la pared del salón. Esta primera región es la que podemos visitar en la demo y es lo suficientemente amplia como para mostrar las principales virtudes del juego.
El asentamiento de nómadas nos espera y allí es donde conoceremos a los lugareños, los cuales nos otorgarán misiones. Existen de todo tipo, aunque por ahora abundan aquellas en las que debemos de hacer de recadero. Esto es debido a la propia naturaleza del juego y es durante la búsqueda del objeto que necesitamos cuando hallamos la diversión.
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Entre dunas y acelerones
El otro pilar mencionado anteriormente es el de las naves espaciales. Esta tecnología llegada de otro planeta se encuentra presente en todas partes, incluso en los propios personajes. Restos de cruceros galácticos incrustados en la arena, con la tecnología de sus tripas abiertas de par en par y que alimentan el día a día de la sociedad.
Tanto es así que encontraremos cyborgs, personas que tienen brazos metálicos, un globo aerostático en el que se encuentra un vendedor ambulante y sí, la famosa aeromoto. Será nuestro vehículo principal, la que nos lleve a todos lados a pesar de que también podremos ir andando.
No importa si activamos el modo de desplazamiento horizontal o lo hacemos libremente, es una gozada ver como sale el humo de la parte trasera y lo bien que se maneja. La demo nos deja con la miel en los labios tras haber conseguido diversas piezas para mejorarla y terminado la demostración antes de poder montarnos en la nueva.
Esas piezas estarán ocultas entre amasijos de hierros, máquinas que un día proporcionaron energía y cables de tamaños colosales. Es intrigante pensar qué papel exactamente tendrá toda esta tecnología en el argumento, pero tocará esperar para averiguarlo. Más allá de toda la parafernalia espacial, obtenemos un catalejo que nos permite señalizar puntos de referencia a plena vista.
No es necesario acceder al menú, como se suele hacer habitualmente. Sable simplemente cogerá el objeto y desde la perspectiva que tengamos podemos situar todas las balizas que queramos. Es más, para saber dónde las hemos colocado en tiempo real, bastará con pulsar un botón y aparecerá un círculo a nuestro alrededor, mostrando la dirección de las ubicaciones.
Una habilidad que adquirimos durante la demo es la capacidad de generar un orbe mágico a nuestro alrededor, lo que nos permitirá planear al igual que con cierta paravela. Un paso más en esa apuesta por la exploración, que he visto complementada junto a una misión en la que hay que hacer caer unos frutos de una especie de árboles para atraer a unos insectos. Falta por conocer las posibilidades de este camino, pero la personalización de Sable y el uso de diferentes objetos a lo largo del juego pintan un horizonte prometedor.
La demo de Sable solo me ha mostrado eso, una porción de todo lo que quiere ofrecer el título completo. El mapa es realmente enorme y no dudo en querer perderme entre sus dunas, sin saber qué es lo que me espera más adelante. Ese sentimiento de aventura es un caramelo irrechazable y que pretendo probar al ritmo de la música de Japanese Breakfast el próximo 23 de septiembre en Xbox y PC.
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