Si en 2021 Devolver Digital se ganó toda nuestra admiración con las cartas de Inscryption, este año también planea hacerlo a base de cartones, en esta ocasión los del prometedor Card Shark que ya puedes probar en Steam gracias a su demo.
Y mucho ojo porque la prueba, aunque se pasa en un suspiro, es lo suficientemente extensa para entender de qué va este viaje a la Francia del siglo XVIII y cómo planea convertirse en uno de los juegos más celebrados de este 2022. Estas son los ases que guarda bajo la manga Card Shark.
Explotando la moda de las cartas
El de Inscryption es sólo uno de los muchos ejemplos recientes que se han agarrado a la moda de las cartas para plantear sus mecánicas. Loop Hero, también de Devolver Digital, es otro de los juegos que han sabido trasladar a su terreno la idea de las cartas.
Como en ambos, Card Shark no se limita a crear otro clon de Magic sobre el que apoyarse, sino que utiliza las cartas como excusa para crear algo único. Igual que es fácil ver por qué la editora se fijó en esos dos juegos, lo mismo ocurre con este último: no has probado nada igual.
Una historia en la que estoy deseando perderme
Una de las grandes dudas que teníamos sobre Card Shark era cómo iba a jugarse. Sabíamos que tiraríamos de trucos y trampas para ganar a las cartas con la Ilustración como telón de fondo, pero no cuál sería el peso real de cada una de sus partes o si toda esa pomposidad de la era preindustrial sería una mera fachada.
Los primeros compases con Card Shark dejan bien claro que, lejos de ser una excusa, la narrativa que empuja a nuestro protagonista es uno de sus grandes filones. Su historia promete ser ácida y ágil, y personalmente estoy deseando saber más sobre lo que apunta a ser un dramón considerable.
Trucos de cartas reales
Empujado por una vida que da un vuelco al poco de empezar la partida, nuestro futuro acabará ligado al de una banda de estafadores que poco a poco nos irán enseñando todos sus trucos para sacarle los cuartos a las clases más pudientes de la época.
Pero lejos de ser a base de trucos forzados por el propio juego, lo que hace Card Shark es enseñarnos trucos reales que se mueven entre la cartomagia y el arte del buen trilero mientras los combina con mecánicas clásicas de videojuego para trasladarlos a la acción.
Fácil de entender, difícil de dominar
La idea, además de estar genialmente implementada, es una gozada. Conceptos complejos como contar cartas o barajar dejando marcas se trasladan a golpes de joystick y botón que se irán complicando conforme el juego avance y nuestro protagonista gane aún más trucos.
Es fácil entender dónde está cada truco y cómo realizarlo -un trabajo en el que el propio juego ayuda a base de iconos y señales- pero dominarlo más allá de la prueba sin hacer que los contrarios sospechen acaba siendo más complejo de lo que esperas. La de Card Shark no es una dificultad frustrante, ojo, sino ese reto adictivo que te invita a apurar más cada apuesta para comprobar hasta qué punto puedes salirte con la tuya.
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