Los eventos de Fortnite en los que un Jaeger se enfrenta a un pedazo de Kaiju son cosas del pasado. No hemos vuelto a ver otra cosa tan épica y alocada desde entonces, aunque no por ello hay que desmerecer otros eventos como el reciente The Big Bang. Si bien es cierto que fue más bien flojo en comparación, lo que presentó está muy, muy por encima de todo eso.
Fortnite ha dejado de ser un juego con dos modos, Salvar el Mundo y Battle Royale, para convertirse en una forma de experiencias. Puso los cimientos con las islas personalizadas y el Creativo 2.0, y el reciente evento hizo el resto: crear un multiverso en el que cada universo es una nueva experiencia bajo un mismo nombre.
Ya os conté cómo fueron mis primeras horas en LEGO Fortnite y os he mostrado las construcciones loquísimas que han logrado muchos jugadores solo días después de su lanzamiento. Este llegó acompañado de Rocket Racing y Festival, otras dos experiencias completamente distintas y que se han ayudado que muchos jugadores vuelvan a perder la cabeza por esta entrega.
Rocket Racing, carreras alocadas y a toda pastilla
Lejos de conformarse con una colaboración con LEGO, Epic Games nos presenta una segunda con nada más y nada menos que Rocket League. No son partidos de fútbol con coches, como muchos jugadores esperaban, porque eso sería literalmente copiar su propio juego y meterlo en Fortnite. Señalo esta obviedad porque parece que muchos jugadores la han pasado por alto.
Dicho esto, Rocket Racing es un juego de carreras de coches arcade que toma mucha inspiración de otros conocidos como Onrush, Track Mania o Hot Wheels Unleashed. Antes de empezar a contaros cómo se siente correr, debéis saber algunas de sus características y novedades en Fortnite con motivo de su llegada.
El menú de personalización cuenta con una sección dedicada a la personalización de los vehículos. Además, el Pase de Batalla cuenta con varios vehículos y diferentes elementos decorativos para los mismos. El menú se divide en tres secciones: carrocería, calcomanías (pegatinas) y ruedas. El coche por defecto es el icónico Octane de Rocket League.
En cuanto al modo, se encuentra gratis para los jugadores de todas las plataformas y es compatible con mando, ratón y teclado, y fácil. Es posible usar volante, pero puede resultar tedioso en el caso de algunos modelos. Y no, por el momento no tiene pantalla dividida.
¿Dónde encontrar el modo y sus pistas?
Para jugar, únicamente hay que buscar el modo desde el menú de modos, lo que ha sido siempre el lobby del Battle Royale. Una vez seleccionado, hay que acceder a un submenú para elegir el modo de juego y los circuitos concretos que queramos jugar.
Hay tres modalidades: Tutorial, Carreras Clasificatorias y carreras normales. Estar últimas se llevan a cabo seleccionando un circuito en concreto, divididos en tres grupos a razón de su dificultad: Principiante, Avanzado y Experto. La dificultad de la pista radica en su diseño. O dicho de otra forma: en la cantidad de mala intención que tienen sus obstáculos.
Ahora sí, ¡vamos al lío! Lo primero que os recomiendo es hacer el tutorial, ya que hay movimientos que son de conocimiento obligatorio para superar los circuitos. Y si no me creéis, mirad la última carrera del gameplay que hay al comienzo de la publicación.
Correr en Rocket Racing se siente extremadamente divertido. Su mayor virtud es al mismo tiempo su mayor defecto: no hace absolutamente nada nuevo. Es decir: puede que te atrape por completo o que solo os sirva para echar unas carreras con los amigos de vez en cuanto. En cualquier caso, la diversión está asegurada cuando estamos en la pista. Todo se puede resumir en las habilidades de nuestro coche:
- Acelerar, frenar, girar... movilidad básica.
- Derrapar. Hay dos clases de derrape: normal, que nos permite recuperar nitro y el derrape cohete que nos otorga un impulso enorme al salir de la curva.
- Nitro. Hay dos modalidades: normal y nitro prolongado, que requiere hacer acciones especiales.
- Salto. Nuestro coche puede saltar y mantenerse en el aire, al igual que en Rocket League.
- Esquive y adherencia. Esta es la mecánica más divertida y útil de todas. Podemos realizar un impulso en el aire para adherirnos a cualquier pared y techo o para que el coche descienda rápidamente al suelo.
La conducción es arcade, así que el único requerimiento para acabar es mantenerse en el camino. ¡Y hablando de caminos! El diseño de las 26 pistas disponibles (confirmado que Epic Games añadirá más) es muy divertido. Los incluidos en la dificultad Principiante pueden ser un poco aburridos y monótonos, aunque os aseguro que en Avanzado y Experto hay bastante chicha, especialmente en estos últimos.
Rocket Racing no tiene mucha complejidad más allá de sus carreras competitivas y sistema de rangos: Bronce, Plata, Oro, Platino, Diamante, Élite, As y Unreal, estando los cinco primeros divididos en tres subrangos. A diferencia de LEGO Fortnite, Epic Games ha buscado la diversión más simple y macarrilla con este modo de juego. Lo único que puede evitar que muera demasiado rápido es que vaya llegando nuevo contenido constante en forma de pistas, coches y mecánicas.
Festival de Fortnite: la vida sin música sería un error
El evento The Big Bang ya nos permitió probar lo que Epic Games nos había preparado para Festival... ¡Y no puede ser más genial! ¿Recordáis el mitiquísimo Guitar Hero? Pues básicamente es lo mismo. Lo único que cambia es que nuestro avatar o personaje está sobre un escenario.
El proceso para acceder al juego es exactamente el mismo que en LEGO Fortnite y Rocket Racing. Además, cuenta con sus propios elementos cosméticos (instrumentos, bailes, auras...) y elementos para comprar en la tienda, lo que incluye canciones que podemos adquirir por PaVos para añadirlas a nuestra biblioteca. Si no queréis gastar, siempre habrá algunos fijos y otros que irán rotando con el tiempo.
Sabiendo esto, me considero un tipo con suerte. Mi primer contacto con Festival de Fortnite ha sido con el temazo Mr. Brightside de The Killers. Cada modalidad (guitarra eléctrica, batería, bajo y cantante) cuenta con su propia dificultad en cada canción. En este casi, el bajo tenía 3 de 7. Modo Fácil-Normal, más o menos.
En cuanto al gameplay en sí, no tiene misterio: cuatro botones que pulsar en el momento exacto con el ritmo de la canción y un quinto para activar la sobrecarga. Los fallos no tienen penalización más allá de interrumpir levemente la canción y reiniciar el multiplicador de puntos. La velocidad de pulsación de cada botón depende del ritmo y la dificultad.
Por último y no menos importante, hay varios puntos que aclarar con respecto a este modo de juego. Algunos positivos y otros no tanto:
- Se puede jugar tanto en solitario como en grupo, aunque esta segunda opción requiere la coordinación de todos.
- Hay una zona de improvisación para ver quién tiene las mejores dotes ante lo inesperado.
- Epic Games ofrece las canciones para que las disfrutemos, pero no puede evitar que los vídeos subidos a redes sociales como YouTube o las emisiones en Twitch sean reclamadas.
- Aunque no hay soporte oficial por el momento, los instrumentos tipo Guitar Hero se pueden utilizar, concretamente la guitarra y batería... aunque hay que remapear los controles en PC.
En conclusión, Rocket Racing y Festival de Fortnite son dos nuevas experiencias muy divertidas... aunque creo ambos comparten virtud y defecto: no ofrecer absolutamente nada nuevo. La única forma de que estos modos sobrevivan es que reciban contenido constante. Y aunque este último juicio puede sonar injusto, ciertamente se quedan algo cortos en comparación a LEGO Fortnite.
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