Análisis de Baldur's Gate 3, el cénit de la aventura, el rol y la fantasía

Sin rodeos: Baldur's Gate 3 es el nuevo e incuestionable rey de los RPGs. La experiencia integral y definitiva de Dungeons & Dragons hecha videojuego y, a la vez, el nuevo techo de los videojuegos de rol, aventura y fantasía. Intachable en prácticamente en todos sus apartados y, a la vez, flexible y generoso con las aspiraciones del jugador. Divertido, fascinante, cautivador y épico. Un clásico instantáneo de cara al futuro y, en retrospectiva, uno de los mejores videojuegos jamás hechos.

Larian Studios lleva la genuina quintaesencia del rol a los PC, las consolas y el juego en la nube. La que nació de los juegos de papel y dados y la forjada a través de los videojuegos. Adaptándose al formato de la era del streaming y del multijugador, pero saltándose con elegancia todo lo complicado. Dando margen a que hagamos lo que queramos con la historia, el contexto y sus personajes. Insisto: lo que queramos. Eso sí, en caso de que nos pillen con las manos en la masa o nos pasemos de listos con el enemigo equivocado, tocará ser consecuentes con nuestras acciones.

Baldur's Gate 3 no solo nos envuelve en el mundo de los Reinos Olvidados, sino que lo convierte en el nuevo paraíso -y el confortable hogar- de todo aquel que busca aventuras que pueden resolverse a base de fuerza, agudeza o picaresca. En según qué ocasiones, incluso todo a la vez. Evitando que el jugador sienta que simplemente está de paso por los lugares que atraviesa en su viaje hasta la Puerta de Baldur. O que se limite a reaccionar o hacer lo que se le dice que haga. Nuestras acciones y decisiones de Baldur's Gate 3 son el genuino epicentro de la experiencia. Incluyendo esa bendita incertidumbre que las precede.

Larian sabe ofrecer alternativas a la hora de salir al paso a base de destreza, fuerza bruta, decisiones poco ortodoxas, pura suerte e incluso a través de la genuina curiosidad. Incluso, según nuestra raza, clase o conocimientos nacidos de la experiencia, podemos hacer uso de la insubordinación. Lo cual no quita que tenga un sistema de combates tácticos y por turnos que, pese a romper con las entregas originales, es para quitarse el sombrero. Completo y profundo, pero jamás intimidante.

Logrando, a partir de ahí, que sea imposible que haya dos partidas iguales en Baldur's Gate 3. Incluso si dos jugadores realizan las mismas acciones en los mismos sitios y con personajes y configuraciones idénticas. Dando merecidos tirones de orejas a todo aquellos que, durante años, han regado los videojuegos ambiciosos de personajes desdibujados, entornos amplios pero vacíos en posibilidades, tramas lineales o predecibles y, en especial, a quienes lograron que nos acostumbremos  a las secundarias insulsas a base repartirlas con generosidad. No todo vale para sumar horas de juego.

Baldur's Gate 3 rompe con el maldito cliché y marca el camino a seguir. Un camino que, por cierto, no se nos abre de manera lineal, sino fomentando que nos metamos en líos, que opinemos y tomemos parte de lo que ocurre a nuestro alrededor y, por supuesto, vivamos grandes aventuras. Con el libre albedrío por bandera y montones de acciones, hechizos, ataques y diferentes maneras de reaccionar o interactuar a situaciones colocadas expresamente para que experimentemos con ellos. Permitiéndonos siempre salir al paso por la razón, con picaresca o la fuerza. Pero siempre a nuestro modo.

El sueño de cualquier enamorado del Rol y los videojuegos hecho realidad

Ponerte en contexto sobre lo que ocurre en Baldur's Gate 3 es relativamente fácil: somos un aventurero al que le han implantado un renacuajo en el cráneo. Sobra decir que es cuestión de tiempo que éste nos acabe dando problemas. Así, tras llegar a las proximidades de la Puerta de Baldur, nuestra prioridad será extraerlo antes de que eclosione y acabemos siendo el cascarón de un Azotamentes con tentáculos en lugar de mandíbula. Esa es la premisa general, claro. Lo que hagamos a partir de ahí es cosa nuestra. Y hay toneladas de cosas por hacer.

Baldur's Gate 3 es una aventura coral que gira en torno a nuestro propio personaje. Éste puede ser un héroe con su propia historia de origen y características ya establecidas, o alguien que crearemos desde cero: hay 12 profesiones, 11 razas (contando las mestizas) y un sinfín de combinaciones que tienen un impacto en la partida. Ahora bien, como se espera del  juego de papel y dados de Dungeons & Dragons, cada característica que elijamos definirá, junto con nuestras tiradas de dados, el tipo de aventura que se abrirá ante nosotros y la predisposición del resto de seres vivos. 

Y lo que es mejor: el mundo y el contexto creado por Larian muy rara vez te negarán las iniciativas que le propongas sobre la marcha.

Por ejemplo, si somos un bárbaro medio elfo tendremos más afinidad y facilidad de trato con algunos que con otros, una mejor visión en la oscuridad al meternos en mazmorras o conocimientos y tiradas de bonificación específicas. Y no solo eso: también influye en el tipo de iniciativas que llevaremos a cabo, de modo que podremos intimidar o estaremos versados en determinados temas de conversación. Cada elemento de la creación del personaje nos da recursos para interactuar con el mundo de los Reinos Olvidados.

Una vez emprendamos el viaje nos iremos topando con compañeros y aliados. La mayoría de los principales héroes asomarán en el primer acto del juego: Corazón Sombrío, Lae'zel, Astarion, Gale, Wyll, Karlach, Halsin... Hasta Jaheira y Minsc están de vuelta. Acabaremos forjando un vínculo especial y único con cada uno de ellos y, no lo vamos a negar, en Baldur's Gate 3 hay un amplio margen para las relaciones íntimas. Pero -insistimos- es una puerta que se deja entreabierta: la trama y los acontecimientos siempre se acomodan a nuestras acciones, pero también al tipo de experiencia que deseamos encontrar.

Porque esto no es un Simulador de citas, aunque hay que admitir que esa parte está muy trabajada: Baldur's Gate 3 es un juego de rol y alta fantasía. El nuevo referente, de hecho. Uno RPG que desborda riqueza, con un trasfondo enorme y unas mazmorras a las que conviene entrar preparado y dispuesto a darlo todo. Tanto por nuestra parte, como en lo que respecta a nuestros compañeros de viaje.

Es más, pese a que en el juego podremos darles protagonismo al resto de héroes, tener aventuras amorosas o poner a prueba los límites de su paciencia, rara vez lloverá a gusto de todos, Baldur's Gate 3 nos invita de manera proactiva a que interioricemos la naturaleza nuestro personaje y empaticemos con los demás aventureros a través de las Inspiraciones, un bonificador que beneficia nuestras tiradas y atributos si actuamos acorde a lo que haría nuestro héroe o tenemos en cuenta cómo pueden reaccionar los demás.

A partir de aquí, y esto es lo mejor: el tipo de historia que irás forjando siempre será diferente para cada jugador. Porque tu héroe tiene voz, y hasta las misiones más pequeñas o los experimentos libres pueden desembocar en diferentes acontecimientos. Es más, puedes tratar de evitar los combates con un diálogo previo en el que, además, puedes convencer a los que tienes enfrente de lo que quieras con la suficiente labia, o propiciar una épica batalla que nos llevará al límite, o quedar arrestados al meter la mano en un bolsillo ajeno o tras golpear a una criatura del bosque.

Como resultado, y siempre asumiendo que la suerte en las tiradas es un condicionante de peso, tu viaje hacia la Puerta de Baldur será totalmente diferente a las de todos los demás. Porque en Baldur's Gate 3 tú decides el destino de tu personaje. Tú alcanzas la genuina gloria a través de él. Y si acabas metido en problemas absurdos, sabes que la mayoría de las veces será por haber ido a por lana y regresar trasquilado.

Baldur's Gate 3 supone un antes y un después para los RPGs

Baldur's Gate 3 no es un viaje con una misión más o menos definida: es una gran partida de rol que nosotros damos forma con cada interacción. Algo que Larian Studios no logra a base rellenar huecos vacíos en el mapa con contenidos que no aportan nada al jugador o fórmulas procedurales; sino abordando el desafío de ser el Dungeon Master perfecto: el que se adelanta a cada paso que damos, a cada decisión tomada con anterioridad o a lo que se nos puede ocurrir hacer cuarenta horas después.

Ese Dungeon Master que tiene presente lo que se nos puede ocurrir a nosotros o a los miembros de nuestra compañía y sabe dejar esa puerta entreabierta. Aunque, lógicamente, al tratarse de una partida de D&D la aleatoriedad tiene un papel trascendental. En tiradas que se gestionan automatizadas y nos permiten descubrir trampillas, pasajes o peligros, o ante disyuntivas que definirán nuestro futuro inmediato. Eso sí, no tienes que preocuparte por los tecnicismos o cómo se aplican las reglas del juego de rol: Larian  asume ese papel y da la talla.

Dicho lo cual, todos y cada uno de los personajes del juego tienen voz, hay toneladas de líneas de diálogo grabadas y con capturas de movimiento y faciales que derivan posibilidades diferentes, y la cantidad de material al respecto de las actuaciones y gesticulaciones es abrumadora. Incluso a la hora de comerciar y regatear con cualquier personaje menor, ya desde los compases iniciales del juego, deberemos tener en cuenta la empatía, nuestra hoja de personaje y tener presente que incluso somos nosotros los que pueden estar siendo estafados. 

Es decir: si fallamos una tirada Baldur's Gate 3  la perspectiva de historia cambiará. Si elegimos mal nuestras respuestas, también. Pero si acertamos y tenemos suerte, veremos situaciones inimaginables con las que Larian, que siempre nos lleva ventaja a nivel narrativo, ya había previsto.

Un doble mérito teniendo que en Baldur's Gate 3 no hay NPCs sin voz, ni cabos sueltos colocados a modo de relleno. Si tientas demasiado a la suerte o estás pensando en usar un conjuro o una habilidad a cualquier personaje sin relevancia puede salirte cara la broma. Salvo que tengas un plan alternativo, claro. Y los hay.

A lo que hay que sumar momentos y batallas absolutamente épicos, consecuencias inesperadas para situaciones aparentemente normales y momentos intencionadamente bochornosos que le dan variedad y una riqueza sin rival al desarrollo de cada partida.

Como resultado, Baldur's Gate 3 logra que experimentemos sus pequeñas historias y los grandes acontecimientos -y las consecuencias de ambos- de una manera especial, propia e intransferible. Promueve que nos empapemos en el mundo de fantasía y, lo que es mejor: Larian siempre nos da a nosotros la última palabra. Y también nos pregunta qué queremos hacer. Recordándonos que no hay soluciones buenas o malas: hay resultados. Y quienes somos o lo que nos ha pasado influyen en ellos de manera directa.

Fomentando que vivamos historias y anécdotas que es imposible no comentar con otros jugadores y enamorados de la fantasía. Tramas se van tejiendo con maestría e ingenio a base de toneladas de diálogos, tiradas manuales o automáticas o simplemente trastear con lo que aparece en pantalla. Algunos resultados, de hecho, absolutamente impredecibles que Larian siempre resuelve con la campaña de los Reinos Olvidados y con los manuales de D&D en mano. Como debe ser.

Y cuando algo sale muy bien, inesperadamente bien o acaba siendo un desastre, aunque sea de pura suerte, se obra la magia y Baldur's Gate 3 despliega su excelencia. Imponiéndose a todos los demás juegos de aventuras y RPGs.

La mayor y más fascinante gesta de magia, espadas y alta fantasía de la década

Baldur's Gate 3 se compone de un prólogo que liquidarás en menos de una tarde, tres actos que te pueden llevar prácticamente semanas, y lo más interesante: infinitas posibilidades. Cada acto, además, tiene su propio tono y temática, de modo que el arranque del primer Acto da mucho más margen a que nos aclimatemos a los Reinos Olvidados y experimentemos, mientras que la segunda parte es mucho más oscura y densa, aunque igual de rica e interesante.

El último tramo, sin llegar a detalles mayores, sabe recompensar al jugador con un gran broche que tiene lugar en la mismísima Puerta de Baldur y que da por entendido que somos aventureros experimentados y preparados para afrontar enormes desafíos y decisiones más complejas. A fin de cuentas, ya deberíamos tener un nivel de personaje relativamente alto, varias piezas legendarias equipadas o en nuestras alforjas y unos buenos modificadores de dados.

En Baldur's Gate 3 no solo priman las decisiones y la estrategia, sino cómo nos desenvolvemos en un mundo que es rico y reactivo a cómo interactuamos con él. Pero que, además, da juego a ser explorado a grandes saltos, investigado a base de experimentar con el entorno o atravesado con discreción haciendo uso de de la infiltración. Aunque, no lo vamos a negar, en según qué casos da gusto entrar tirando las puertas abajo y arrasando con todo lo que se cruza en nuestro campo de vista.

Dicho lo cual, el límite de de nuestros personajes está fijado en el nivel 13. Y lo cierto es que no tiene sentido pedir ir más allá: se puede entender que Larian ha querido acotar nuestros hechizos y potenciadores -con el manual en la mano- para no romper la experiencia de juego, o que nos dediquemos a subir niveles en vez de disfrutar de la gran experiencia o sus enormes posibilidades. 

Llegados a este punto toca abordar lo inevitable: ¿se pueden hacer trampas con las tiradas de Baldur's Gate 3? Lo cierto es que sí, pero en el proceso se pierde toda la gracia del juego. Si el juego te pide una tirada de 19 (sobre 20) puedes guardar la partida justo antes de que te pida echar los dados y cargarla hasta lograrlo. Nada te lo impide.

Incluso si tienes el juego instalado en un SSD, las cargas de partida llevan su tiempo, con lo que trucar las tiradas es algo que, salvo que desees por cabezonería, acabará minando tu paciencia. Y pese a que eso te garantizará ganar todas las conversaciones, conseguir las mejores armas y esquivar más de una situación delicada. El precio a pagar: renunciar a lo inesperado, ver qué efectos colaterales tiene una pifia o celebrar con una emoción especial triunfar sobre lo imposible.

Lo cual no quiere decir que si queremos un mayor grado de desafío o centrarnos en el desarrollo de la historia y no tanto en el combate, no se nos de esa opción: en cualquier momento podemos pasarnos por las opciones y cambiar la dificultad.

Lo cual nos lleva al otro plato fuerte de Baldur's Gate 3: los combates. ¡Y qué combates! Los creadores de Divinity - Original Sin barren para caso apostando por el RPG con combates tácticos y por turnos en los que las tiradas y las estadísticas quedan magistralmente disimuladas, los escenarios tienen una presencia enorme y se acomodan a la alucinante variedad de hechizos y artículos que llevamos en el inventario y, cada tramo y pedacito del mundo está diseñado para que se promueva que el uso de la estrategia al colocarse, atacar o defenderse.

De hecho, incluso es posible jugar Baldur's Gate 3 de manera integral por turnos usando un botón, convirtiendo el equivalente de cada turno en tiempo y asemejando todavía más el desarrollo de la partida a las partidas de Dungeons & Dragons. Aunque, siendo sinceros, es algo a considerar en momentos realmente específicos.

Cómo es Jugar a Baldur's Gate 3 en PC, con mando y en Steam Deck

Baldur's Gate 3  es intachable a nivel técnico y artístico. Todos los mapeados son enormes y con un nivel de detalle artesanal espectacular. Los modelados de los personajes están a la vanguardia de lo que esperamos en los videojuegos actuales, tanto los principales, secundarios, o los que nos regalan unas pocas líneas de diálogo, e incluso los de las bestias pequeñas o las de tamaño gigantesco. Y eso hace que se ganen puntos tanto en las batallas, como en los momentos de enorme peso narrativo.

Podemos acomodar la cámara para retener esa perspectiva Top-Down de los Baldur's Gate clásicos o acercar la vista y ver el alucinante grado de detalle puesto en el juego. Pero lo mejor es que cada elemento que vemos en pantalla tiene sus propias propiedades y cada personaje colocado por Larian una razón de estar o algo que decirnos. Cada libro que nos encontremos, ya bien sea en una estantería o entre ruinas, se despliega y nos permite leer un par de páginas de él.

Si bien, los combates son épicos y colmados de efectos que le dan una epicidad especial, también da gusto deambular por los tres grandes mapeados, perderse en las cuevas, escapar de las prisiones o llevarnos alguna que otra desagradable sorpresa al curiosear en un granero sin llamar primero a la puerta. El alcance de nuestros saltos está supeditado a nuestras estadísticas, y si logramos llegar a una punta aparentemente inaccesible es realmente probable que encontremos una segunda ruta o alguna sorpresa. No necesariamente tiene que ser buena, que conste.

Porque la riqueza de Baldur's Gate 3 es casi abrumadora, pero no lo suficiente como para que se evite promover nuestra curiosidad. Intentar interactuar con algo que está a nuestro alcance y, en la gran mayoría de las ocasiones, dejar patente que Larian Studios también lo tuvo en cuenta. Sobre todo, cuando de pronto ves que de las cabezas de los personajes empiezan a verse tiradas de percepción automatizadas. Sabes que algo hay ahí, pero encontrarlo es -literalmente- una cuestión de suerte.

Lo cual nos lleva a la interfaz de Baldur's Gate 3, la cual es dinámica y completamente personalizable. Visualmente sencilla de entender  y sabe heredar lo ya visto en los juegos clásicos. Pero también propiciar a que usemos nuestros propios atajos tanto con el teclado como con el ratón a base de usar el botón derecho para interactuar con todo objeto, persona o ser vivo. Incluso podremos hablar con los cadáveres y arrancarles las últimas palabras desde lo profundo de su alma.

¿Y qué pasa si preferimos usar un mando de toda la vida o jugar desde Steam Deck? Larian también se adelanta y acomoda su configuración a base de despejar la pantalla, ofrecer menús radiales y una movilidad que prescinde del uso del ratón para señalar dónde queremos ir, tomando el control directo de los personajes. De hecho, si en Steam Deck tocas la pantalla de la máquina al jugar en modo portátil aparece la misma interfaz que al tocar el ratón, con lo que siempre tienes a un toque lo mejor de los dos mundos.

Si bien, Baldur's Gate 3 está verificado para Steam Deck, toca ajustar todas las configuraciones visuales para que los acabados de los personajes no muestren sus costuras en la máquina de Valve. Lo bueno es que la configuración de botones nos permite saltar entre personajes y objetos señalados con facilidad, y podemos aplicar de manera sencilla otras alternativa a través de los menús o desde fuera del juego. Por otro lado, si activamos la calidad del juego recomendada -con un botón se cambia manera automatizada- y no tenemos un enchufe a mano, tendremos aproximadamente una hora y media de juego por delante. En función, claro, de lo que hagamos ese tiempo.

A partir de aquí, una aclaración: pese a que el juego se acomoda al instante al intercambiar entre el uso del ratón y el teclado y los mandos, la dinámica de los combates es bastante menos fluida al usar los mandos salvo que tengamos muy clara nuestra estrategia. Lo cual no quita que a la hora de explorar los bosques, ruinas, ciudades, grutas y campamentos de los Reinos Olvidados, la optimización a los controles con sticks sea una enorme y grata sorpresa.

Sosteniendo la grandeza, riqueza y ambición del que ya es, por derecho propio, el mejor juego de Dungeons & Dragons jamás hecho y otro hito todavía mayor: la nueva vara de medir los videojuegos de aventura, fantasía y RPG.

La opinión de VidaExtra

Baldur's Gate 3 es mucho, muchísimo más que un videojuego intachable: es una partida de rol perfecta. Larian se empapa de la genuina esencia de las aventuras de la magia y espadas y la convierte en una campaña que sorprende, emociona, se acomoda a cada jugador y logra un calado especial a través de su mundo y sus personajes. Con riqueza, ambición, ingenio y siempre siendo generosos en cuestión de posibilidades. Y lo que es todavía más revolucionario: nos permite ser los dueños de nuestro propio destino.

Parte de ese enorme mérito nace de ser el mejor retrato jamás hecho de los Reinos Olvidados de Dungeons & Dragons llevado a los videojuegos. Con su grandeza y su misticismo. Sus conflictos propios y sus profundos trasfondos. Logrando que la transición de un medio a otro se manifieste de manera natural mientras se conserva ese dinamismo y libre albedrío que parecía reservado únicamente al experimentar el rol a través del papel y los dados.

Logros enormes supeditados a un factor determinante: lo que sustenta la ambición del proyecto en esta magistral partida de rol es cómo Larian Studios se consagra como un Dungeon Master intachable y, en el proceso, un embajador de ensueño para sumergirse de lleno en los universos de Dungeons & Dragons.

La manera en la que Baldur's Gate 3 nos permite dejar nuestra huella a lo largo de los Reinos Olvidados, incluso fomentando que seamos nobles héroes, brutos que lo arreglan todo a golpe de espada o pícaros con un puntito canalla es el gran triunfo frente a otros RPGs. Abordando un viaje épico con compañeros de aventura que tienen voz propia y reaccionan a nuestras acciones. Que empatizan con nosotros al igual que nosotros con ellos y que, de un modo u otro, nos acaban haciéndonos cómplices de sus causas mientras nos siguen hacia lo desconocido.

Baldur's Gate 3 es un hito para los juegos de rol. Un antes y después para los videojuegos de fantasía épica. Una tercera entrega que bebe de los originales y se eleva por encima de ellas (palabras mayores), mientras sabe ser ese un soplo de aire fresco para los enamorados de los RPGs ante un panorama colmado de alternativas sobradas de ambición y recursos, pero cuyo calado e iniciativas acaban siendo de mecha corta. Y eso, hace que lo logrado por Larian sea todavía más impresionante.

Allí donde acaba el juego, las aventuras vividas permanecen. Incluso si tu partida de Baldur's Gate 3 acaba derivando hacia un desastre más o menos evitable, las historias que puedes contar siguen siendo increíbles. Pero cuando la suerte y los dados te sonríen, la historia avanza y, no sin desafíos, logras llegar a su clímax, la sensación y satisfacción de haber vivido algo muy grande, y haberlo hecho a tu modo, acaba siendo el mayor tesoro. Algo que no encontrarás en ningún otro videojuego.

Baldur's Gate 3 es el nuevo cénit de los juegos de aventura y la fantasía. Un honor que, quizás con el tiempo, le tocará ceder. O no. Sin embargo, hay otra distinción que nadie le podrá arrebatar: ser uno de los mejores videojuegos y experiencias roleras jamás hechas. Si no el mejor.

Precio de Baldur's Gate 3

La edición estandar de Baldur's Gate 3 en Steam y GOG está valorada en 59,99 euros. Además, es posible actualizar a la Edición Digital Deluxe por 9,75 euros, la cual incluye artículos para el juego, contenidos digitales como la Banda Sonora y un artículo específico (la máscara de Cambiaformas) que nos permitirá cambiar el aspecto de nuestro personaje.

Merece la pena tener en cuenta que Baldur's Gate 3 salió en acceso anticipado en 2020, con lo que si lo compraste antes de su salida no solo tendrás la copia del juego completo, sino todos los contenidos de la Edición Digital Delixe gratis y por cortesía de Larian Studios.

La versión de consolas de Baldur's Gate 3 llegará en septiembre y está valorada en 69,99 euros en la PlayStation Store para PS5 y 79,99 euros en el caso de la edición Digital Deluxe con los mismos extras de PC. Las reservas de Xbox Series X / S no han sido abiertas.

Además de las versiones digitales, Larian Studios ofreció una edición de coleccionista para PC y PS5 valorada en 259,99 euros con una enorme estatua y toda clase de contenidos coleccionables. Actualmente, ambas están agotadas.

Duración de Baldur's Gate 3

Es imposible ofrecerte una cifra aproximada de la duración de Baldur's Gate 3. A modo de referencia, Rocé las 300 horas de juego para llegar hasta el final. Soy plenamente consciente de haber dado muchos más rodeos de la cuenta y, a la vez, de no abordar todo lo que el juego me ponía por delante.

Si vas a tiro fijo, le prestas atención al mapa y haces caso a tus compañeros de equipo puedes llegar al clímax de la historia en unas 100 horas o menos. Pero incluso así es una aproximación, ya que al final depende de la clase que elijas o cómo decidas salir al paso de los conflictos que te salgan por delante.

Por otro lado, y salvo sorpresa, Baldur's Gate 3 no cuenta con una Nueva partida+. Y tampoco la necesita, que conste: si te creas un nuevo personaje verás la misma aventura con nuevas opciones y diferentes perspectivas. Si a esto le sumamos que las tiradas de dados te pondrán en nuevos tipos situaciones, la cantidad de horas y contenido es incalculable.

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