Análisis de Yoshi’s Crafted World: el juego que se grabará en la memoria de nuestros hijos (y la nuestra)

Análisis de Yoshi’s Crafted World: el juego que se grabará en la memoria de nuestros hijos (y la nuestra)

14 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
Análisis de Yoshi’s Crafted World: el juego que se grabará en la memoria de nuestros hijos (y la nuestra)

En no pocas ocasiones hemos comentado la necesidad de que cada público pueda tener un juego al que agarrarse. La juventud tiene su Fortnite, los exigentes su Sekiro, los fans del cine palomitero su Uncharted y ahora, por fin, los padres con hijos pequeños tenemos Yoshi’s Crafted World.

El nuevo plataformas de Nintendo nos devuelve al mítico dinosaurio verde para recorrer otra simpática aventura en la que la originalidad en su despliegue visual es su apellido. Su nombre, por otro lado, es el que lleva acompañando a Yoshi desde hace tiempo, una mezcla de exploración y jugabilidad para todos los públicos que le va como anillo al dedo.

Las dos caras de Yoshi's Crafted World

Comentaba en nuestras recientes impresiones la magia con la que brillan cada uno de los escenarios de este Yoshi’s Crafted World. Sus mundos, creados a base de manualidades de cartón y materiales reciclados, siempre ofrecen dos caras: la bonita que todo el mundo ve y la que evidencia los materiales usados.

Es la forma de Nintendo de advertir al jugador que hay algo más que una cara bonita y, cuando toca rehacer el nivel en un scroll que viaja en el sentido contrario con un punto de vista opuesto, las nubes dejan de ser tal cosa para ser recortes enganchados con celo a un palo, y un edificio de apartamentos muestra las tripas y la espalda de una caja de cereales.

Su intención es decirnos que hay algo más allá de lo que ven nuestros ojos a primera vista, que pese a que superar cada nivel puede limitarse a correr hacia delante dando saltos y tirando huevos, hay una segunda capa que requiere exploración y manipulación del entorno para conseguir entender y exprimir cada uno de los objetos que lo conforman.

Con distintas flores escondidas en cada nivel, ya sea por objetivos como superarlo en un tiempo determinado u ocultas detrás de los muchos elementos que reaccionarán al lanzamiento de los huevos de Yoshi, el mero hecho de avanzar de un mundo a otro requiere adentrarse en Yoshi’s Crafted World con toda la calma que puedas. No has venido a tachar objetivos de una lista, sino a disfrutar de cada uno de ellos mientras desconectas de tu día a día.

Mecánicas descafeinadas para una aventura justa en ambición

Tras una de las famosas fechorías de Bowsy, Yoshi y sus amigos acaban envueltos en la búsqueda de unas piedras que han quedado repartidas por el mundo. Con un mapa al más puro estilo Mario World, iremos desbloqueando distintas zonas gracias a las flores recogidas en los niveles que los conforman. El número requerido para su desbloqueo suele ser bajo, lo que permite jugarlo de cabo a rabo con cierta calma y sin preocuparnos demasiado por la necesidad de escudriñar cada rincón.

Una vez abierto un mundo, cada uno con un estilo propio que va desde los dinosaurios hasta el Japón feudal, deberemos recorrerlo en busca de las flores necesarias para abrir los siguientes. Si hemos llegado donde toca, también toca enfrentarnos a la recuperación de una de las gemas perdidas que ahora (oh, sorpresa) está en manos de un jefe final.

A base de variedad de escenarios, pequeños puzles que se van introduciendo, y cómo gestiona el mantenerse fresco a la hora de sumar niveles de vehículos o propuestas que rompan el flujo habitual de saltar, comer enemigos y lanzar huevos, Yoshi's Crafted World consigue que una inmensa cantidad de pantallas distintas te dejen pegado a la pantalla durante no pocas tardes.

La posibilidad de rejugarlas con otros parámetros (normalmente ir de la meta al inicio en busca de poochys escondidos en un añadido muy entretenido al jugar con críos), suma aún más horas a una mezcla que a base de coleccionables queda más que nutrida. Para sumar algo más a toda esa maraña de opciones, la guinda sobre el pastel la pone una colección de disfraces que podremos ir desbloqueando al recopilar monedas. Razones para meterle horas no faltan, desde luego, pero sí es evidente cierta falta de ambición a la hora de equiparar esta entrega con otras, y ya no hablemos de otros plataformas de la casa.

Un juego con una única intención

Tal vez por gozar de esa intención de pasatiempo, de entretenimiento descafeinado incapaz de poner nervioso o frustrar a nadie, Yoshi’s Crafted World pueda pecar de ser demasiado fácil en lo que a plataformas y puzles de exploración se refiere. En ese sentido está, como mínimo, un par de escalones por debajo de lo que hemos visto sobre el personaje en otras entregas.

Con títulos anteriores en el recuerdo, es fácil salir de él queriendo haberle pedido más, y sin duda es la sensación con la que me habría cruzado de no haber tenido la oportunidad de entender su objetivo. Esta vez más que nunca, es un juego destinado a que los más pequeños lo guarden en su recuerdo como uno de los primeros videojuegos que disfrutaron, y hace un grandísimo trabajo para conseguirlo.

Plagado de detalles que ir comentando, incluso guardando ideas para futuras manualidades de domingo lluvioso, el juego en solitario o a dobles de Yoshi’s Crafted World es la oportunidad perfecta para disfrutar de un juego junto a aquellos niños que aún no se sientan atraídos o se vean capacitados para salir adelante en títulos más exigentes como un Mario o un Donkey Kong.

Jugando con el paralelismo entre Yoshi y el Baby Mario subido a su espalda, podremos hacer lo propio con el segundo jugador para ayudarle a superar aquellas partes que puedan atragantársele, siendo así un viaje de dos constantemente disfrutable y sin fricciones. Un viaje que, en definitiva, acabarán recordando tanto los críos como los mayores que le acompañan.

La opinión de VidaExtra

No negaré que a Yoshi’s Crafted World entré con todas las ganas del mundo de estar contra las cuerdas, retorciendo sus niveles para poder encontrar ese coleccionable que me falta como ya lo hice con Yoshi’s Woolly World. Pero pese a la decepción en ese sentido, esta entrega me ha dado algo mucho más valioso que un juego desafiante.

Yoshi’s Crafted World es el pasatiempo perfecto para crear jugadores. Una oportunidad única para adentrar a los más pequeños de la casa en el mundo de las plataformas con dos factores, lo visual y lo jugable, que están específicamente diseñados para resultarles extremadamente atractivos. Si cada público tiene su tipo de juego, este es que el que rellena el hueco para grandes y pequeños.

A favor

  • Un despliegue visual
  • Mecánicas para todos los públicos
  • Largo y variado para que no se haga pesado

En contra

  • Puede pecar de parco en ideas
  • Los más exigentes lo encontrarán demasiado fácil
Comentarios cerrados
Inicio