La venganza hecha videojuego lleva la firma de Naughty Dog, y su intenso calado no te deja indiferente. The Last of Us Parte 2 es transgresor, es visceral y, a la vez, logra ser conmovedor. Sabe cuando aplicar la crudeza de manera efectiva y cómo hacer que el jugador empatice con lo que ocurre. A veces desgarrándolo y otras convirtiéndolo en su cómplice. Es una constante lección de narrativa y la culminación del concepto de supervivencia a los mandos. De lejos, la obra más valiente jamás hecha por PlayStation Studios. Ahora también es un juego de PS5 en todos sus apartados.
La segunda parte de The Last of Us no ha tenido tiempo de envejecer de cara a su propio remaster, y esto no es una opinión sino un hecho. No esperes ese salto de calidad que tuvimos entre el clásico de PS3 y su flamante remake acomodado a las posibilidades del DualSense. Especialmente, cuando sus creadores ya nos dieron una actualización gratuita para PS5 antes de cumplirse el año de su estreno en PS4. La diferencia de esta revisión integral, mejorada, más completa y con nuevos modos está en cómo se aprovecha la tecnología de PS5 para darle más matices y texturas al conjunto. Volviendo a poner la obra de Naughty Dog a la vanguardia de los videojuegos.
Que no se me malinterprete: si completaste el viaje emocional de Ellie y de Abby, las mejoras y adiciones de este remaster no van a cambiar tu percepción del juego, aunque está colmado de excusas para rejugarlo desde el principio. No se te va a devolver lo que ya sentiste con la secuela cuando la jugaste por primera vez, pero sus emociones están ahí. Sus conflictos y la legítima sensación de incertidumbre y desesperación traspasan la pantalla y todo tiene la misma fuerza y contundencia. Pese a sus intencionados tragos amargos, The Last of Us 2 atrapa de principio a fin sin dejar de ser extraordinario. Y lo mismo pasa al rejugarlo en PS5.
Pero eso no quiere decir que esta edición remasterizada sea una iniciativa creada pensando también en quienes vienen del remake de la primera parte o quieren continuar la serie de HBO desde su consola. Es innegable que hay algo de eso, pero lejos de ser un relanzamiento hecho de cualquier modo hay una expresa e implícita voluntad por actualizar la obra de 2020. Por volver a conectar con los fans que regresan a través de los comentarios de sus creadores, integrados en las partidas desde los extras y, ya puestos, por darles algo realmente intenso y colmado de adrenalina a quienes disfrutan más del sigilo, la acción y los momentos de tensión. Entre otras cosas, porque a ellos va dirigido el nuevo modo Sin Retorno. De lejos, la mejor novedad del remaster.
Lo cual nos lleva todas las dudas razonables que han comenzado a brotar entre quienes no han jugado a la segunda parte de The Last of Us y aquellos que han sobrevivido -o fueron arrollados- por el mayor y más atrevido carrusel de emociones jamás publicado desde PlayStation Studios. Incluso, de aquellos que jugaron al original de 2020 pero desde una PS5. La primera te la resolvemos ya: el viaje de Ellie desde la comunidad de Jackson a Santa Bárbara es toda una experiencia en sí misma. Y hacerlo en DualSense, junto a los comentarios del director y con mejoras nativas de PS5 redondea, corona y hace todavía más atemporal la obra maestra de Naughty Dog. Y lo que es mejor: no tardaremos en palpar esas mejoras a los mandos.
The Last of Us Parte 2, la venganza hecha videojuego
En la venganza el más débil es siempre más feroz. Naughty Dog se apropia de las palabras de Balzac y las plasma en PS5 con maestría. Pero, cuando esa venganza se torna en una obsesión que te consume, que te envenena, ¿serías capaz de ser el mismo?
En un futuro no muy lejano la humanidad ha sucumbido a una pandemia que se extiende a través de cordyceps fungus, un hongo que se asienta en el cerebro y despierta una brutal agresividad en sus víctimas arrebatándoles la voluntad. Dicho mal y pronto, una suerte de zombis hipervitaminados. Algunos están tan infectados que se han convertido en criaturas monstruosas carentes de visión, implacables a la hora de alimentarse de otros seres vivos. De otras personas.
Más del 60% de la población del planeta está contagiada o ha sido devorada. El resto resisten y sobreviven como pueden a esta realidad. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado desde que el mundo es mundo: en este apocalipsis el ser más peligroso y cruel sigue siendo el ser humano. Sobre todo, cuando en vez de estar infectado por un virus, se encuentra absolutamente cegado por la venganza.
Dadas las circunstancias, la vida de la joven Ellie ha sido relativamente privilegiada. Hasta ahora, su vida ha transcurrido en esos lapsos en los que repasaba los puestos de vigilancia, lo cual llevaba implícito sustos esporádicos y tener que lidiar con infectados, pero en la comunidad donde ha vivido durante años no le ha faltado cama, techo, agua limpia y comida caliente. En Jackson tienen hasta electricidad y cerveza. Salvando las distancias, casi se podría decir que es un paraíso en la Tierra.
Ahora, nada de lo anterior le importa lo más mínimo a Ellie. Bueno, hay una excepción: además de llevar su pistola cargada y una mochila con botiquines y munición, da la espalda a su vida en Jackson galopando junto a su amada Dina. El motivo por el que lo dejan todo atrás es la venganza. La ley del ojo por ojo y que la sangre se paga con sangre. Y la única pista que tienen para encontrar a los responsables es una dirección a seguir. Una palabra siete letras: Seattle. La ciudad más grande del estado de Washington y, con suerte, el paradero de los asesinos a los que están buscando.
The Last of Us Parte 2 es el viaje de Ellie y Dina. El que comienzan a caballo, desde paisajes nevados, y acabamos haciendo arrastrándonos por el barro, ocultándonos con precaución en infestados centros comerciales o refugios improvisados. Siendo testigos de la crueldad de la naturaleza y de las atrocidades que es capaz de hacer una persona llevada al límite. Ahora bien, la odisea de estas jóvenes es solo la mitad de la historia. O, más bien, una de las dos caras de una moneda que ya estaba manchada de sangre.
La obra más transgresora de Naughty Dog más el poderío de PS5
Como en la primera parte, The Last of Us 2 toma un apocalipsis como marco y contexto para el viaje emocional de sus protagonistas. Ahonda en ese contexto, desde luego, pero no enfrentándolos únicamente al entorno, los enemigos o a la adversidad, sino también a dilemas morales y tragos amargos a través de una narrativa cuidadísima, colmada de matices. Exhibiendo un diseño de producción impecable en el que la exploración, los puzles y el combate dejan patente el culto al detalle y la importancia de los matices de Naughty Dog. Su toque maestro.
Y, sin embargo, sin desmerecer lo anterior, el mayor logro es que al final es imposible no experimentar la obra en su conjunto como algo propio. Como algo que nos implica y nos importa. Que nos arrastra irremediablemente hacia las obsesiones de sus protagonistas.
Como juego de aventuras y supervivencia, The Last of Us 2 exhibe las lecciones aprendidas tanto en la primera parte como las posibilidades narrativas alcanzadas en las dos últimas entregas de Uncharted (ahora remasterizadas y reunidas con la Colección Legado de los Ladrones) intercalando puzles de elementos plataformeros o mecánicos con secciones más acotadas en las que los combates son más intensos, más dinámicos y entornos más reactivos. Tanto al enfrentarnos a humanos como a infectados. Delegando en el jugador el optar por el sigilo estratégico o la destreza de una confrontación directa. Siendo explícito y visceral no solo en las cinemáticas, sino también en los momentos de acción.
¿Qué diferencias notaremos frente al juego de PS4? Sobra decir que no se trata de un remake, como The Last of Us Parte I, de modo que se han conservado los modelos. Sin embargo, se ha dado un salto sustancial en el conjunto para que ambos títulos estén emparejados en lo que respecta a un factor trascendental: que cada uno de sus apartados aproveche las nuevas posibilidades y potencia de PS5. No solo reduciendo drásticamente los tiempos de carga, que también, sino que se sienta de manera legítima como un juego creado para el DualSense y las pantallas capaces de ofrecer resoluciones 4K y VRR.
La manera de lograrlo pasa por separarar cada aspecto de The Last of Us 2 y acomodarlos a la tecnología de PS5. A los mayores márgenes que habilita su hardware y a esas prestaciones que, lógicamente, no estaban presentes cuando salió el juego original. Así:
- En lo que respecta a la presentación y todo lo que tiene que ver con el apartado gráfico, la resolución de las texturas de los personajes es mucho mayor. Y pese a que el efecto granulado sigue disimulando las imperfecciones si no tocamos nada desde los ajustes, el grado de realismo en los planos cortos o las expresiones es alucinante.
- Aunque dónde más notaremos ese salto visual es en la resolución, la iluminación y el sombreado o cómo se muestran los elementos a distancia. Además de poder activar el HDR o la frecuencia de actualización variable, si nuestra pantalla lo permite, el modo Fidelidad ahora ofrece 4K nativas a 30 FPS, o 1440p reescalados a 4K y 60 FPS en el modo Rendimiento.
- Más allá de la pantalla, la secuela de The Last of Us se vuelve un evangelizador del DualSense y su tecnología háptica. Tanto al galopar como al explorar. Si encendemos un generador y nos tumbamos en el suelo lo notaremos, y lo mismo se aplica al tipo de terreno o las reacciones. Aunque la palma se lo llevan los gatillos adaptativos del mando: cada arma y cada disparo se sienten de maravilla.
- De hecho, al pasearnos por los menús del juego veremos se ha habilitado una pestaña expresamente dedicada al mando de PS5 con el que ajustar de manera individual la vibración de todas las acciones, configurar la luminosidad, activar o desactivar los gatillos adaptativos y cualquier cosa que se nos ocurra.
Sobra decir que los tiempos de carga ahora transcurren en un suspiro. Lo cierto es que Naughty Dog sabía maquillar esas transiciones en PS4 con rutas estrechas, fundidos en negro o escenas con diálogos y planos estudiados. Ahora entrar al juego, cargar una partida o regresar al último punto de guardado es algo que se realiza en un santiamén. No de manera instantánea, ya que lo notaremos sobre todo si somos eliminados, pero no nos dará tiempo a mirar el móvil hasta retomar lo que estábamos haciendo.
¿Se exprime al máximo lo que puede dar PS5? Bueno, en este mundo oxidado y marchito no hay un trazado de rayos en las charcas, lagos o cuando llueve; y tampoco notaremos el sonido espacial de otros juegos. Pero la puesta al día integral del juego de 2020 cumple holgadamente con el reto autoimpuesto por Naughty Dog: ofrecer una remasterización que empareje The Last of Us 2 con los mejores juegos de novena generación. Incluso capaz de sacar los colores a títulos que, por una cosa o por otra, no salieron en PS4.
Ahora bien, sería injusto decir que son los mismos contenidos que vimos en PS4. Aprovechando la ocasión Naughty Dog también ha redondeado el valor de este remaster con novedades, extras, nuevos desafíos y pretextos que suman interés al conjunto. Incluyendo un modo de juego original que no aspira a llenar el hueco de ese multijugador de la secuela que jamás llegó, pero elevará nuestras horas de juego hasta prácticamente el infinito.
Un remaster con niveles perdidos, más desafíos y ayudas que marcan la diferencia
Es posible que Sony haya perdido una oportunidad de oro al no ofrecer una versión Director's Cut de The Last of Us 2, pero su remaster de PS5 ha sido la excusa perfecta para que Naughty Dog rescate ideas descartadas, sea mucho más trasparente con sus fans, añada nuevos retos y, ya puestos, habilite nuevas opciones de accesibilidad a las que ya había en el juego de PS4. Puesto todo en conjunto se trata de extras que extienden la duración del juego, aunque al final no todo acaba resultando igual de atractivo. Vayamos por partes.
PlayStation anunció originalmente que The Last of Us 2 Remastered ofrecería Niveles Perdidos, adelantando que se trataba de contenido inacabado que no pasó el corte final. La realidad es que ni están integrados en la historia ni tampoco resultan una sorpresa, ya que se trata de tres escenarios muy acotados a los que se accede directamente desde el menú de Extras y que habrás exprimido en unos pocos minutos.
- Fiesta de Jackson es un pequeño recorrido por las calles de la comunidad que acaba en los alrededores del edificio donde se celebra el baile que ata los destinos de Ellie y Dina. Lo interesante es que, antes de entrar, hay actividades en forma de puestecillos de feria y alguna que otra curiosidad.
- Alcantarillas de Seattle es un tramo más plataformero (el más amplio a nivel de tamaño) en el que Ellie atraviesa una parte del subsuelo de la ciudad de Seattle tras un ligero traspiés. Lejos de ser un laberinto o un desafío, alel recorrido acaba siendo un paseo.
- La cacería es, quizás, el más particular de todos: empezamos en un bosque y acabamos acorralando a un enorme jabalí en un pequeño supermercado, dejando abierta la duda de si Ellie realmente lleva a cabo esa iniciativa por necesidad o por se está dejando guiar demasiado por su estado de animo.
Todos estos Niveles Perdidos tienen un prólogo grabado en vídeo de Neil Druckmann que explica por qué se crearon y por qué no llegaron al juego final, así como sus propias notas con comentarios repartidos y bien a la vista, aunque incluso sin ellos es imposible perderse o desorientarse tanto por su tamaño como por su linealidad. Ahora bien, hay que reconocer que aportan más contexto y matices a las escenas.
Sin desviarnos demasiado de los Extras del remaster y la pestaña de Cómo se hizo encontraremos el modo Improvisar con la guitarra, el cual nos invita a que toquemos el instrumento con Ellie, Joel o el propio Gustavo Santaolalla, pudiendo elegir además de los acordes el tipo de cuerda, el escenario y otros pequeños ajustes. Eso sí, tocará gastar puntos de juego para tenerlo todo.
Por otro lado, si queremos empezar a jugar desde cero (es posible importar la partida desde el The Last of Us 2 de PS4) tenemos dos reclamos adicionales: una vez completemos el juego se habilitará el nuevo modo Speedrun, llamado Carrera de velocidad, y también podemos activar desde horas de comentarios de audio de los creadores del juego que enriquecen el contexto según jugamos, a modificadores de la partida y hasta diferentes trajes para las protagonistas del juego.
Sin embargo, lo que marcará una auténtica diferencia para incontables jugadores son las novedades en lo que respecta a la accesibilidad. The Last of Us 2 ya estaba muy bien servido como juego en este aspecto, que conste, así como ajustes que reducían y acomodaban la dificultad. Ahora, aprovechando el lanzamiento del remaster, se ha añadido un sistema de transcripción de audio para quienes tienen problemas de visibilidad y, además, se han introducido nuevos tipos de configuración y usos del mando DualSense para facilitar y hacer más sencilla la experiencia a los controles. Acomodándose a más perfiles de jugadores.
Dicho así podría parecer que a The Last of Us 2 le falta contenido, y no es así. En unas 20 horas -salvo que juguemos a tiro fijo en el modo Speedrun- se cuenta mucha historia propia. Se dan amplios saltos hacia el pasado a base de flasbacks o se deja caer que han pasado meses o años desde el último fundido en negro. Naugty Dog no tiene miedo a dar saltos temporales para contar la historia a su modo y siempre en beneficio de la obra.
De hecho, y sin entrar en detalles, The Last of Us 2 convierte lo que parecen prólogos y epílogos en historias capaces de transmitir emociones de tanto calado como las que nacen de sus momentos álgidos y, en el proceso, saben dejar que el jugador sea quien asimile los acontecimientos según suceden. Sin adornarlos con diálogos de relleno y o descripciones que le restan fuerza al momento.
Y, sin embargo, es inevitable no pensar que esta segunda parte se hubiese beneficiado enormemente de una expansión a lo Left Behind o se hubiesen integrado y expandido los niveles perdidos debidamente terminados en el propio juego. ¿El cancelado modo multijugador se echará de menos? A partir de ahora Naughty Dog se va a centrar en las experiencias para jugar en solitario. Pero si lo que queremos es menos narrativa y más acción servida en crudo, el nuevo modo Sin Retorno no solo cumple, sino que merece una mención aparte.
Sin Retorno: así es la novedad estrella del remaster
De todas las adiciones y novedades del remaster de The Last of Us parte 2, solo una aparece en el menú principal. Es más, la encuentras justo debajo de Empezar partida nueva o continuar la que llevas en curso. No es casualidad: el modo roguelike Sin Retorno es, de largo, la mejor excusa para actualizar tu copia de PS4 si ya tenías el juego y el refugio de todos aquellos que quieren más acción, más supervivencia y, sobre todo, mayores desafíos.
A diferencia de los comentarios o los modificadores, el modo Sin Retorno está desbloqueado sin tener que pasarte el juego principal, aunque si entras a jugar con lo básico en lo que respecta al apuntado y el sigilo vas a durar un suspiro. La premisa, por otro lado, es tan sencilla como atractiva: superar escenarios, enemigos y peligros aleatorios, convertir lo recogido en mejoras y avanzar hasta enfrentarte a un jefazo final.
¿El giro? Como todos los roguelikes, si te eliminan en Sin Retorno pierdes todas las mejoras y lo acumulado y toca empezar desde cero. Aunque entre una partida y otra, a base de misiones y objetivos, puedes desbloquear a otros personajes de The Last of Us Parte 2 que aportan diferentes estilos de juego o comienzan con otras armas que definen su estrategia.
Los tipos de partida también varían, ya que pueden ser de asalto, de caza, etc. Además, hay multiplicadores y hasta puede que cuentes con ayuda de otros personajes en determinados escenarios. Todo eso está indicado en el tablón de misiones. Y pese a que el primer desafío será una sorpresa, según avanzamos tendremos al menos dos alternativas que se irán bifurcando hasta el combate final.
¿Y después qué? Bueno, con suerte y maña antes de vértelas con el jefazo que te toque habrás desbloqueado nuevos personajes del juego y generosas opciones para las próximas partidas. Así que al icónico "Resiste y sobrevive" de la saga de Naughty Dog hay que añadirle un "repite" que cuesta muy, muy poquito llevar a cabo. Sobre todo, cuando te dicen que también has añadido otros elementos que transforman la experiencia, como las partidas personalizadas o los modificadores.
Empiezas Sin Retorno con lo puesto y solo puedes elegir entre Ellie y Abby, pero los desbloqueos son bastante accesibles: superas dos encuentros con la primera y podrás jugar como Dina. Avanzas en tres y podrás crear partidas con reglas personalizadas, elegir los tipos de enemigos, las condiciones e incluso bonificadores de daño al estar en mínimos de saludo o al hacer que el tiempo se ralentice si aciertas un tiro en la cabeza. A partir de ahí, lo que te apetezca.
Podemos elegir la dificultad antes de empezar una nueva partida, lo cual determina si nuestras ganancias serán más austeras o generosas. A mayor riesgo, mayor recompensa. Si jugamos sin modificadores y con los ajustes por defecto, el modo Sin Retorno da por hecho que nos hemos pasado el juego y no tendrá compasión, pero antes de soltar a los enemigos nos dará unos valiosísimos segundos de margen para que nos aprovisionemos de todas las balas, curaciones y piezas y encontremos un buen lugar dónde escondernos si es nuestra estrategia.
También podemos ir a lo loco, porque si somos eliminados no conservaremos las mejoras y los potenciadores. Ahora bien, eso no quiere decir que en este roguelike no haya parámetros. Según se nos dice en Sin Retorno los encuentros varían en función de la ubicación que elijamos en el tablero, los enemigos a los que nos enfrentemos, los modificadores que estemos usando y las anteriores condiciones de victoria. Además, si nos gusta un panel muy específico podemos regresar poniendo su código desde la sala de mejoras entre un escenario y otro.
Sin Retorno sintetiza muchos de los logros de The Last of Us 2 como videojuego y los convierte en una experiencia más arcade, más intensa y muy desafiante. Además de los desbloqueables podemos comprar otros contenidos, como aspectos secundarios, pero su mayor hito es cómo, incluso sin la celebradísima calidad narrativa de la obra maestra de Naughty Dog sus mecánicas de juego y su sólida apuesta por la acción o el sigilo dan para experiencias rotundas. Y, en el proceso, propulsan su rejugabilidad hasta prácticamente el infinito.
La opinión de VidaExtra
The Last of Us Parte 2 no necesitaba una remasterización para codearse con los mejores juegos de PS5 en igualdad de condiciones. Fue un imprescindible rotundo en su día y lo sigue siendo tres años después. Su trama y las motivaciones de sus protagonistas siguen teniendo la contundencia original, su desarrollo como juego lo convierten en una obra con un calado potentísimo y como fuerza atrapa de principio a fin. Es cruel. Es ambicioso. Es emocionante y conmovedor. Que Naughty Dog convierta su obra más ambiciosa y trasgresora en un legítimo videojuego de PS5 en todos sus apartados es un acierto.
La palabra "rematerizado" es un arma de doble filo. Definitivamente no es ni una edición completa como la de Horizon Forbidden West, ni un Director's Cut como el de Ghost of Tsushima o Death Stranding. Sobra decir que The Last of Us 2 Remastered está lejos de ser un remake como el de 2022. Pero, visto en perspectiva, es un juego que salió solo un poquito antes que la propia PS5 y merecía recibir el mismo trato y el salto de calidad que la primera parte. Que se presta demasiado bien a ser disfrutado con el DualSense y en una buena pantalla.
Sin una expansión o un DLC a lo Left Behind con el que sumar un atractivo adicional, la mayoría de los extras son interesantes para dos perfiles muy específico: quienes no lo jugaron y quienes desean adentrarse más en el desarrollo, el proceso creativo o pequeñas historias que no pasaron el corte. Pero no te va a ofrecer dos veces lo que ya te dio la primera vez que lo jugaste. Naughty Dog fue plenamente consciente de ello y se sacó de la chistera un modo roguelike por el que bien merece la pena pagar los 10 euros de su actualización de la versión de PS4 a PS5. Nos quedamos sin cancelado multijugador y sin una nueva historia, pero los que nos apasiona la acción y la supervivencia salimos ganando.
Para algunos, The Last of Us 2 Remastered ha llegado muy pronto. Para otros demasiado tarde. Y para el que se ha adentrado en la saga desde hace poquito justo a tiempo. Pero una cosa es incuestionable: la aventura más ambiciosa, valiente y desgarradora de Naughty Dog vuelve a estar a la vanguardia de los videojuegos de PlayStation.
Precio de The Last of Us 2 Remastered
El remaster de The Last of Us Parte 2 llega a PS5 a precio reducido tanto en formato físico como en digital. En cualquier caso, la edición digital está valorada en 49,99 euros tanto desde la consola o a través de la web de PlayStation. Si preferimos tenerlo en disco, podemos ahorrarnos hasta ocho euros dependiendo de dónde lo compremos.
Un elemento a tener en cuenta es que si ya tenemos una copia de The Last of Us: Parte II para PS4 podemos actualizarla a The Last of Us 2 Remastered para PS5 pagando unos diez euros como ocurre con otros juegos de PlayStation Studios como Gran Turismo 7 o God of War Ragnarok. Y esto también se aplica a las ediciones físicas, aunque tendremos que tener el disco en el lector de la consola mientras jugamos. Lógicamente.
PlayStation 5 The Last of Us: Parte II Remastered
Por último, a través de PlayStation Direct se ofrece la W.L.F Edition de The Last of Us Parte II Remastered, una edición física valorada en 109,99 euros y que incluye además del juego una caja Steelbook y contenido digital adicional, 47 cartas de Society of Champions, un parche de Washington Libre y Fuerte y cuatro pines esmaltados en una presentación creada para la ocasión.
Duración de The Last of Us 2 Remastered
Tardé poco más de 20 horas para completar el modo historia The Last of Us Parte II Remastered. Lo sé porque revisé mis guardados, aunque también tengo que admitir que di alguna vuelta de más, me detuve a escuchar los audios de los comentarios e hice experimentos durante los combates. Si vas al grano y en dificultad moderada (el equivalente a normal) puedes tardar algo menos.
Merece la pena recordar que puedes importar tu partida de PS4 tanto con el guardado en la nube de PS Plus como a través de un pendrive. Por otro lado, tienes el nuevo modo Speedrun si te sabes el juego al dedillo y quieres compartir tus mejores tiempos, además de varios tipos de dificultad, opciones y coleccionables.
Por último tenemos el modo Sin Retorno, cuya rejugabilidad es infinita. Su esencia de roguelike y su manera de componer tableros aleatorios a base de barajar escenarios, enemigos y situaciones le dan un empujón total a la cantidad de horas de juego que ofrece The Last of Us Parte II. Por no hablar de los modificadores que nosotros añadamos y sus propios desbloqueables.
Imprescindible
The Last of Us 2 Remastered
Plataformas | PS5 |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | Naughty Dog |
Compañía | PlayStation Studios |
Lanzamiento | 19 de enero de 2024 |
Lo mejor
- Naughty Dog pone su obra más ambiciosa a la vanguardia de los videojuegos.
- Una trama desgarradora que te atrapa de principio a fin
- El modo Sin Retorno es una adición sensacional para los enamorados de la acción y la supervivencia
Lo peor
- Pese a que le sienta de maravilla a PS5, The Last of Us Parte 2 no necesitaba una remasterización para deslumbrar.
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