Análisis de PlayStation VR2: así es el salto hacia el futuro de la realidad virtual de PS5

Hemos llegado al punto en el que un aficionado con acceso gratuito a Unreal Engine 5 puede crear demos técnicas que se confunden con la realidad. No estamos tan lejos de llegar a un punto en el que los gráficos ya no den para más. ¿Y luego qué? Pues hay una panda de colgados, entre los que me incluyo, que desean que la realidad virtual sea el siguiente gran paso.

Pero para alcanzar lo que a día de hoy a todas luces parece una utopía, creadores de gafas y juegos tienen que empujar muchísimo más. A PS VR2 llego con ganas de saber hasta qué punto Sony ha puesto esfuerzo en ayudar a que llegue ese día. Esto es todo lo que os puedo contar sobre el nuevo casco de realidad virtual de PS5 tras una semana jugando.

El futuro inmediato de la realidad virtual

Creo que las primeras PS VR le hicieron un gran favor a la realidad virtual. Abrieron un camino y permitieron que todo el que se sientese atraído pero no pudiese hacer la inversión de un PC y unas gafas se acabase acercando. Sin aquellas gafas tal vez no tendríamos las Quest.

Pese a que daba por hecho que no iba a ser un cacharro barato, cuando Sony anunció los 599,90 euros de PS VR2 me sorprendió muchísimo. La anterior estrategia, la del formato asequible aunque no necesariamente revolucionario, les había funcionado tanto a Sony como a las Oculus, ahora Meta, Quest.

Tenía ganas de comprobar qué era lo que podía ofrecer para justificar ese cambio de estrategia. Si con las Quest 2 estoy encantado, hasta qué punto PS VR2 podría mejorar la experiencia de la realidad virtual. Debo decir que tengo opiniones enfrentadas sobre las gafas, pero pese a ello, al César lo que es del César, ha habido gratas sorpresas.

Especificaciones técnicas de PS VR2

Hasta qué punto se ve todo mejor en PlayStation VR2

De la mano de una pantalla OLED por ojo de 2000 x 2040 y una tasa de refresco de 90 Hz, 120 Hz, según especificaciones oficiales, las nuevas gafas de Sony no huelen a magia en lo visual. El salto desde las LCD de Quest 2 se nota, y los colores de Horizon Call of the Mountain dan buena cuenta de lo bonitos y definidos que se pueden llegar a ver los juegos.

Al tener ahora la certeza de que podemos acabar viendo juegos que se vean tan bien como en una PS5 a través del televisor, la sorpresa la terminan aportando otros juegos. Sólo un generoso lavado de cara podrá conseguir que los títulos que ya se veían de fábula en las Quest 2, terminen marcando la diferencia aquí. El caso de Moss 2 es probablemente el más representativo.

Desde el primer momento puedes apreciar cambios. Unos rayos de luz que se cuelan por las ventanas, una estatua que antes habría dicho que es de piedra y ahora se ve clarísimamente que es de mármol, un helecho cuyo aspecto ha pasado de ser una forma geométrica a una planta completamente detallada…

Pero tienes que fijarte en ello, el resto, desde texturas hasta el modelado de su protagonista cuando te acercas a ella para mirarla en primer plano, la diferencia la vas a apreciar teniendo ambas gafas lado a lado y saltando de una a otra. De lo contrario, es difícil.

Sabemos que se pueden hacer cosas tochísimas a nivel visual en PS VR2, pero ahora queda por comprobar si el mundo del desarrollo quiere o puede permitirse subir de nivel. Tengo muchísima curiosidad por ver lo que han hecho con Gran Turismo 7 y Resident Evil 8 porque la cosa promete, pero necesitamos muchos lanzamientos así para ver un horizonte claro.

Mejoras que suponen un paso adelante

La potencia de PS5 no es la única excusa de PS VR2 para intentar alcanzar ese futuro. Tecnologías como la del seguimiento de ojo resultan ser más que una cucamonada que enseñarle a las visitas cuando vengan a casa. Puedes hacerlo, es bastante impresionante lo bien que funciona, pero de primeras es difícil apreciarle una revolución.

El uso de la mirada para seleccionar los iconos de un menú es mucho más cómodo que ir navegando botón a botón o apuntando con la mano. Sólo con los ojos estás saltando de una punta a otra de un menú de opciones en menos de un segundo. Es una sensación rarísima, pero también gratificante.

Sin embargo todo eso entra en la categoría de cucamonada, aquí lo realmente interesante es cómo replica aquella imagen del desarrollo de Horizon Zero Dawn en la que el mapa sólo se pintaba en base al cono de visión del personaje. Todo lo demás permanecía apagado mientras no mirabas.

PS VR2 hace lo mismo con tus ojos. Allí donde estés enfocando para prestar atención, las texturas y modelados se verán mejor. Pensaba que era la típica encerrona de marketing, pero en realidad se puede apreciar con cierta facilidad hasta qué punto es real. Cuando en algún momento algo cargue un pelo más tarde de lo que debería, lo justo para saber que ha pasado algo. O simplemente porque la visión periférica da un poco más de sí y puedes apreciar que hay algo más borroso.

En cualquier caso es alucinante lo que es capaz de hacer. Dependiendo del esfuerzo que le hayan puesto a esos paisajes, personajes u objetos, hay cosas que se ven bien y hay otras que se ven de fábula. Los personajes de Horizon Call of the Mountain, sin irnos demasiado lejos, dan gusto verlos.

Los añadidos de Sony para mejorar la realidad virtual

Más anecdóticas son cosas como la vibración háptica, útil como feedback para encender y apagar el cacharro pero poco aprovechada en general. Tampoco me entusiasma la idea de que el casco esté vibrando con cada disparo, pero está por ver si se experimenta más que en la misma tecnología del DualSense.

El añadido de poder ver a través de las gafas sigue siendo igual de útil que en las Quest. De hecho aquí lo es aún más. Ahora saltamos a ello en más profundidad, pero la necesidad de estar atado a la consola hace que tu movilidad se reduzca y te desorientes con mayor facilidad.

Se habría agradecido que también adaptasen los dos golpes en el lateral que utiliza Quest para activar la función, pero aquí el cambio vendrá de la mano de un botón que se encuentra bajo las gafas, junto al de apagar. Reconozco que no he terminado de cogerle el punto y aún tengo que palpar hasta encontrarlo.

Entre eso, el audio 3D y la posibilidad de mapear la habitación para crear tu zona de juego con solo mirar a tu alrededor, otra de las cosas que le enseñarás a quienes vengan a probarlas, PS VR2 cierra su ronda de novedades respecto al casco en sí mismo. Mejoras más cómodas y curiosas que significativas para los juegos que vendrán.

Un medio kilo más cómodo de lo que parece

De entre lo que más me ha sorprendido de su diseño hay cosas buenas y regulares casi por igual. La sensación general es la de que esperaba un producto mucho más premium. El factor precio, muy en la línea de su competencia directa, me daba a entender que aquí habría más Apple que juguete, pero nada más lejos de la realidad.

Lo primero que llama la atención es su peso, muy en la línea de las Quest, pero el contar con una diadema que puedes estirar y ajustar a placer con la rueda que se encuentra en la parte posterior enmascara y mejora las sensaciones respecto a ese peso. A Horizon Call of the Mountain le he pegado una buena maratón y, bien colocadas, lo único que he notado es que al quitármelas  tenía marcadas levemente frente y nariz.

Igual no hay que ser así de bruto al apretarlas, pero era el punto en el que me sentía cómodo tanto con el cacharro en la cabeza como en la claridad de la visión. Imagino que la posibilidad de adaptar la lente a tu ojo con algo más que tres posiciones también ayuda.

Una rueda en la parte superior y un menú que aprovecha la cámara de seguimiento de tus ojos para ofrecer una posición exacta de los mismos, hace que regularlas sea cuestión de segundos. Que ahora el menú de PS te muestre como primera opción la configuración rápida del cacharro para que en cualquier momento puedas acudir ahí y toquetear lo que creas necesario para mejorar la imagen, es muy de agradecer.

Entre agradecidos aciertos y problemas inevitables

Puede que sean los materiales los que en realidad me tiran algo para atrás. Las gomas que protegían y aislaban de la luz los ojos en las primeras PlayStation VR son ahora enormes. Hasta el punto de abandonar la almohadilla de la frente y cambiarla por más goma.

A primera vista resulta un poco decepcionante, pero no tardas en empezar a agradecerlo. Las PS VR2 son ahora las mejores gafas que he probado en lo que a dejar pasar la luz se refiere. Entiendo hasta qué punto los cambios entre unas facciones de la cara y otras puede acabar dándole la vuelta a esto, pero en mi caso ni siquiera me ha costado mucho ajustarlas hasta alcanzar esa situación.

El diseño del visor y esos mismos materiales parecen ser también los culpables de que las lentes se hayan empañado muchísimo menos. Tanto en las primeras PlayStation VR como en las Quest 2 era un problema recurrente que me sacaba muchísimo de la experiencia. Aquí el aislamiento de la nariz y la ventilación hacen maravillas. Creo que he tenido que quitarme el casco para limpiar las lentes no más de dos veces.

Lo que sí me saca completamente de la experiencia es el cable. Es lo que hay, lo de llevar una PS5 autosuficiente a la espalda está complicado. Pero acostumbrado a despejar el salón para crearme una zona de juego lo más grande posible e ir de aquí para allá con unas gafas inalámbricas, lo de moverte y pisar el cable es algo que asusta y molesta a partes iguales.

El incluido, un USB-C fácilmente conectable al frontal de la consola -se acabó la cámara y el lío de cables- es lo suficientemente largo como para que puedas moverte con facilidad. Más de cuatro metros de cable dan para mucho. Pero el miedo a estar pisándolo y llevarme la PS5 por delante rompe un poco la magia. Nos han malacostumbrado.

Así son los mandos de PS VR2

Con sus controladores también tengo sensaciones encontradas. Los PlayStation VR2 Sense -los mandos de PS VR2 para los amigos- pueden ser una gozada una vez estás en el juego. Los únicos problemas de respuesta que he tenido han sido porque las manos se atascaban en algún objeto, pero el seguimiento es perfecto y los problemas de sincronización muy anecdóticos.

Queda por ver hasta qué punto se la da uso a los gatillos adaptativos y la vibración háptica heredada de los DualSense, pero en ese sentido la cosa sólo puede ir hacia arriba partiendo de una base casi perfecta.

Mis problemas con ellos vienen más a la hora de preparar el casco, soltar los mandos para atender algo urgente, volver a recolocarlos… Por la posición interna de su tira de sujeción y el diseño del mando en sí, dar con el mando correcto e introducir la mano por su aro de seguimiento de gestos, está lejos de ser el proceso más cómodo del mundo.

Terminas acudiendo a la visión de las gafas para ubicarlo, elegir el correcto y saber con certeza cómo girarlo para poder cogerlo correctamente. Terminarías haciéndolo a ciegas, claro, pero me ha resultado excesivamente enrevesado. Muy bonitos, eso sí, pero con el diseño por delante de la usabilidad.

La opinión de VidaExtra

No hay que poner mucho de tu parte para empezar a apreciar un salto de calidad en PS VR2 si venías de algo más comedido como las Quest 2 o las primeras gafas de Sony. El inicio general del cacharro, la navegación por sus menús, la velocidad de descarga, y lo poco que se tarda en cargar un juego o un nivel, ya dejan bien claro el salto.

A partir de ahí está todo lo demás, desde la potencia de PS5 y sus posibilidades hasta juegos que realmente suponen un salto en calidad visual. Estamos más cerca de los gráficos de PS5 que los de PS4, y viniendo de unos dientes de sierra capaces de sacarle un ojo a alguien, la evolución es muy de agradecer.

Ojalá haber puesto el mismo entusiasmo en el modo cinemático, pero jugar o ver pelis en una tele gigante a escasos milímetros de tus pupilas está aún varios niveles por debajo de lo que cabría desear. Una imagen gigante, sí, pero de reducida calidad.

No brilla todo lo que debería para quitarse de encima cualquier crítica sobre su precio, pero hay que reconocerle que, teniendo en cuenta la situación del mercado VR con unos precios que van bastante a la par, en PS VR2 hay razones para emocionarse.

Especialmente por lo que vendrá, pero también por detalles como la mejora gráfica en base al seguimiento de ojos, lo cómodo de configurar y adaptar el casco en base a tu necesidad con cada juego, y el poder acercarse a un catálogo de juegos que, esperamos y deseamos, Sony acabe cuidando mucho.

La certeza de que lo hará, al menos a día de hoy, sigue sin estar escrita en piedra, así que todo dependerá de lo mucho o poco que te apetezca seguir apostando por la realidad virtual. En cualquier caso lo que nos interesaba conocer era hasta dónde había llegado Sony para seguir apoyando esta tecnología y, aunque lamentablemente para muchos será demasiado prohibitivo, lo cierto es que hay razones para ilusionarse.