Soy de los que creen que a los muertos es mejor dejarlos tranquilos. Revivir viejas glorias no sólo es difícil, también una peligrosa oportunidad de agarrarse al factor nostalgia y acabar destrozando recuerdos intentando ir más allá de lo que antaño pretendían. La controvertida decisión de partir y ampliarlo todo con Final Fantasy VII Remake parecía el caldo de cultivo perfecto para darme la razón.
Sin embargo, frente a lo que se podría extraer de esas líneas, adoro cuando un juego me cierra la boca. Cuando me atrapa, convence y sorprende demostrando que estaba equivocado y que se puede mejorar lo presente actualizando una idea y personajes con más de 20 años a sus espaldas. Final Fantasy VII Remake es el juego que nos merecíamos sus fans.
Midgar como nunca la habías vivido
Square Enix no ha hecho un trabajo perfecto y, pese al entusiasmo con el que uno escribe sobre él, es difícil quitarse de la cabeza que esto debería haber sido un juego con la historia completa. Un mastodonte de cientos de horas que recopile todo de principio a fin en vez de soltarnos un “continuará” tras la cinemática final.
Final Fantasy VII Remake convierte las tres o cuatro horas iniciales de la aventura original en un juego con cara y ojos capaz de superarse en una jornada completa y alargarse hasta las 40 o 50 horas para aquellos con afán completista.
Pese a mantenerse en el camino de lo que contaba en la primera PlayStation, las horas de más suponen volver a Midgar y sus sectores desde una óptica más profunda, con más actividades y un precioso mundo 3D a explorar.
Hay momentos que son una auténtica chaladura. De los de quedarte embobado para apreciar cada detalle que el juego ha preparado. El ascenso a Shinra desde las barriadas en cierto momento del juego es sencillamente espectacular y, por lo general, lo de mirar hacia arriba para completar el cielo metálico bajo el que viven las clases menos afortunadas es despampanante.
Lo mismo puede decirse de personajes, entornos y animaciones, con todas alcanzando un nivel soberbio y consiguiendo que te enamores aún más de lo que antes eran protagonistas hechos a base de cubos y pirámides. No hay queja posible en lo técnico y ha funcionado como un tiro de principio a fin.
Lo que añade, siempre con la mejor de las intenciones pero no con el mismo atino, se convierte así en un retorno perfectamente válido y recomendable para quienes ya lo disfrutaron y, por supuesto, también una excelente puerta de entrada al que, para muchos de nosotros, sigue siendo el mejor Final Fantasy hasta la fecha.
El Séptimo Cielo
Final Fantasy VII Remake nos pone en los pies de Cloud Strife, un mercenario con facultades mejoradas que se ve envuelto en la contienda entre una gran corporación, que está agotando los recursos del planeta, y el grupo ecoterrorista que intenta detenerlos.
De la mano de estos últimos ganaremos compañeros a los que considerar amigos, conoceremos los entresijos de la ciudad de Midgar y se nos aventurarán pinceladas tanto de lo que ocurrió antes del juego como de lo que está por llegar.
Se agradece revivir la historia desde una óptica más ambiciosa.
Era fácil caer en que al multiplicar por 10 el número de horas que implicaba esa parte de la historia, el relleno iba a ser un gran enemigo a la hora de ampliar la trama, pero no puedo estar más contento con el trabajo de Square Enix en ese sentido.
El desarrollo y los matices que se dan tanto a los personajes principales como a todo lo que les rodea es, simple y llanamente, excelente. Hoy tengo la sensación de conocer mejor las motivaciones y crecimiento de cada uno de ellos, y lo hago sin poder decir que esta o esa otra cinemática o conversación sobraba en la historia.
No es menos cierto que algunos añadidos extrañan, especialmente si tienes la historia original muy presente y empiezas a ver cosas que no sabes de dónde han salido. También resulta raro ahondar en temas que en teoría se explicaban en profundidad más adelante, pero en ningún caso parecen metidos con calzador y se acaba agradeciendo revivir la historia desde otra óptica más ambiciosa.
No todo son flores
Momentos de vergüenza ajena a un lado (cuando completéis Mercado Muro venís a darme la razón o no), lo formidable de cómo Final Fantasy VII Remake amplía y mejora la historia no es extrapolable a todo lo que hace con la intención de sumar horas.
No hay queja aquí para los típicos encargos de “vete allí y mátame esos monstruos”, disponibles en los tres sectores de las barriadas de Midgar que recorreremos y un complemento perfecto a lo que antes era un mero farmeo de experiencia en campo abierto.
Son las mazmorras, repetitivos recorridos por cloacas, estaciones de tren y laboratorios de investigación, lo que sin duda alguna queda muy por debajo de todo lo demás.
De la mano de laberínticos pasillos clónicos, y puzles que se limitan a activar un botón aquí para luego volver atrás y activar otro, Final Fantasy VII Remake recurre en excesivas ocasiones al recurso de “oh, ahora parece que vamos a tener que activar todos estos botones para activar esa puerta que ya deberíamos haber abierto”.
Una fórmula soporífera que sólo está ahí para sumar horas a lo que antes eran cuatro escaleras que se completaban en un par de minutos. Una excusa que sirve para ceder hueco a nuevas cinemáticas, combates y líneas de diálogo. Sin duda una que no molestaría en absoluto si estuviese hecha con tino, pero que peca de una irremediable falta de originalidad y cierta intención de salir del paso con lo mínimo.
De la misma forma debo reconocer que muchos añadidos son tremendamente bienvenidos. La recreación a gran escala de cada sector, con tiendas y personajes esperando a ser conocidos, se suma a partes ampliadas y zonas que recordaba como aburridas y ahora resultan tan espectaculares como interesantes.
El paseo por las oficinas de Shinra es probablemente el mejor ejemplo de ello. Unos minutos fantásticos y hechos con un mimo tremendo que enamorarán a cualquier fan del juego original y ayudarán a los nuevos a entender mucho de lo que se explica en su historia.
Incluso esos anteriormente citados pasillos se valen a veces de detalles o referencias del juego de PSX para maquillar el paseo, pero superado el guiño lo único que queda es algo vacío y aburrido que, de la mano de escaleras y minijuegos bastante pobres, te hace desear aún más acabar llegando del punto A al B de una vez por todas.
Combates capaces de hacerte olvidar el sistema por turnos
Molesta aún más porque recorrer pasillos vacíos activando palancas y moviendo grúas supone alejarte de lo que sí estás disfrutando como un gorrino: historia, gráficos y, rayando al mismo nivel, un formidable y adictivo sistema de combate capaz de hacernos olvidar las incontables horas pasadas en sus míticas peleas por turnos.
Heredado de la acción RPG de Kingdom Hearts y refinando la fórmula de Final Fantasy XV para hacerla más táctica, los combates se viven de forma abierta, con los personajes corriendo por ahí, escondiéndose detrás de pilares para evitar golpes y acercándose al objetivo para atacar y rellenar la barra de acción.
Rellenándose de forma más lenta cuando estamos alejados del combate, el juego requiere sumarte a la acción con golpes, esquivas y parrys para conseguir una de esas valiosas porciones de la barra.
Ellas son las encargadas de permitirnos realizar cualquier acción especial, desde realizar un golpe de habilidad hasta utilizar un objeto. Lo mismo para el uso de materias de magia o invocaciones -excesivamente parcas en número, por cierto-.
Es soberbio, desafiante y una de esas virtudes que hacen de Final Fantasy VII Remake un juego especial.
Junto a ello, la posibilidad de cambiar entre un personaje y otro -por ejemplo para atacar con el integrante adecuado a un enemigo aéreo-, así como el poder dictar órdenes mediante comandos rápidos o desplegando un menú que ralentiza enormemente la acción. Eso cede hueco no sólo a la organización y la experimentación, también a espectaculares escenas en las que ves cómo las balas pasan rozando la cámara.
Es soberbio, desafiante y una de esas virtudes que hacen de Final Fantasy VII Remake un juego especial. Sorprendente cómo los combates más leves pueden resolverse sin demasiados problemas y, para mi sorpresa, cómo aquellas míticas batallas que se alargaban eternamente vuelven a estar presentes aquí cuando toca plantar cara a los jefes.
Contiendas de lo más entretenidas en las que estar constantemente atento a todo, mendigando por un chute de Éter para poder utilizar una magia efectiva y celebrando la victoria agradecido por el reto que el juego te acaba de brindar. Que no os eche para atrás porque es muy fácil de entender y profundo de dominar.
Una auténtica gozada que, si se te atraganta, podrás cambiar por una versión notablemente más fácil o un modo con automatismos. Y si quieres más, un modo difícil y varias opciones de combates adicionales para sacarle aún más jugo.
Más allá de Final Fantasy VII Remake
Por ser un juego basado en lo que anteriormente era una porción de la aventura, Final Fantasy VII Remake está lejos de ser un juego abierto. Marcado por capítulos y con sucesos que cierran el acceso a áreas anteriormente exploradas, los completistas se encontrarán con la necesidad de rejugar ciertas partes para conseguir todo lo que esconde el juego.
Afortunadamente, al terminarlo se nos dará la opción de rejugar los capítulos que queramos pudiendo saltar escenas y secciones especiales, manteniendo nuestro nivel, armas y materias, y pudiendo también modificar la dificultad en busca de un reto mayor o ir de cabeza a por lo que veníamos a buscar.
Con el juego ya terminado, el volver a él para acabar de conseguir cosas y poder meter más horas en sus actividades adicionales, va a ser algo que aborde sin dudarlo. No es fácil conseguir que un juego así se te haga corto, así que las ganas de exprimirlo al máximo son enormes.
Con ello, de todas las posibles quejas con las que uno podía llegar a Final Fantasy VII Remake, sólo una no tiene excusa posible. Lo hecho con Red XIII, que gracias a la ampliación de la aventura pasa a tu lado combatiendo mucho más tiempo de lo que lo hacía en esta parte de la historia en el juego original, es terrible.
Soy consciente de hasta qué punto no va a cambiarte la vida el poder controlarlo en el tramo final, y entiendo lo difícil que podía llegar a ser crear un nuevo personaje a tu mando para lo que es una porción de todo el juego, pero hablamos de Square Enix, de uno de sus juegos más exitosos de todos los tiempos y de uno de los personajes más míticos y entrañables de toda la aventura. Es feo hacer algo así.
Ni esto ni el tema de sus poco inspiradas mazmorras son motivo para dudar sobre él. Tampoco la idea de estar ante un remake al que le falta un buen trecho de la aventura. Pero sí es un buen recordatorio de hasta qué punto nada es perfecto y esperamos que pueda servir de incentivo a Square Enix para lo que está por venir.
La opinión de VidaExtra
Nunca sabré hasta qué punto las dudas y el arqueo de cejas que tenía respecto a Final Fantasy VII Remake habrán ayudado a que disfrute más el juego, pero lo que sí puedo afirmar con rotundidad es que estoy muy contento y satisfecho con lo que ha pasado ante mis ojos durante los últimos días.
Para alguien que invirtió una incontable cantidad de horas en el original -incluso hasta conseguir subir a Maestro la materia Caballeros-, quedar contento con algo que retoca y retuerce uno de los juegos de mi infancia es un logro enorme. Sabía que Final Fantasy VII Remake conseguiría ser un juego imprescindible, pero no que iba a conseguir soportar el peso de la nostalgia que pesa sobre sus hombros.
Imprescindible
Final Fantasy VII Remake
Plataformas | PS4 |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Square Enix |
Compañía | Square Enix |
Lanzamiento | 10 de abril |
Precio | 62,90 euros |
Lo mejor
- Un espectáculo visual
- Historia más profunda y con matices que con el original
- El sistema de combate es tan divertido como adictivo
Lo peor
- Sin voces en castellano
- Algunos segmentos pueden resultar aburridos y repetitivos
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