Crash Team Racing Nitro-Fueled era la última asignatura pendiente que quedaba para hacerle justicia al personaje creado por Naughty Dog. El desdén provocado por las idas y venidas del personaje, saltando de un estudio a otro con poca o nula fortuna, le había hecho caer en un pozo de desprecio que ni los juegos originales ni su posterior celebración en forma de juego de karts merecían.
Pocas veces un juego con 20 años a sus espaldas es capaz de aguantar así de bien el paso del tiempo, lo que inevitablemente evidencia el gran trabajo que hay detrás de una fórmula categorizada desde siempre como segundona. Porque sí, esto nace como un clon de Mario Kart, pero su personalidad y suma de ideas hacen de él un juego que en absoluto palidece ante la saga de Nintendo.
El fontanero en la habitación
La mención al juego del fontanero es inevitable porque, esencialmente, Crash Team Racing Nitro-Fueled, como el original, nace precisamente de ahí. En una época en la que Crash Bandicoot era considerada la mascota oficial de Sony, parecía lógico apuntar a una versión propia del mítico spin off de Mario.
Digamos que era uno de esos casos en los que, por la fama del personaje, podríamos haber recibido cualquier esperpento. Ya no por el mero hecho de estar ante un juego menor, sino que una simple respuesta a Mario Kart habría valido para sacar adelante el proyecto y cosechar buenas ventas.
Lo recibido y plasmado aquí en su remake, en cambio, es un salto enorme que no sólo se ceñía a las reglas clásicas de este tipo de juegos, sino que también jugueteaba con nuevas ideas y propuestas de terceros que no aparecían en el juego de karts de Nintendo. Naughty Dog no perseguía cumplir para aprovechar el tirón de los primeros Crash Bandicoot, y Beenox no pretende hacer lo propio con el reciente éxito de Crash Bandicoot N. Sane Trilogy.
El estudio encargado del remake no sólo recoge lo sembrado por Crash Team Racing, lo amplía y mejora con la intención de hacer de Crash Team Racing Nitro-Fueled un juego más redondo, grande y exigente de lo que ya era el original. El resultado es un juego fantástico que sirve no sólo como chute de nostalgia, también como juego con cara y ojos que echarse a la cara por primera vez.
Un juego enorme y cargado de posibilidades
Separado en varios modos de juego en los que se incluyen carreras aisladas o torneos, contrarreloj o desafíos en solitario y en cooperativo, las dos grandes estrellas de Crash Team Racing Nitro-Fueled son su modo historia y el online.
Mantiene el mismo nivel de piques con amigos que ya adornó más de un fin de semana hace dos décadas
Es precisamente este último el único que ha llegado en peores condiciones, pero nada preocupante que un trabajo de parches y mejora de servidores no pueda solucionar.
La promesa de mantener vivo el juego en el tiempo a base de nuevos circuitos y personajes es algo a agradecer, pero una tarea que pese a pintar bien sobre el papel hoy, Beenox aún tiene que trabajar en el futuro para considerarla una baza.
La correspondiente suma de desafíos y modos completa un juego con incontables horas disponibles que, además, busca ir un poco más allá a la hora de invitarnos a desbloquear personajes, piezas de kart y skins.
La gestión de los derrapes y su funcionamiento son la gran nota diferenciadora respecto a otros juegos del estilo
Una razón más para ganarse la atención de los completistas que, para bien o para mal, no influye en las características de cada corredor.
Pese a ello me parecen puntos flacos sin demasiada importancia. Al menos en base a las razones por las que llego yo a Crash Team Racing Nitro-Fueled: jugar en solitario a su modo historia y disfrutar del multijugador a pantalla partida que mantiene el mismo nivel de piques con amigos que ya adornó más de un fin de semana hace dos décadas.
Habilidad, exigencia y una pizca de mala leche
Los amigos que entonces jugábamos ya no tenemos demasiado hueco para juntarnos a correr con Crash y compañía, pero esa misma fórmula ha demostrado funcionar a la perfección en familia durante los últimos días. Eso sí, aún quedan horas para que todos estemos al mismo nivel, porque no es un juego precisamente fácil de dominar.
La gran estrella de Crash Team Racing Nitro-Fueled vuelve a ser su sistema de turbo. Además de los recogidos por el suelo en forma de ítem, las zonas de aceleración que encontramos en la pista y el empuje que supone realizar un gran salto, la gestión de los derrapes y su funcionamiento son la gran nota diferenciadora respecto a otros juegos del estilo.
L1 o R1 -o el botón correspondiente en otras plataformas- sirven para que el personaje realice un pequeño salto que derivará en el derrape dependiendo hacia dónde dirijamos el coche en ese proceso. Al iniciarlo, tanto las ruedas como el tubo de escape y una barra lateral aún más evidente, empezarán a calentarse y, llegado el punto correcto, podremos pulsar el botón alternativo para provocar un turbo.
El proceso puede alargarse hasta tres veces, derivando así en una forma de exprimir la idea y generar un sistema de conducción mucho más técnico. No sólo se limita a que aprendamos a coger bien las curvas, sino a dominar a la perfección todas las posibilidades que ofrece el kart para arañar segundos al crono.
Conscientes de hasta qué punto un jugador experimentado puede aprovechar esta práctica, los circuitos están endiabladamente compensados para que sea fácil perder el control en una curva y estamparte.
Sin embargo, en busca de un sistema aún más exigente, el rebote contra la pared que encontrábamos hace años se traduce aquí en un desagradable frenazo. Es decir, que ya no vale con derrapar como un loco, ahora además hay que hacerlo con control.
Cómo hacer que "lo hardcore" se te vaya de las manos
Esa dualidad entre el aspecto cartoon e infantil del juego frente a su dificultad choca de lleno ya desde la primera carrera del modo historia. En él toca recorrer un mundo plagado de circuitos y pruebas que deberemos ir desbloqueando poco a poco al quedar primer en todas las carreras.
Como suele ocurrir en el resto de juegos de la saga, la diferencia entre llegar al final y terminarlo de cabo a rabo es más que considerable. Siendo difícil lo primero pero a prueba de suerte lo segundo. Dicho de otro modo, si queremos ir a por todo, tocará sufrir aún más que en la entrega original.
Con un sistema de inteligencia artificial que a menudo resulta bastante frustrante, todos los ojos dentro de la carrera estarán puestos en nosotros, lo que deriva en un acoso y derribo por parte del resto de oponentes que puede mandarte de la primera posición a la última en cuestión de segundos.
Si bien es cierto que eso hace que las victorias sepan aún mejor, hace de nuestro paso por el modo historia un recorrido que a menudo puede resultar frustrante. Especialmente cuando tus opciones de ganar no están sobre la mesa y sigues recibiendo ataques mientras el resto de corredores campa a sus anchas por el trazado.
La opinión de VidaExtra
Crash Team Racing Nitro-Fueled es el último “aquí estoy yo” del marsupial naranja. Una muestra más de la calidad que atesoraban sus juegos durante su primera época y lo sólidos que siguen siendo a día de hoy. Es, además, la mejor cara de los juegos de kart que no vengan de la mano de Nintendo, probablemente un punto por encima del también fantástico Sonic & All-Stars Racing Transformed.
Grandísimo trabajo a nivel visual, variedad de contenido y calidad jugable que hacen de él un título que se queda a las puertas de ser imprescindible, pero que indudablemente es muy recomendable. De la misma forma que acabas asociando canciones con eventos u olores a momentos puntuales, es uno de esos juegos que coger al principio del verano y que, con el paso de los años, recordarás con cariño.
Crash Team Racing Nitro-Fueled
Plataformas | Switch, Xbox One y PS4 (versión analizada) |
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Multijugador | Sí |
Desarrollador | Beenox |
Compañía | Activision |
Lanzamiento | Ya disponible |
Precio | 34,90 euros |
Lo mejor
- Un juego enorme y muy divertido
- El trabajo a nivel visual es para enmarcar
- Digno rival de Mario Kart
Lo peor
- Que se haya quedado en 30fps
- La IA del rival es insultantemente tramposa
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