Análisis de Call of Duty Black Ops 4: a veces hay que hacer sacrificios para conseguir un cambio

Análisis de Call of Duty Black Ops 4: a veces hay que hacer sacrificios para conseguir un cambio

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Análisis de Call of Duty Black Ops 4: a veces hay que hacer sacrificios para conseguir un cambio

No daba un duro porque Call of Duty volviera a encontrar su camino. Era evidente que al final pasarían olímpicamente de la campaña, que acabarían queriendo meter el hocico en la moda de lo Battle Royale y que, si había un estudio capaz de darle la vuelta a la saga y volver a colocarla donde le pertoca, sería Treyarch.

Call of Duty Black Ops 4 es una de las mejores ediciones que ha tenido la franquicia y, por mucho que me duela tener que decirle adiós a todos esos momentazos que ofrecían sus campañas, es comprensible que hayan querido virar hacia lo que más garantías les ha dado desde siempre. Crear una experiencia multijugador tan sólida como divertida.

Echar de menos la campaña

Era evidente que con las métricas que andaba cosechando el modo historia, ya desde hace un buen puñado de entregas, el modelo era insostenible. El público está dictando que van de cabeza al multijugador y ni siquiera juega la campaña. La prensa está remarcando que esto ya no es Modern Warfare o Black Ops.

Y ambos tienen buenas razones para creer a pies juntillas lo que hacen o dicen. Las campañas de Call of Duty hace mucho que saltaron el tiburón y desde ese momento se han convertido en un festival de explosiones sin sentido. Recuerdo lo que ocurría en una secuencia con un tren en Call of Duty WW2 y cómo me llevé las manos a la cabeza con ello, pero más significativo es que sólo recuerde eso pese a que sólo ha pasado un año desde su lanzamiento.

Call of Duty Black Ops 4 coge su fórmula y dice “sabemos qué es lo que nos funciona y también qué está funcionando en el mercado, vamos a por ello”. Y aquí estamos, con uno de los modos zombis más desafiantes y completos, un multijugador magníficamente bien parido incluso arriesgándose con experimentos, y un modo Blackout que tiene todo lo que le falta a los dos principales referentes del género.

Portento técnico, pero no gráfico

Un sacrificio por un bien común, al fin y al cabo, al que lo único que se le puede achacar es que Activision haga gala de esa obsesión por pertenecer a la hermandad del puño agarrado, volviendo a reciclar un motor gráfico que está pidiendo a gritos un chute de hormonas para poder levantar todo lo que se le viene encima.

Sorprende que siga esquivando balas con la soltura con la que lo está consiguiendo, presentando uno de los modos zombis más detallados y espectaculares que recuerdo, con un Titanic que va destrozándose conforme avanzamos en la partida y que cuenta con un escenario plagado de detalles tan bien colocados como efectivos.

Lo que no esperaba era que fuese a aguantar el tipo tan bien dando el salto de mapas relativamente pequeños a esa completísima región que ofrece Blackout. No sólo se mantiene firme sobre sus dos pies, también se permite el lujo de incluir vehículos o crear uno de los mapas más interesantes y detallados del género. Ojalá todo se viese aún mejor, claro, pero si le flojean las piernas en lo visual para poder mantener una estabilidad a nivel de imágenes por segundo, bienvenido sea.

Black Ops 4

Blackout es un Battle Royale soberbio

Para no irnos muy lejos y ocupar el hueco que normalmente estaba destinado a la campaña en nuestros análisis de la saga, vamos con Blackout. Que no daba un duro por la idea es algo que se puede comprobar echando la vista atrás y mirando alguno de los textos que sacamos por aquí sobre la idea. Que me han cerrado la boca ofreciendo una versión del género fantástica es algo que se puede comprobar probándolo.

Por rendimiento y aspecto visual mucho más cuidado se coloca por delante de PUBG, donde los fans del juego de Bluehole pueden afirmar sin miedo que su opción favorita funciona mejor en lo táctico y “simulador”. Por facilidad en su puerta de entrada y saber trasladar el gunplay y las buenas sensaciones que transmiten las armas y tiroteos de un Call of Duty, adelanta por la derecha a Fortnite.

Sin embargo hay algo aún más clave que todo eso que supone la gran diferencia entre los dos titanes del Battle Royale y este intento de Treyarch, el escenario. Pese a contar con un mapeado más pequeño, la acción se desarrolla en entornos mucho más variados y bien trabajados que en los otros dos juegos.

No sólo por la verticalidad que ofrece, también por lo bien llevado que está lo de modificar mapas antiguos de la saga para incluirlos aquí como puntos de interés. También porque no se quedan en lo fácil del copia y pega, sino que adaptan ideas y las hacen crecer a límites insospechados como el de incluir un parque de atracciones secreto en plan tren de la bruja bajo las casas de Nuketown.

La única duda, y también en el que todo lo bueno de este Blackout puede acabar tirado por tierra si no son inteligentes, es cómo van a saber mantenerla atención en un mapa que, comparado con el de la competencia, debería estar en constante evolución (o con más versiones) para generar atención a largo plazo. Al final esa es una de las bazas principales de juegos como Fortnite, y si no están a la altura no les va a servir de nada el gran trabajo que han hecho aquí.

Un multijugador innovador, pero con cabeza

Con la campaña fuera de juego y la posibilidad de que el público no quiera acercarse a Black Ops 4 por el modo Battle Royale o el de zombis, toda la presión recae en un multijugador que en los últimos años generaba más dudas que alegrías. Las cinemáticas y misiones con bots que sirven para presentar personajes no salvan la papeleta, así que había que darle un empujón para ofrecer la sensación de que la silla no se quedaba coja.

Lejos de quedarse en eso, en una mera sensación, Treyarch ha sabido reinventar la fórmula con mucha cabeza, dejando atrás todas las cucamonadas de los jetpack y el correr por las paredes para centrarse en lo que realmente importa, los clásicos mapas de tres carriles que ceden hueco a enfrentamientos muy directos entre dos bandos.

La parte de la locura y el querer ir más allá se queda únicamente en los poderes de los especialistas heredados de Black Ops 3 (acciones que podemos realizar para ganar cierta ventaja como ver enemigos a través de las paredes o soltar un perro de presa), que además de ser muy útiles en lo jugable, también suponen esa palmadita en el hombro para aquellos a los que la pérdida de reflejos hace tiempo que nos dejó atrás en eso de sacar rachas de bajas sin parar.

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Subiendo la vida de los avatares las muertes siguen siendo rápidas, pero también hay algo más de hueco a intentar escabullirse del respawn en el último segundo. De la mano de botiquín a golpe de botón en vez de la regeneración automática se da algo más de juego a esos enfrentamientos más ajustados, teniendo así que decidir entre curarnos o seguir disparando para generar una nueva capa de tensión y estrategia en combates que, en esencia, siguen manteniéndose fieles a la iniciativa de ir por ahí corriendo de lado a lado como pollo sin cabeza.

A aplaudir los nuevos modos, un modo atraco por rondas en el que el dinero conseguido nos sirve para mejorar nuestro equipo en la siguiente encuentro recordando un poco a Counter Strike, y control, la joya de la corona de este Black Ops 4. En él, una versión casualizada de Buscar y destruir con respawns limitados en los que debemos atacar o defender dos zonas del mapa. Sin duda la oferta más divertida para sacar partido a un equipo de héroes bien balanceado y los buenos mapas que se incluyen en esta entrega.

Los zombis siempre serán nuestro ojito derecho

Creo que he dicho tantas veces lo de quiero un juego sólo de zombis como lo de quiero un Call of Duty free-to-play con los mejores mapas de la saga. Con tres escenarios e historias (cuatro sin tenemos el pase de temporada), el de Black Ops 4 es el modo que más se acerca a esa idea por el número de horas y opciones que ofrece.

Notablemente más desafiante pero lamentablemente un punto por debajo en lo que a originalidad e ideas se refiere, el catálogo de zombis de esta edición es casi lo que todo fan de este modo podría desear. Incluso reciclando escenarios con un más que notable lavado de cara al mapa de Alcatraz de Black Ops 2, consigue lo que se propone: generar momentos de lo más locos y retorcidos en solitario o en compañía.

Que tengo devoción por cómo el juego monta una narrativa a base de huevos de pascua es algo que he comentado en no pocas ocasiones, y aunque no sé si va poco cargado de ellos o aún me quedan muchos por descubrir, sí puedo decir que lo visto hasta el momento me ha convencido por completo.

Ayuda que a nivel de opciones se hayan encargado de ser más inclusivos, por un lado para darle un reto mayor a los que lo demandan, por el otro para ofrecer soluciones más suaves a los que pretenden disfrutar de la exploración sin temor a caer cada dos por tres. Hay un gran trabajo detrás que, para ser completamente justos con los recortes de esta edición, debería seguir creciendo con nuevos mapas sin estar estrechamente atados a un pase de temporada.

Lo de los DLC, le pese a quien le pese, deberían ser ya cosas del pasado. A ver si la votación del público con su cartera acaba funcionando igual de bien que cuando las métricas han dictado que la gran mayoría de usuarios evitaba la campaña. Iría de cabeza a por un Call of Duty que me va a entregar mapas de zombis constantemente, pero sé que los tres de salida no me van a durar más de algunas semanas.

La opinión de VidaExtra

No contaba con la opción de emocionarme por Call of Duty Black Ops 4, la verdad, pero al César lo que es del César. Pese a los recortes, esta edición es una de las más pulidas y brillantes que ha visto la franquicia en muchísimo tiempo, probablemente suponiendo un salto casi tan significativo como el que hubo entre los primeros Call of Duty y las entregas de Modern Warfare. Hubo un cambio de la campaña a la campaña más multijugador, y ahora la transformación llega a su fin.

Puede que allí la campaña tuviese gran parte del culpa, pero el público pide otros caminos y al final el resto somos lo que pagamos el pato. La buena noticia es que, pese a tener a tiro la opción del conformismo, Treyarch y Activision le han debido ver las orejas a algún lobo para ponerse las pilas como lo han hecho aquí, creando un pack de opciones multijugador que sabe tratar con mimo y sabrosos caramelos tanto a los nuevos jugadores como a los que llevamos aquí desde el principio.

A favor

  • Tres modos multijugador para enmarcar
  • La sorpresa de ver lo bien que ha salido la jugada del Battle Royale
  • Un competitivo divertido que por fin huele a fresco

En contra

  • El motor necesita una buena mano de chapa y pintura
  • Haber perdido la campaña es una auténtica lástima
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