Abro el estuche, llevo el cartucho a la consola y, una vez bien encajado, muevo la pestaña hasta escuchar el click. Tres sonidos especialmente reconocibles para todo el que ha tenido la Mega Drive en los 90. Y, entonces, escucho a Andrew Anthony decir su frase: EA Sports, it’s in the game. Poner FIFA International Soccer en mi Mega Drive es regresar a la cancha de fútbol en la que me curtí en los videojuegos.
FIFA International Soccer no fue mi primer juego basado en el balompié. Ni siquiera mi primer juego de fútbol en Mega Drive: todos los que estrenamos consola con el Mega Pack le echamos sus buenas horas al mítico -pero no tan bien envejecido- World Cup Italia '90. Pero la alternativa de Electronic Arts fue amor a la primera partida.
Y eso que aquel cartucho solo contaba con una única licencia: las cuatro letras de la Federación Internacional de Fútbol Asociación.
¿El motivo? Cuando se creó el FIFA original, EA Sports buscó hacerse con los derechos de los equipos y combinados internacionales para engalanar su propuesta. Un movimiento lógico y directamente heredado de sus otras licencias deportivas. Sin embargo, en aquella época no sólo no existían estos derechos del mismo modo en el que están acotados ahora, sino que varios de los clubes tampoco tenían muy claro cómo podían ofrecérselos.
Por otro lado, la Copa del Mundo de 1994 (celebrada en Estados Unidos) estaba a la vuelta de la esquina y U.S. Gold elaboraría el juego oficial del mayor evento futbolero del año. Ambas compañías eran conscientes de que aquella era una oportunidad de oro -nunca mejor dicho- para evangelizar la pasión por el deporte rey en Norteamérica.
De hecho, el World Cup USA '94 de U.S. Gold. colocó la iniciativa de EA en una situación extraña: gracias a los derechos de la FIFA podían incluir los equipos internacionales, pero no los nombres de los jugadores. ¿Cómo salieron al paso? Usando sus propios nombres, como indicó el desarrollador (y futbolista del primer FIFA) Marc Aubanel
Hace poco me alojé en un hotel en Francia y alguien se me acercó y me preguntó: "Disculpe ¿No será usted el delantero de la selección francesa en el primer juego de FIFA de la Mega Drive?'," No podía creer que todavía alguien se acuerde de eso.
La iniciativa, desarrollada por EA Canadá a sabiendas del éxito mundial del fútbol (y sin la total confianza de Electronic Arts) tuvo un curioso efecto colateral: como había que inventar los nombres de los jugadores de los 48 equipos internacionales, aprovecharon para incluir los suyos, los de sus amigos, sus conocidos y los de sus familiares.
El primer FIFA fue experimental en ese y otros muchos aspectos. EA Sports tomó buena nota de todas las complicaciones, pero también de lo que funcionaba mando en mano. Y, visto en perspectiva, supo lucirse tanto en la jugabilidad como en detalles.
Consagrando FIFA International Soccer como uno de los mejores juegos de Mega Drive en su año de estreno y uno de los mejores juegos deportivos lanzados hasta la fecha. Palabras mayores apoyadas en una sensación de juego a los mandos sencillamente magistral. Casi, atemporal.
Regresar al FIFA original más de 25 años después es un balonazo de nostalgia
FIFA International Soccer encajaba como un guante de seda en el catálogo de Mega Drive. Una de las prioridades de Tom Kalinske, CEO de SEGA of America y uno de los máximos artífices del éxito de la bestia negra de 16 bits, era ofrecer un catálogo deportivo imbatible. Y, como ocurría con Light Crusader, la cruceta de ocho direcciones del icónico mando de tres botones de SEGA sacaba un partido especial a los juegos con perspectiva isométrica. EA acertó de pleno lanzando FIFA en Mega Drive.
De hecho, que los campos de fútbol fuesen isométricos fue algo que se decidió durante el desarrollo del juego y acabó siendo decisivo: atravesar estadios verticales y horizontales -el estándar de la época- tenía sus propias limitaciones a nivel jugable. No a nivel de control, sino en cuanto a las opciones de ataque y defensa.
Esa media dimensión extra que incluyó FIFA International Soccer, sumada a la escandalosa cifra de más de 2.000 secuencias de animación de jugadores supuso un enorme golpe sobre la mesa. Algo que, irremediablemente, se tradujo en una recepción espectacular y unas sensaciones de juego que, décadas después, aguantan el tipo
Pasar de los controles de FIFA 21 a los del juego que inició la saga podría parecer un verdadero trámite, pero cuando has invertido cientos de horas no tardas en cambiar el chip: no se trata de saber qué es lo que hace cada botón, sino como meterte de lleno en la partida.
Lanzando a puerta sin el perfect timing, regateando sin fintas ni trucos, entrando a lo bruto en las situaciones límite. Entendiendo la física de la pelota.
Centrándola, rematado de chilena y, tras la estirada del portero rival, atravesando los arcos. Y, en el último compás del proceso, recuperando esas sensaciones de mi adolescencia.
Que Electronic Arts estuviese detrás de FIFA International Soccer es clave para entender la grandeza del juego en perspectiva: su trayectoria en el terreno de los deportes se reflejó en las opciones de banquillo, de modo que podíamos elaborar estrategias, ajustar la predisposición de nuestro equipo e incluso alternar nuestra formación sobre la marcha.
Una manera de conectar con los más apasionados por el fútbol que encontraba su réplica en los sonidos digitalizados del estadio.
FIFA International Soccer era el sueño hecho realidad de cualquier apasionado por el fútbol que dispusiese de una Mega Drive y dos mandos, pero también sabía colmar a quienes jugaban en solitario mando a través de sus modos de juego: podríamos embarcarnos en una Liga, en un torneo clásico o eliminatorio e incluso recuperar una partida empezada por contraseña. ¿Qué más se podía pedir?
13 cosas que hacen todavía más especial el FIFA original
El cartucho de FIFA no se parecía nada a los licenciados para Mega Drive, debido a que EA logró encontrar su modo de publicar sus propios títulos en la consola de SEGA. Uno de los muchos recuerdos que guardamos los que jugamos a FIFA International Soccer en su día y que hoy nos roban una sonrisa.
¿Campo o balón?
Uno de los aspectos más simpáticos de FIFA Soccer, y que confieso que tenía olvidado, era el trámite inicial: debemos jugarnos a cara o cruz elegir campo o empezar con la posesión del esférico.
Celebraciones muy animadas
Las celebraciones son uno de los aspectos más asociados a la saga de EA Sports, y si en las ediciones de sistemas de nueva generación de FIFA 21 se introdujeron cámaras especiales en los goles de excepción, en la primera entrega de la saga la euforia de los jugadores vino acompañada con la de unos marcadores que emitían simpáticas animaciones.
Un esquema de mandos que llega hasta nuestros días
El sistema de selección de lado y equipo de la saga FIFA apenas ha cambiado desde la primera entrega. Es más: aquel cartucho de 16 Megas permitía compartir partidas con hasta tres jugadores más.
Sombras de estrella
A día de hoy los jugadores asociados a cada mando están resaltados por pequeños indicadores sobre la cabeza, pero en el FIFA original apenas había margen de error: además de enormes flechas, los personajes controlados contaban con gigantescas estrellas bajo sus pies.
Recuperar partidas, que gozada
FIFA International Soccer no solo nos ofrecía una enorme variedad de modalidades, sino que podíamos continuarlas a través de un sistema de contraseñas. No es algo novedoso en consolas (ahí tenemos el Tecmo Cup de NES) pero sumó muchos puntos a favor del cartucho.
Los partidos también se ganan desde los banquillos
El sistema de gestión de FIFA International Soccer era sencillo, intuitivo y muy visual: podíamos ajustar nuestra estrategia en apenas unos segundos para acomodarla a cada situación y el ritmo del partido.
¡Leña al mono que es de goma!
Desde las opciones podíamos ajustar la tolerancia del árbitro a las faltas. Lo cual no favorecía especialmente el Fair Play en los partidos improvisados.
¡Gol de oro!
Desde el mismo menú inicial decidíamos prácticamente todos los aspectos del partido, incluyendo la duración. ¿Probabilidades de empate? Muy pocas: salvo Ligas y otras experiencias, todos los partidos se resolvían con dos prorrogas y, una vez jugadas, al primer tanto marcado.
El fuera de juego es opcional
Que se jugase en perspectiva isométrica hacía que calcular el fuera de juego en FIFA International Soccer fuese algo muy complicado, pero EA quiso tenerlo presente: si bien el Offside estaba desactivado por defecto, con un sencillo ajuste podíamos introducirlo en el juego.
Todo está grabado: estadísticas de los partidos
Lo creas o no, todas y cada una de las estadísticas del partido quedan registradas en FIFA International Soccer: desde la posesión y las faltas a los minutos que pasamos en el mediocampo.
¡Un sistema de repeticiones!
El sistema de repeticiones del FIFA original era espectacular: podíamos mover la cámara libremente, avanzar, retroceder y hasta pausar las jugadas. Una lástima que todo se perdiese al acabar el partido.
Saques de esquina a pantalla partida
Un detalle muy singular: a la hora de recrear los córners, EA introduce una pequeña ventana en el margen correspondiente que muestra al tirador. Un pequeño gran detalle que permitía gestionar mejor la jugada en las proximidades de la portería.
Esos nombres no me suenan... ¿o sí?
Como comentamos, Electronic Arts no pudo incluir los nombres de los jugadores internacionales, ya que U.S. Gold contaba con los derechos de la Copa del Mundo de 1994. Eso sí, desde EA Canada estuvieron inspirados y aprovecharon para incluir sus nombres, los de sus hijos y los de sus conocidos y familiares en el juego.
FIFA International Soccer, el sonoro debut del coloso del balompié en los videojuegos
EA no tenía demasiadas esperanzas en el lanzamiento de FIFA International Soccer. Su catálogo deportivo ya era robusto y no veían la necesidad de introducir una disciplina que no tenía un tirón especial en Estados Unidos, su mercado principal. Es más, llegar al mercado europeo no era una de las prioridades del estudio.
La celebración de la Copa del Mundo y la constante insistencia de la filial de Londres sirvió para que, con un presupuesto bastante limitado para la época, se diese luz verde al proyecto EA Soccer. El resto es historia: en Europa, el debut en diciembre 1993 de la versión de Megadrive superó las 300.000 copias vendidas en solo un mes. En el viejo continente, el juego más vendido de las navidades de ese año.
Poco después, se logrará el medio millón de copias, nuevas versiones para otros sistemas y la consolidación definitiva de su éxito: FIFA International Soccer pasará a ser la nueva saga deportiva de carácter anual de EA. Y, con el tiempo, el buque insignia de su división EA Sports.
A día de hoy todos tenemos interiorizado que cada mes de septiembre llega una nueva entrega de la saga FIFA. Y cada año EA tiene que defender que la nueva edición es mucho más que una actualización de plantillas. Visto en perspectiva, ha llovido mucho desde aquella revolución futbolera en perspectiva isométrica.
Como los grandes clásicos de la Mega Drive, FIFA International Soccer ha envejecido especialmente bien, pese a sus limitaciones. Sus humildes sprites esquivan con mucho más soltura la maldita bala de la retrorotura de las entregas 3D de PC, la primera PlayStation y el resto de sistemas pioneros en el balompié tridimensional.
Eso no quiere decir que Electronic Arts no hiciese las tareas con cada nueva entrega: empezó a introducir licencias, ambicionar acabados fotorrealistas y, a través del Ultimate Team, consolidar un star system imbatible.
Casi 30 entregas después, FIFA es una de las sagas de carácter anual más potentes a nivel mundial y la licencia futbolera de mayor éxito comercial. Reteniendo aspectos clave de su primera entrega, pero también atreviéndose a difuminar cada vez más la línea que separa el fútbol televisado y el que se juega en casa.
Durante un día he vuelto a ser un adolescente jugando al FIFA que me fascinó. Al juego al que mi hermano y yo le dedicamos tardes enteras y nos emocionó durante tantos fines de semana. Y mis conclusiones son muy positivas: como juego sigue siendo una agradable sorpresa, y lo bien que se conserva también ha supuesto un grato reencuentro.
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