Primera partida con Broly (DBS) encabezando mi equipo. El enorme saiyan comienza a dejarse la garganta a base de gritos durante su entrada. De manera instintiva, tomo la delantera dándole un potente cabezazo al rival. Sin haber revisado cómo hacer sus movimientos, experimento y el coloso engancha a su pobre víctima por la pierna dando latigazos con el resto de su cuerpo por todo el escenario visible.
Sin romper la cadena de golpes, continúo el combo lanzando al adversario al aire y rápidamente me pongo a su altura para rematarlo en seco con un glorioso a puñetazo vertical que nos devuelve a ambos al suelo en un instante, quedando el enemigo clavando en el escenario entre escombros. No es el autocombo de Broly y todo me ha pillado de nuevas, pero ¡vaya siete segundos de juego!
Dragon Ball FighterZ cierra su hoja de contenidos de post-lanzamiento desatando al personaje más brutal de la obra de Toriyama. Un saiyan con un nivel de poder de vértigo y un estilo de combate salvaje. Demoledor. Y lo mejor de todo es que, como ocurre con todos los hijos del planeta Vegeta, jugar con él es divertidísimo, fascinante y tremendamente intuitivo. Incluso enfrentarse a su cólera acaba siendo un verdadero espectáculo.
Pero el mayor logro de Arc System Works es que, una vez más, ha creado para el juego de lucha de Dragon Ball definitivo un luchador de fuerza desproporcionada, con un estilo de combate colmado de carácter propio y, lo que es mejor, con una fidelidad intachable a lo visto en el filme en el que está basado. Y al que, por cierto, presta su propio nombre.
El impresionante desafío de llevar a Broly a Dragon Ball FighterZ
A pesar de que esta es la segunda incursión del saiyan legendario en Dragon Ball FighterZ, el debut jugable de la versión canónica de Broly supone un reto en sí mismo. A fin de cuentas, solo lo hemos visto en una película y en ella se puede decir que -en esencia- improvisaba sobre la marcha, desatando el caos y la destrucción en el proceso.
Una oportunidad de oro para que los creadores de Guilty Gear vuelvan a coronarse diseñando un personaje que emana una enorme agresividad en cada movimiento, una bestia demoledora capaz de que colmar la pantalla de explosiones, violencia y hasta parar en seco grandes proyectiles a base de gritos. Y Broly grita una barbaridad.
Pero, sobre todo, un luchador que deja un margen muy interesante para improvisar y ser creativo al jugador.
Dicho esto, Broly (DBS) se desmarca ampliamente del que ya estaba disponible en el juego desde el año pasado. Sí, ambos tiene sus presas, sus asaltos y una predisposición que potencia el juego ofensivo. Pero el saiyan exiliado del planeta Vamp emana sensaciones muy parecidas a las de Bardock o Vegeta, de modo que invita, de manera directa, a experimentar con sus posibilidades.
Lo cual tiene un doble mérito. En la historia que se nos ha presentado en los cines vimos cómo Broly no tiene disciplina alguna y va descubriendo el alcance de su propio poder al elevarse la intensidad en batalla. Al menos, mientras tiene consciencia. Plasmar eso en un juego de lucha es un desafío impresionante, y los de Yokohama han estado muy, muy finos a la hora de llevar esos matices a su juego y afinarlos para que el luchador esté en sintonía el resto de luchadores y -en un mismo movimiento- ofrezca un ritmo distintivo.
Broly (DBS) carece de la elegancia o la seguridad de Gogeta o los Androides tanto en pantalla como al mando, y pese a ser versátil en todas las situaciones -definitivamente- no alcanza el nivel de accesibilidad de Goku o Cell. Lo cual no quita que para encadenar golpes y movimientos especiales uno pueda dejarse llevar por la situación. De modo que, como el personaje del filme, cada nueva partida jugada hace más peligroso (e interesante) al saiyan. Sobre todo al jugar online.
Es más, en apenas unas horas Broly ya tiene su propio combo capaz de fundir una barra completa de vida. Y esto es solo el principio.
Ya te podemos decir que sus transformación completa en Super Saiyan es ocasional. De hecho, solo cambiará el color de su cabello al ejecutar los súpers y luego vuelve a su estado previo a la transformación. A fin de cuentas, tiene su lógica: Broly no ha dominado ese cambio, solo lo ha alcanzado en un momento de enorme intensidad y, desde ahí, se ha dejado arrastrar por su ilimitada furia latente. Esos momentos lo verás en el juego.
Lo cual no quiere decir que Arc System Works no haya reparado en que los que seguimos de cerca las aventuras de Goku y compañía queríamos ver un cambio en el saiyan una vez perdida la razón. Por ello, al desatar con éxito su agresivo Meteor Attack pulverizará su armadura (como en el filme) y seguirá luchando sin ella. A pecho descubierto como la mayoría de los World Warriors en Street Fighter II.
Y, a pesar de todo, cada uno de sus golpes, sus movimientos especiales y sus gestos más sutiles casan con lo que se ha mostrado en pantalla. Una labor titánica hilada muy fina y que solo se consigue con la más sincera de las devociones hacia la obra de Toriyama.
Un conjunto de elementos que convierten a Broly en una bestia con un potencial impresionante. Pero la pregunta clave es: ¿hasta qué punto encaja Broly (DBS) de cara a la demoledora selección de luchadores de Dragon Ball FighterZ? De ya te podemos decir que no está tan roto como Gogeta, pero tiene todo lo necesario para ganarse su plaza fija en tu equipo.
Mando en mano, Broly es pura destrucción (y hará que los veteranos de Marvel vs Capcom se sientan en casa)
Broly (DBS) es la recompensa por dominar el estilo de juego de Dragon Ball Fighterz, y un verdadero laboratorio de combos. Más allá de lo que se muestra en su lista de movimientos nos encontramos con golpes que lo llevan a dominar cualquier punto del escenario a base de asaltos, proyectiles, y malabares.
Y pese a que el estilo del juego de Dragon Ball FighterZ no promueve especialmente que el jugador medio se la juegue los contraataques y agarres, toma prestadas un par de ideas vistas en el Androide 16 para terminar de redondear sus posibilidades.
A la hora de encontrar un punto flaco -más allá de los 10 frames que tarda en completarse su golpe flojo- y basándome en la experiencia acumulada de un luchador que literalmente acaba de ponerse en manos de los jugadores y sus infinitas ideas, me llama la atención que una manera efectiva de contrarrestar sus golpes (muchos de ellos con efecto armadura) es a base de asistentes, ya que en cierto modo el estilo de Broly se basa en atacar a un luchador cada vez.
Lo cual no quita que tenga espectaculares recursos para llevarse por delante a dos enemigos o a un equipo entero si se da el caso.
Durante mis primeras partidas me llamó mucho la atención el modo en el que se ha dado forma -o, más bien, se ejecutan- sus ataques y movimientos especiales y sus golpes básicos. Recordándome a otro gigante cegado por la cólera y con cierta preferencia por el verde: el Hulk de Marvel vs. Capcom.
Así, tendremos barridos que abarcan la completa superficie del suelo, barridos aéreos con apoteósicos finales, agarres que nos dejan en posiciones muy convenientes e incluso golpes secos capaces de intimidar a todo el que se atreva a acercarse en el momento menos oportuno.
Es interesante que incluso cuenta con guiños a otros poderosos ataques de personajes de Marvel del crossover de Capcom, como Storm (Tormenta), pero al final todo acaba atado al ritmo e intensidad únicos de Dragon Ball FighterZ y, como as en la manga, se le da una vía de escape en caso de que nos lleguemos a confundir de juego: un súper movimiento con un generoso tiempo de invencibilidad que, pese a ser relativamente lento de ejecutar, nos da margen para iniciar la siguiente ola de destrucción.
Ahora bien, lo que hace tan intensos los combates y distintivos los combates con Broly es ese rastro de destrucción que va dejando en cada etapa del combate, quedando reflejado en pantalla desde los primeros compases de la partida y sirviendo para que los 299 segundos de juego sean todavía más apoteósicos.
Incluso si pierde contra Gogeta, regalándonos uno de los mejores Dramatic Finishes del juego. Si es que no se trata del mejor, a secas.
¿Es posible superar el listón de la fusión definitiva y el saiyan legendario?
Con Gogeta y Broly ya disponibles en PC y consolas, Bandai Namco no solo ha puesto el broche al FighterZ Pass 2, ha culminado una segunda etapa de DB FighetZ que lo ha consolidado más y mejor como una de las máximas propuestas de lucha de la década, elevando el nivel del mejor juego de lucha de Dragon Ball hasta la fecha.
La batalla entre los tres saiyans destinados a colisionar es un punto de inflexión en el juego. Gogeta es divertidísimo a la hora de jugar y solo se necesita un poquito de maña para hacer cosas asombrosas. Una suerte de as en la manga para quien quiera contemplar un espectáculo o jugar al modo Arcade barriendo enemigos con un toque de elegancia y energía.
Y Broly no solo le da la réplica, sino que -pese a ser un recién llegado- encaja de maravilla con la experiencia de juego y todos los luchadores anteriores sin dejar de irradiar carácter propio. Un torrente de fuerza y creatividad que hereda y da matices propios a mecánicas que los propios jugadores han ido perfilando desde clásicos como Marvel vs. Capcom 2. ¿Y ahora qué?
Si bien hasta ahora han sido especulaciones fundamentadas, la actualización que acompaña la entrada de Broly ha dejado evidencias de que Bandai Namco contempla -como mínimo- una tercera temporada de contenidos. Y no será por falta de luchadores que merezcan su plaza.
Si algo hemos aprendido del segundo pase de temporada de Dragon Ball FighterZ es que el nivel de fuerza de un personaje en el manga o el anime no tiene una relación directa con su capacidad de calar o marcar una diferencia a nivel competitivo o de diversión. A fin de cuentas, Jiren ha sido menos celebrado que Videl.
Sin embargo, con una nueva producción cinematográfica en el horno, una amplia recámara de personajes que merecen su sitio por méritos propios (desde Roshi a Kalefla) y un nuevo juego de Dragon Ball en el horizonte, nos atrevemos a ser optimistas y pensar que Broly es un punto y seguido en Dragon Ball FighterZ. Uno escrito en negrita y con la intensidad que merecía el personaje.
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