Capcom lleva un 2019 asombroso gracias a lanzamientos como el de Resident Evil 2 y Devil May Cry 5, dos de los grandes juegos imprescindibles que hemos tenido en nuestras manos últimamente, especialmente la última entrega de la saga de hack and slash, a la que hemos considerado uno de los mejores títulos de este género que hemos podido jugar en los últimos años.
Ya de por sí el contenido base es lo suficientemente amplio, sobre todo para aquellos que se atrevan a completar el título en todos sus niveles de dificultad o tratar de obtener la máxima puntuación en cada una de las fases. Ambos objetivos suponen un gran reto, pero aquellos que busquen algo más ya tienen a su disposición desde hace unos días el Palacio Sangriento.
Este modo de juego no se trata de uno completamente nuevo, ya que lleva presente desde Devil May Cry 2, aunque desde entonces ha recibido varias modificaciones para que no fuese siempre igual, como ha sucedido también en Devil May Cry 5. Además, a diferencia del resto de juegos, aquí no estaba disponible desde el principio, sino que ha incluido en la última actualización gratuita que se habilitó el pasado 1 de abril.
Lo mejor es que nos sigue permitiendo disfrutar de la increíble acción desenfrenada del juego, ya sea con Dante, Nero o V, como bien hemos podido hacer a fondo en los últimos días y que nos ha supuesto un desafío increíblemente elevado.
101 pisos con una dificultad que no para de aumentar
En el Palacio Sangriento hay un objetivo que siempre se ha mantenido y es que los jugadores se van enfrentando contra oleadas de enemigos y jefes finales a medida que van pasando por diferentes pisos. En Devil May Cry 5 la cantidad a superar son 101, exactamente los mismos que en Devil May Cry 4, pero llegar hasta el final es algo tremendamente complicado.
En cada pantalla aparecerá una cierta cantidad de demonios que hay que aniquilar. Al principio parecen muy sencillos, aunque desde luego se han diseñado para que nos confiemos, porque la dificultad aumenta en seguida una barbaridad. Primero deberemos aniquilar a algunos demonios que aparecen al principio de la aventura y poco a poco empezarán a aparecer otros con los que nos hemos encontrado al final del juego.
Aquellos que ya conozcáis sus puntos débiles o cuáles son las mejores estrategias a seguir para hacerlos picadillo, no deberíais tener problemas. Sin embargo, por lo que se vuelve una ardua tarea el mantenerse con vida es porque no tardaremos en llegar a los pisos en los que las hordas de enemigos serán cada vez más numerosas y se juntarán combinaciones de demonios que se complementarán a la perfección.
Por ejemplo, uno de los primeros pisos más difíciles es uno en el que aparecerán como diez enemigos a la vez, con uno que no parará de atacar y quitar una enorme cantidad de vida por cada impacto, al que se sumarán otros que no pararán de dar por saco y otros que volarán y se dedicarán a curar la vida del resto de criaturas.
Con el paso de los pisos las combinaciones de demonios serán aún más peligrosas, formadas por algunos de los enemigos más duros de todo el juego. Por si no fuera suficiente, cada cierta cantidad fases superadas aparecerá un jefe final y por supuesto tampoco será sencillo derrotarlos, porque tienen más vida de lo normal.
Preparándose bien para una auténtica carnicería
Lo que no cambia nunca en cada uno de los pisos es lo que nos encontraremos en ellos. La primera planta siempre estará formada por los mismos demonios a derrotar, así como en la segunda, etc. Así es fácil anticiparse a lo que se avecina y sobre todo reservarse la barra del Devil Trigger para los enfrentamientos que nos puedan costar más que el resto.
Antes de comenzar la partida podremos adquirir nuevas habilidades canjeándolas por los orbes rojos que hayamos recogido, además de personalizar las armas que llevaremos, pero hay que pensar bien la elección que se hará, porque no hay marcha atrás una vez dé comienzo la masacre. Con el único que varía la situación es con Nero, que al superar varios pisos nos encontraremos con uno repleto de brazos de todo tipo para el Devil Breaker y así modificar los que utilizaremos para seguir avanzando.
La idea de elegir las mejores combinaciones, y sobre todo conocer bien a los demonios que nos encontraremos, se debe a que jugar bien va más allá de sobrevivir. Y es que también tendremos que competir contra el tiempo, así que deberemos aniquilar a los enemigos todo lo rápido posible antes de que se agote.
Para que aumente es esencial hacerlo con estilo e intentar que sea sin recibir ningún golpe, ya que serán las mejores formas de no tener que estar agobiados por si se agota el tiempo. El motivo es que, tanto si llega a cero o si nos quitan toda la vida, se acabará la partida y deberemos empezar desde el principio, independientemente de lo lejos que hayamos llegado. Eso sí, el tiempo también servirá para obtener una cantidad considerable de orbes rojos que se multiplicará por otros bonus según el estilo que logremos.
Al menos no será obligatorio jugar los 101 pisos del tirón, porque cada vez que superemos uno tendremos la opción de guardar la partida y continuarla en otro momento o directamente tirar la toalla si lo vemos imposible llegar más lejos.
Sea como sea, el Palacio Sangriento resulta un modo de juego muy adictivo por intentar llegar cada vez más lejos y por ponernos a prueba a nosotros mismos. Asimismo, hay que reconocer que es uno de los mayores desafíos de todo Devil May Cry 5 y que requerirá más de un intento hasta llegar al final, así que, como recomendación personal, ya podéis entrenar bien con cualquiera del trío de protagonistas porque hará mucha falta.
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