El Mikiri de Sekiro es una de las mejores ideas de diseño de los últimos años

El Mikiri de Sekiro es una de las mejores ideas de diseño de los últimos años

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Mikiri Sekiro

Tan encabezonados hemos estado con la eterna cantinela de la dificultad, los elitismos y las comparaciones con el resto de obras de From Software, que hemos dejado en un segundo plano lo importante. El hablar de Sekiro sin importar si es “un juego para nosotros” más o menos, y sin preocuparnos por pensar que decir que el protagonista lleva una espada podría incurrir en spoilers. 

En Sekiro hay algo mucho más importante que decir si nos parece difícil o no, o que su gracia radica en cómo te pone contra las cuerdas. Lo nuevo de From y Miyazaki tiene decisiones de diseño muy buenas, geniales. Hoy quiero centrarme en una de ellas como celebración para los fans y como cebo a los que aún no se han atrevido a darle una oportunidad: el Mikiri

Valentía ante todo

Sekiro entiende dos cosas a la perfección y centra en ellas su mensaje: combate y exploración. Y se ciñe a esas dos ideas intentando simplificarlas lo máximo posible. Siendo más hack’n slash que RPG, la falta de combos a base de combinaciones de botones se complementa aquí con opciones para atacar y opciones para defender. Nunca están atadas a algo más propio de un Street Fighter o un Bayonetta, sólo se limitan a que sepas en qué momento debes pulsar cada botón. Sólo una pulsación, pero con precisión milimétrica.

Para aquellos que no sepan cómo funcionan exactamente los combates, aquí la idea es que sepamos agotar al contrario hasta poder hacerle un devastador ataque final en el que Sekiro le atraviesa la cabeza (o lo que toque) con su espada. Que nos atacan, pues bloqueo y parry, parry, parry hasta que el rival no pueda más. Un "a ver quién falla primero". 

De hecho, no hace falta ni correr. Plántate delante de él y bloquea cada vendaval de su espada mientras escuchas el característico sonido del choque, con los pies hundiéndose cada vez más en el suelo a cada golpe, como si fueses una abuela en la orilla de la playa intentado encontrar a su nieto entre todas las cabecitas del agua. 

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Francamente, no es algo a lo que estemos muy acostumbrados, por lo que hay un proceso de aprendizaje muy importante detrás, especialmente si venimos de otros juegos de la casa en los que la esquiva era esencial. ¿Cómo enseñas al jugador que eso se ha acabado? ¿Cómo trasladas esa idea con una mecánica definitoria? ¿Para que quien está a los mandos entienda que ahora se juega de otra forma, que ya no toca huir sino atacar y que los combates, como el bailar, se deben hacer pegados? Ahí entra el Mikiri.

Desbloqueado como habilidad especial al poco de empezar el juego, el Mikiri es la quinta esencia de la valentía que requiere el jugador a la hora de encarar un combate en Sekiro. Una respuesta a un ataque de los rivales que te ha llevado de cabeza durante los primeros minutos y que ahora, por fin, tiene solución.

Mikiri: el contraataque con el que siempre habías soñado

Pensad en un combate con cualquier jefe o enemigo de otro videojuego que os venga a la cabeza. Estáis luchando con él de tú a tú constantemente. Atacas, le bloqueas, le vuelves a atacar y le vuelves a bloquear, pero llega un momento en el que todo cambia y hay hueco para el acojone. 

Por su animación y el espectáculo de luces y colores que puede haber a su alrededor, entiendes que está preparando un ataque cargado, que ahora es cuando va a venir corriendo hacia ti con la intención de ensartarte con su espada como si fueses un pinchito. Con un golpe imposible de bloquear que te pide a gritos que salgas corriendo, esquives en el momento justo o te prepares para lo peor. Y tú en otro juego esquivas, pero en Sekiro... Mikiri

El rival se acerca hacia ti pero, lejos de esquivar para dejarlo pasar, pulsas un botón mientras te lanzas hacia él. Metiéndote en ese hueco que hay entre la punta de su arma y su cuerpo para elevar el pie, colocarlo sobre su espada y empujarla hacia el suelo mientras te quedas a escasos centímetros de su cara diciendo: “esa mierda se acabó, hijo de la gran fruta”. 

La sensación de superioridad en ese momento es tan gratificante que no os lo podéis ni imaginar. Llevas toda la vida esquivando esos ataques, sabiendo que si la espada empieza a brillar o aparece un símbolo en su cabeza mostrando que se ha cabreado, el rival irá a por ti con todo y lo único que vas a poder hacer es intentar escapar.

Pero aquí no, en Sekiro es una opción más para decirle al jugador que está a la altura, que debe jugar con valentía para intentar contraatacar hasta los golpes más peligrosos. Que debe jugar lo más cerca posible del enemigo para no darle tregua y que tiene opciones para casi todo lo que pueda ocurrir. Un botón, un simple botón en el momento justo, y Mikiri. Una mecánica que voy a echar de menos en todos los hack’n slash que juegue a partir de ahora. 

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