Hace unas semanas, la comunidad del mundo de los videojuegos recibió la maravillosa noticia 10 años después. Alien: Isolation, el aplaudido survival horror de Creative Assembly, contará con una secuela que tiene como objetivo seguir alimentando el horror alrededor de los xenomorfos. Una noticia más que celebrada y, a pesar de no haber catado la obra, era capaz de comprender la magnitud de su importancia.
A lo largo de esta década no he parado de escuchar y leer comentarios alabando el buen trabajo de la desarrolladora inglesa. La quintaesencia de la saga iniciada por Ridley Scott, pero sublimada en el terreno virtual en un contexto de ciencia ficción de los que me hacen la boca agua. Como buen fan de Dead Space, me resultaba llamativo saber que jamás me había puesto a prueba frente a la IA más peligrosa que cualquier desarrolladora haya creado.
Las capacidades de la criatura la han elevado a un estatus de leyenda, pues son muchos los jugadores que todavía tienen pesadillas pensando en cómo esquivar a un ser absolutamente horripilante. Dado que este año Fede Álvarez ha tenido a bien lanza Alien: Romulus en las salas de cine, me dispuse a introducirme de nuevo en un universo del que no soy demasiado experto. Más allá de la cinta original de 1979 y la inestable Prometheus, lo cierto es que mi conocimiento del lore es escaso.
Estuvo entretenida la propuesta del director uruguayo, lo cual ya implantó en mi subconsciente la necesidad de ampliar mis fronteras, lo cual ha sido posible gracias a la Epic Games Store. Sí, esa tienda digital olvidada en el vacío de Internet que nadie utiliza más que para reclamar los juegos gratuitos semanales -y muchas veces ni siquiera eso-. En un alarde de generosidad, la plataforma regaló en una fecha ya olvidada Alien: Isolation, por lo que cualquier barrera que me impusiese caía por su propio peso.
Ellen Ripley es la pura definición de mujer guerrera, al igual que sucede con Sarah Connor, pero ciertos motivos argumentales impiden que sea la protagonista de Alien: Isolation. Dado que la acción se sitúa durante su etapa de hipersueño tras abandonar la Nostromo, qué mejor que tomar el control de Amanda, la hija a la que no volvió a ver. Quince años han pasado desde los desastrosos acontecimientos vividos por la tripulación que decidió bajar al planeta equivocado, pero la joven no es consciente de nada de ello.
Si lo fuese, no se hubiese atrevido a poner un solo pie o siquiera a mirar la estación Sevastopol. La gigantesca nave espacial se ha convertido en un nido de ratas del que es imposible escapar y en el que un aliento más vale oro, pues si no termina contigo el xenomorfo, lo hará el resto de la tripulación que ha perdido completamente el juicio. El planteamiento de que el xenomorfo sea completamente invulnerable es maravilloso, especialmente por el hecho de que su sangre es puro ácido, por lo que solo resta esquivarlo cruzando los dedos.
Hacía tiempo que no sentía semejante pánico jugando a un videojuego y, como suele suceder con el miedo experimentado a través de una pantalla, es una sensación extrañamente placentera. Nunca he caminado tan lento en un título y jamás había calculado qué hacer antes de actuar; todo por culpa de una abominación con sentidos agudizados. Lejos de contar con una sola IA, el xenomorfo dispone de dos que le ofrecen información muy valiosa sobre la posición de Amanda en todo momento.
O lo que es lo mismo, el cabronazo siempre está orbitando a tu alrededor y es casi imposible que se encuentre en el otro lado de la nave mientras tú exploras con cierta tranquilidad. No hay forma de leer un terminal sin tener sudores fríos o revisar el sensor de movimiento sin rezar para que no aparezca ningún icono en su pantalla. El diseño de sonido es una auténtica fantasía y me pongo a los pies de Creative Assembly por hacerme dudar de si seguir avanzando por un pasillo vacío, si aquel ruido metálico que escuché al fondo fue casual o tener estrés por las rápidas zancadas del xenomorfo en cuanto me dio caza.
Lo tiene todo Alien: Isolation para que tengas que enfrentarte a las peores experiencias de sigilo posibles. Cruzar la zona médica sin llamar la atención, activar complejos mecanismos mientras el alien ronda cerca o resistir en zonas abiertas a sus arremetidas casi inevitables. Y digo casi de no ser por la serie de cachivaches que sirven como señuelo para mantenerlo distraído unos instantes. Una bengala a tiempo siembre es bienvenida, al igual que un aparato haciendo ruido, pero Dios bendiga al lanzallamas.
No existe un arma más simbólica en la saga y es la herramienta definitiva para espantar a la criatura, pero su efecto es limitado. Realmente como el resto, porque si bien seguirá cayendo en la trampa, el tiempo durante el que estará pendiente de una luz en una esquina será menor y habrá que lanzar todavía más fuego para conseguir que repte de nuevo hacia el techo. Precisamente esa es la zona que más he revisado, procurando no ponerme debajo de un agujero bajo ningún concepto, especialmente si veía que una buena cascada de baba caía desde él.
Sorprendentemente, apenas me he encontrado al xenomorfo en los conductos de ventilación por los que se cuela Amanda constantemente. En un inicio, pensé que sería una vía más que recurrente para mantener la tensión, pero finalmente se ha convertido en un refugio en el que sentirme a salvo de su doble mandíbula. Un pequeño respiro antes de salir al exterior para esquivar a los dichosos androides amigo. Una panda de sintéticos con la misma capacidad de distinguir entre el caos y la paz que un tipo que participase en las dos guerras mundiales.
Estos hijos de su madre me han puesto de los nervios y no son moco de pavo, especialmente en el tramo final. Proveerlos de trajes que los aíslan era la mejor idea para garantizar su supervivencia, pero precisamente eso va en contra de la mía. Por si fuera poco, llegar hasta la base del núcleo ha sido horrible. Dos, DOS malditos xenomorfos recorren toda la zona mientras los abrazacaras buscan una nueva víctima a la que aferrarse.
Aunque he sentido que a las 17 horas que he tardado en completar Alien: Isolation, le sobraban tranquilamente dos horas y media, lo cierto es que el estudio consiguió que la tensión se mantuviese en todo momento. Aunque ya conocía los patrones de comportamiento del xenomorfo, sigue siendo muy desafiante conseguir evitarlo en según qué escenarios. Que los recursos sean escasos y haya que utilizarlos para fabricar armas te demuestra el peso de cada acción que realices, porque más vale que sean efectivas.
Ahora sí que me sumo a la oleada de ilusión generada por el anuncio de la secuela, aunque todavía no sabemos cuándo llegará. Si repiten el patrón de juego, pero potenciado por las capacidades de la inteligencia artifical actual, va a ser un desafío brutal salir con vida del reto que nos pongan. Sea como sea, estaré en primera fila para presenciarlo.
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