¿Qué podría conectar a dos personalidades tan contrapuestas como las de Kratos y Robert Oppenheimer? Varias décadas de distancia separan a ambas figuras y hay suficientes diferencias como para no atisbar ningún hilo, pero realmente existe una frase que los vincula de una forma dramática. El científico la hizo famosa y Santa Monica Studio la utilizó, aunque la ocultó de tal manera que fue casi imposible encontrarla. Sin embargo, primero es necesario ofrecer una dosis de contexto.
Cuando Robert Oppenheimer se encontraba en su Laboratorio de Los Álamos, junto a un brutal grupo de expertos científicos, todavía no llegaba a comprender la magnitud del invento que estaban a punto de crear. La aparición de la bomba atómica se interpretó en la Segunda Guerra Mundial como el arma que acabaría con todas las guerras, gracias a su carácter disuasorio, aunque la otra cara de la moneda es el desastre nuclear.
Un bombardeo atómico entre potencias es el equivalente a la extinción de la raza humana, y si bien no se ha producido ese extremo, las devastadoras consecuencias de un par de impactos sí. Hiroshima y Nagasaki fueron los dos objetivos marcados por los Estados Unidos para frenar las intenciones bélicas de Japón, lo cual causó que Little Boy y Fat Man causasen la muerte de prácticamente 250.000 personas.
Christopher Nolan supo reflejar en Oppenheimer cómo el físico nuclear quedó devastado por la destrucción que, según su óptica, él mismo había causado. Durante sus últimos años de vida no pudo sacarse esa idea de la cabeza y la reflejó perfectamente durante su intervención en televisión en 1965, charlando acerca de la Prueba Trinity.
"Sabíamos que el mundo no sería el mismo. Algunas personas rieron, otras lloraron. La mayoría guardó silencio. Recuerdo un verso de la escritura hindú, el Bhagavad Gita, en el que Vishnu asume su forma de brazos múltiples para persuadir al príncipe para que cumpla con su deber, y dice: 'Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos'. Supongo que todos lo pensamos, de un modo u otro".
Dos años más tarde, Oppenheimer falleció en Princeton, Nueva Jersey, y aquella cita del Bhagavad Gita quedó para la posterioridad, pues retrata a la perfección la visión de un hombre golpeado por la culpa. La importancia del texto hindú no es menor, pues hablamos de una recopilación de unos 700 versos incluida en el poema Mahábhárata y que se considera fundamental en el campo de la teología y la religión a nivel mundial.
Dichas líneas narran un diálogo entre el príncipe guerrero Arjuna y Krishna, una encarnación de la deidad Vishnu. En un momento dado, Arjuna debe dirigirse contra un ejército en el que se encuentran tanto familiares como amigos, lo cual le genera un gran conflicto interno. Krishna le imparte una lección acerca de perseguir el deber frente a cualquier tipo de riña personal, también bautizada como dharma. El reverendo Dr. Stephen Thompson explicó a WIRED que la cita de Oppenheimer "'Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos' es literalmente el tiempo que destruye el planeta".
Esto es debido a que la cita se puede interpretar tanto con el término "tiempo" como "muerte", pues los hindúes no tienen una concepción lineal del tiempo. El gran dios juega el mismo papel tanto en la creación como en la destrucción y la lectura final del verso treinta y dos del Bhagavad Gita no hace sino reflejar que no importa lo que haga Arjuna, ya que lo divino es quien marca los designios.
"Arjuna es un soldado, tiene el deber de luchar. Krishna, no Arjuna, determinará quién vive y quién muere y Arjuna no debe llorar ni regocijarse por lo que el destino le depare, sino que debe estar sublimemente desapegado de tales resultados. Y, en última instancia, lo más importante es que debe ser devoto de Krishna. Su fe salvará el alma de Arjuna", aclara Thompson. Aún con esas, parece evidente que el mensaje no supo aliviar las penas de Oppenheimer.
La futura tortura de Kratos
Una vez comprendido el significado y el contexto de la famosa cita, toca enmarcarla en el universo de God of War. Sony sabía que tenía un diamante entre las manos en 2007, pues el éxito de la primera entrega de Santa Monica Studio había sacudido la PS2. Si bien el viaje de Kratos parecía autoconclusivo, lo cierto es que la secuela puso el listón todavía más alto para mostrar cómo el Fantasma de Esparta acababa con toda la pléyade de dioses olímpicos.
Traicionado por Zeus, Atenea y sin mayor motivación que la más pura venganza, el espartano se embarca en un largo viaje para conseguir una audiencia con las Hermanas del Destino. En mitad del camino se detiene en el templo de Laquésis, lugar donde se llega enfrentar a seres de la mitología como Perseo en busca de nuevas habilidades. Lo curioso es que existe un easter egg bastante escondido pasando el Salón de Átropos que nos mostrará la frase de "Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos"... en pleno cielo. Para ello hay que seguir los siguientes pasos descritos en el vídeo que tenéis justo debajo.
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♬ sonido original - Han
Básicamente, poco después de acabar con Perseo hay que pulsar R1 en el DualShock 2 en tres puntos concretos, los cuales poseen marcas en el suelo. Si lo hacemos correctamente, la cámara rotará para mostrar el mensaje escrito en el aire y Kratos recibirá 5.000 orbes rojos para mejorar sus poderes. Una advertencia que muy pocos pudieron ver, pues no hay pistas muy evidentes que indiquen que se puede descubrir este secreto.
Por supuesto, Kratos todavía no es consciente del gran daño que va a causar, pero ya tiene un atisbo de ello al final de God of War 2. Durante su batalla contra Zeus, Atenea aparece en el último momento para ayudar al señor del Olimpo y en un arrebato de furia, Kratos atraviesa con la Espada del Olimpo a la diosa de la inteligencia. Ella muere en sus brazos mientras éste le recuerda que no busca destruir el hogar de las deidades, sino solo a Zeus. Sin embargo, Atenea le explica que el dios representa el Olimpo en sí mismo, por lo que sus hijos y hermanos lucharán por él hasta la muerte.
Kratos replica que "él se lo ha buscado", pero esa es sencillamente la excusa que él utiliza para no recapacitar sobre sus actos. Evidentemente, en God of War 3 el caos se desata por completo con la caída de Hades, Poseidón, Hera y compañía, aunque Kratos sí que se arrepiente de todo el daño que ha causado. Realmente se convierte en el destructor de mundos, pues toda Grecia es asolada por la destrucción. Es por ello que se sacrifica para liberar el poder de la esperanza a todos los seres en un último acto de redención... hasta el viaje a tierras escandinavas.
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