- Aviso: SPOILERS de Mafia I y Mafia II
Esta es una de esas historias que guardo en la recámara para cuando no tengo nada que contaros. Para mí, enero de 2024 ha pasado de ser un mes muy emocionante a un aburrimiento absoluto. No niego que haya videojuegos interesantes como Baldur's Gate 3 o el reciente Prince of Persia: The Lost Crown, pero la verdad es que ando en una onda completamente distinta.
Tras completar Metro Exodus y sus dos DLCs, mi esperanza era que GSC Game World confirmase la fecha de lanzamiento de S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chornobyl dentro de la ventana de lanzamiento establecida (Q1, enero-marzo). Imaginad mi decepción cuando dijeron que se retrasa al 5 de septiembre de 2024. Estaba rejugando Metro 2033 (con intención de Last Light) para hacer tiempo y se me han quitado todas las ganas. He invertido casi todo mi tiempo libre en ver Kimetsu no Yaiba. Por suerte, siempre guardo alguna historieta en la recámara.
Nunca debí jugar Mafia II... y no porque sea malo
Mafia II fue uno de los últimos videojuegos que jugué en 2023. Estuvo incluido sin coste adicional en la suscripción de PlayStation Plus y lo reclamé con muchas ganas, puesto que el remake Mafia I: Definitive Edition logró enamorarme a unos niveles que no esperaba.
A riesgo de ser despellejado en comentarios, Mafia II no fue nada especial. Lo pasé muy bien, pero la historia no está a la altura de su predecesor (final muy descafeinado) y encontré demasiados bugs. Y no menores, sino de esos que te impiden avanzar. Aunque lo peor fue una misión de historia que me hizo flipar y odiarme a muerte al mismo tiempo.
La misión en cuestión pertenece al penúltimo capítulo de la historia, "Capítulo 14: Escalera hacia el Cielo". Comienza con Joe Barbaro llamando al teléfono de casa. Nosotros, como Vito Scaletta, respondemos y escuchamos la propuesta de trabajo de nuestro amigo de toda la vida: tiene un plan para sacar los 55.000 dólares que necesitamos para saldar la deuda con Bruno Levine.
Cuelgo el teléfono y me pongo rápidamente la ropa más informal que encuentro: una cazadora roja, camisa y pantalones. Encuentro a Joe en la puerta de mi casa con un preciosísimo Smith Thunderbolt rojo y blanco. Mi objetivo es simple: conducir hasta la Calle Oak en Greenfield sin estropear el coche. Activo el limitador de velocidad, pongo mi emisora favorita e inicio el viaje.
"Vale, ¿puedes contarme ya de qué va todo esto?", pregunta Vito. "Vamos allí, nos cargamos a un tipo y nos marchamos. Debería ser pan comido. [...] Eddie dijo que es un favor para una familia de otra ciudad. Un asunto sin resolver". Los asesinatos nunca son sencillos, especialmente cuando corren tanta prisa. "Eddie dijo que llevaban bastante tiempo buscando a este tipo y que acaban de localizarlo. Tienen miedo de que, si no se hace bien, desaparezca de nuevo. [...] Delató a su familia a los federales", añade Joe.
Vito y yo no estamos en la misma onda. Mi personaje piensa que "se lo ha buscado", mientras que yo solo puedo darle vueltas al pifostio que se va a montar en cuanto matemos a un tipo protegido por los Federales. Porque obviamente me va a tocar a mí conducir como un energúmeno para despistarlos y pagar los servicios tanto del taller como de ropa para eliminar por completo nuestro rastro. Si no habéis jugado a Mafia, sabed que la relación y las interacciones con la policía son mucho más complejas que en Grand Theft Auto.
Me tomo mi tiempo para atravesar la ciudad. Una vez en la calle, Joe me pregunta si recuerdo lo que debo decir antes de apretar el gatillo. Aparcamos delante de un señor que está regando el césped de su casa. Nos acercamos, Vito dice "Recuerdos del Señor Salieri y Joe le dispara en el pecho con una escopeta.
La policía comienza a perseguirnos en cuanto arrancamos el coche. Mi mente está dividida en dos: una parte se centra en conducir perfecto para huir de los federales lo antes posible y otra no deja de maldecir con todas las barbaridades que conozco. No me privé de dar un par de zapatazos y un golpe a la mesa para sacar un poco de frustración. Acabo de cargarme al protagonista de Mafia I, Tommy Angelo, un personaje al que cogí mucho cariño y con el que empaticé más.
Joe no deja de decir idioteces y me recrimina en un par de ocasiones que me he saltado semáforos. No es broma. Tras unos minutos de persecución, solo nos persigue un coche federal. Entro al puerto, acelero en una gran recta y finalmente tiro del freno de mano para cruzar el coche. Los federales se chocan al esquivarnos, nos bajamos y los tiroteamos antes de que puedan recomponerse del golpe.
Abandono el Smith Thunderbolt y robo su Shubert Beverly. Logro llegar al taller para cambiarle la matrícula y el color, y luego me escabullo hasta una tienda para cambiarme de ropa. Echo un poco de gasolina al coche y finalmente dejo a Joe junto a su flamante coche. Ambos asesinos están contentos porque tienen su dinero, pero yo tengo que pausar el juego y tomarme un par de minutos para seguir maldiciendo... esta vez contra los desarrolladores.
No tengo nada personal contra 2K Czech y Hangar 13, a pesar de mis improperios, ¡todo lo contrario! La misión es un guiño increíble a Mafia I y admito que ya sabía que Tommy acababa muerto... pero nunca imaginé que Mafia II me iba a convertir en el asesino de un personaje que me gusta tanto. Si lo llego a saber, os prometo que nunca hubiese avanzado hasta este punto, aunque implicase no acabar el juego.
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