Fue en 2010 cuando, como cualquier hijo de vecino, disfruté por todo lo alto de las delicias que presentó Rockstar con Red Dead Redemption. La aventura de John Marston fue una gloriosa representación del Salvaje Oeste, la cual tan solo ha sido superada por su propia secuela. Sin embargo, la desarrolladora lanzó poco después un aperitivo más para los fans del gore.
Red Dead Redemption: Undead Nightmare ha cosechado el estatus de ser considerado como uno de los mejores DLC de todos los tiempos, pudiendo mirar cara a cara a titanes como Blood and Wine o Phantom Liberty. A pesar de sus evidentes virtudes, nunca caté aquel apocalipsis zombi que tantos buenos recuerdos generó entre una gran legión de fans. Ahora, con la llegada del título a PC, he conseguido enmendar un error histórico personal.
¡Qué bueno volver a verte, John!
La expansión nos sitúa en un momento temporal muy concreto, ya que se nos lanza a la aventura poco después de que John Marston haya resuelto todos sus asuntos pendientes con el gobierno de los Estados Unidos. Saldada su deuda, tan solo le resta disfrutar de una vida plena junto a Abigail y Jack en su rancho, aunque todo se va al reverendo carajo cuando un Uncle zombificado llega para arruinarlo todo.
Tras transformar a su familia, el protagonista se ve obligado a recuperar su pertrecho, subir a lomos de su caballo y lanzarse hacia un mundo en peligro para averiguar qué está pasando. Cuando uno piensa en muertos vivientes, una de las imágenes que acudirá a su cabeza es la de una horda de seres lentos, putrefactos y aterradores que se abalanzan contra cualquier persona. Esa idea, esa representación clásica de la resistencia de los supervivientes ante la tragedia es plasmada de maravilla por Rockstar.
Undead Nightmare ha conseguido que tema por mi vida y no es una exageración. La desesperación se apoderó de mí en cuanto un puma zombificado mató a mi caballo en Tall Trees para dejarme a su merced, el asombro me recorrió el cuerpo cuando contemplé varios Bigfoot por la nieve y corrí despavorido en busca de un tejado ante la avalancha de cadáveres que se abalanzaban sobre mí.
El cambio de tono que se crea con la expansión es maravilloso, pues pasamos de un mundo con preciosos atardeceres, un cielo resplandeciente y repleto de vida, a un contexto tremendamente oscuro. Es genial que Rockstar haya sustituido a los pájaros por murciélagos, haya llenado las praderas con cabras que ofrecen mal augurio, haya dispuesto zombis por aquí y allá y haya vaciado todas las poblaciones.
Únicamente encontraremos cierto consuelo cuando ayudemos a aquellos que todavía resisten defendiéndolas, en una dinámica que no he rechazado en ningún momento. Es fantástico llegar a una zona infestada, agarrar el Winchester de repetición y comenzar a repartir a diestro y siniestro. Nada de balazos al pecho; hay que acabar con los zombis con tiros perfectos en la cabeza si quieres que dejen de moverse de una santa vez.
La cantidad de recursos nuevos que se introdujeron no solo es grande, sino que responde a avances en la propia historia. Que los remedios de West Dickens no sirvan para nada más que atraer a los cuerpos casa con la lógica de que sus productos provocan más daño que beneficio, al igual que el agua bendita surge de la congegración de Dos Hermanas. Todo ello para que sea un placer nada culpable mandarlos de vuelta al infierno del que nunca debieron salir.
Esta es la Rockstar que yo recuerdo
Me gustó GTA V, pero la trama de Michael, Trevor y Franklin no estuvo a la altura de lo que esperaba. Rockstar se pasó de rosca con el formato satírico, por lo que añoré personajes como Roman, West Dickens o Brucie. La compañía siempre ha sido ácida y sus diálogos han sido un arma fundamental para reflejar esa burla constante hacia los peores valores de la sociedad. En Undead Nightmare he vuelto a conectar con esa empresa que hacía años que no veía.
Las conversaciones entre John Marston y el resto de personajes con los que se va encontrando son deliciosas. Los problemas mentales de Seth, las mentiras de Dickens, la dura ternura de Bonnie o el tremendo aplomo de Landon Ricketts son geniales y he agradecido muchísimo volver a encontrarme con ellos. Personajes únicos, memorables y con cada uno aportando una perspectiva distinta de cómo sobrevivir a una hecatombe de estas características.
No voy a engañar, conocía el final de la expansión antes de comenzar. La única vez que jugué al DLC fue en casa de un amigo y supe que todo se debía a una suerte de maldición creada en México, pero poco me importó conocer la verdad. El recorrido es fantástico, hay situaciones hilarantes y es imposible no adorar al bueno de John. Solo es un tipo intentando hacer lo correcto, sin maldad, sin florituras, un vaquero que ya ha presenciado demasiados horrores como para querer volver a vivirlos, pero a los que no teme.
Por supuesto, el giro final de resucitar a Marston como otro muerto viviente más es fantástico que, aunque no deja de ser un atuendo más, se ha convertido en el símbolo definitivo de la expansión. Subirse a lomos de Guerra, Hambre, Muerte o Peste para cabalgar desatando el caos es maravilloso y otra muestra más de que, al carajo con los convencionalismos. Si a Rockstar le apetece, pues que aparezcan los caballos del Apocalipsis y todos lo celebramos. Su único pecado es no haber colado todavía ninguna referencia a Regreso al Futuro III.
Echando un vistazo a los contenidos poslanzamiento de la marca, no cabe duda de que Undead Nightmare es el mejor proyecto que hayan creado. No se ha prodigado demasiado Rockstar en expansiones de peso, más allá de todo el contenido gratuito de GTA Online, por lo que dudo que volvamos a ver algo tan bizarro y alocado como lo fue verse rodeado por tu tía Lourdes resucitada de la peor manera posible.
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