Microsoft tiene una visión panorámica de cómo tiene que ser el futuro del videojuego, y su consigna de poner al jugador en el centro de la experiencia es mucho más que un slogan: es una declaración de intenciones que se está haciendo patente día sí y día también con hechos concretos.
De manera oficial, Microsoft no solo lega a Xbox Series X un catálogo brutal de juegos clásicos y recientes gracias a la retrocompatibilidad, sino que extenderá de manera ilimitada la vida de Xbox One, la consola que fue lanzada en 2013, gracias a su juego en la nube. Es decir, el hardware no será un obstáculo para jugar a los próximos bombazos de la casa.
¿Eso qué quiere decir? Si bien, ya contamos con que durante los primeros años de Xbox Series X todos los juegos producidos por Xbox Game Studios serán lanzados en Xbox One y las dos Xbox de nueva generación (además de en PC), ahora se redobla ese compromiso abriendo la puerta a los sistemas lanzados hace casi una década a las futuras novedades propias y de terceros.
Y en este sentido, se alinean con éxito las tres piezas clave del verdadero proyecto a largo plazo de Microsoft: el Xbox Game Pass, Xbox Cloud Gaming y el navegador Edge.
Cómo las Xbox de anterior generación seguirán recibiendo nuevos juegos
La pregunta se hace sola: si bien juegos como Halo Infinite o Forza Horizon 5 se están desarrollando para que funcionen tanto en Xbox One y Xbox Series X, llegará el día en el que la consola de 2013 no tenga la capacidad ofrecer el mismo interés y capacidad a los desarrolladores. Ahí es donde entra en juego el nuevo navegador Edge basado en Chromium.
Si bien, está claro que Edge no es el navegador web más popular, su nueva versión para consolas ya disponible para los Insiders de Xbox -y con base de código abierto- añade componentes clave a la hora de entender la aproximación de Microsoft a la idea de llevar los títulos de nueva generación a la consola lanzada en 2013.
En ese aspecto, en VidaExtra ya hemos puesto a prueba las posibilidades de Edge y hasta hemos jugado a Stadia y juegos de Friv a través del navegador de la consola. Y es realmente sorprendente lo sencillo que resulta iniciar partidas sin tener que configurar el mando. A lo que hay que sumar las posibilidades que da poder enchufar un teclado al frontal de la consola.
El segundo factor clave es Xbox Game Pass y cómo éste da acceso a Xbox Cloud Gaming en navegadores. Si bien, actualmente se está celebrando una beta abierta en Android, cada vez es mayor el número de suscriptores que pueden continuar sus partidas tanto en iOS como a través de Google Chrome, Safari o Edge. Y lo mejor es que el proceso para empezar a jugar no es muy diferente a elegir una película en Netflix.
Finalmente, lo que termina de redondear el proceso es el Smart Delivery, el sistema con el que Microsoft nos permite iniciar partida en la versión del juego más optimizada para el sistema que estemos usando. Adaptándose a las capacidades, ajustes y controles de nuestro PC, al hardware de nuestra consola o a la versatilidad de la nube.
Si bien, el Smart Delivery ya es una realidad, tanto el nuevo navegador Edge como Xbox Cloud Gaming se encuentran en fase de testeo, con lo que la calidad de las partidas y la estabilidad todavía deben ser bastante pulidas de cara a obtener esa experiencia nítida y fluida que esperamos encontrar en los juegos actuales.
Dicho lo cual, cuando ésta se manifieste en navegadores, y si nuestra conexión a internet es lo suficientemente buena, veremos cómo las Xbox One se convierten en una de las ventanas más asequibles para disfrutar de los juegos de nueva generación.
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Cuatro matices sobre juego en la nube de Xbox One
Con lo anterior por delante, el sistema con el que los juegos de nueva generación llegarán a Xbox One también tiene matices que lo hacen único y que, de manera inevitable, requerirá jugar de nuevas maneras y darán forma al catálogo de juegos al que tendremos acceso.
En Xbox Cloud Gaming solo se puede jugar a lo que hay en Game Pass. Y no a todo
Actualmente, en Xbox Cloud Gaming hay disponibles cientos de juegos de todos los géneros y todos tienen un denominador común: pertenecen al catálogo de Game Pass. Eso quiere decir que si un juego desaparece del servicio dejaremos de tener acceso a él.
Dicho de otro modo: Xbox Game Pass es una suscripción cuyo máximo reclamo es su colección dinámica de juegos. Cada mes entran nuevos títulos y salen otros, pero siempre permanecen los producidos por Xbox Game Studios, Bethesda y, en caso de tener una suscripción Ultimate, los de EA.
Así, el día en el que deje de estar disponible un juego que sea exclusivo de las consolas de nueva generación, no podremos continuar jugando. Pero, por otro lado y siendo justos, tampoco podríamos haberlo probado de otro modo en Xbox One.
A esto hay que sumar que muchos juegos clave de Microsoft no están disponibles actualmente en Xbox Cloud Gaming, incluyendo la saga Age of Empires o Minecraft. Pero, lógicamente, si acaban entrando en el servicio podremos jugarlos.
La conexión a internet es obligatoria, y la calidad ya no es opcional
El segundo de los matices obedece a la pura lógica. A través del juego en nube las Xbox One eliminan la barrera del hardware, pero se hacen totalmente dependientes de otra: nuestra conexión de internet.
A estas alturas de la partida nos hemos acostumbrado a que haya juegos con conexión obligada. Y pese a que a día de hoy el acceso a internet es algo en buena medida estandarizado (si no, no podrías leer esas líneas) lo que aquí hay que tener presente es que deberemos contar con una conexión decente. Tanto para poder disfrutar de los juegos más potentes como para las partidas multijugador.
Volviendo al ejemplo anterior, siempre será mejor poder disfrutar de un juego a través de internet a no tener la posibilidad de hacerlo. Pero tampoco está de más recordar también las ventajas que jugar a través de la nube, incluyendo la eliminación de las actualizaciones o que no será necesario hacer malabarismos con el almacenamiento de nuestra consola.
El hardware será clave para obtener la mejor experiencia de juego, al menos de momento
No esperamos ver reflejado o remotamente igualado el fotorrealismo de PC en juegos como Flight Simulator o Forza Horzon 5 en Xbox One, y tampoco que éste se manifieste a corto o medio plazo al jugar a través de Xbox Cloud Gaming . En parte, porque la infraestructura que se está usando para el juego en nube se basa en el hardware de Xbox One S. Pero también porque la mejor experiencia y calidad de juego la seguiremos encontrando a través del hardware.
No es casualidad que Microsoft haya ensamblado la consola más potente y lleve años derribando las barreras que dividen a las comunidades de jugadores de sobremesas y escritorios: el poderío y la fuerza de Xbox Game Studios y la recién adquirida Bethesda se manifiesta en la grandeza y ambición de sus proyectos clave, incluyendo brutales mundos abiertos, juegos de rol en el que la fantasía ya ciencia ficción sacan partido del hardware de vanguardia y experiencias multijugador que deben jugarse con la mayor tasa de fotogramas posible.
Dicho lo cual, se espera que la calidad del servicio de juego en nube aumente de manera progresiva. De momento se encuentra en una fase de pruebas. Pero se espera que más pronto que tarde haya una infraestructura capaz de ofrecer resultados realmente satisfactorios. ¿Capaz de eclipsar el hardware? Viendo la capacidad de las nuevas tarjetas gráficas y procesadores lo dudamos, aunque no lo descartamos.
Sin embargo, en todos los modelos de Xbox One los juegos lucirán igual
Uno de los aspectos interesantes de Xbox Cloud Gaming es que, a diferencia del Smart Delivery, no se hace una distinción de la versión del juego a la hora de ejecutarla. Dicho de otro modo: no sabemos cuándo y a qué sistemas llegará Perfect Dark, pero si jugamos a través de la nube Joanna Dark lucirá igual, tanto si compraste la Xbox One que venía con Kinect como si decidiste dar el salto a Xbox One X o decidiste apostarlo todo al digital con la Xbox One S All-Digital.
No está de más recordar que es posible ofrecer trazado de rayos y hasta buenas tasas de fotogramas por segundo a través del juego en nube. Es más, Nintendo Switch ya lo ofrece en Control Ultimate Edition. Y estamos seguros de que Xbox Game Studios lo tienen muy en cuenta a la hora de hacer su cada vez más prometedor despliegue hacia el juego en nube.
Dicho lo cual, los juegos en la nube no solo lucirán igual en todos los sistemas de sobremesa, sino que tendrán los mismos tiempos de carga. Una de las cosas que más me chocaron a la hora de trastear con títulos como Outriders o Gears 5 tras jugarlos en Xbox Series X es el regreso de las pantallas de carga. Y, en este sentido, es indiferente qué velocidad pueda ofrecer nuestra consola: el tiempo que pasará hasta que empecemos a jugar ya no dependerá del hardware.
Por supuesto, la optimización de la experiencia de juego en su conjunto es algo que todas las desarrolladoras deben abordar en función del tipo de experiencia que tengan entre manos. Sea Minecraft, Battletoads o juegos como Avowed o Everwild que todavía tienen mucho que mostrar.
Un nuevo amanecer para los jugadores de Xbox One
Hacerse con una Xbox One hoy no es un plan absolutamente descabellado. Su precio es asequible y sus posibilidades y catálogo, gracias al Game Pass y la retrocompatibilidad, lo convierten en una inversión muy amortizable a corto y largo plazo. Y viendo el futuro que se nos pone por delante, tampoco merece la pena deshacernos de la que ya tenemos. Incluso, como sistema secundario para continuar nuestras partidas de PC o Xbox Series X en otra tele.
Definitivamente, una Xbox One no es la mejor opción para empezar a jugar. Por un poquito más, y si no le tenemos apego al formato físico, podemos hacernos con una Xbox Series S y disfrutar de sus tiempos de carga ultra-rápidos. Pero, hasta que Xbox Cloud Gaming esté disponible para todos, las consolas de anterior generación son, junto con el PC o los dispositivos Android, una ventana excepcional para zambullirnos en el catálogo de juegos del Game Pass o continuar nuestras partidas de Xbox 360.
Resulta curioso que, cuando nos habíamos hecho el cuerpo para el ocaso de las consolas de anterior generación, en Xbox le den este nuevo impulso a esa consola que originalmente llegó a las estanterías con un severo problema de imagen. Una vez más, en Microsoft han roto la baraja, y lo más insólito de todo es que, casi diez años después de lanzar Xbox One, ahora las vemos con otros ojos. Porque el lanzamiento de la consola fue un despropósito.
Lo que sí tenemos claro es que Microsoft ya no depende ni del hardware ni de las unidades vendidas en cuestión de videojuegos, ni tampoco se limita a mirar únicamente hacia adelante: su gran plan consiste en lograr que todo el mundo juegue a Halo Infinite, Forza Horizon 5 y los próximo bombazos de Xbox Game Studios. Y hay que reconocer que los de Redmond nos lo están poniendo muy fácil.
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