Tommy Refenes, cofundador de Team Meat y desarrollador de 'Super Meat Boy', se suma a las críticas de Phil Fish al sistema de distribución Xbox Live Arcade de Microsoft. La que a principios de esta generación se presentaba como una plataforma trampolín para nuevos éxitos, ha acabado perdiendo gran parte de su encanto por culpa de las restricciones.
XBLA ya no es un billete dorado hacia la riqueza. Basta con preguntar a los numerosos juegos que han salido en XBLA y no han superado las cincuenta mil copias vendidas.
El problema es el mismo que comentaba Fish hace unos meses, tras verse asediado por las deudas y afirmar no poder hacer frente a la actualización de 'Fez' en Xbox 360. Microsoft ha querido atar en corto a los desarrolladores que buscaban alojo en XBLA y la cuerda ha acabado apretando demasiado.
No recomiendo XBLA a los desarrolladores. Probad con Steam. Proporciona más ventas y no hay problemas para poder vender tu juego en Steam. XBLA quiere control, quieren decirte lo que debes hacer y al final del día tener control sobre aspectos de tu juego que no deberían, como el precio, la fecha de lanzamiento, el soporte publicitario, etc.
El mercado tiene estas cosas, un día estás arriba y al siguiente no te quieren ver ni en pintura. Alternativas como Steam y esa prometedora política a la que parece acercarse Nintendo desde la llegada de Wii U son dos enormes masas en movimiento que se acercan en el retrovisor de Microsoft (más la primera que la segunda), pero la política de asentir y hacer lo que la masa reclama no va a ser necesariamente una solución.
Al fin y al cabo el éxito de XBLA como plataforma le debe mucho a esas restricciones, y es que las exclusivas no caen del cielo, tienen que comprarse, y sin esos ingresos adicionales, títulos estrella como los citados 'Super Meat Boy' o 'Fez' habrían acabado paseándose por todas las plataformas a los dos días, eliminando así el premio de su caracter único a los usuarios de Xbox 360.
¿Puede haber un término medio? No lo dudo, pero como decía va a ser difícil que empresas de la talla de Microsoft acaben bajándose los pantalones.
Vía | Ology
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