Sabíamos que ocurriría, pero no esperábamos que fuera tan pronto. Desde su lanzamiento, Wii ha sido un rotundo éxito para Nintendo, y los 1,8 millones de unidades que se fabrican cada mes practicamente desaparecen de las estanterías.
El caso es que el último repaso a las cifras de ventas de la nueva generación, arroja unas ventas acumuladas de 20,05 millones de Wii, según los datos de VGChartz. Si las ventas continuan al ritmo actual (y de momento, no parece que esto vaya a ser de otra manera), Wii superará en ventas a GameCube en poco más de un mes.
A lo largo de sus seis años de vida, GameCube ha vendido un total 21,72 millones de unidades. Tan sólo un millón más que las ventas que ha acumulado Wii en su poco más que primer año de vida.
Sin duda, son buenas noticias para Nintendo, pero a todos los que tenemos una GameCube (me niego a decir "tuvimos", ya que todavía la sido utilizando) nos entristece pensar en el amargo ciclo de vida de esta consola, que contrasta con el éxito de Wii.
Y es que GameCube era y es una consola excelente, con muchas pequeñas joyas en su catálogo, un tamaño compacto, un mando con una ergonomía perfecta y una potencia más que solvente para la generación anterior. Por desgracia, pocos supimos apreciarlo, y la máquina pasó sin pena de gloria.
En definitiva, bien por Nintendo, pero mal por dejar morir a GameCube de forma tan miserable, cancelando casi todos sus últimos lanzamientos para llevarselos de la Wii, como 'Super Paper Mario', y casi enterrando 'The Legend of Zelda: Twilight Princess', un juego que fue casi imposible de conseguir en su versión para GameCube (y eso que desde el principio estaba pensado para esta consola, ya que la conversión a Wii fue una maniobra de última hora.
GameCube pasará a la historia de la compañía de Kyoto como la consola de sobremesa menos vendida de su historia (sin tener en cuenta el Virtual Boy o experimentos por el estilo), siendo uno de los mayores fracasos de la compañía.
Pocos apostaban por Nintendo hace unos años. De hecho, antes de que Satoru Iwata tomara el rumbo de la compañía y la revitalizara por completo, los más agoreros predecían para Nintendo un final parecido al de SEGA, abandonando el mercado del hardware y dedicándose tan solo a producir videojuegos. Por suerte, no fue así.
Pobre GameCube. Tenía todo lo necesario para triunfar. Rectificó gran parte de los errores que se achacaron a Nintendo en el pasado, como el uso de cartuchos en lugar de discos ópticos, o la escasa cantidad de títulos de third parties. Además, continuaba con las buenas ideas de Nintendo 64, como la opción de conectar cuatro mandos de serie. Pero a pesar de todo, el mercado es caprichoso, y la consola de Nintendo, aunque era una máquina más que competente, apenas llamó la atención de unos pocos fieles.
Muchos lo achacaron al hecho de no tener DVD, o a su aspecto de juguete. Pero en realidad, esta pérdida de ventas no fue más que el resultado de la decepción de los usuarios de Nintendo en los últimos años de Nintendo 64, con la consola agonizando lentamente sin apenas títulos de terceros, mantenida tan solo gracias a los estudios de producción internos de la compañía.
Gran parte de estos usuarios, resentidos, se pasaron a la competencia en la siguiente generación. Este fue el gran handicap de Nintendo con GameCube: tenía que recuperar la confianza perdida de sus usuarios más fieles, y a la vez atraer a nuevos públicos hacia su hardware.
No lo consiguió, y la máquina subsistió como pudo, eclipsada por el rotundo éxito de PlayStation 2, que había hecho mucho mejor sus deberes. Sin embargo, no todo estaba perdido. En la próxima generación Nintendo sabía que tenía que atraer a nuevos públicos si quería sobrevivir pero ¿cómo? ¿Cómo hacer que gente que nunca se había interesado por los videojuegos comenzara a mirarlos de otro modo?
La respuesta, todos la conocemos. Y ya ha vendido 20 millones de unidades...
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