Toda la red acaba de temblar tras la presentación de la mano de Satoru Iwata del controlador con el que podremos jugar a los títulos de la consola de próxima generación de Nintendo.
Un controlador que a primera vista se asemeja a un mando a distancia, como los que podemos tener cualquier de nosotros en nuestras casas. Sin embargo, si observamos con más atención veremos las novedades con las que Nintendo pretende revolucionar la industria.
La primera premisa a la hora de analizar este mando es la ya anunciada retrocompatibilidad total de la consola. Bastará colocar el mando en posición horizontal para disfrutar por completo de la experiencia NES. Pero nos interesan los juegos que están por venir. Para ellos el mando de Revolution aporta una curiosa funcionalidad, y es que es capaz de detectar la posición y la orientación en la que se encuentra en todo momento.
¿Qué significa esto? Simplemente, que podremos blandir el mando como si de una espada se tratara, o apuntar con él a la pantalla mientras jugamos a un FPS para disparar a nuestros enemigos. Las posibilidades son abrumadoras.
En cuanto a la apariencia viene a confirmar lo que todos sabíamos: el peculiar look que hasta hace algunos meses era señal indudable de Apple, ha pasado a ser un estándar en la industria del videojuego. Lo que al menos a mí no termina de convencerme es el perfil rectangular del dispositivo, que puede oponerse a la ergonomía a la que ya nos hemos acostumbrado. Botones no faltarán, y tampoco crucetas. De ello se encarga un conector ubicado en la parte inferior del mando, que permite la conexión de accesorios para la mano secundaria que adaptarán la experiencia de juego en función del título en cuestión. Un dato más: tanto el controlador principal como estos añadidos contarán de serie con el vibrador ya habitual en todos los pads, por lo que el realismo aumenta considerablemente.
Tal vez haya podido decepcionar a algunos el aspecto convencional del mando, pero yo no me anticiparía y prefiero esperar a tener uno de estos aparatitos entre mis manos para juzgar la repercusión en la jugabilidad de un dispositivo que, desde luego, no se parece a nada que hayamos visto antes (al menos como mando de videoconsola ;-)
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