Hay juegos que eran impensables en la etapa de los 16-bits. Con la irrupción de las nuevas tecnologías y el auge de las 3D (con Super Mario 64 como uno de sus buques insignia) nos hemos sumergido en mundos fascinantes llenos de muchas posibilidades, viendo, además, cómo se difuminan las diferencias con el cine.
Esa narrativa a la hora de contar una historia, la forma en la que se suceden las cinemáticas... Si hablamos de lo primero, pocos nos han marcado tanto como el primer BioShock y su icónico Would you kindly?, aquí traducido por ¿Quieres?
Sumergirse en Rapture fue una experiencia inolvidable, y parte de su impacto tuvo que ver también con lo hipnótico que resultó ser su idílico universo al presenciarlo en tres dimensiones con todo lujo de detalles. Su secuela, incluida en el reciente BioShock: The Collection, ahondó en esa ciudad imposible bajo el mar, pero... ¿cómo hubiese sido verla en dos dimensiones? Es justo lo que se preguntó Thomas Brush, autor de Coma, que reinterpretó en la actualidad con Neversong.
Si bien de Super Nintendo tiene poco, al disponer de tecnología que no estaba en aquella época (especialmente a nivel de iluminación y la calidad de las texturas), lo ha materializado bajo el nombre de Super BioShock en homenaje precisamente al Cerebro de la Bestia y para ver tan solo una pincelada de cómo se vería en 2D.
Más allá de la curiosidad (sigo prefiriéndolo en 3D), no es la primera vez que hace algo parecido. Ya a comienzos de este 2021 hizo lo propio con Cyberpunk 2077.
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