Hace justamente una semana, aprovechando una tímida tendencia actual del paso del formato digital al físico, se me dio precisamente por hablar de eso, considerándolo un paso necesario. Sin embargo, lo que no me esperaba era la réplica de mi compañero Alex afirmando prácticamente todo lo contrario. Opinión totalmente respetable, ¡faltaría más! Pero eso no quita que ahora le haga un counter-attack reincidiendo sobre el tema y ofreciendo cinco puntos vitales, a modo de inconvenientes, que todavía le veo al formato digital para que se afianze del todo. Razones con las que obviamente estaréis o no de acuerdo, pero que a mi modo de ver son importantes para seguir decantándome por el físico.
También habrá cabida para mis batallitas, a fin de cuentas soy un apasionado de este mundillo (al igual que la música, sobretodo, o en menor medida el cine y las series), contando mis experiencias con ambos formatos (que me decante por lo físico no quita que tenga una cantidad considerable de juegos en digital) para dar ejemplos personales que demuestren hasta qué punto encuentro los aspectos que podréis leer a continuación motivos todavía a mejorar. Sin más dilación, empezamos.
Orden personalizable de nuestras colecciones
Como buen coleccionista que soy, y en cierto modo, una persona con cierto grado de síndrome de diógenes, si compro algo por regla general me gusta conservarlo. En mi vida ha habido excepciones de las que me arrepiento (haberme desecho de buena parte de mi colección de PSone, con el primer ‘Suikoden’ de por medio; hecho que todavía no me explico, al igual que con el 99% de la Megadrive), pero son eso, excepciones, ya que suelo comprar cosas que me interesan y que quiero conservar. Para lo que no, siempre recurro al alquiler, y si son juegos que tras haberlos finalizado no me han gustado del todo, acabo vendiéndolos. Pero ya digo, este caso no es muy habitual en mí.
Si arranco este punto dando esta explicación es para que entendáis que no tengo precisamente una colección pequeña de juegos, y mi habitación ahora mismo es un caos en este sentido. Tengo todas mis colecciones ordenadas, pero no del modo más óptimo por falta de espacio y estanterías.
A lo largo de los años he cambiado muchas veces la forma en que he ordenado los juegos: al principio por los que más jugaba, luego por mis favoritos, por géneros, o por el siempre útil modo alfabético. Modo que acabé adaptando hace algo más de un año, aunque obviamente separando plataformas, que no todas las cajas son iguales: las de PS3 son idénticas en altura a los blu-rays (también tengo un montón de películas, series y conciertos en este formato, dicho sea de paso), pero más gruesas; mientras que las de PC, Wii y Xbox 360 son prácticamente iguales que las de un DVD habitual.
Lo bueno de este formato es que podemos combinar varias de estas formas de ordenar, e incluso con variantes. Por ejemplo, una que utilizo desde un tiempo, aparte de colocar por orden alfabético los juegos, es sacar ligeramente de la estantería los que tengo pendientes por pasar al 100%, o incluso guardar en una tarrina de CDs los que tengo menos a mano. Y no solo eso, sino que de cualquiera de estas formas siempre tenemos una noción bastante clara sobre nuestra colección de juegos.
¿En los servicios digitales qué tenemos? Pues hay de todo, la verdad, dependiendo del servicio, pero por lo general se ordenan de un modo alfabético y por listas (sin imágenes). Hay más opciones de visualización, pero siempre determinadas: en Good Old Games me gusta especialmente ese toque nostálgico con las carátulas oficiales, simulando una estantería real. También podremos ordenar por fecha de compra, por favoritos, la última vez que lo hemos jugado, pero siempre de un modo fijo y en ocasiones poco práctico. ¿Ejemplo de esto último? El desastre que han hecho con Xbox Live Arcade, eliminando por completo las listas y obligando a visualizar nuestro catálogo con carátulas demasiado grandes (culpa de Kinect), mostrando juegos de cinco en cinco. Tengo casi 200 juegos en este servicio, así que os podéis hacer a la idea del cirio que me han montado. De todo menos práctico.
¿El único aspecto positivo que le veo al formato digital en este sentido? Que el orden es automático, con lo que si siempre hemos tenido una forma de ordenar las cosas nos ahorraremos bastante tiempo.
Que no siempre haya demo
Este apartado es uno de los que más me crispan. Debería estar obligado ofrecer una demo de un producto que acaba de salir en formato digital. ¿Acaso en el formato físico no tenemos tiendas que ofrecen alquiler de juegos? Pero sabemos que en el servicio digital no siempre se cumple. Steam y Xbox Live Arcade se salvan de la quema por ofrecerlo de manera casi rigurosa, sin embargo Playstation Network (Sony Entertainment Network) lo hace de un modo intermitente. No ofrece, por lo general, las demos de salida, llegando tarde en ocasiones (seguimos esperando la del ‘Zack Zero’), o incluso no llegando. Pero cierto es que Sony ha mejorado bastante en este sentido.
La que no se libra del tirón de orejas es Nintendo, tanto en WiiWare como en la reciente eShop. A la gran N le está costado horrores adaptarse a este formato y a lo que conlleva (¿como sabemos si nos va a gustar un producto sin haberlo probado previamente?), y es que es verdaderamente vergonzoso que a estas alturas en WiiWare, especialmente para Europa, tan solo contemos con un par de míseras de demos de entre su extenso catálogo. Mención aparte se merece la eShop, que si bien ha arrancado con las demos, lo está haciendo con juegos que han salido a la venta en formato físico. Lo ideal sería hacer lo propio con los de DSiWare y 3DSWare, pero no sé cuánto tiempo vamos a tener que esperar para que Nintendo se dé cuenta de este detalle que lograría impulsar la venta de juegos en sus servicios digitales. Casualmente el peor servicio en el tema relativo a las demos es Good Old Games, el cuál directamente no ofrece. Por suerte CD Projekt es un estudio que hace bastante caso del feeeback de los usuarios, con lo que no me extrañaría ver en el futuro este inconveniente solventado. Que los juegos antiguos son un arma de doble filo: la nostalgia nos puede jugar una mala pasada al engrandecer un producto que tal vez no se haya conservado bien.
No quiero pasar al siguiente punto sin mencionar un aspecto importante de las demos. Que un juego la ofrezca y nos guste, no quiere decir que el producto final nos vaya a gustar. Hay un montón de casos de juegos que ensalzan sus virtudes en sus demostraciones y luego resultan aburridos al cabo de una hora en su versión final, bien por ser repetitivos, por ser directamente malos, o incluso por ser demasiado cortos. Pero aún con todo una demo se me antoja indispensable.
El DRM en la mayoría de los servicios
Esta pequeña parte de mi colección en Good Old Games os la podría prestar sin problemas. Pero es de las pocas excepciones de este formato. CD Projekt sabe que las estratagemas para luchar contra las copias ilícitas al final acaban perjudicando al usuario legítimo. Al final pagamos el plato los de siempre, y por ir de legales. No me parece en absoluto justo. Si yo pago por un producto, puedo hacer con él lo que quiera. Pero claro, hoy en día todo está asociado a nuestras cuentas o sistema… a algo, en definitiva. Tras su compra lleva nuestro sello, y si por lo que sea no podemos garantizar que somos nosotros, no podremos hacer uso del producto en cuestión, bien sea porque hemos tenido que formatear nuestro PC “equis” veces, o que nuestra consola ha perdido la garantía y tenemos que hacer la de Dios es Cristo para recuperar todo, y con reservas, que hay casos y casos…
En el mío, por ejemplo, tengo dos que voy a compartir con vosotros para que veáis la tontería a la que se ha llegado con estos temas. No recuerdo muy bien cuándo compré mi primera Xbox 360, pero fue hace mucho. Me duró bastante, teniendo en cuenta el tema de las tres luces rojas, y tuve suerte de que se me estropeó pocos meses antes de que terminase la garantía. Total, que llamé al servicio técnico, y muy amablemente me solucionaron el tema del envío de una nueva consola a las dos semanas. Pero he aquí el problema: el cambio del firmware y su cuenta asociada. Si no estaba conectado a Internet (por aquel entonces tan solo me conectaba cuando iba a jugar online, no para jugar en solitario) no podía acceder a mi catálogo de Xbox Live Arcade. Tras unas consultas por la red de redes supe exactamente lo que tenía que hacer, pero fue el hecho lo que me fastidió. ¡Eran mis juegos y mi consola! ¿Por qué leches tengo que perder el tiempo con esta tontería? Años más tarde, al comprar el modelo Elite de la Xbox 360 y desprenderme de la segunda (no, no se me estropeó, sino que el disco duro se me había quedado bastante corto), tuve que repetir ese tedioso proceso, y hasta tuve que volver a descargar algunos juegos que en teoría se habían volcado bien de un disco duro a otro.
Un caso un poco distinto lo he tenido con la PS3. Un amigo me vendió hace tiempo el modelo de 40 GB por apenas unos 100 euros junto con un par de juegos en formato físico. Su cuenta, además, estaba asociada con media docena de juegos de PSN. Hasta aquí todo bien, porque al estar todavía en memoria su cuenta, yo, con la mía, podía acceder a ese pequeño catálogo. El problema vino años más tarde, cuando decidí hacerme con el modelo Slim de PS3 (el de 320 GB), con lo que ya no tuve acceso a esos juegos. Tuvo que venir mi amigo un día para recordar su contraseña y volver a descargarlos en esa, estando, de esa forma, activos en dos consolas distintas (no sé si recordáis que Sony redujo el número de cinco a dos como máximo hace meses). Total, que aparte de ese tinglado, tuve que pasar las partidas, con el inconveniente de que algunas tenían protección adicional vetando la copia por USB. Suerte que cuadró con lo del mes gratuito de Playstation Plus para todos, así que pude solventar ese detalle almacenando esas partidas en la nube y descargarlas en la otra consola. Si no hubiese tanta protección no habría ningún problema. El caso es complicarnos la vida con restricciones, llegando incluso, en algunos servicios, a limitar el uso a un determinado número de veces.
Reducción de precio permanente
Siempre se ha defendido el formato digital gracias a una de sus grandes ventajas: aparte de la inmediatez a la hora de comprar el producto, el que siempre haya stock del mismo. Aparte que el producto en cuestión siempre va a ser nuevo. Pero claro, que esté como nuevo no quiere decir que, tras dos años, sea “nuevo”. Un producto actual, vamos. Tendría que bajar de precio, por lo tanto.
¿Pero se cumple este hecho? Rara vez. Al ser un formato que ha cogido más fuerza en esta generación es normal que no cubra todos los puntos que a nosotros nos parecen indispensables. Tenemos ofertas diarias, semanales, o en épocas especiales, pero son reducciones de precio temporales. Los que realmente rebajan de un modo permanente su precio son pocos.
Hay juegos de hace cuatro años que no han bajado su precio, y eso mosquea. Muchos de ellos se han visto superados en calidad por títulos más actuales (mejores gráficos, más opciones disponibles, mayor duración, etc; todo gracias al aumento de tamaño para los juegos en este formato) y siguen igual. Otros que se siguen conservando de maravilla, como el súper divertido ‘Castle Crashers’, se mantienen al mismo precio (15 euros), y si nos atenemos a la tónica general en las tiendas físicas, su precio ya tendría que rondar por los 5 ó 7 euros. Pero rara vez sucede, y cuando se logra, no pasa en todos los servicios. Steam, PSN o XBLA se salvan de la quema, volviendo a tener que darle una colleja (severa, en este caso) a Nintendo por su política de precios en este formato digital. No es que no haya casos de reducciones permanentes de precios (que no los hay), sino que directamente no hay ofertas. Da igual que sea campaña navideña, u otra fecha propensa a las rebajas, que no hay ni rastro de una mísera oferta, ni siquiera para los títulos más antiguos (sean de WiiWare o incluso Consola Virtual). Y si a eso le sumamos lo de las escasas demos, pues más motivos para jugar a la lotería.
Que no haya opción de devolución
Finalmente, tal y como agregué en los comentarios de mi artículo sobre el necesario paso del formato digital al físico, el mayor inconveniente del formato digital es que no haya opción de devolución.
Como bien dije, si no nos gusta el producto, nos lo comemos con patatas. Y aquí, quién más quién menos, seguro que lo ha vivido en sus propias carnes. Muchos ejemplos en mi caso no es que tenga, pero haberlos haylos. Como el ‘Rush’N Attack: Ex-Patriot’, el cuál en su demo me dejó buenas vibraciones, y lo compré, pero tras darle un buen rato comprobé que no fue tan buena decisión como había imaginado. Y todo por 10 euros que no me van a devolver. No es que no me haya gustado del todo, pero hoy en día no pagaría más de 5 por él. Y si a esto le sumamos el tema del DRM en muchos servicios, pues más inconvenientes, ya que no se lo podré prestar a ningún colega. El servicio Green Man Gaming es de los pocos que está luchando por solucionar este detalle, y Steam lo ha adaptado a su forma (muy mejorable), pero mucho me temo que las compañías no se van a mojar demasiado.
Estaría muy bien imaginarse un futuro en el que, tras comprar un juego en formato digital, y ver tiempo después (una misma tarde, días después, o incluso tras finalizarlo si somos masocas y/o achievement hunters) que no nos gusta, pudiésemos venderlo por una módica cantidad de precio. Incluso aunque el juego en cuestión nos haya gustado, pero no queremos tenerlo en nuestra colección, sea por el motivo que sea. Pero claro, parece que no interesa. De hecho me atrevería a decir que de los cinco apartados éste es con total seguridad el que más costará implementar, si es que se regulariza en el futuro.
Por pedir que no quede.
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