Las adaptaciones de videojuegos en forma de películas y series de televisión es algo que se está volviendo cada vez más común, con producciones que nos dejan fascinados por el inmenso trabajo que hay detrás de ellas. A lo largo de los últimos años hemos podido ver unas cuantas dignas de enmarcar, pero hay una que pretende colarse en el olimpo de las mejores de todas y esa es la de Fallout.
Durante las últimas semanas, sobre todo estos últimos días, ha estado muy presente este esperado estreno de Amazon Prime Video debido a que mañana mismo, 11 de abril, se estrenará su primera temporada al completo. Por suerte, he tenido el placer de asistir al preestreno de los dos primeros episodios que me han permitido darme cuenta que se tratará de una adaptación magistral.
No voy a negar que de primeras no me esperaba nada fuera de lo normal. Es cierto que el tráiler ya me había conquistado por completo como para tener claro que iba a ver todos sus capítulos desde el primer día, así como el hecho de ser una serie basada en un videojuego, lo que también ayudó a aumentar mi interés. No obstante, nunca me he terminado de animar a adentrarme de lleno en la saga, algo que ahora cambiará por completo.
Dos horas de acción, destrucción, con algún pequeño toque de humor satírico, y lo único que estoy deseando es que se estrene de una vez el resto de la temporada para saber qué va a pasar a continuación. Y no os preocupéis, que aquí no vais a leer ni un solo spoiler o nada que no se haya revelado hasta la fecha, por lo que podéis seguir leyendo sin miedo a que se os destripe algún detalle esencial.
Puro Fallout en un despiadado mundo postapocalíptico
Cada uno de los capítulos que he tenido la oportunidad de ver duran más de una hora y la verdad es que se me pasaron volando por su ritmo tan excelente y por la forma en la que te va introduciendo en este mundo postapocalíptico. Sobre todo porque el argumento te va soltando unos cuantos cliffhangers que hacen que te entren ganas de verte la serie del tirón.
Sin duda, sus creadores saben de sobra como mantener al espectador enganchado. Una sensación que se aplica perfectamente en mi caso, ya que algo que tengo claro que no me habría importado en absoluto ver los otros seis episodios que conforman la primera temporada si me los hubiesen puesto. La facilidad con la que te engancha es fascinante al dejarte todo el rato con ganas de conocer más detalles de esta distopía.
Durante los primeros minutos la serie nos lleva al pasado para ver cómo era el mundo retrofuturista en la década de 1950. antes de que se produjese una guerra nuclear que arrasó con todo. Es ahí cuando la trama da un salto en el tiempo de más de 200 años para mostrarnos cómo la población vive alojada en búnkeres situados bajo tierra, de donde no salen por nada del mundo por el temor de los peligros y la radiación que pueda haber en el exterior.
A partir de ahí, el argumento nos va presentando a los diferentes personajes principales, aunque lo que está claro es que hay tres de ellos en los que recae todo el protagonismo: Lucy (Ella Purnell), Maximus (Aaron Moten) y otro individuo conocido como el Necrófago (Walton Goggins), cada uno procedentes de lugares totalmente distintos, de ahí que no tengan nada que ver unos con otros en su forma de ser y de actuar.
Una gran parte de las primeras secuencias transcurren en el interior del Refugio 33, donde ha residido Lucy toda su vida. Es ahí cuando es inevitable que se les ponga una sonrisa de oreja a oreja a todos los aficionados del universo de Fallout, ya sea por las canciones tan emblemáticas que suenan de fondo, los trajes que llevan los habitantes y el diseño de todos sus escenarios, con los que es indiscutible el brillante y sobresaliente trabajo que se ha realizado con esta adaptación que respeta de una manera tan fiel la esencia de las obras originales.
Y es que parece enteramente como si estuvieses presenciando un videojuego de los de Bethesda por tantos detalles icónicos y tan inconfundibles de la franquicia. Para que os hagáis una idea, si se ha percatado de ellos alguien como yo, que solo se ha limitado a ver tráilers, gameplays y poco más de los propios juegos, no me quiero imaginar alguien que sea muy fan, porque seguro que van a salir muy encantados. De hecho, es evidente que Todd Howard ha estado detrás de la producción al dar la impresión de que se trata de una nueva entrega de la franquicia.
Lo mejor es que, al no centrarse su argumento en ningún título en particular, como ya adelantó Lisa Joy, la productora de esta adaptación, la serie la puede ver cualquiera sin ningún problema. No importa el conocimiento que se tenga de la saga de videojuegos, ya sea demasiado o ni una pizca. Aun así, no cabe duda de que los seguidores más acérrimos se percatarán de más detalles todavía que les llamarán más la atención.
Volviendo a los acontecimientos en sí, por algún motivo que no es plan de desvelaros tan pronto, Lucy acaba saliendo fuera del Refugio para viajar por el mundo exterior. Imaginaros que llegáis a otro planeta, no conocéis sus culturas, costumbres y ninguna de las amenazas que acechan por los alrededores. Pues básicamente así es como se siente Lucy a medida que se va desplazando por el desértico y peligroso Yermo.
En cuanto pone un pie fuera del refugio se transmite una bestial sensación de soledad y de que la seguridad que le proporcionaba el refugio ha desaparecido al instante, con cadáveres por todas partes de los que solo quedan los huesos. Asimismo, también resalta el estado tan desastroso en el que se encuentra este mundo postapocalíptico en el que cada uno lucha por su propia cuenta para sobrevivir como sea, lo que deja claro que no te puedes fiar ni de tu propia sombra si quieres vivir un día más.
Precisamente, debido a la ingenuidad de Lucy, es cuando se producen esos momentos tan cómicos, con unos diálogos con los que es inevitable echarse a reír, pese a que la mayor parte de la serie sea una mezcla de momentos dramáticos y de acción muy intensa y espectacular a partes iguales por los las peleas que van desfilando en pantalla. Eso sí, la serie no tiene ningún reparo en mostrar un alto nivel de violencia explícita en ciertos momentos, con desmembramientos o por la forma en la que se cargan a determinados personajes, algo que también es comprensible teniendo en cuenta el mundo en el que tienen lugar los acontecimientos.
Asimismo tampoco falta el pip-boy tan inconfundible, las chapas como moneda de intercambio, sus armas de fuego, las criaturas mutantes y, por supuesto, las servoarmaduras, que no cabe duda de que son una de las marcas más características de la franquicia. Vamos, que resulta imposible no saber que estás viendo una serie basada en los videojuegos de Fallout, independientemente del momento en el que te incorpores a verla.
Los dos primeros capítulos sirven como punto de partida para presentar los objetivos y los intereses de los tres protagonistas, así como para conocerlos poco a poco con mayor profundidad. De todos modos, como no tienen nada que ver unos con otros, queda pendiente ver de qué forma encajan cada una de estas piezas en el puzle, pero lo que tengo claro es que es algo que me muero de ganas de descubrir a lo largo de los seis capítulos que me quedan por ver, porque hasta el momento la serie me está pareciendo un tremendo pepinazo de ciencia ficción que nadie se debe perder.
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