La industria del anime, al igual que la del videojuego, atraviesa tanto su mejor momento como su peor momento. Por un lado, contamos con obras de una calidad excepcional que han sido aclamadas por diversos públicos. Sin embargo, también nos enfrentamos a situaciones de explotación que, desafortunadamente, están en aumento.
Terumi Nishii, una veterana animadora y diseñadora con varias décadas de experiencia en la industria, ha abordado este tema. A través de Anime News Network, Nishii ha expresado su profunda preocupación por el futuro de los animadores, advirtiendo que las extensas horas de trabajo podrían afectar negativamente la calidad de la animación.
"Las empresas japonesas han existido en un entorno en el que quienes se convierten en empleados de tiempo completo se han visto obligados a trabajar duro durante los últimos 20 o 30 años, pero parece que en lugar de convertirse en empleados de tiempo completo, es como si fueran esclavos".
La dibujante también ha señalado que la sobrecarga de trabajo entre las personas mayores se asocia con una escasez de personal en la industria. Esto ha llevado a la contratación de más artistas aficionados, lo que resulta en una disminución en la contratación de trabajadores permanentes y un aumento en el número de animadores freelance, muchos de los cuales reciben remuneraciones por debajo de lo que deberían.
Nishii explica que, aunque haya más trabajadores, la falta de estándares agrava los problemas, obligando a los animadores más experimentados a dedicar más tiempo a corregir errores cometidos por los menos experimentados.
La falta de experiencia de los animadores novatos es una preocupación clave para ella. A pesar del aumento de los ingresos en la industria del anime, no importa cuánto se les pague a los animadores aficionados, ya que siguen siendo trabajadores inexpertos que cometen errores que deben ser corregidos por otros.
Sin embargo, Nishii encuentra un rayo de esperanza en los grandes estudios, que están empezando a reconocer este grave problema y están tomando medidas para abordarlo sin necesidad de una reestructuración general que pueda provocar retrasos en la producción.
A pesar de esto, persiste un temor generalizado entre los animadores sobre el futuro. Aunque muchos critican vehementemente las prácticas laborales de la industria, pocos se atreven a protestar debido a la falta de un sindicato que los respalde. Temen que puedan sufrir graves consecuencias si se quedan solos en este tipo de huelgas.
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