Aviso: esta publicación contiene spoilers sobre el hilo de misiones de la Flota Carmesí de Starfield.
Esta es una de esas historias dignas de contar frente a una hoguera, bajo una noche estrellada, o recostado en la barra de una taberna con una jarra Grog. No tenemos ninguno de los dos escenarios, así que imaginemos por unos minutos que esta publicación es uno de ellos y que somos piratas cuchicheando sobre leyendas.
Starfield me ha regalado una de las mejores y más épicas odiseas piratas de la historia. Bucaneros que abordan por escotillas en vez de saltando a la proa con ganchos, rifles de asalto y hachas en vez de trabucos y espadas, ametralladoras, láseres y cañones de riel o electromagnéticos en vez de cañones de pólvoras, naves espaciales en vez de navíos... y un mar hecho de vacío y estrellas en vez de olas y mareas. ¡Piratas espaciales en el mar sombrío!
Secuestros y negocios sucios
Esta historia comienza en la órbita del planeta de Jemison, que alberga la capital de las Colonias Unidas y la Logia de Constelación. Un control rutinario de contrabando se convierte en un secuestro por parte de la SISDEF, el servicio secreto de las CU. Requisan mi nave y me llevan a una sala de interrogatorio.
El Comandante Ikande de las SISDEF hace acto de presencia, arrogante y seguro de tener la sartén por el mango. Le recrimino que este secuestro es ilegal, pero ya sabemos que las leyes de “los buenos” siempre son para todo el mundo menos para ellos. Afirma que soy la persona indicada para infiltrarme en la Flota Carmesí, una facción pirata que se hizo fuerte durante la Guerra Colonial (CU vs Colectivo Freestar) y que ahora hostiga a ambos bandos con sus actos de piratería.
Seré muchas cosas, grumetes, pero no un chivato. Declino la oferta del chupatintas con aires de fascista y me enfrento a la cárcel. Me cuesta 5 días y una multa que supongo aquellos funcionaros creyeron cuantiosa. "Ahora eres enemigo de la SISDEF", dice un aviso. Duros para secuestrar y blanditos para soportar un "No", ¡Los servicios de inteligencia ya no son lo que eran!
Ahora mi misión es buscar a la Flota Carmesí. No sé dónde, así que abandono la empresa y continúo con mis negocios de minería. La ciudad de Cydonia en Marte es la elegida por la flota para enviarme una invitación formal... que acepto de buen grado. Todo ocurre bastante rápido: un par de charlas, una prueba que termina con los sesos de un traidor a la flota desparramados por una nave de carga y poco después estoy en La Llave, una estación espacial sede de los piratas que orbita el platena Sudorov.
Grumete conoce al jefe
Los piratas de la Flota Carmesí me reciben entre faltas de respeto y arrogancia, imagino que haberme llevado por delante a una decena de naves en una incursión anterior a La Llave tiene algo que ver. Mucha chulería, pero no me aguantaron el tipo en superioridad numérica. Tras varios pasillos de faltadas de Naeva, la segunda del líder, conozco al rey pirata: Delgado.
Rechazar al SISDEF me ha dado fama entre los piratas y Delgado quiere probarme para ver si soy un candidato apto. No es que apoye el robo y las ejecuciones de los piratas, pero le tengo ganas a las CU y Jack Sparrow me enseñó que se puede piratear honradamente. Y lo bueno es que el Colectivo Freestar me apoya siempre que mis ataques vayan dirigidos a sus enemigos. ¡Ya estamos todos!
La misión de prueba no es nada del otro mundo, pero es el comienzo de la gran búsqueda pirata: una gran nave cargada de riquezas que descubrió el Capitán Kryx. Ahora nosotros vamos tras ella y las primeras pistas se encuentran en La Reja, una prisión de máxima seguridad situada en al planeta Sudorov. La cárcel está llena de bichos, pero finalmente encontramos algo: una tábula en la que Kryx habla sobre su huida y sus planes para hacerse con el tesoro.
Asalto al Banco
Las nuevas pistas hacen pensar a Delgado que el legado de Kryx no es una herencia, sino una nave de GalBank (banco principal de Starfield) que literalmente se llama Legado y que se perdió cargada hasta los topes de créditos. Pero hay un problema: se perdió en Bannoc IV, un gigante gaseoso que cuenta con una atmósfera electromagnética que funde cualquier cosa que pasa cerca.
Dicho esto, hay dos misiones por delante: descubrir las coordenadas exactas de la nave y encontrar la forma de atravesar la atmósfera. La primera misión me lleva a infiltrarme en la nave de lujo recreativa Siren of The Stars para robar y extorsionar a un grupito de ricos corruptos. Al parecer, los gañanes estaban manipulando las transacciones de GalBank para enriquecerse. Uso esa información en su contra para sacarles todo lo que puedo y meterles tanto miedo que no puedan ni dormir.
Logro hacerme con un pase de seguridad de GalBank y evito matar al grupito de ladrones para no llamar la atención, pero parece que uno de ellos saca valor e informa. Un grupo de mercenarios ECLIPTIC me esperan en la sede del banco en Nueva Atlántida. Sobra decir que consigo las coordenadas tras esparcir sus sesos por las paredes.
Esta ha sido la parte fácil. El siguiente paso es infiltrarme en las instalaciones militares de la CU para robar el DECOM, un dispositivo de rastreo de alta tecnología. Paso más de una hora infiltrado en la base con un uniforme de Alférez. La burocracia que maneja esta facción es absurda. El dispositivo se ha añadido a una nave prototipo, así que soborno al científico jefe y me hago pasar por piloto para robar la nave en un vuelo de pruebas. Todo sin hacer saltar ni una alarma.
Nos queda el asunto de la atmósfera electromagnética. El planeta Neon posee un sistema para protegerse de las inclemencias eléctricas del planeta y aprovechar la energía. La empresa que lo creó, Generdyne, está casi en la quiebra y no es más corrupta porque no puede. Aunque intento robarlo sin violencia, acabo abriéndome paso a tiros. Las autoridades corruptas no están contentas, pero tienen que elegir entre su descontento y una bala en la cabeza. Eligen sabiamente.
El Legado de Kryx
Nota: A partir de este momento (y hasta el final) podéis complementar mis palabras con el vídeo que muestra el resto de la aventura.
Instalo todos los dispositivos en mi nave y Delgado me envía a por el Legado. La información no fallaba: la nave está varada cerca de Bannoc IV y en medio de la atmósfera electromagnética. Abordarla es sencillo. Dentro encuentro oscuridad, algunos remanentes de las defensas automatizadas y registros de la desesperación de una tripulación que sabía que tenía los días contados.
Los audios de la tripulación se alternan con los de Kryx, que logró llegar al Legado y se abrió paso hasta la bodega, una habitación enorme y llena de estantes de metal, que almacenas las centenares de cajas que guardan la fortuna en créditos. Es una visión gloriosa y mi asombro se asemeja a la Compañía del Anillo en las grandes salas de las Minas de Moria.
Encuentro el cadáver de Kryx en la silla principal de la sala de control. El audio que tiene junto a él relata sus últimos momentos: su nave quedó varada al abordar el Legado. Estaba tan atrapado como la anterior tripulación. Trató de escapar con el botín, pero se le agotaron las ideas... y finalmente se resignó. Soñaba con ser rescatado, pero finalmente murió junto al tesoro que persiguió durante tanto tiempo.
Activo los controles de energía y transfiero todos los créditos a un dispositivo portátil. Me sudan las manos. Tengo una fortuna en mis manos y podría escapar con ella... el problema es que está encriptada y solo el hacker de la Flota Carmesí es capaz de desencriptarlo. Me encantaría jugarme con el premio... pero una parte de mí no quiere dejar atrás a Delgado y compañía.
No tengo tiempo para pensar. La Legado comienza a sobrecargarse y tengo que salir corriendo hacia mi nave entre explosiones, radicación y gases tóxicos. Casi no lo cuento, pero logro desacoplar mi nave y escapar mientras el resplandor de la explosión me ciega por completo. Hora de volver con la flota...
La gran batalla por el Legado de Kryx
Cuando llego a La Llave, encuentro a los piratas preparándose para un ataque del SISDEF. Dos o tres decenas de naves aparecen repentinamente del espacio, comandadas por la Vigilance y el Comandante Ikande. Delgado se queda con el tesoro y me envía a zanjar el asunto. Si bien la nave insignia es formidable, no tiene nada que hacer contra mi acorazado... y ya no hablamos los minúsculos cazas.
Abordamos la Vigilance. Las alarmas de la nave se mezclan entre los gritos de los combatientes y el ruido de las armas. Los combates son cuerpo a cuerpo y cualquier esquina es buena para una emboscada. Libero a los presos piratas de la nave en mi camino al puente de mando. Allí me espera Ikande, que ha activado la secuencia de autodestrucción para que la Flota Carmesí no se haga con la Vigilance. Mis dotes de retórica hacen que desactive la secuencia y rinda la nave.
El SISDEF ha sido derrotado y casi ha desaparecido. La Flota Carmesí ha ganado en un solo día una enorme fortuna y una nueva nave insignia. Delgado y Naeva reparten el botín entre toda la flota, y guardan un poco para comprar naves y contratar nuevos grumetes. Me llevo mi parte y el respeto de la flota. Nunca más un pirata ha vuelto a levantar sus armas contra mí, algo que me ha facilitado mucho la vida.
Constelación no está muy contenta conmigo. Andreja (mi compañera y esposa) me dedica unos cuantos comentarios muy feos y saca a relucir su doble moral, Sarah y Barrett me recriminan que he fortalecido a la flota al darle ese dinero... seguramente era mejor dárselo a la administración corrupta de la CU; y Vladimir es el único que entiende lo que he hecho y me brinda consejos en vez de insultos.
No me arrepiento de haberme unido a la Flota Carmesí: soy un pirata espacial (honrado) y he vivido la mejor misión secundaria de Starfield. Si el SISDEF y las CU no fueran tan corruptas y me hubieran pedido ayuda educadamente, quizás la historia sería distinta. Yo no empecé esta guerra, pero sí la he terminado.
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