Acumular años como jugador de videojuegos acaba otorgándote mucha experiencia, lo que suele traducirse en un conocimiento mucho mayor de los gustos propios (tienes más claro lo que te gusta), un abanico mucho más grande para contrastar las nuevas entregas y más opciones a la hora de dejarse llevar por la nostalgia.
No hace mucho compartí una reflexión acerca de las historias de Battlefield y Call of Duty, esos modos campaña que han sido tan maltratados y que tan prescindibles son en un tiempo en el que priman las experiencias multijugador PVP. Al menos en apariencia, porque luego son juegos como Skyrim, The Witcher 3: Wild Hunt, Baldur's Gate 3, Elden Ring y más recientemente Dragon's Dogma 2, aquellos que se llevan los mayores laureles.
Los últimos videojuegos mencionados comparten en denominador común: pertenecen al género de rol y acción en mundo abierto. Son mi perdición y tengo mucho cuidado a la hora de empezar uno de estos. Tuve la mala suerte de no acabar congeniando con la propuesta de Larian Studios, algo que agradezco sin estar demasiado orgulloso.
Dragon's Dogma 2 y recuerdos de Vietnam
Esquivar la bala de Baldur's Gate 3 no fue suficiente. No he tenido tanta suerte con Dragon's Dogma 2, un videojuego al que definitivamente no tenía planes de entrar. No exagero al decir que solo he visto un tráiler y que soy un completo ignorante de la franquicia. Creía que el desconocimiento era un buen muro defensivo, pero ha terminado siendo un canto de sirena en el que definitivamente he caído.
Tras acabar de rejugar Tiny Tina's Wonderlands, decidí instalar Fallout 4 (a la espera de la actualización para PS5) y Fallout 76. Fue la peor decisión que pude tomar porque me entraron ganas de vivir otra aventura de rol. Pensé en empezar nuevamente Skyrim, pero acabé descartando la idea por un buen motivo: tuve que dejar de jugar en su día porque casi me cuesta los estudios. No es una forma de hablar. A día de hoy sigo sin saber cómo me saqué el Bachiller y acabé entrando en la carrera de Filosofía.
Y aunque Skyrim no acabó siendo el responsable de que abandonase la carrera durante el segundo año (fueron los videojuegos en general), ciertamente tuvo una culpa enorme de que el camino hasta ese punto fuese mucho más largo y con más quebraderos de cabeza. Siempre fui lo bastante responsable para no tener un problema real, pero obviamente pasaba más horas de las recomendables como Dovahkiin.
Recuerdo fines de semana en los que mis consolas PS3 y PS4 casi no se apagaban o noches enteras viendo cómo mi primo avanzaba en su partida. Skyrim me absorbía por completo los viernes y cuando quería darme cuenta ya era lunes por la mañana. Imaginad la fiesta pagana que montaba cuando había vacaciones.
Más tarde, The Witcher 3: Wild Hunt y The Division 1 & 2 me harían repetir todas esas sesiones de 15-20 horas seguidas. Recuerdo mis etapas en Skyrim con mucho cariño, pero definitivamente ni puedo ni debo repetirlas. De hecho, no volví a tocar The Elder Scrolls V: Skyrim Anniversary Edition después del analizarlo.
Ahora, Dragon's Dogma 2 me está haciendo sentir muchas de las cosas similares a Skyrim y The Witcher 3. ¡Algo muy positivo para mí! Significa que he conectado con el juego, algo que no ocurrió con Baldur's Gate 3. Empecé a jugar la mañana del domingo pasado, 24 de marzo, y me fui a la cama con algo más de 10 horas de juego. He pasado toda la semana jugando y en el momento de publicarse este análisis habré superado las 30-40 horas. Y no tengo intención de parar hasta sacarle hasta la última gota de disfrute.
Me tiene fascinado y no quiero pasármelo meramente. Realmente deseo descubrir todo el mapa, encontrar secretos, conocer sus historias, mejorar todas las clases al máximo, entrenar a mi peona para que sea poderosa y pueda ayudar a otros jugadores, y llegar a medirme con los enemigos más poderosos del juego. Ahora mismo mi nivel ronda el 30 y todavía no tengo valor para alzar mi espada contra los dragones.
Lo peor de todo esto es que sé que no puedo conseguir todo lo mencionado en 60, 80 o 100 horas... y precisamente eso me causa un placer enorme. Llevo 30 horas y sigo tan perdido como el primer día. Solo he leveado al máximo las clases de Luchador y Guerrero, y estoy deseando pillar el Arquero porque me han hablado maravillas. Lo único que me apetece es jugar a Dragon's Dogma 2 con algunos descansos para hacer cosas puntuales en Skull and Bones y Helldivers 2.
Mi trabajo no peligra, pero bien podría hacerlo de no haber ganado unos cuantos puntos en responsabilidad y sentido común con los años. Tampoco negaré que siento un poco de respeto a la hora de afrontar este tipo de experiencias tan mastodónticas. Tengo una gran predisposición (o debilidad, llamadlo como queráis) a que me atrapen de una forma que otros como Helldivers 2, Remnant 2, Destiny 2 y The Division 2 no han llegado a conseguir. ¡No es decir poco! Y sí, hay mucho dos en mi PS5, también me he fijado.
Ahora que he compartido mis pensamientos y experiencias, me gustaría conocer las vuestras. ¿Os ocurre lo mismo con ciertos videojuegos?, ¿Skyrim os pegó tan fuerte como a un servidor?, ¿estáis disfrutando de Dragon's Dogma 2? Os animo a contar vuestras historias en comentarios, tengan o no que ver con los videojuegos mencionados. ¡Os leo!
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