Pocas sagas hay tan legendarias en la industria de los videojuegos como la de Fallout. Bethesda nos ha presentado a lo largo de los años entregas que han quedado a fuego grabadas en nuestra memoria, como el recordado tercer juego. Sin embargo, el cariño popular lo ha conseguido un título que nos lleva a un territorio desconocido.
Y es que Fallout: New Vegas se alza como uno de los juegos más especiales de la franquicia gracias al enorme trabajo realizado por Obsidian Entertainment. Lanzado en 2010, el desierto de Mojave aguarda junto a zonas tan recordadas como la colosal Presa Hoover y la imponente Vegas Strip. Si quieres un buen chute de nostalgia o experimentar el viaje por primera vez, tienes el juego disponible en Xbox Game Pass para Xbox One y Xbox Series X/S.
La propuesta de la desarrolladora nos traslada a un ambiente apocalíptico, con la apariencia visual típica de los años 50, pero regado con un aire de western por todas partes. El Gran Suroeste está repleto de peligros como facciones rivales que no tienen mayor deseo que aniquilarse hasta la extinción las unas a las otras. Tú eliges si quieres formar parte de alguna de ellas, pudiendo conocer a infinidad de personajes, aliados y enemigos que no dudarán en traicionarte a las primeras de cambio.
Para que tengas claros los pasos que vas dando, existe un Sistema de Reputación que muestra las consecuencias de tus actos. Por otro lado nos topamos con el clásico V.A.T.S. que permite pausar el combate, tomar decisiones estratégicas y apuntar a partes concretas del cuerpo de los enemigos. La variedad de armas de fuego no parece tener fin, ya que contamos con el doble de arsenal que había en Fallout 3. Por si fuera poco, podemos modificarlas en tiempo real para mejorar sus estadísticas a nuestro gusto.