La llegada de Baldur's Gate 3 ha supuesto una oleada de excitación entre la comunidad y en el propio juego. La obra de Larian Studios nos permite visitar los Reinos Olvidados para que lo vivamos como nos apetezca, sin ataduras e incrementando el factor de roleo hasta el máximo. Como no puede ser de otra manera, el factor sexual entra en juego entre las diferentes razas que coexisten.
Es la primera vez que me embarco en una campaña de este calibre, no solo en lo referente a Dungeons & Dragons, sino en un RPG de alta fantasía en el que el lore brota como una fuente de la que no puedes beber todo el agua. El juego me resulta casi inabarcable, la sensación de inmensidad que transmite sobrecoge e ilusiona. No hay forma de que termine una partida al título sin haberme llevado las manos a la cabeza por lo menos una vez.
Habiendo escogido como raza ser un Tiefling de Zariel y mi clase es la de Pícaro, el engaño y las palabrejas deben ser más robustas que mis propias armas. Sin embargo, es difícil resistirse ante los encantos y la promiscuidad que demuestran los miembros de mi equipo. Sí, la mofa y los memes al respecto se han propagado como un virus y no puedo estar más de acuerdo en que hablamos de uno de los mejores apartados de Baldur's Gate 3.
No me mires así, Lae'zel
Reclutar a Lae'zel fue sencillo: es fuerte, violenta y es la única ayuda que tuve inicialmente en la nave de los azotamentes. La Githyanki es una guerrera a la que no le importa nada y tan solo piensa en conseguir su objetivo cueste lo que cueste, por lo que entiendo que tengamos cierta sintonía. He hecho valer mi picaresca en más de una ocasión, con tiradas en las que he engañado sin demasiados apuros al NPC que tenía enfrente.
La indicación del juego detallando que a Lae'zel le gusta que mande mis escrúpulos a paseo contrasta con Corazón Sombrío, una clérigo demasiado preocupada en su intimidad. Lae'zel no juega en esa liga y desde luego que no tiene reparos en expresar sus emociones de la forma más directa posible. Tras llegar a la Arboleda donde los druidas demuestran tener la misma empatía que una roca, noto el primer roce prometedor entre ella y yo.
En mitad de una conversación le pregunto si me está mirando de forma diferente, a lo que ella contesta que se equivocó conmigo. Me encasilló como un pobre diablo sin dotes de liderazgo, pero ha cambiado de parecer para tener claro que soy un Tiefling dominante capaz de dirigir al grupo, dentro y fuera del campo de batalla. Me halagan sus palabras, sobre todo si provienen de un ser cuyo mayor cumplido en todas estas horas es que soy poco menos que una boñiga.
Lo que en ningún universo alternativo me esperaba es que me tirase los tejos. Lae'zel describe a la perfección cómo se le eriza el vello de todo el cuerpo y le recorre el sudor por el cuello con solo olerme. Recapacito unos segundos sobre lo que está sucediendo y no lo dudo. No sé cuántas veces en mi vida en Baldur's Gate 3 voy a tener la oportunidad de intimar con una Githyanki, así que le respondo que el sentimiento es mutuo. Me emplaza a la noche, tal vez no la de ese mismo día, ni la siguiente, pero confiesa sin ningún pudor que va a probarme de arriba a abajo.
¿Estoy contento? Sí. En primer lugar por las posibles consecuencias que tendrá en mi partida este acto -y contemplar cómo se desarrolla- y en segundo porque le he conseguido dar la vuelta a la tortilla a una situación que me era muy desfavorable. Larian Studios ha introducido con naturalidad y maestría cómo se genera la atracción entre personas, no repudia el sexo y lo abraza como una parte fundamental de la vida; aunque quizás lo ha abrazado demasiado.
Me quiero arrancar los ojos
Mientras la idea de acostarme con Lae'zel surca mi mente, me introduzco en un campamento enemigo. Todavía no tengo claro si es un lugar tomado por la fuerza por los goblins, pero desde luego que he de ir con cuidado para no despertar a los guardias. Tras hurgar a escondidas, llego a un granero y en su interior se escucha un ruido infernal, como unas pisadas de lo que seguramente sea una criatura gigantesca.
Decido revisar la estructura para descubrir alguna entrada oculta, pero no hay más opción: la puerta principal es la única vía posible. La escena con la que me topé me perseguirá hasta el fin de los días, sin descanso y atrapándome sin que yo pueda hacer nada. Una ogra gigante se encuentra a cuatro patas mientras un bugbear se dedica a proporcionarle un placer indescriptible. En ese momento el tiempo se congeló, los pájaros dejaron de cantar, las nubes se detuvieron y yo quería que me tragase la tierra.
Las opciones no eran muchas y decidí que presentar mis disculpas, excusarme y volver por donde había venido sería la mejor forma de proceder. Ellos contestaron abalanzándose sobre el grupo como dos depredadores hambrientos, así que me vi en la obligación de contestar. Acabé con su vida sin piedad, con los ojos cerrados para evitar ver sus cuerpos desnudos y recapacitando sobre lo que acababa de suceder.
Este texto o cualquier vídeo que veáis de Baldur's Gate 3 sobre sexo y otras situaciones ridículas son el método ideal para demostrar que el abanico de posibilidades parece infinito. A pesar de que el evento ha sido incómodo, son pocos los juegos que han logrado que abra la boca de impresión como lo hice en ese instante. Me quedan decenas de horas por delante, pero estoy seguro de que apenas he metido un dedo del pie en todo lo que ofrecen los Reinos Olvidados.
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