Cada uno tiene su propio Final Fantasy favorito, que viene a ser uno de los debates más frecuentes en el mundo de los videojuegos para determinar cuál es el mejor de todos. Algunos destacan por sus personajes, otros por sus tramas, así como por sus ambientaciones, pero algo que tienen en común prácticamente todos ellos es que sus bandas sonoras son sobresalientes.
Algunas de las melodías son inolvidables y hasta están consideradas como algunas de las mejores que existen en los videojuegos en general por los emblemáticas y reconocibles que son. No importa la cantidad de años que pasen que es fácil de distinguir cuáles son en cuanto empiezan a sonar sus primeros compases. Sin ninguna duda, una de las mejores de todas ellas es "One-Winged Angel".
Para muchos es todo un himno del universo de Final Fantasy, algo que no es para menos, porque esta canción, que es la que corresponde a Sephiroth en Final Fantasy VII, desprende una gran tensión y al instante sabes que se avecina un peligro enorme, sobre todo cuando se empieza a escuchar su coro de fondo. Por eso mismo se ha utilizado en tantísimas entregas y en otros juegos en los que la saga tiene algún tipo de presencia, como Super Smash Bros. Ultimate.
No cabe duda de que Nobuo Uematsu realizó un trabajo magistral con la composición de este temazo que apetece escucharlo una y mil veces, aunque ya tenga casi 30 años a sus espaldas. Lo curioso detrás de esta melodía es el origen de su procedencia, porque fue el propio Uematsu el que llegó a reconocer que para su creación se inspiró en uno de los temas del legendario guitarrista Jimi Hendrix.
Concretamente, la influencia le llegó por parte de "Purple Haze", así que su intención era la de llegar a componer una canción que fuese igual de emblemática, sobre todo porque quería conseguir algo que sonase similar a la música rock de finales de los 60 y principios de los 70. De hecho, si queréis comprobarlo, podéis escucharla a continuación.
Además, Nobuo Uematsu confesó que One-Winged Angel es un tema tan inmensamente popular que da igual el lugar donde se celebre un concierto de Final Fantasy, porque es una melodía que no puede faltar jamás y que desde el primer segundo que empieza a sonar el público se vuelve loco.
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