- Anteriormente: "Visiones de amigo": sabía que FromSoftware puede ser cruel, pero no que llegaría a estos límites en Elden Ring: Shadow of the Erdtree
Puedes retrasar lo inevitable cuanto lo que quieras, pero al final todo en la vida nos acaba alcanzando. Ya lo decía Johnny Cash en la canción God's Gonna Cut You Down: puedes correr todo lo que quieras, que tarde o temprano Dios te alcanzará", aunque en mi caso fue Rellana, Caballera de Luna Gemela.
No quería ir al Castillo de Ensis. Sabía que allí me esperaba uno de los jefes más famosos y asesino de jugadores de todo el Shadow of the Erdtree, aunque también favorito entre la comunidad. Me dirigí de mala gana la Gracia Cruz de las Tres Sendas y avancé por el Gran Puente de Ellac hasta la Gracia Frente al Castillo.
Limpié todo el campamento apostado frente a las murallas y decidí que no quería afrontar este desafío en solitario. No me apetecía. Escribí por WhatsApp a un amigo que estaba jugando para preguntarle si podía contratarlo como mercenario. Aceptó, así que ya tenía acompañante.
Casi todo es mejor con amigos en Elden Ring: Shadow of the Erdtree
El Castillo de Ensis no acabó siendo la tortura que esperaba, más bien una versión light del Castillo de Velo Tormentoso en las Tierras Intermedias. Mi amigo, que me conoce muy bien, quiso aclarar los términos de nuestra expedición antes de adentrarnos más en la fortaleza: "¿Pero quieres explorar?". A lo que respondí: "Eres mi guía, mi Gandalf, llévame hasta Rellana".
Lo hizo, más o menos. Avanzamos sin problemas hasta que llegamos a un grupo de enemigos bastante numeroso situado en una muralla. No había estratagema posible: el combate debía ser directo y así fue. Murió debido a un despiste y rematé a su asesino antes de que volviese a su mundo. "Espérate que voy para allá", dijo con cierto tono vengativo.
Volvimos a reunirnos y continuamos por las murallas. Un caballero custodiaba la entrada al castillo en sí. Dejé que él abriese el ataque y aproveché para situarme en su espalda y lanzar varios ataques con mi katana, que hicieron saltar el sangrado. Solo pudo asestar dos golpes que alcanzaron el suelo.
Subimos por un elevador hasta llegar a la Gracia Cámara del Señor del Castillo, que ya estaba propiamente dentro la estructura. Los pasillos y salones eran oscuros, y estaban iluminados por llamas blancas azuladas. Tenía influencias claras de la Academia de Raya Lucaria y la Mansión de los Caria, especialmente de esta última. Lo dije una vez en voz alta, pero en mi mente fueron varias.
El castillo no estaba muy abierto a la exploración, no mucho más que un pequeño camino mediante un balcón. La siguiente habitación de la estructura, pasadas unas escaleras, era un enorme patio donde nos esperaba Rellana, Caballera de Luna Gemela.
Lo primero que pensé es que la arena de combate, Patio-Observatorio Lunar de Ensis (Gracia), es muy parecido al Patio-observatorio Luna Real de la Mansión de los Caria. Allí enfrentamos a Guardia Real Loretta. No sé si tendrá alguna relación, pero la similitud de ambos lugares me pareció algo precioso. Todo este pensamiento duró uno o dos segundos, lo que tardó Rellana en lanzarse sobre mí tras cruzar la niebla de jefe.
Casi consigo derrotar a Rellana a la primera, pese a que mi amigo murió a los pocos golpes de empezar. Su ataque mágico que lanza tres lunas al suelo (ataque en área) me pilló completamente desprevenido y me envió a la Gracia. No nos andamos con contemplaciones para el siguiente intento. Invocamos a otro jugador llamado skibidi aura+, cuya build era idéntica a la mía: sangrado.
No hubo cuartel para Rellana. Los golpes de nuestras katanas no tardaron en provocar los primeros sangrados y mientras mi amigo lanzaba hondas mágicas con su Espadón de la Luna Negra. Hubo un momento perfecto en el que nuestros tres ataques se combinaron, incluidos los sangrados de ambas katanas, y llegamos a quitarle 16.063 de daño de una vez. Fue un golpe épico.
Rellana cambió de fase, pero no le sirvió de nada en un principio. Volvió a recibir otra salvajada de daño por katana y sangrado después de un backstab de mi amigo. Entonces fue cuando se enfadó y elevó en el aire. Era el momento de la verdad: el ataque de las lunas. Los tres saltamos al mismo tiempo y esquivamos las tres explosiones lunares. La coreografía fue preciosa.
Nos puso contra las cuerdas cuando le quedaba menos de un cuarto de vida, pero nada que unos cuantos Viales de Lágrimas Carmesí, Estus para los amigos, no solucionasen. Asesté el golpe de gracia más cobarde y vil de mi historia: corrí hacia su espalda y deslicé mi katana por su costado. Se escuchó el quejido de la caballera, clavó su espada en el suelo y murió con todo el honor que nos faltaba a nosotros.
Aunque fuese de esta forma tan ruin, ya lo dijo Toretto de Fast and Furious: "No importa que ganes por un centímetro que por un kilómetro, ganar es ganar". Y ganamos. No conforme con ello, me quedé 3-4 horas más ayudando a otros jugadores. Quería disfrutar más tiempo de toda la belleza de Rellana.
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